Columna | P U L S O    P O L I T I C O

          Más temprano de lo esperado, pero forzados por las circunstancias que se viven a nivel mundial, México entró a la segunda etapa del programa de prevención contra la pandemia del Corona-virus, que asola a la humanidad y que podría ser catastrófico si no se toman las medidas para contenerlo.

          Alfredo Jalife-Rahme, economista y autor de la columna especializada Bajo la Lupa, que se publica en el diario La Jornada de la ciudad de México, informa que el máximo especialista chino, señala que el Corona-virus, pudo no haberse originado en China. Y también habla de que el brillante astrofísico Stephen Hawkingf, antes de fallecer, habló sobre las agresiones de las armas biológicas al género humano, y el Conavid-19 tiene todas las características de “arma biológica”.

          Lo cierto es que ya hay una grave confrontación diplomática entre el gigante asiático y los Estados Unidos, a quien el vocero del gobierno chino, acusó al gobierno estadounidense, de haber sembrado el Corona-virus en China, lo que Estados Unidos rechaza.

          Lo cierto es que la pandemia está provocando graves males no solo de salud y pánico en países asiáticos, europeos y del continente americano, sino que pone en peligro de derrumbe a las economías de países de todo el mundo.

           Comenta el citado columnista, generalmente muy bien informado, que como en las guerras, en las pandemias surgen verdades y mentiras y es muy difícil conocer la realidad, sobre todo si no hay calidad y rapidez en la comunicación. Entonces lo importante es la percepción de la gente.

            Como se ven las cosas, la gente empezó a comentar, aquí en Puebla por ejemplo, desde el surgimiento de la pandemia, que Estados Unidos había iniciado una guerra biológica contra China, dado que ambos países han venido sosteniendo una guerra comercial desde hace meses y Trump, no es de fiar en nada, pero en esos casos, menos.

            Las recomendaciones que las autoridades sanitarias de México hacen a la población en general, deben acatarse para contribuir a frenar la epidemia, lavarse las manos, saber estornudar, evitar saludar estrechando la mano o con abrazo y beso, en fin, ya todos las conocen.

           Pero un médico argentino, especialista en medicina natural, envió un correo en el que afirma que la gente puede adoptar otras medidas como consumir cítricos, mucha vitamina C, cloruro de magnesio, gotas de propóleo de abejas y algunas yerbas de la medicina tradicional, que ayudan a prevenir infecciones y contagios. La medicina oficial, en manos de laboratorios internacionales, nunca va a aceptar esos consejos que calificaría de atrasados e inútiles, pero contra lo que se piensa, no se está aconsejando a las personas que crean tener los síntomas de la enfermedad, a no acudir a los centros de atención oficiales para recibir el tratamiento adecuado.

           Lo que se pretende con los consejos del médico argentino, que es catedrático en la Universidad de Buenos Aires, es que la gente tenga iniciativa y trate de protegerse con sistemas que no son reconocidos oficialmente, pero sí en la llamada medicina popular que se practica entre los pueblos, desde tiempo inmemorial.

          Se habla de que China ya controló el brote surgido en ese país y que el remedio que se aplica es un medicamento de origen biológico, descubierto en Cuba, país que experimentó con éxito el veneno de alacrán, para curar cierto tiempos de cáncer.

          Otro respetado economista, Rolando Cordera Campos, mexicano, de línea progresista, en su artículo editorial de ayer, también en La Jornada, dice que si se agrava la situación económica y se da el pánico colectivo por la pandemia, el país y el Estado pueden verse envueltos en una situación para la cual no haya una salida pronta y eficaz.

          El problema de la pandemia es que su afectación a la economía en el mundo, puede ser demoledora: pararían fábricas, se derrumbarían las pequeñas y medianas empresas, el turismo recibiría un golpe demoledor, mucha gente quedaría sin trabajo, se afectaría el transporte por carretera y aéreo, la transportación de carga, en fin todos los países se verían afectados en su economía y en su estructura social y política.

          Ya Europa está resintiendo varios de esos problemas: Italia por ejemplo, que tiene en el turismo religioso uno de sus polares económicos, está viviendo ya una salida masiva de visitantes y una enorme cancelación de viajes.

           Imagínese lo que sufrirían las caravanas de emigrantes africanos y de países árabes en Europa, si se vieran afectados por el virus o los centroamerianos en México y los Estados Unidos.

           Todos debemos colaborar, en la medida de nuestras posibilidades a evitar por todos los medios a nuestro alcance, que la epidemia se extienda en nuestro Estado o en nuestro país. No esperamos todo del gobierno. Los políticos, dice un chiste, están en su elemento, pues la costumbre de “lavarse las manos” para ellos en ancestral. Ahora no es costumbre, es obligación.         

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