Para nadie es un secreto la situación alarmante que se vive en México en cuanto a pobreza y desigualdad social, sin embargo, parece que nuestros representantes populares viven en otra realidad distinta a la que según ellos conocen y están dedicados a trabajar para mejorarla.

La tasa de pobreza muestra una sólida correlación con el desarrollo general, y es mayor en el sur, sureste y parte del centro. Alcanza 74.7% en Chiapas; 69.7% en Guerrero; 64.5% Puebla; y 61.9% Oaxaca. En tanto, en Nuevo León es de 23.2%; Coahuila 27.9% y Distrito Federal presenta un 28.9 por ciento.

La OCDE en su “Diagnóstico de desarrollo territorial de México”2015, advirtió que México es el único país latinoamericano que registra una tendencia regresiva en reducción de la pobreza, los niveles de pobreza no han cambiado en los últimos 20 años debido a la reducida tasa de crecimiento de la economía y la desigual distribución de los ingresos

Otros organismos internacionales como La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); alertan sobre los crecientes índices de pobreza en México –53.2% de pobres y 20.6% en indigencia.

A pesar de estos datos y del supuesto amplio conocimiento de las necesidades de la sociedad que representan, nuestros diputados y senadores no tuvieron empacho en aprobarse jugosos bonos económicos entre aguinaldo, dieta mensual y apoyos legislativos que suman un total de 419.6 millones de pesos, agame usted el favor!

Y si a esto le suma los 13 mil 066 millones de pesos, que nos costó a los mexicanos el trabajo legislativo este año de los 31 congresos locales y de la Asamblea Legislativa de la CDMX, se podrá dar cuenta que nuestros representantes lejos de ser quienes estén trabajando para sacar a nuestro país de la crisis económica en que está sumido, abonan a hundirlo más, con esos actos rapaces y voraces sin límite.

En América Latina, el presupuesto del Congreso mexicano es el segundo más grande de toda la región, superado únicamente por Brasil con 35 mil 105 millones de pesos. En tercer lugar se encuentra Argentina (5 mil millones); en cuarto Colombia (2 mil 468 millones); en quinto Venezuela (2 mil 276 millones); en sexto República Dominicana (1 mil 952); en séptimo Chile (1 mil 633); octavo Uruguay (mil 113); noveno Costa Rica (498 millones); y décimo Trinidad y Tobago.

Situación que ya es imposible de sostener ante la realidad de económica y apremiante de nuestra sociedad y sobre todo, porque los resultados que arroja el trabajo de nuestros legisladores es realmente contrastante contra lo que nos cuestan.

En el caso del Congreso poblano, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) reveló que el Congreso de Puebla es uno de los que acude con menor asistencia a sesiones del Pleno, a lo largo del 2015, según este informe, los diputados poblanos asistieron a menos de 40 sesiones plenarias, mientras que en estados como Durango los congresistas acudieron a más de 100.

Si tomamos en cuenta que el salario mensual de un integrante del Congreso poblano es de 55 mil 683 pesos y que solo asistieron a trabajar 40 días de los 365 que tiene un año, la desproporción entre pago y trabajo es indignante.

A pesar de ello los 41 diputados que conforman el Congreso de Puebla tendrán una Navidad próspera. Por un año de labores donde presentaron, en promedio, una iniciativa cada dos días, los legisladores locales recibirán un aguinaldo que asciende a 94 mil 230 pesos, de acuerdo con el tabulador de salarios del Poder Legislativo.

De verdad que este saqueo por parte de nuestros representantes ¡No tiene nombre! O si pero me censurarían si lo manifiesto con todas sus letras.

Publicado en COLUMNAS

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