Columna |  P U L S O   P O L I T I C O

          Durante toda su existencia, el Partido Revolucionario Institucional, ha tenido en el sector campesino, a uno de sus pilares más fuertes y leales, pese al abandono en que durante la larga noche del neoliberalismo, se le ha mantenido.

          El último presidente priísta, Enrique Peña Nieto, dijo que producir maíz y fríjol, y arroz y leche y sus derivados, no era necesario, pues se podían obtener mediante la importación a precios más bajos. Y así se continuó trayendo maíz forrajero y transgénico de los Estados Unidos, para alimento de los mexicanos; fríjol de varios países sudamericanos y arroz de varios países asiáticos.

           Los campesinos de nuestro país, prácticamente cayeron en el desempleo y tuvieron que emigrar a los Estados Unidos en busca de una ocupación redituable que les permitiera sostener a sus familias con alguna dignidad. Por eso al otro lado del río Bravo, hay millones de mexicanos, cientos de miles ya nacidos allá y gracias a ellos, México recibe por concepto de remesas que envían a sus familiares, más dólares de los que obtiene por la venta de petróleo, sobre todo desde que los gobiernos surgidos del neoliberalismo, dejaron caer la producción energética par quebrarla y así tener que entregarla a las compañías extranjeras a quienes se les expropió el petróleo en 1938.

           Pese a todo eso, son los miembros del sector campesino los que todavía medio mantienen al PRI en pié. La dramática caída del priísmo en las elecciones del 2018 hubiera sido de fábula, si no ha sido por el voto campesino que permitió al priísmo poblano, mantener en su poder al mayor número de ayuntamientos: los más pequeños claro, donde viven los campesinos mestizos e indígenas, pero donde están sus afiliados más leales, pues no olvidan que recibieron la propiedad de sus parcelas, gracias a la Revolución de 1910, de la que políticamente surgió el Revolucionario Institucional y que también gracias a los gobiernos revolucionarios, sus hijos pudieron ir a la escuela y llegar a ser maestros y hasta a titularse con grados universitarios.

            El descuido de los neoliberales priístas y panistas a los hombres y mujeres del campo fue tal, que en el primer gobierno panista que tuvo Puebla y que ejerció un ex priísta con un grupo de amigos provenientes del mismo partido, asignó durante los seis años que ejerció el gobierno estatal, las partidas más bajas que en toda la historia, ha tenido el campo poblano y trató de cubrir esa terrible deficiencia, con la entrega de unos “mototractores” de fabricación china, que no sirvieron para nada y que algunos utilizaron como vehículos de carga ligera y nada más.

             Bueno, pero a toda capillita le llega su fiestecita y parece que ahora, con motivo de la próxima elección de la dirigencia estatal de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, perteneciente a la Confederación Nacional Campesina, CNC, hay la intención de poner al frente de dicha organización, a un elemento totalmente identificado con el campesinado poblano, a Saúl Coronel Aguirre, dos veces diputado local, una vez diputado federal y veinte veces delegado del comité nacional cenecista en otras tantas entidades del país.

           Desde muy joven Saúl Coronel ha militado en la CNC, allá en su natal Ixcamilpa de Guerrero, al sur de la entidad en la zona mixteca colindante con el estado vecino de Guerrero.

           Tuvo tratos con el entonces vocal ejecutivo de la Comisión del Río Balsas, región a la que pertenecía su pueblo natal, Rubén Figueroa, personaje que lo impulsó para que continuara trabajando en bien de los campesinos, pues fue uno de los que influyeron para que Ixcamilpa y otras poblaciones, tuvieran energía eléctrica.

            Estudió en el Instituto Politécnico Nacional, pero siempre estuvo en contacto con la gente de su región y con sus estudios terminados, volvió para seguir siendo uno de los principales gestores de la región sur del estado.

         Para dirigir la Liga de nueva cuenta, don Saúl Coronel Aguirre, tiene un proyecto que pondrá a la consideración de su partido y de los militantes de su sector, un proyecto que no solo aborda la cuestión política, sino sobre todo la de reactivar las actividades del campo, para producir más y mejor, pues el principal problema del agro mexicano y desde luego del poblano, es el de no haber logrado la autosuficiencia alimentaria.

          Producir maíz, fríjol, arroz, trigo, etc., no solo es necesario para mejorar la economía de los campesinos, sino una necesidad psicológica: el campesino mexicano se siente seguro si tiene en su troje maíz y fríjol suficiente para alimentar a su familia y para vender el excedente claro, es decir, los campesinos requieren ser lo suficientemente productivos, para no depender de nadie, para ser autónomos política y económicamente.

          Si el PRI está realmente interesado en salvar a sus tres sectores que durante tanto tiempo fueron los pilares en los que basaba su fuerza, debe empezar por el que ha sido el sector más fuerte numéricamente hablando y más leal, el sector campesino. Si el PRI pierde su influencia en el campo, estará a un paso de su desaparición.

           Una aclaración: Dijimos ayer que el aniversario 499 de la fundación de Tepeaca, había pasado prácticamente desapercibido, y así fue. Del pequeño acto cívico realizado en esa población, no estaban enterados ni los propios habitantes de esa ciudad.

            Para celebrar el 500 aniversario de la fundación del segundo ayuntamiento de América, el de Veracruz fue el primero, ya deben empezar los preparativos. Si el primer centenario de la batalla del 5 de Mayo se celebró con gran entusiasmo en Puebla y dio origen a la ahora ya tradicional Feria de Puebla, ¿Porqué no preparar la celebración de una feria para celebrar los 500 años de Tepeaca?

             Por un error de dedo, apareció ayer en esta columna que esa ciudad había sido fundada 22 años antes de la toma de la Gran Tenochtitlán. Solo fueron dos años antes. Gracias.