Miércoles, 10 Abril 2019 19:43

Corrupción turística

Columna | Desde el portal

 El XLIV Tianguis Turístico en Acapulco se realizó sin apoyo oficial pero con el mismo esplendor de los años del auge de la corrupción, es decir, los asistentes hicieron gala de capacidad organizativa y de estar acostumbrados a la realización de grandes eventos pese al desdén gubernamental, lo cual demuestra que no hay necesidad de recurrir a “papá-gobierno” cuando se trata de festejar en grande.

 El turismo está considerado como una de las actividades generadoras de divisas y de empleos más importante en el país, y para lo cual han contado –desde la época del presidente Miguel Alemán- con todos los apoyos gubernamentales necesarios no sólo para apropiarse de las mejores playas y excluir a los lugareños, sino con facilidades fiscales y de asociación a capitales nacionales y extranjeros para el logro de su cometido.

 Hizo bien el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dijo a los asistentes al evento de Acapulco que ha llegado el momento en acabar con las desigualdades en los lugares de atracción turística, porque como es del conocimiento de todos, hay dos acapulcos: el de los turistas y el de los nativos, el que tiene todos los privilegios para quienes pueden pagarlos, como el de los colonos que carecen de los más elementales servicios.

 De la misma manera existen dos ciudades en Cancun, en Yucatán, en donde se desplaza a los mayas y se les arrebata sus parcelas cercanas a las grandes haciendas que son acaparadas por los hombres del poder y del dinero para convertirlas en exclusivos hoteles, e incluso se ha dado el caso en que pequeños poblados quedan dentro de los lujosos establecimientos como parte de los atractivos que ofrecen los prestadores de servicios.

 Por eso se les ha anunciado a los prestadores de servicios, acaudalados restauranteros, hoteleros, dueños de agencias de viajes y de transportes que se han beneficiado de la industria sin chimeneas, que ya no habrá más apoyo oficial para sus reuniones con el pretexto de hacer cuentas alegres, pues las ganancias siempre quedan en manos de unos cuantos y el resto de la población sólo observa cómo sus riquezas naturales son destruidas y los pueblos dejados en la miseria.

  Conviene redireccionar la actividad turística: ésta se encuentra en manos de capitanes de la industria asociados a marcas extranjeras que lo tienen y se llevan todo sin beneficiar al país por la vasta explotación de los recursos naturales, de los atractivos de las ciudades coloniales, de los centros arqueológicos, de la cultura y riqueza gastronómica del país, para hacer fortuna y todavía reclaman al Estado mexicano apoyos que, en otros tiempos, se les deba con excesiva generosidad.

 Es indudable que los apoyos económicos los obtenían a cambio de respaldar al presidente o al gobernador en turno, al presidente municipal o al secretario de Estado, pero hoy las cosas han cambiado y el Ejecutivo Federal no requiere del apoyo de los magnates de los explotadores de la riqueza nacional, pues tiene el apoyo de una amplia mayoría de mexicanos que demanda servicios en las zonas turísticas donde el disfrute de sus riquezas es sólo para unos cuantos.

 Los asistentes al Tianguis Turístico han demostrado que, efectivamente, si pueden realizar a gusto sus encuentros sin necesidad de los recursos públicos. Y eso es bueno porque a partir de este sexenio se acabó, o cuando menos eso esperamos, el uso y abuso de los recursos públicos para favorecer a unos en detrimento de otros.

 Hoy toca apoyar a los más necesitados, para terminar con los dos acapulcos.

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