Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Los partidos políticos mexicanos tienen una característica común, están fuera de la realidad nacional y fuera de su propia realidad.

            Morena no se da cuenta o no quiere darse cuenta, que sus años están contados si no se consolida como un auténtico partido político, con estructura, con ideología común, con organización y con capacitación ideológica de todos sus militantes.

            El PRD, que fue la fuerza de izquierda más importante de este país en los últimos 30 años, no se da cuenta o no quiere darse cuenta, que su alianza con el PAN fue fatal y que a eso se debe en gran parte, su estrepitosa caída que a punto está de eliminarlo del escenario político nacional.

            Un dirigente estatal, el de Puebla, Carlos Martínez Amador, dice que esa alianza ha sido exitosa y que va a continuar, porque con ella el PRD ha logrado triunfos como el de la capital poblana y el de los principales municipios del estado. Seguramente piensa que los panistas llevarán a perredistas como funcionarios municipales. Se olvidan que esa “exitosa” alianza, llevó al PRD a la gubernatura de Puebla y que Moreno Valle Rosas, solo tuvo a un colaborador del PAN en  su gobierno y a ninguno del PRD. El ex gobernador, primer panista en el poder estatal de toda la historia, llevó a su gobierno como cercanos colaboradores, a sus amigos afiliados al grupo interno que firmó dentro del partido blanquiazul y que se conoce como morenovallismo y que además formó un partidito aparte denominado “compromiso por Puebla”, que ya desapareció, para llevar a más amigos suyos al poder.

            Los perredistas han sido desde hace algunos años, un membrete utilizado por políticos ambiciosos y poderosos, para sus propios fines. Ya ni siquiera se acuerdan de que tuvieron en sus inicios una ideología progresista y que su alianza con el PAN, partido de la derecha mexicana, decepcionó a la mayoría de sus afiliados que desde hace tres años se pasaron a Morena, partido que llenó con creces, el hueco que dejó el perredismo, pero con mayor éxito. En tres años, Morena logró más gubernaturas, que el PRD en más de treinta y más diputados federales en las dos últimas legislaturas, que el PRD obtuvo en toda su historia.

            El PAN se asume como la tercera fuerza política del país, pero hay estados donde de hecho no existe: el número de afiliados con los que cuenta nacionalmente, es muy inferior a los que tiene el PRI. Como informamos ayer, el partido tricolor cuenta con más de cuarenta mil miembros en diez estados de la república, algo que el PAN no puede presumir. En Puebla hay 217 municipios y en todos ellos, el PRI tiene alguna, aunque sea pequeña presencia. El PAN no puede decir lo mismo. Acción Nacional termina, donde termina el pavimento, se dijo alguna vez y es dicho sigue siendo cierto.

            Durante algún tiempo, desde la presidencia de Luis Echeverría, el PAN empezó a ganar terreno en el Estado. Empezó por Tehuacán, el segundo municipio más importante de la entidad, siguió con triunfos en San Martín Texmelucan, en Atlixco, en Teziutlán y algunos otros municipios importantes. Hoy son solo recuerdos nostálgicos de los panistas. No supieron retener las plazas ganadas porque su comportamiento en el poder, fue igual que el comportamiento de los priístas, pero con menos sensibilidad política y social. Además, los panistas nunca se han ocupado, pese a la recomendación que les hizo su fundador desde el día en que Acción Nacional surgió a la vida pública, el 15 de septiembre de 1939, de que los partidos “deben ser escuelas de política”. El PRI hizo mayores esfuerzos por capacitar a sus militantes, que el PAN es sus más de ochenta años de vida.

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