Ambos líderes dialogaron sobre el estado actual de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y reiteraron su convicción de trabajar por un acuerdo que beneficie a los tres países de la región.

El Presidente Peña Nieto agradeció la productiva Visita del Primer Ministro y reconoció a Canadá como socio, vecino y amigo. El Presidente Peña Nieto agradeció la productiva Visita del Primer Ministro y reconoció a Canadá como socio, vecino y amigo.

El Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, acompañado por su esposa, Angélica Rivera de Peña, recibió hoy en Palacio Nacional al Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien, acompañado por su esposa, Sophie Grégoire Trudeau, realiza su primera Visita Oficial a México.

El Presidente Peña Nieto agradeció una vez más las muestras de amistad del pueblo y del gobierno canadienses tras los sismos ocurridos recientemente en México.

Ambos Mandatarios visitaron una exposición fotográfica sobre la ayuda de Canadá a México, incluidas las mil 500 casas de campaña donadas por el gobierno canadiense.

Saludaron a combatientes forestales mexicanos que apoyaron en la extinción de los incendios ocurridos en la provincia canadiense de Columbia Británica, en el pasado mes de agosto.

TLCAN

En reunión de trabajo con sus respectivas comitivas, el Primer Mandatario reiteró que "debemos continuar colaborando para garantizar que América del Norte siga siendo una región próspera y competitiva".

Ambos líderes dialogaron sobre el estado actual de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Reiteraron su convicción de trabajar por un acuerdo que beneficie a los tres países de la Región.

Durante el encuentro se trataron temas clave como cooperación conjunta con Centroamérica, la importancia de continuar trabajando en la iniciativa Mission Innovation para promover el desarrollo de energías limpias, el combate al cambio climático y la protección al medio ambiente.

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Columna | P u l s o    P o l i t i c o

    José Angel Conchello, un panista fuera de serie, como hay muchos, se opuso cerradamente al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, afirmando que era como si la cadena de tiendas de autoservicio, Woold Mark, hiciera un tratado con la tiendita de la esquina. La economía estadounidense, nos iba a aplastar.

    Pero el presidente Carlos Salinas de Gortari, decía lo contrario. México iría a la gloria, formaría parte del primer mundo y anticipándose a todo eso y precisamente cuando fue asesinado Luis Donaldo Colosio, el candidato priista a sucederlo en el mando, le llegó la noticia de que México había sido aceptado como miembro del club de ricos. Ya pertenecía a la OCDE., donde hemos sido los coleros en todo: en salario mínimo, en educación, en índice de desarrollo, etc.

     La idea de Salinas era convertirnos en un país maquilador de las empresas gringas, es decir, teníamos mucho que ofrecer para ello: grandes recursos naturales y mano de obra barata. Lo que ellos estaban buscando.

    Si llegaron a nuestro país grandes empresas automotrices, tanto de Estados Unidos como de Japón, Alemania, etc., se debió a eso, a que ofrecíamos mano de obra barata y una gran cercanía con el mercado más importante del mundo, pues somos, queramos o no, vecinos de Estados Unidos de América.

     Para las empresas automotrices, como la Ford, a las que está espantando Donald Trump, para obligarla a regresar a los Estados Unidos, es mucho más redituable fabricar sus autos en México, donde paga a sus obreros 4 dólares por hora de trabajo, que seguirlo haciendo en su país, donde el salario de los trabajadores va de 14 a 16 dólares por hora.

     Y a eso llama el señor Trump, aprovecharse de los Estados Unidos.

     En México, las grandes empresas transnacionales, cuentan con infinidad de beneficios además de los bajos salarios que pagan a sus obreros, pues tienen exenciones de impuestos, terrenos para instalarse a bajísimo costo, dotación de los servicios que requieran, como agua, drenaje, electricidad, etc., con cargo al erario público, en fin….

      Reciben tantos beneficios, que llegan a creerse superiores al estado mexicano. No hay que olvidar que allá, en los primeros años treinta, el general Lázaro Cárdenas, jefe de la zona militar de Veracruz, acompañado del general Francisco J. Mújica, hizo una visita a una de las empresas petroleras que operaban en México (antes de la expropiación) Era una visita de cortesía del jefe de la zona militar, a la principal empresa que había en la región.

     Hubo muchos problemas a su llegada, pues no lo atendían. Cuando se apersonó con un jefe de oficina, éste lo hizo esperar casi una hora y al fin fue recibido por funcionarios segundones. Eso no lo olvidó nunca el general, ni tampoco su acompañante y se dice, que pudo influir después, cuando ya era Presidente, para hacer lo que hizo, expropiar la industria petrolera, cuya reacción, fue la típica de un patrón enojado: “Te vas a arrepentir de esto”.

     Bueno pues ahora, llega a Estados Unidos un presidente que cree en eso de la supremacía blanca y ve entre los negros y los morenos o los de ojos rasgados y los mahometanos no solo a seres inferiores, sino a criminales que están degradando la ejemplar vida de los blancos, que son ejemplo para el mundo.

     Y lo primero que se le ocurre, es construir una gran barda, una muralla, entre su país y el nuestro, para que ya no crucen la frontera los mexicanos traficantes de drogas, violadores, etc. y para en sus aeropuertos a cientos de personas de religión mahometana, impidiéndoles su ingreso.

     Y ahora resulta que hemos abusado tanto de los Estados Unidos, que hay que revisar el Tratado de Libre Comercio, que tantos perjuicios ha provocado a los pobrecitos gringos que hasta sin trabajo se han quedado.

     Habría que ver si el Tratado nos conviene o no nos conviene a nosotros. Hay expertos en materia económica, que dicen que dicho tratado es prescindible, que podemos vivir mejor sin él que con él,

      En primer lugar, dejaríamos de depender de los Estados Unidos y volveríamos a nuestro sistema de sustitución de importaciones que nos estaba convirtiendo en un país independiente; al concentrarnos en lo nuestro, dejaríamos de ser dependientes alimentarios, sobre todo de productos básicos como maíz, frijol, arroz, etc., y seguiríamos vendiendo a quien nos quiera comprar nuestro aguacate, nuestro atún, nuestras frutas, legumbres y hortalizas, que tienen gran aceptación en el mundo.

      Dejaríamos de entregar nuestras minas a consorcios extranjeros, para que ya no arrasen nuestros bosques, contaminen nuestras aguas y en poco tiempo terminen con nuestra riqueza de oro, plata y otros metales, que no pudieron acabar en 300 años de dominio, los conquistadores españoles.

      Antes del Tratado de Libre Comercio negociado por Salinas, crecíamos a un ritmo del 6 por ciento anual. Después del tratado ese, nuestro crecimiento fue del uno y dos por ciento en tiempos de Fox y de menos uno, en tiempos de Calderón.

      El panista José Angel Conchello, que murió en un no aclarado accidente de tránsito cuando era senador de la república y había denunciado que los gringos ya estaban explotando petróleo en nuestras aguas profundas, concretamente en “la dona” del Golfo de México, fue un profeta. Dijo con muchos años de antelación, lo que estamos viendo ahora.

      La importante manifestación de ayer en la capital del país, con réplicas en varias ciudades de la república, constituye una muestra de la unidad nacional que la actitud del presidente del país vecino del norte, ha provocado entre los mexicanos, pero también debe verse como una crítica al gobierno de nuestro país, por ser tan tibio en sus reclamos al güero yanqui, que en su locura de poder, se cree superior.   

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