Columna | P U L S O   P O L I T I C O

                                  Las secretarías de Finanzas y de Gobierno, ya se hicieron bolas en eso de los seguros contratados por el gobierno pasado, para casos de desastres naturales.

                                  Para empezar no hay acuerdo en las cantidades y luego se menciona que cubren desastres provocados por fenómenos meteorológicos como huracanes, ciclones, depresión tropical, lluvias torrenciales y tornados, entre otros. No se hace mención específica a terremotos o sismos y ya sabemos como se las gastan las aseguradoras para eludir pagos, cuando llega el momento de hacerlos.

                                 El secretario general de Gobierno, Diódoro Carrasco, afirmó que el pago de 5 mil dólares que se haría a los deudos de los 45 fallecidos en el estado, se iniciaría ayer, pero los interesados ni siquiera habían sido notificados de eso.  

                                 Una institución privada, como la Red Mexicana de Franquicias en Puebla, advirtió de un posible fraude de 18 millones 276 mil dólares, que en el último informe del gobernador Rafael Moreno Valle, se dijo que habían sido pagados a una aseguradora inglesa por una póliza de seguro para Puebla, en caso de desastres naturales, pero la póliza no aparece y ni en el informe, ni ahora, se ha dado a conocer el nombre de la empresa con la que se firmó el contrato.

                                 Lo bueno es que el gobernador actual, Antonio Gali, tiene ya un diagnóstico de los daños sufridos por la entidad, ya lo entregó al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y no está esperando a que se aclare lo de los seguros. Antier dijo que la reconstrucción de Puebla avanza con apoyo de la Federación y de la sociedad.

                                Y la sociedad debe hacer lo mismo. Olvidarse de seguros que siempre, hasta los de tipo personal, son inciertos, y mucho más cuando se manejan entre instituciones privadas y oficiales y se habla, como ahora, de miles de millones de dólares.

                                Que los funcionarios de las dependencias involucradas se hagan bolas descifrando las declaraciones oficiales y buscando entre sus archivos, haber si aparece alguna póliza, que hable claramente de un seguro que cubra desastres provocados por terremotos. En Puebla no ocurren huracanes, ni tormentas tropicales, tal vez se sufran efectos de esos fenómenos ocurridos en el Golfo o en el Pacífico, pero nada más. Pero ya hemos visto, que terremotos, sí los hay y causan estragos en muchas partes. La sociedad poblana debe estar segura de que puede salir adelante y superar la tragedia que vivió la capital y toda una extensa región del sur de la entidad, si trabaja unida, con decisión y coraje y que se olvide de la demagogia de algunos políticos que tal vez nunca pensaron que muy pronto podría ocurrir un desastre como el que ocurrió el 19 de este mes y año.

                               Muchas joyas coloniales fueron afectadas por el sismo, dos de ellas de la mayor importancia para la devoción popular y para el turismo: el Convento de Huaquechula y el templo de “Santiaguito”, de Izúcar de Matamoros.

                               De los más de 220 templos católicos, afectados en Puebla, según dijo el arzobispo don Víctor Sánchez Espinosa, hay dos que tuvieron afectaciones graves y que son conocidos no solo en Puebla, sino en muchas partes del país: uno, el convento de Huaquechula, por ser una joya arquitectónica del Siglo XVI, el segundo convento franciscano erigido en México (el primero fue el de Huejotzingo) que resultó seriamente dañado, principalmente en lo que es el templo, que tiene la bóveda colapsada al igual que la torre; y el templo dedicado a Santiago Apóstol, de Izúcar de Matamoros, cuya imagen de tamaño monumental del santo, ha sido venerada desde la Colonia Española, a la que se le atribuyen muchos milagros. La imagen fue hecha añicos, al caerle encima la cúpula de la iglesia, bajo la cual estaba colocada.

                              La iglesia y el convento de Huaquechula, constituyen un gran atractivo turístico para propios y extraños y ahora esa joya de hace casi 500 años, estará durante un tiempo cerrada al culto y a la visita de los turistas; y el templo de “Santiaguito” de Izúcar, que recibe a miles de peregrinos de Puebla y de estados vecinos como Tlaxcala, Morelos, Guerrero y Oaxaca, que llegan sobre todo en el mes de julio, a pedir algún milagro o  agradecer el favor del santo mediante el cual pudo resolverse algún problema.

                             La economía general del estado, sufre un descalabro importante por el fenómeno natural ocurrido el 19 de este mes. Hay necesidad de reactivarla tanto en la ciudad de Puebla, como en la parte del estado que más sufrió por el temblor. La pronta rehabilitación de estos monumentos arquitectónicos, es necesaria para esa recuperación, pues el turismo es una de las fuentes importantes de ingresos para el comercio pequeño y mediano, para las llamadas industrias hotelera y restaurantera y para subir el ánimo de la gente que más resultó afectada.

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