Columna | P U L S O   P O L I T I C O

         Dos tormentas inéditas sacudieron a Puebla: una tormenta en el centro a las 19 horas del lunes que espantó a todas las personas que la vieron y la sintieron en pleno centro histórico y que provocó la muerte de un niño de 12 años en la avenida 5 de mayo y 2 oriente-poniente y mandó al hospital al padre del muchacho, que al desprenderse una rama de uno de los árboles que hay ahí, los golpeó con fuerza.

         En el portal Morelos, en pleno zócalo de la capital del Estado, la gente que ahí se encontraba vio algo que nadie recuerda que hubiera ocurrido en el pasado reciente. La cantidad de lluvia con granizo fue tan terrible que muchas mujeres y niños lloraban de espanto. Los árboles se mecían amenazantes y el portal se convirtió en un río, pero lo peor fue el viento que tiró a muchos de quienes se apretujaban en las entradas de los cafés y restaurantes que ahí existen, pues su fuerza fue tanta que por más esfuerzos que hacían, no podían detenerse ante el empuje furioso del viento.

          Si Puebla estuviera en la costa del Golfo o del Pacífico, hablaríamos de una tormenta tropical, pero para todos los vivieron esos momentos fue algo espantoso.

          Ayer los cafés y restaurantes del centro, solo daban servicio en el interior de esos establecimientos y dentro de los portales. Suspendieron hasta después del mediodía, el servicio bajo las lonas de afuera.

          A CONSECUENCIA DEL ACTO POLÍTICO DEL SABADO en el que prácticamente Morena destapó a uno de sus más fuertes aspirantes a la candidatura de ese partido a la gubernatura del Estado, el diputado Ignacio Mier Velasco, que rindió su informe como coordinador de la bancada de su partido en el Congreso, surgió una tormenta política que tiene espantados a los políticos poblanos, sobre todo a los del PRI y de Morena, los que más saben de estas cosas: el gobernador en funciones, licenciado Miguel Barbosa Huerta, se manifestó abiertamente en contra del precandidato destapado, dando a entender que al candidato de ese partido lo pondrá él. Por lo menos esas parecen ser sus intenciones.

          Numerosos políticos entrevistados por este columnista, personalmente y por teléfono, expresaron su enorme sorpresa.

          Después del cacicazgo de Maximino Avila  Camacho, ningún gobernante poblano había intentado dejar sucesor, excepto Rafael Moreno Valle Rosas, que impuso a su esposa, Erika Alonso como candidata del PAN y la hizo ganar en una segunda vuelta contra el actual gobernante.

         Muy caro les costó a ambos ese capricho, pues todos los entrevistados coincidieron que esa fue seguramente, la causa de su prematura muerte cuando viajaban en un helicóptero a la ciudad de México y el aparato se desplomó. A la pregunta de si consideraban que fue un atentado, algunos dijeron que era lógico y otros solo manifestaron que es un hecho muy sospechoso.

          EL CACICAZGO AVILACAMACHISTA DURO HASTA el sexenio de Rafael, el hermano más chico de los Avila Camacho, que según nos dijeron algunos  de los entrevistados, terminó cuando don Fausto M. Ortega, su sucesor impuesto por él, se negó a pagar los gastos de la boda de una de las hijas del ex gobernante, porque no había dinero en las arcas del Estado y el general furioso, le dio un fuetazo en la cara.

        Por dignidad, don Fausto, nos platican, quiso renunciar, pero el presidente de entonces, don Adolfo Ruíz Cortines, le pidió a su amigo el dueño del hotel Peñafiel de Tehuacán, que en esa época, era un lugar   turístico, que lo esperara el sábado para una partida de ajedrez que iría a jugar con un grupo de amigos, y entre los invitados estaba el gobernador Fausto M. Ortega.

         El Presidente y el gobernador hablaron en privado. Se enteró el Presidente de cuál era el problema y le pidió al gobernador no renunciar, ofreciéndole todo el apoyo de la Presidencia. Don  Rafael, de quien todos se expresaron bien, pues impulso la educación como nadie, creando el sistema de centros escolares, de los que inauguró los primeros seis, que compitieron exitosamente con los colegios privados de gran prestigio en Puebla tanto en la calidad de la enseñanza, como en sus instalaciones, que superaban en mucho a los colegios particulares de la época. Estaba claro que Ruíz Cortines tenía intenciones de acabar con el cacicazgo instituido por su hermano mayor Maximino. Y acabó. Don Rafael se refugió en Teziutlán, su ciudad natal y solo volvió a aparecer en un desayuno al que fue invitado por el gobernador de entonces el ingeniero Aarón Merino Fernández, que lo invitó en una de sus giras.

        Estuvo sentado junto al gobernador, que tenía a su lado también, a Gabriel Avila Camacho, famoso porque en una corrida de toros en la capital del estado, el matador no podía matar a la bestia pues en varios intentos que hizo pinchaba en hueso y como estaba en primera fila, bajó al ruedo sacó su pistola y mató al toro a balazos, seguramente algo único en la historia de la llamada “fiesta brava”.

          LA NOTICIA DE QUE EL GOBERNADOR MIGUEL BARVOSA, se había rebelado abiertamente contra el dirigente nacional de su partido, Mario Delgado y había roto su amistad con el diputado Gerardo Fernández Noroña, dejó estupefactos a casi todos nuestros entrevistados, que lo menos que  dijeron fue que el  gobernador seguía pensando en los cacicazgos como el de Tehuacán, que  ejercía  su tío político Amador Hernández, quien también se rebeló contra la decisión del centro  de designar a una destacada maestra poblana como candidata a diputada por  ese distrito que consideraba de su propiedad y Echeverría, que entonces era el presidente, accedió a repetir la elección para hacer ganar a quien don Amador quería. Pero eran otros tiempos y ese fue el principio del fin del cacicazgo tehuacanero.

           Amador Hernández era dirigente nacional de la CNC cuando surgió la bronca de los productores de coco en la costa de Guerrero, en la que hubo un buen número de muertos. Eso y su rebeldía contra el Presidente, dieron fin a un cacicazgo que duró varios años. El señor Barbosa Huerta es inteligente y seguramente va a recapacitar, nos dijo un viejo priista.

           ¿Y si no recapacita? Preguntamos; “Pues tendrá que  atenerse a las consecuencias políticas” fue su respuesta.



         
   
             

         

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