•    Los altos índices de contaminación que deja la actividad en el mundo digital demuestran que lo virtual y lo real no son tan disociables como suele creerse.

•    “En México, más del 80 % de la energía que consumimos proviene de fuentes no renovables. Cada kilovatio que utilizamos tiene un impacto negativo en el medio ambiente por la cantidad de gases de efecto invernadero que se están emitiendo”: Mtro. Juan Luis Bolaños.

Se conoce como huella ecológica al indicador internacional que busca medir la proporción de suelo que le corresponde a cada persona en determinado lugar. Este “pedazo” de planeta nos indica la cantidad de tierra que existe para satisfacer nuestras necesidades de recursos y su capacidad para asimilar los residuos que desechamos.

Como señala el Mtro. Juan Luis Bolaños Berruecos, académico de la IBERO Puebla, este concepto tiene especial valor en el contexto de la tecnología, cuyo uso impacta negativamente al medio ambiente al llevar al límite la capacidad del planeta de proveer recursos y asimilar desechos.

Ahora que la mayoría de las personas realizan sus actividades desde casa se ha acentuado la dependencia a aparatos electrónicos, programas y recursos de almacenamiento de datos. Además, esto nos está llevando a un mayor consumo de electricidad sólo en tecnologías de la información, el cual, en 2018, representó entre el 6 y el 10% de la energía eléctrica generada en el mundo.

Contaminación indirecta

En términos generales, dice el académico: “el impacto negativo que antes se producía por el uso del automóvil y las actividades productivas ha sido sustituido por el alto consumo de energía eléctrica”. A esto se suma el desgaste de los dispositivos electrónicos y su eventual desecho.

En el marco legal mexicano, este tipo de artículos son considerados residuos de manejo especial, pues la mayoría de ellos están conformados por una serie de metales y aleaciones que, al calentarse, desprenden vapores tóxicos. Por ello, se recomienda tener especial cuidado al deshacernos de estos aparatos para evitar que los materiales nocivos lleguen al suelo, agua o aire.

Por otro lado, la contaminación por uso de energía eléctrica en los dispositivos informáticos varía dependiendo del tipo de programas y sitios web que se utilicen. Esto se debe, explica Bolaños Berruecos, al almacenamiento de datos en los servidores de interconexión mundial.

El aumento en la temperatura de los aparatos activa los ventiladores internos, lo cual deriva en la liberación de gases de efecto invernadero. “A mayor uso de redes sociales y de comunicación, más espacio se ocupa en estos servidores, lo que implica un alto consumo eléctrico tanto de mi dispositivo como del receptor de estos datos”.

Lo que no vemos

Diversos estudios han revelado que la navegación en buscadores como Google genera 500 kilogramos de CO2 equivalente por segundo. De igual manera, se estima que, tan sólo los correos electrónicos, equivalen a la huella de carbono que producen 890 millones de autos.

El académico de la IBERO Puebla destaca el incremento considerable en transmisiones en vivo durante la cuarentena, así como la reproducción de música, películas y series. “En este periodo, la red social TikTok ha aumentado su actividad un 669%”, lo que puede darnos una idea de su impacto si consideramos las 979 mil toneladas métricas de CO2 generadas por Facebook en 2017.

Es importe aclarar que no hay riesgos inmediatos a la salud relacionados con el uso de tecnologías. En caso de una descarga que produzca un corto circuito se debe ventilar la habitación y evitar inhalar los vapores que emanen del aparato en cuestión para prevenir cualquier riesgo de intoxicación o envenenamiento.

Mejores hábitos de consumo

El Mtro. Juan Luis Bolaños no descarta el valor e importancia de encontrar alternativas al uso de medios electrónicos para reducir y optimizar su uso. Para ello, nuestro experto ofrece estas recomendaciones que ayudarán a disminuir el impacto ambiental desde casa:

1.    Ser responsables en el uso. Esto implica limitar la navegación en internet y optar por un uso estratégico de estos recursos.
2.    Limitar el acceso de los menores de edad a las tecnologías, pues son quienes suelen utilizarlas de manera prolongada.
3.    Reducir la cantidad de correos electrónicos adjuntos. Las suscripciones a boletines y publicidad saturan el espacio virtual, especialmente si incluyen contenido multimedia.
4.    Subir contenido a redes sociales con baja resolución. Esto ayudará a liberar el espacio necesario para almacenar estos archivos en internet.
5.    Transferir documentos en plataformas de descarga con caducidad. Algunas páginas permiten compartir archivos por un tiempo limitado, lo que ayuda a no saturar los servidores.
6.    Reducir el número de páginas abiertas en el buscador web.

Existe el riesgo de que cuando regresemos a la cotidianidad haya un efecto rebote en cuestiones de contaminación, pues nuestra nueva y potenciada dependencia a la tecnología nos llevará a generar más contaminantes. Por eso, las pequeñas acciones pueden convertirse en hábitos positivos que tendrán especial valor en el proceso de regreso a la cotidianidad.

Publicado en EDUCACIÓN

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