Espacio Político

Miércoles, 11 Enero 2017 18:41 Escrito por Gilberto Cruz Flores

En días pasados, hice entrega de un ejemplar original de Diario de Puebla al Senador de la República Manuel Bartlett Díaz que data del día jueves 19 de septiembre de 1935.

Artículo periodístico que me pidió buscar en nuestro archivo con el título La Rectitud de un Juez, publicado en Diario de Puebla.

Durante esa época su Señor Padre el licenciado Manuel Bartlett Bautista ocupaba el cargo de Juez Primero de Distrito en Puebla.



La Rectitud de un Juez

_____ (D. de P.) _____

Cuando contemplamos la vida de ciertos hombres, nos descubrimos respetuosos, por que alienta en ellos la esencia sublime de la virtud, en todas y cada una de sus manifestaciones. Son el espejo sin mancha donde el ciudadano debe asomarse, para tomar un ejemplo y para aplaudir a un carácter. Smiles, con la claridad en él acostumbrada, nos dice: “El carácter es una es las mayores fuerzas motrices que existen en el mundo”.

Todos estos pensamientos vienen de nuestra memoria cuando pasando los ojos por las columnas de prensa, vemos como el Lic. Manuel Bartlett, Juez Primero de Distrito, cumple día a día con su deber, rindiéndole culto ferviente a la honestidad, dentro de los más hermosos lineamientos de la Justicia y de la Ley.

Hace poco que el citado profesionista, gloria del Foro Nacional, dio entrada a una queja contra el C. Presidente de la Republica, y la Secretaria de Comunicaciones, por la violación a un ordenamiento con motivo de la expropiación de unos terrenos y ordeno al Primer Mandatario que el término perentorio de veinticuatro horas informara sobre el asunto y acordó un plazo no mayor de veinte días para que fuera desocupado el periodo, causa e conflicto. El Gral. Lázaro Cárdenas, con la ecuanimidad que lo caracteriza, con ese entrañable amor que demuestra por el cumplimiento de la Justicia y por el respeto hacia nuestras leyes, amor y respeto que harán que su nombre quede en los anales de nuestra historia como uno de los Presidentes más grandes que ha tenido México, ordeno que saliera violentamente un inspector a complementar lo mandado por el Juez  Primero de Distrito, atendiendo a la disposición bás de la Justicia Federal.

Este hecho, verdaderamente significativo dentro de nuestra vida política, donde abunda el servilismo y el degradamiento, donde los actos de los mandatarios son ejecutados al pie de la letra aun cuando, muchas veces, por equis causa, no estén conformes a los ornamentos escritos, nos hace dirigir una mirada de respeto al Lic. Bartlett y hacer un comentario acerca de su actitud.

Este profesionista cumple con su deber sobre todo y por todo y, como ice un escritor, “el sentimiento del deber es un apoyo hasta para el hombre valiente. Le ayuda a permanecer de pie y le hace fuerte.” Y cita la siguiente anécdota: “Habiendo tratado los amigos de Pompeyo de disuadirle de ir a Roma en medio de una tormenta que ponía en peligro sus días, les dio esta respuesta: “Es necesario que parta; no es necesario que viva”. Frase eximia que pinta con grandes caracteres la integridad y el valor de ese hombre. De igual modo, atendiendo a la energía del Lic. Bartlet, vemos como posee el sentimiento del deber íntimamente arraigado y como lo pone de relieve en su vida de funcionario digno y honesto.

Si nos detenemos un instante y lanzamos una mirada retrospectiva, admiramos al hoy Juez Primero de Distrito, convertido en un estudiante patriota, y así, desde su tierra natal, Tabasco, y en Villahermosa, donde cursaba sus estudios al caer victimados por las balas e Huerta el apóstol Madero y el culto Pino Suarez, el joven Bartlet es uno de los que encabezan a la juventud Tabasqueña, que, con el ímpetu de sus años y arrojo de sus corazones, increpan al chacal y maldicen con el verbo hecho látigo,  a los sayones que sacrificaron las vidas de aquellos dos buenos ciudadanos en la propia capital de México.

La expulsión del Instituto Juárez, fue el castigo que cayó sobre su rebeldía y tuvo que emigrar. Cuando Carranza pudo restablecer el orden, el estudiante Bartlet prosiguió sus estudios y luego, ya en la ciudad de los Palacios, entro a la Universidad obteniendo su título de abogado para regresar a su amada tierra y continuar, dentro de su radio de acción, haciendo obre pro-patria, combatiendo el régimen de Garrido. En todas las páginas de la vida de este distinguido profesionista, admiramos el valor que cumple con el deber, no importándole las consecuencias. 

Ha ocupado diversos puestos y en todos ellos, tesoneramente, laboro incansable por el respeto a la Constitución, por el cumplimiento de la Ley, porque la Ley está por encima de los individuos. Y así en Veracruz, siendo Juez de Distrito, procesó a un Jefe de Estado Mayor, a quien se le imputo el hecho de haber ultrajado al Actuario de ese Juzgado en el desempeño de sus funciones.

Admirando la hermosa actuación que viene siguiendo el Lic. Bartlet, hacemos un tremendo contraste con la actuación déspota y perversa de otro Licenciado Tabasqueño, del sátrapa Tomás Garrido Canabal y contemplando ambas, podemos decir que son la tesis y antítesis, el día y la noche, el honor y la desvergüenza, el deber y el cinismo. Así como la actuación del Lic. Bartlet lo hace grande entre sus ciudadanos, la del Lic. Garrido lo execra. Uno es el deber que triunfa, que se impone por la rectitud que norman sus actos y el otro es el salvajismo que destroza, la bestia que aniquila, el odio que derrumba.

Uno es grande por sus méritos, el otro es el retrógrada que se hunde en el abismo de su miseria y de su espíritu cobarde.

Cuando asistimos al despertar de Tabasco, de aquel hermoso girón de nuestra patria, pensamos como, después del gobierno y de la satrapía impuesta en el feudo Garridista por el hombre negro, por el hombre perverso, que, con disposiciones inicuas labro la desgracia de aquel país, y que supo aherrojar a sus habitantes con el peso ignominioso de cadenas de ilota, y cuando los ojos de los Tabasqueños se dirigen al horizonte para ver la figura que se levante como la más indicada para que asuma el poder y construya y encause y siembre…

Se nos antoja pensar: ¡Que papel tan airoso desempeñaría el Lic. Bartlet al frente de aquel Estado! Creemos, dados a los antecedentes que bosquejamos, que el Lic. Bartlet, sería el Gobernador modelo, que el con mano firme, sujetaría a los elementos enemigos del orden, el que pondría de nuevo a Tabasco en el lugar que merece y del que lo arrojara la perversión de un régimen despótico. Bartlet en Tabasco cumpliría siempre con su deber, como hasta la fecha lo viene haciendo y el Juez culto, el funcionario probo, tendría mayor campo para extender sus beneficios, mayores medios para luchar por la Justicia y por la Ley.

Y tabasco renacería de sus quebrantos, Tabasco, bajo la egida del Lic. Bartlet, vería como se plegaban las cortinas de tinieblas que cubren su porvenir, para asistir a una radiante alborada de oren, de progreso dentro de la ley.

Pero quizás el recto funcionario no le atraiga la política y prefiera seguir, como hasta hoy, laborando en una esfera más modesta, aplicando las normas jurídicas, no importa contra quien, ya que la Ley es única.

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