Columna | Diputado 501

Un fantasma recorre México, es el fantasma de Morena triunfante en el 2024. ¿Pero cuál Morena?.

El vencedor irreductible del nuevo sexenato, anticipa su victoria porque sus opositores han arriado banderas antes de la batalla.

No obstante, en política nada es para siempre, lo impredecible es propiciado por la acción del hombre una variable siempre inesperada como decisión individual.

El dominio de Morena se asienta en la arena de lucha donde solo quedó la aplanadora electoral corporativa del voto de lealtad a las políticas de bienestar con las que han sido favorecido.

La estructura de pluripartidista se ha transformado en un bipartidismo de bloques en apariencia inamovibles, el poder mayoritario oficial de Morena no acaba de organizarse, es más bien un frente de corporaciones donde el acuerdo electoral no fue sustituido por el acuerdo de hacer gobierno.

Por otra parte, el viejo esquema ideológico de partidos fue sustituido por un bloque de órganos electorales bajo la quimera de sumar fuerzas otorga mayoría, lo cierto que se encuentran lejos de la idea de formar oposición sin raíz de identidad de origen como tampoco de falta de proyecto de nación a futuro se quedan paralizados sin mayor atractivo que las viejas experiencias.     

El líder supremo de Morena, es un conocedor de la historia y en especial su aplicación en la política para fines de entender el rumbo por el cual se comienza a caminar.

El mismo se concibe como un idealista cuyas metas son inmortales, por eso el sueña con transcender  por lo que arranca del pasado para comprender el presente, por analogía conoce que México dio acelerado paso de rescatar al país, como Cárdenas lo consiguió con el petróleo y Alemán y Echeverria con el turismo, que son los dos ejes que dieron fortaleza a México, obras que se reflejan en Dos Bocas y el  Tren Maya.

La nación se encuentra devastada donde se subasta en tombolas la representación, la presencia de lavado de dinero junto con crímenes políticos sumados a los que pretenden acallar la libertad de prensa, es la violencia política que filtra el ejercicio del poder.

El poder de Morena parece extenderse al infinito sin que se advierta el asomo de su sustituto. El momento que se vive es descrito como “Punto cero” de inicio sustitución de gobierno.

El pronóstico de Morena en mantener el control del poder está confirmado por el voto de lealtad, y las alianzas con partidos y fuerzas independientes por afinidad ideológica o formar parte de gobierno. El voto pasivo del abstencionismo le favorecerá.

En tanto el voto en contra será fortalecido por los factores políticos en juego en ese momento, como variable importante se registra el comportamiento de la economía, en especial el nivel de empleo bien remunerado y la capacidad adquisitiva.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene su nivel de aceptación con una aprobación del 57 por ciento, sin embargo las políticas de gobierno siguen una tendencia contraria, en el renglón de la seguridad pública donde dos terceras partes (67%)considera que los resultados son malos o muy malos, otro factor de rechazo es el comportamiento de la economía donde en el último mes se paso de 44% a 50%, esto como consecuencia de la elevación de precios que se registra en los mercados y no de la acción de los acuerdos de gobierno.

Morena es un gigante con pies de barro, con una cohesión débil en su composición orgánica de alianzas y militancias sustraídas de otras filias, así como una economía débil sostenida en los márgenes de políticas de beneficencia.

Los riesgos que enfrenta Morena se encuentran en su interior, la lucha por el poder, envuelta por la lucha entre poderes.