“¡Sensatez legislativa!”

Miércoles, 15 Marzo 2017 21:52 Escrito por *Dr. Julián Germán Molina Carrillo.

Los partidos políticos, son organizaciones políticas que cuentan con una estructura completa y una independencia orgánica y funcional respecto del Estado, manifiestan la voluntad deliberada de ejercer directamente el poder y para ello buscan el apoyo popular en las elecciones.

Es decir, los partidos políticos son instituciones con independencia orgánica y funcional respecto del propio Estado. Por lo que podemos deducir, que los partidos políticos no son órganos del Estado y no dependen de él. Los partidos son organismos políticos independientes que tienen una estructura orgánica y funcional propia.

Por lo que, si son instituciones independientes, cual es la razón por la que resultan entes tan caros para el propio Estado, tan solo cada año representan un gasto de más de 4 mil millones de pesos, esto sin contar con el presupuesto que se les designa para cada periodo electoral y para sus actividades específicas (investigación, educación y capacitación).

Pues bien, el surgimiento de los partidos políticos se da a partir de la necesidad de una representación de los intereses sociales, situación que se remonta a la antigua Grecia. Sin embargo, no se trataba de partidos políticos como los conocemos actualmente, ya que no tenían las características que la doctrina moderna señala como esenciales de dichas organizaciones políticas: no eran organizaciones sólidas y estructuradas y no tenían entre sus fines la búsqueda del poder político.

Posteriormente la aparición de los partidos políticos en el sentido moderno se da en Estados Unidos y Europa en el siglo XIX como consecuencia de la creciente participación ciudadana en la vida política de cada país.

Por lo que, dichas instituciones adquieren una relevante importancia dentro del constructo democrático de las sociedades contemporáneas, en virtud de que éstas, llevan a cabo una función mediadora entre el pueblo y el poder político. Sin embargo, nuestro sistema partidista tiene una amplia deuda en cuanto a esta función, toda vez que, lejos de mediar entre pueblo y poder político se han vuelto servidores, instrumentos del propio poder público contra los intereses de los ciudadanos.

Razón de lo anterior, la dependencia económica que tienen del Estado, lo que ha resultado en una simbiosis corrupta y maligna de intereses económicos y de poder entre partidos y Estado, que tiene sumida a la nación en una crisis económica y social permanente, sumada a la crisis de representación existente, resultado de lo mismo.

Por todo lo anterior, es que ha surgido en México una gran polémica sobre el excesivo financiamiento público que reciben los partidos políticos y se han alzado voces exigiendo una reforma legal en ese rubro, que implique un replanteamiento en los porcentajes que corresponden a los recursos provenientes del erario público como la iniciativa “sin voto no hay dinero” planteada por el diputado independiente de Jalisco, José Pedro Kumamoto Aguilar, la cual, pretende que los partidos políticos vinculen sus gastos y prerrogativas directamente con la cantidad de votos válidos recibidos en el último proceso electoral.

Cada partido recibe 44.5 pesos por persona registrada en el padrón electoral, sin importar si acudieron o no a ejercer su voto, o si lo anularon, por lo que proponen realizar una nueva ecuación para que los recursos se entreguen a cambio de los votos válidos emitidos: multiplicarían los 44.5 pesos por cada persona que haya elegido a un solo partido.

¡Sensatez legislativa! No cree Usted? Porque de esta forma, los Partidos Políticos, ahora, se verán en la necesidad de realmente trabajar para convencer al ciudadano que vote por ellos, y ya no le servirá de nada, ponerse a la orden de quien ostente el poder para seguir recibiendo apoyo económico, ahora si se estarían dedicando a ser instituciones de interés público.

A la juiciosa propuesta del diputado independiente, bien le estaría en agregar también un NO al financiamiento para campañas electorales, puesto que se supone que si dentro del ejercicio de sus actividades ordinarias, los partidos políticos realizan cabalmente su trabajo, esto por lógica, les resultaría en ganar adeptos ciudadanos y no tener que verse en la necesidad de invertir un recurso extra para que esas personas voten por ellos, en un proceso electoral.

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