“Política y redes sociales”

Viernes, 07 Julio 2017 04:05 Escrito por *Dr. Julián Germán Molina Carrillo.

En los últimos años se ha producido una revolución tecnológica que tiene sus orígenes en 1969, con la creación de internet por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que ha promovido el desarrollo y la masificación de nuevos aparatos tecnológicos, como computadoras personales, teléfonos inteligentes y tabletas, generando un intercambio global y expedito que planteó una modificación de los paradigmas de la comunicación.

Resultado de lo anterior, millones de individuos en todo el mundo, especialmente adolescentes y jóvenes, se han dejado seducir por las nuevas tecnologías e internet, incorporándolas en su vida cotidiana, en sus comunicaciones y en sus vínculos.

Sin embargo, es menester reconocer que no toda la comunicación que se vierte por las redes sociales goza de una legitimidad preestablecida, menos aún, que toda la información que en ellas se despliega sea esencialmente valiosa.

Como en todo cauce de interacción social y de comunicación, esta relación puede presentar vicios naturales de vinculación entre personas: distorsión informativa, falta de soporte en cuanto a su veracidad, mezquindad de los fines que motivan la comunicación o simplemente trivialidad.

La comunicación hoy en día se ha convertido en una premisa indispensable para nuestro desarrollo democrático, centrando sus bases en la interacción digital que las redes sociales proveen y que nuestros políticos han tergiversado, utilizándola como instrumento de guerra personal para desacreditar a sus contrincantes políticos, instituciones y demás actores dentro de un proceso electoral.

Por lo que deben tomar conciencia, que las maniobras propagandísticas realizadas en redes sociales son realmente efectivas en la medida en que se construyen como puentes de comunicación e interacción con los ciudadanos, formando parte de un plan de acción que incluyen otros medios de comunicación, que entrelazados forman una poderosa herramienta de influencia social.

Causa de lo anterior, por todos es conocido el crecimiento que en cuanto al rubro de legitimidad preestablecida ha observado la información que de redes sociales emana y además por qué se le ha dado un valor intrínseco real, pues bien, esto se debe básicamente al descredito que sufren los antiguos medios de comunicación, (como hoy son conocidos por la generación milennia) puesto que la radio y televisión en su dimensión comunicativa han pasado a ser simples comparsas de la corrupción y del ocultamiento de información manejadas por las elites del poder, que hoy los tienen sumidos en una auténtica crisis de credibilidad social.

En materia electoral, se vuelve de suma importancia conocer cuáles son los alcances y dimensión comunicativa que tienen los diversos canales de propaganda política. Las campañas constituyen la médula de los procesos comiciales y en ellas, alcanza su máximo desarrollo la transmisión de ideas necesarias para construir un voto informado.

Lamentablemente, las redes sociales se han convertido para los políticos en la nueva tierra prometida para hacer campañas y ganar contiendas por su escasa regulación, alta potencialidad para evadir las restricciones a campañas anticipadas, emitir propaganda negra y ocultar gastos. Lo que les ha hecho obtener mejores resultados que con las campañas que se realizan en tierra, pues estas son consideradas ya como cosa del pasado.

En la era del conocimiento, el valor que podemos generar a través de la participación abierta, puede significar una gran ventaja competitiva para las organizaciones que entiendan lo que significa desencadenar el poder de la red social con la que cuentan.

Por lo que se vuelve una necesidad primaria, para el desarrollo de nuestra sociedad, que nuestros políticos eleven la calidad de política que hacen llegar por medio de redes sociales, para que éstas, puedan tornarse en un insumo útil para el forjamiento de una sociedad en la que prime el derecho a la información y en la cual, la libertad de expresión se oriente como un mecanismo real y efectivo de ideas y opiniones que abone a la construcción de nuestra nación democrática.

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