Encuestadoras, siembran desconcierto

Jueves, 31 Mayo 2018 18:26 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O
  
            Medios de difusión de la capital de la república, dieron a conocer el pasado miércoles, el resultado de sus últimas encuestas, que no solo para los profanos, sino para los expertos en esa materia, como Carlos Alazraki, resultan confusos o como el mismo Alazraki dice en un artículo publicado en El Universal de ayer, subrealistas.

            El diario Reforma, le da al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, el 50 por ciento de la votación; a Anaya del PAN y asociados, el 26 por ciento y a Meade, el 19 por ciento.

            La Jornada habla de una encuesta en la que López Obrador, está casi en empate técnico con Meade, pues al primero le da 34 por ciento de intención de voto; a Meade, el 31 por ciento y a Anaya, el 27 por ciento.

             Pop Grup, le da el 32 por ciento a Andrés Manuel; el 26 por ciento a Meade y a Anaya el 24 por ciento.

             Finalmente una encuesta del New York Times, da a conocer el resultado de una encuesta que Alazraki califica como muy rara, afirmando que él cree que es totalmente fake, que suponemos que quiere decir algo así como mala o poco creíble, que da a Meade 27 por ciento de preferencias; a Andrés Manuel 26 por ciento y a Anaya, 19 por ciento.

           A nosotros en lo personal, las encuestas nos parecen útiles para conocer como van los candidatos en un momento dado, pero sin que esos resultados puedan darse como definitivos.

            Desde el inicio del proceso electoral, se ha venido diciendo que el señor López Obrador, tiene las preferencias de los ciudadanos y así parece por el número de militantes de todos los partidos, que por convicción o por intereses personales se han adherido a su causa, pero de ninguna manera pensamos que el resultado de las consultas hechas entre los ciudadanos, durante el proceso electoral, puedan ser definitivas, pues en ese resultado influyen muchos otros factores, como el voto de los cientos de miles de indecisos y de quienes en el curso de las campañas, cambian de opinión.

            Estamos viendo como priístas, que supuestamente eran militantes convencidos de su partido, se pasan a las filas morenistas y hasta de funcionarios del partido tricolor, como don Paco Ramos, que se pasa con todo su equipo de la Fundación Colosio, también al lopezobradorismo.

           En realidad México está viviendo cambios políticos inusuales y hasta hace poco parecerían increíbles. Quienes no están enterados de lo que pasa en la vida interior de los partidos, acusan de traidores a quienes dan el salto a otra organización política de cuyos principios se supone, estaban convencidos. Pero el caso es que los partidos políticos mexicanos en general, ya no tienen principios, ni programa de acción, ni nada que los distinga de los demás. Son partidos sin personalidad.

            Los priístas eran liberales moderados, que decían luchar por la igualdad, el respeto a los principios de la Revolución Mexicana, que durante su permanencia en el poder total de México, lograron plasmar en leyes los derechos de los trabajadores, de los burócratas, de los maestros; partidarios de la educación laica y gratuita, lograron con ello, impulsar la creación y el crecimiento de una clase media que ahora es la fuerza política y económica importante del país. Se impulso la atención a la salud pública, no solo a través de la Secretaría de Salud, sino de instituciones como el Seguro Social, el ISSSTE; se brindó apoyo a los campesinos, primero para que tuvieran la posesión legal de sus tierras y luego, para que produjeran los alimentos que el pueblo necesita, en fin.....

            Pero vino el remolino y nos “alevantó”. Fue el remolino del neoliberalismo que trajo Carlos Salinas de Gortari y sus cuates y que con el cuento de que nos iban a modernizar empezaron a querer cambiarlo todo, al grado de ponernos al borde del precipicio.

            Los panistas eran conservadores, apegados a instituciones como la Santa Iglesia Católica, que luchaban por la educación religiosa en las escuelas oficiales; que estaban contra la leyes laborales que a raíz de la Revolución empezaron a regirnos y se mostraban enemigos de los gobiernos surgidos de la Revolución.

          Ese partido, nacido en 1939 y fundado por Manuel Gómez Morín, uno de los intelectuales más destacados de México en el siglo XX, lanzó a su primer candidato a la Presidencia en los años cincuenta: fue un abogado católico jaliciense, don Efraín González Luna, que tuvo como contrincantes a Adolfo Ruiz Cortines del PRI; a Vicente Lombardo Toledano, otro intelectual relevante del pasado siglo, por el Partido Popular, de corte socialista; don Cándido Aguilar, general de la vieja guardia y al general Enríquez Guzmán, el que parecía ser el candidato más fuerte. El triunfador fue Ruiz Cortines.

            El PAN, durante medio siglo se mantuvo como la segunda fuerza política organizada. Sus dirigentes eran por lo general, abogados de prestigio, catedráticos universitarios y personas de las clases medias urbanas.

            Su mayor fuerza estuvo en los estados del bajío: Jalisco, Guanajuato, Querétaro....estados donde el catolicismo tenía mucha fuerza.

            En los años ochenta, después de la nacionalización de la banca por José López Portillo, grupos empresariales molestos por eso, quisieron fundar su propio partido, pero alguien les dijo: Para que van a fundar otro partido, si ahí está el PAN. Y que se apropian de él, como si fuera una franquicia.

           La Coparmex, organización de empresarios derechistas se adueñaron del partido conservador y cambiaron usos y costumbres de la organización hasta llevarlo al poder con el presidente Vicente Fox, que era gerente de alguna distribuidora de la Cocacola.  Con muchos trabajos y con el apoyo de “La Maestra”, Elba Esther Gordillo, lograron ganar el siguiente sexenio con Felipe Calderón y el PRI recobró el poder, en el sexenio siguiente, con Peña Nieto.

           Todo este proceso, desde la llegada de los tecnócratas hasta nuestros días, ha sido de constante deterioro del sistema político, del sistema económico y del sistema social, que habían logrado los gobiernos “revolucionarios”.

            ¿Qué pasó? ¿porqué se descompuso todo? Y ¿porque los priístas están abandonando el barco? Es algo fácil de explicar, si se tiene en cuenta que la mayor descomposición, la sufrió el PRI en su interior, al llegar a su dirigencia gente sin experiencia, sin oficio político, sin el conocimiento necesario para guiar al partido más grande y fuerte que fue el Revolucionario Institucional.

Valora este artículo

Deja un comentario

Asegúrese de introducir toda la información requerida, indicada por un asterisco (*). No se permite código HTML.