Domingo, 23 Mayo 2021 20:39

6 de junio

El 6 de junio las y los mexicanos ejercerán un voto para definir el futuro del país en el próximo medio siglo.

No es una exageración. Por su magnitud, pero sobre todo por su trascendencia, el resultado de esta elección definirá la forma como vivirán nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos.

El grado y velocidad de destrucción de la cosa pública en el país es tan acelerada que si el gobierno gana la elección del 6, la democracia llegará a su fin.

La recomposición del poder público se dará desde una lógica local, pues esta elección está marcada por la concurrencia por primera vez en la historia con 15 elecciones para gobernadores y la renovación de los municipios de 30 estados.

Eso es relevante por dos vertientes: la gente saldrá a votar mucho más, porque se interesa en los asuntos de su entidad. Segundo: ejercerá un voto en la lógica local.

La aprobación del presidente, por tanto, no está influyendo lo suficiente para darle una extensión de mandato.

Morena va a perder la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y probablemente la absoluta. Contra lo que ocurría apenas hace unos meses, el partido del gobierno tiene garantizado el triunfo sólo en un puñado de gubernaturas. Las demás están en cerrada disputa.

Adicional a esa lógica local, la elección se resolverá por dos sentimientos predominantes: la decepción y la incertidumbre.

La decepción de millones con respecto a los resultados del actual gobierno es ya inocultable, y tendrá un costo. La economía está devastada, el empleo destruido, la pobreza galopante y el crimen imparable. No hay forma de evitar un voto de castigo. Habrá que ver la magnitud del mismo.

Además, las familias están sumidas en el horror de lo incierto: no saben qué les depara el porvenir.

Estas dinámicas son las que anticipan la victoria de las oposiciones.

Si la elección fuera hoy, el régimen se llevaría una derrota redonda. Pero no son hoy: son en 15 días.

Hay que salir a votar.

Al final, reflexionaba Felipe González, la democracia sólo sirve para una cosa: garantizar que los malos gobiernos se irán.

El 6, vota para que se vayan.

Twitter | @fvazquezrig

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Domingo, 31 Mayo 2020 20:46

Ganar el 21

Recuperar al país tiene una fecha precisa: 6 de junio, 2021.

Ese día se celebrará la elección más grande en la historia del país: se renovarán la cámara de diputados, 15 gubernaturas, 27 congresos estatales y los ayuntamientos de 28 entidades.

No tengo duda: vamos, en esa fecha, a rescatar a México.

Pero para levantarlo, antes, hay que hacer un gran ejercicio de definiciones, de pragmatismo, de generosidad y de propuesta.

Definiciones: Hay que convencernos: es posible derrotar a Morena. Hay varias razones para anticiparlo.

Primero: El desencanto cunde. El presidente ha perdido 20 millones de personas que lo aprobaban. La desaprobación (50.3%) es mayor que la aprobación (49.3% Mitofsky).

Segundo: aprobación no es voto. Que las persones aprueben la gestión del presidente no significa que votarían por su partido. AMLO tiene una aprobación de 49.3% pero su partido una intención de voto de 18% para la Cámara (el Financiero).

Tercero: Amlo no está en la boleta. No hay que equivocarse en el planteamiento estratégico que tiene una dinámica electoral local. En 2018 AMLO obtuvo 10 puntos más que sus candidatos a legisladores. No hay que poner el foco en su eslabón más fuerte (Amlo) sino en el más débil (Morena: Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Barbosa: elijan).

Cuarto: vendrá un voto de castigo. Van 18 meses de gobierno sin resultados. En las campañas habrá recesión. No hay presidente que gane una intermedia así. Felipe Calderón perdió su intermedia con 57% de aprobación (Ulises Beltrán) por la recesión. Fox tenía 55% y perdió por una economía contraída.

Esas son las definiciones. Pero no garantizan triunfo porque en lo electoral, nunca se escritura nada.

Los errores del otro no son nuestros aciertos, ni la debilidad es fortaleza de otro. Cierto: Morena tiene solo un 18%, pero ningún otro partido le supera. Cuidado.
 
El voto anti amlo está fraccionado. Y ahí entra el pragmatismo: los partidos de oposición tendrán que hacer un gran ejercicio de flexibilidad y aperturismo.

Para ganar hay primero que unir.

Flexibilidad: habrá que hacer un análisis pormenorizado de fortalezas distritales, pactar, y postular a quien pueda ganar: sea bajo alianza tácitas, explícitas o coaliciones legales.

Aperturismo: Solos, los partidos no pueden ganar. Tienen que unirse entre sí y abrirse a la sociedad y la sociedad aceptar a los partidos, con sus virtudes y defectos.

Decía Lyndon Johnson que el arte de la política se reduce a una cualidad: saber contar. Ganar el 21 requiere encontrar 151 mexicanos que ganen sus distritos. Si se puede más, qué bueno. Pero con 151 se obtiene mayoría en la cámara de diputados y se le quita el control del presupuesto a Morena.

151.

Y urge generosidad. A los 20 millones de mexicanos que se han distanciado de López Obrador hay que darles la bienvenida. No son malos mexicanos, ni tontos. Tan no lo son que han sabido corregir. No votaron por AMLO por fanáticos, ni por ciegos, sino porque querían un cambio. ¿Quién no? Pero no vendrán si les cerramos las puertas. Si les reprochamos. Si les agredimos.

Todo el que deserte, bienvenido.

Finalmente, ganar en el 21 implica construir una agenda de propuesta.

Estar en contra de algo no basta. Para definirse hay que decir a favor de qué se está. ¿Se acuerdan de Hillary?

Hay que repetir hasta el cansancio lo que ofrecemos.

Unidad nacional. Prosperidad.  Responsabilidad. Respeto a la ley. A la propiedad privada. Libertad en su más amplia expresión. Educación, ciencia y tecnología.

Y sí, recordar que hay un México empobrecido y humillado que tiene un lugar central en la agenda de un país mejor.

Un 6 de junio, pero de 1944, la más grande operación militar de la historia cambió el curso de la humanidad. Los ejércitos aliados desembarcaron en Normandía.

El próximo 6 de junio, en exactamente 371 días, los mexicanos libres tendremos que rescatar a México y volverlo a poner de pie.

Para lograrlo hay que recordar que en política las victorias nunca llegan solas. Se construyen.

No hay tiempo que perder.

Twitter | @fvazquezrig

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