Lunes, 06 Marzo 2017 20:12

¿Hay unidad y cohesión en el PRI?

Columna | P u l s o    P o l i t i c o

     En el acto conmemorativo del 88 aniversario del PRI, el dirigente nacional de ese partido, Enrique Ochoa Reza, afirmó que entre las fortalezas del partido Revolucionario Institucional, están la unidad y la cohesión de sus militantes.

     Lo dijo ante el Presidente Enrique Peña Nieto y casi todo su gabinete y ante los integrantes del comité nacional y los dirigentes de su partido en los 32 estados del país.

     El presidente nacional priista, ¿no estará enterado de lo que ha pasado en Puebla desde el 2010, año en que por primera vez en la historia de la entidad, el PRI perdió la elección de gobernador?

     Como el candidato del PAN a la gubernatura, era de extracción priista, partido en el que había militado toda su vida, muchos miembros del partido tricolor, apoyaron su candidatura pues tenía relaciones con la militancia priista desde que ocupó la titularidad de la Secretaría de Finanzas y luego fue diputado local y diputado federal.

     Y al cambiar de partido para luchar por una senaduría, muchos priistas lo siguieron y también cuando lanzó, por el PAN, su candidatura a la gubernatura.

     Luego entonces, el partido Revolucionario Institucional, tiene ya por lo menos seis años de divisiones internas, que se han venido agravando en cada elección.

     Si hubiera unidad y cohesión entre los priistas poblanos, ¿hubieran vuelto a perder la gubernatura?

      Pero en las elecciones de ayuntamientos y diputados locales anteriores, el PRI solo logró el triunfo en 85 de los 217 ayuntamientos de la entidad y el PAN y sus aliados, tienen mayoría absoluta en el Congreso, reforzada por la “oposición responsable” que representa el PRI.

     Lo más grave en este asunto, es que los priistas ya están divididos y parece que nadie puede hacerlos entrar en razón, de que esa división los llevará al despeñadero de la derrota.

     Lo que estamos comentando no es nuevo: en otros estados donde ha gobernado la oposición, el PRI entra en un proceso de descomposición interna, del que tarda algún tiempo en reponerse. El caso más evidente ha sido Baja California.

     Desde hace casi 30 años que llegó el PAN al poder, el primer estado gobernado por el partido de la derecha, el PRI no ha levantado cabeza; en Guanajuato, estado conservador del bajío, ha ocurrido algo similar. En Michoacán y Guerrero, donde los triunfos opositores han sido del PRD, el PRI ya no es el mismo. Claro, ambas son entidades que tienen una población liberal con mucho arraigo y consecuentemente las disputas por el poder son entre el PRI y la izquierda y se van turnando, según el desempeño de las autoridades elegidas.

     En Puebla el PRI puede recomponerse, pues pese a haber estado ya el PAN seis años en el poder, no ha logrado penetrar en la población, ni el PAN ha crecido como se dice, pues el crecimiento de que se habla es ficticio.

     Pero para que el PRI se recomponga en la entidad, se requieren dirigentes nacionales y locales, que estén plenamente conscientes de la situación que se vive aquí; que dialoguen con todos los grupos, con todos los sectores, con los aspirantes a la gubernatura y que les hagan ver qué candidato a gobernador solo será uno y que los demás pueden obtener posiciones para diputaciones locales o federales y para el senado, para presidentes municipales o síndicos y regidores. El pastel en esta elección que viene (la del 18) alcanzará para todos, pues el PAN propuso y el PRI torpemente aceptó que las elecciones para renovar a los poderes federales, estatales y municipales de todo el país, se llevaran a cabo en un solo día.

     Los problemas que van a tener los partidos políticos, las autoridades electorales y las autoridades en funciones en la etapa pre y postelectoral, van a ser inéditos, pero bueno, el mal ya está hecho.

     Propone el diputado federal priista, Alejandro Armenta, un punto de acuerdo al Congreso, para exhortar a los 217 ayuntamientos de la entidad, a comprometerse a cumplir con la obligación constitucional que tienen, de proveer a sus gobernados de los servicios básicos de agua potable, drenaje, alcantarillado y tratamiento y disposición de sus aguas residuales; que establezcan bandos de coordinación con el gobierno de la entidad poblana, que garanticen el derecho constitucional de acceso, disposición  y saneamiento del agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible por las instancias estatales y municipales competentes, sin que esto implique su privatización.

     También demanda que la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, exhorte al gobierno del estado de Puebla, para que transparente, las bases y modalidades bajo las cuales, llevó a cabo el proceso de privatización en 25 municipios de la entidad durante 2013 a través de la empresa “Concesiones Integrales”, cediendo los derechos, por 30 años. 

Publicado en COLUMNAS
Domingo, 02 Octubre 2016 18:16

Más vale tarde que nunca

Columna | P u l s o  P o l i t i c o
 
  Cuando los actuales ayuntamientos del estado, tienen casi la mitad de su periodo andada y cuando el PRI, partido que durante décadas gobernó al país, desde la última junta auxiliar hasta la presidencia de la república, solo ganó 85 municipios de los 217 que tiene el estado, de los que solo tres: Tehuacán, Tepeaca y Ciudad Serdán, son importantes desde el punto de vista económico y político, hasta ahora se les ocurre organizar a los regidores en donde son oposición, para hacer respetar su trabajo y su dignidad como representantes priistas.

  El dirigente estatal del partido tricolor, Jorge Estefan Chidiac, que asumió ese cargo en la pasada campaña electoral para elegir gobernador, presidió el Primer Encuentro de Regidores de Oposición y los invitó a mantenerse unidos ante la necesidad de fortalecer el trabajo de los representantes del PRI en los diferentes Cabildos Municipales del Estado, para generar contrapesos en los municipios donde el PRI no gobierna.

  Dijo que este encuentro, debe ser el principio para generar una estructura organizada, sistematizada y metódica para que cuando tengan que enfrentar al régimen, tengan todo el apoyo del partido, de los diputados federales y locales y puedan hacer valer sus opiniones, sus propuestas.

  Los invitó a participar en la renovación de los comités municipales del partido y a colaborar con los representantes de la dirigencia en cada municipio, a fin de fortalecer su trabajo y lograr que la elección de los nuevos comités, sea exitosa.

  Iván Galindo Castilleros, regidor priista del ayuntamiento de Puebla y coordinador del encuentro, invitó a los regidores priistas a estar unidos siempre para contrarrestar las imposiciones y abusos de muchos presidentes municipales.

  Pecó de optimismo, al afirmar que “los tiempos del poder absoluto, ya se acabaron; que también terminaron los tiempos de los abusos y de los presidentes municipales que creen que gobiernan solos. Esos tiempos ya se terminaron o se tienen que terminar”. (Esta última frase es la acertada)

  Los regidores priistas que están como oposición en muchos ayuntamientos poblanos, deben constituirse en contrapesos, para darle respeto y dignidad a su trabajo, pero sobre todo, darle respeto al interés fundamental que es el de los ciudadanos.

  Siempre hemos dicho en este espacio, que el PRI como partido de oposición, no más no la hace y eso se entiende. Si fue el amo y señor de este país durante más de setenta años, no se le puede pedir que haga un buen papel como opositor a gobiernos de otros partidos.

  Sin embargo, los priistas eran los políticos más experimentados en el ejercicio del poder y debieron aprender a ser oposición desde que empezaron a perder municipios importantes, estados y dos veces la presidencia de la república.

  Pero la ambición de permanecer en el poder y su formación de “respeto a las instituciones”, los hicieron buscar acomodo con los nuevos gobernantes y no solo no se convirtieron en buenos opositores, sino que perdieron también sus habilidades políticas, su ideología y la sensibilidad social que fueron su característica.

  Ahora el PRI ya no es un partido liberal, como lo había sido siempre, ni de izquierda, ni de derecha, sino todo lo contrario. Es un partido pragmático.

  Ojalá y que la difícil situación que vive en los momentos actuales, lo haga reaccionar positivamente, pues sigue teniendo seguidores, cada vez más decepcionados, pero fieles, pero necesita reaccionar con decisión y coraje y ponerse a trabajar, pues las elecciones del 18, están a la vuelta de la esquina.

   Quienes en los años cincuenta, éramos adolescentes que estudiábamos la secundaria, recordamos los movimientos de protesta que se escenificaban en la ciudad de México y en algunos de nuestros estados.

  Los movimientos más sonados de la época fueron, en los tiempos de Ruiz Cortines y López Mateos, en la segunda mitad del siglo XX, la huelga del Instituto Politécnico Nacional, encabezada por Nicandro Mendoza, líder carismático, presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos; el movimiento magisterial de la Sección IX del SNTE, encabezada por el profesor Othón Salazar y el movimiento de los ferrocarrileros, que encabezaron Demetrio Vallejo y Valentín Campa, nombres que continuaron sonando durante varias décadas.

  Pues bien, el pasado viernes 30 de septiembre, falleció en la ciudad de México el que fuera líder politécnico Nicandro Mendoza a sus casi 90 años de edad.

  Encabezó una huelga y tomó el internado del Poli, en donde fue aprehendido, junto con varios de sus compañeros y llevados a la entonces tenebrosa Lecumberri, acusados del delito, muy grave entonces, de “disolución social”. Eso fue en abril de 1956. En diciembre de 1958, al entrar López Mateos a la Presidencia, los estudiantes fueron liberados, pero Nicandro Mendoza ya no fue recibido en el Politécnico y tuvo que continuar sus estudios de medicina en la Universidad Nicolaíta de Morelia, considerada de izquierda.

  Quiso ser docente en el Politécnico, pero sus solicitudes, que fueron varias, siempre fueron rechazadas, por fin recibió cobijo en la UNAM, donde fue catedrático e investigador de farmacología, jubilándose a los 40 años de servicio.

  Su fallecimiento en la ciudad de México fue consecuencia de una larga enfermedad.

  Cuando surgió como líder el IPN, el director de esa institución era el poblano, ingeniero Alejo Peralta.

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