CIUDAD DEL VATICANO. - En el domingo dedicado a Jesús Buen Pastor, Francisco se detiene en el significado de "dar la vida" por las propias ovejas. El Pontífice insiste en que, para Cristo, cada persona es insustituible y no es sólo una manera de decir. "¡Cuántas veces acabamos desperdiciándonos por pequeñeces!", observa, invitando a ponerse en presencia de Jesús y dejarse acoger por Él

No determinar la propia autoestima en base al juicio de los demás o a los objetivos que se logran alcanzar, sino considerar el amor de Dios por cada uno, redescubierto cada día poniéndose en su presencia. Es lo que recuerda el Papa Francisco en la catequesis del IV Domingo de Pascua dedicada al Buen Pastor.

El Buen Pastor sacrifica su vida

Tres veces en el Evangelio de Juan, en el capítulo 10, se repite que el pastor da la vida por las ovejas. Jesús, explicó el Papa, no es solo un pastor bueno que comparte la vida con el rebaño; es el Buen Pastor, que por nosotros sacrificó la vida y, resucitado, nos dio su Espíritu. La aclaración se refiere al contexto histórico del tiempo del Mesías:

Ser pastor, especialmente en tiempos de Cristo, no era solo un oficio, sino toda una vida: no se trataba de tener una ocupación determinada, sino de compartir los días enteros, e incluso las noches, con las ovejas, de vivir en simbiosis con ellas. Jesús, de hecho, explica que no es un mercenario, al que no le importan las ovejas (cf. v. 13), sino el que las conoce (cf. v. 14). Él conoce las ovejas. Así es: el Señor, pastor de todos nosotros, nos conoce, conoce cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre y cuando nos descarriamos, nos busca hasta que nos encuentra (cf. Lc 15,4-5).

El amor de Jesús no es un eslogan

Jesús no es sólo el guía, por tanto, Cabeza del rebaño, sino sobre todo quien piensa en cada uno de nosotros como el amor de su vida. Así lo precisa de nuevo Francisco, añadiendo:

Pensemos en esto: yo para Cristo soy importante, Él piensa en mi, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida. Y esto no es un modo de decir: Él dio realmente su vida por mí, murió y resucitó por mí, ¿por qué? Porque me ama y encuentra en mí una belleza que yo a menudo no veo.
 
Dejarse acoger por el Padre

La preocupación del Papa se dirige a esas personas, tantas, que hoy se consideran inadecuadas o incluso equivocadas. “¡Cuántas veces se piensa que nuestro valor depende de los objetivos que seamos capaces de alcanzar, del éxito a ojos del mundo, de los juicios de los demás!”, exclama el Pontífice. "¡Cuántas veces acabamos desperdiciándonos por pequeñeces!". Y luego la invitación, a descubrir el secreto de la vida, a dedicar cada día un tiempo a la oración, a dejarse mirar con la mirada amorosa de Dios:

Hoy Jesús nos dice que nosotros para Él valemos mucho y siempre. Y entonces, para encontrarnos a nosotros mismos, lo primero que hay que hacer es situarnos en su presencia, dejarnos acoger y aliviar los por brazos amorosos de nuestro Buen Pastor.

Publicado en RELIGIÓN

CIUDAD DEL VATICANO. - Este III Domingo de Pascua, antes de rezar el Regina Caeli, el Pontífice ha reflexionado sobre la importancia de compartir los momentos fuertes de nuestra vida de fe y no únicamente mensajes que han tocado, en lo bueno o en lo malo, nuestra vida.

“Hay algo de lo que a menudo nos cuesta hablar, de lo más hermoso que tenemos que contar: nuestro encuentro con Jesús”. Este mediodía el Papa Francisco ha reflexionado sobre la importancia de compartir la fe y los encuentros con Jesús, al igual que hicieron los dos discípulos aquella noche de Pascua cuando volvieron al cenáculo y expresaron a los apóstoles la alegría de su experiencia.

El Papa explica antes los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro que cada día nos bombardean con mil mensajes: “Muchos son superficiales e inútiles, otros revelan una curiosidad indiscreta o, peor aún, nacen de cotilleos y malicia. Son noticias que no sirven para nada, es más, hacen daño”. Pero también hay noticias hermosas, positivas y constructivas – explica el Papa, recordando que: “es hermoso también compartir las realidades que, en lo bueno y en lo malo, han tocado nuestra vida, de modo que podamos ayudar a los demás”.

La importancia de hablar de nuestros momentos decisivos de fe

Pero lo más importante es compartir nuestro encuentro con Jesús: “Es importante compartir esto en familia, en la comunidad, con los amigos. De igual modo que sienta bien hablar de las inspiraciones buenas que nos han orientado en la vida, de los pensamientos y de los sentimientos buenos que nos ayudan a ir hacia delante, también de los esfuerzos y de las fatigas que hacemos para entender y para progresar en la vida, tal vez también para arrepentirnos y volver sobre nuestros pasos”. Si lo hacemos – puntualiza el Papa – “Jesús, precisamente como sucedió a los discípulos la noche de Pascua, nos sorprenderá”.

Por último, el Santo Padre pide que en silencio pensemos en un momento fuerte de nuestra vida, un encuentro decisivo con Jesús: “Todos lo hemos tenido, todos hemos tenido un encuentro con el Señor. Hagamos un poco de silencio y pensemos: ¿cuándo encontré al Señor? ¿Cuándo el Señor se hizo cercano a mí? Pensemos en silencio” ha pedido el Papa a los fieles este mediodía. Una vez que hemos pensado en este momento, es el turno de otras dos preguntas con las que el Papa nos hace reflexionar: “Y este encuentro con el Señor, ¿lo he compartido para dar gloria al Señor? Y también, ¿he escuchado a los demás cuando nos cuentan este encuentro con Jesús?”.

Publicado en RELIGIÓN
Domingo, 07 Abril 2024 11:54

El Papa pide seguir trabajando por la paz

CIUDAD DEL VATICANO. - Después de pronunciar la oración mariana del Regina Caeli el Santo Padre dirigió un nuevo llamamiento a los líderes de las naciones para alentar gestos que hagan posible la negociación. También recordó a las víctimas del accidente de autobús en Sudáfrica, el jueves 28 de marzo, en el que fallecieron unas 45 personas.

El Papa Francisco invita a "que nuestra oración por la paz, una paz justa y duradera, no decline, especialmente por la martirizada Ucrania y por Palestina e Israel". Al concluir la oración mariana del Regina Caeli este segundo Domingo de Pascua, 7 de abril, el Santo Padre augura "que el Espíritu del Señor Resucitado ilumine y sostenga a quienes trabajan para disminuir la tensión y alentar gestos que hagan posible la negociación". También pide "que el Señor conceda a los líderes la capacidad de detenerse un poco para pactar, para negociar".

El Papa recordó también a las 45 víctimas del accidente de carretera que tuvo lugar el jueves 28 de marzo en Sudáfrica. Cuando un autobús que transportaba peregrinos cristianos, procedentes de Botsuana y que se dirigían a la ciudad sudafricana de Moria para celebrar la Pascua, se salió de la carretera y se precipitó por un barranco en la provincia septentrional de Limpopo, a unos 400 km de Johannesburgo. Todos los pasajeros murieron, salvo una niña de ocho años que se salvó y está fuera de peligro. "Rezamos por ellos y por sus familias", dijo el Pontífice.

Asimismo, un día después de la celebración de la Jornada Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, precisó que "todos sabemos cuánto puede educar la práctica de un deporte a una socialidad abierta, solidaria, sin prejuicios". "Pero para ello -acotó- necesitamos dirigentes y entrenadores que no tengan como único objetivo ganar o ganar dinero". En este sentido, llamó a promover un deporte que fomente la amistad social y la fraternidad.

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - El Papa preside en la Plaza de San Pedro la celebración de este domingo, el últimos antes de Pascua. La conmemoración de la entrada festiva del Señor en Jerusalén precede a la misa cuyo pasaje evangélico narra la historia de su Pasión. Al final de la liturgia, permaneciendo en el parvis, Francisco recitó el Ángelus

En una abarrotada Plaza de San Pedro, unos 60.000 fieles, bajo un cielo en el que los rayos del sol se alternaban con las nubes, se abrió la celebración del Domingo de Ramos presidida por el Papa Francisco. Es la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, de la que se lee el relato del evangelista Marcos, y que precede a la celebración de la Misa. El Papa bendice y asperge con agua bendita los ramos de olivo, símbolo de hoy, que los presentes sostienen en sus manos.A continuación, más de 400 portadores de palmas se dirigen en procesión desde el centro de la plaza hasta el vestíbulo. Los cardenales, obispos y sacerdotes concelebrantes ocupan sus puestos junto al altar.

“¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas!”

El cambio de escena es radical: la liturgia de la Palabra de la celebración eucarística incluye la lectura cantada de la Pasión de Jesús tomada de nuevo del Evangelio según San Marcos. A través de las palabras del evangelista, los pasajes del sufrimiento de Cristo se reviven en toda su crudeza. La representación de la Pasión va seguida de un momento de silencio. Es un sufrimiento, el de Cristo, que contiene los dolores de todos los tiempos y de toda la humanidad, y la humanidad, con sus fragilidades, es presentada al Señor en la oración universal o de los fieles que concluye la Liturgia de la Palabra. Se reza por la Iglesia, para que "busque siempre la unidad, la reconciliación y la comunión"; por los gobernantes "llamados a cultivar la paz y el bien de los pueblos"; por todos los hombres y mujeres que sufren; por los cristianos perseguidos; por cada comunidad cristiana, para que "sea testigo de su propia fe, en la oración y en la caridad".

Al final de la celebración, directamente desde el parvis de la Basílica, Francisco pronunció el Ángelus, antes de impartir su bendición y hacer un amplio recorrido en su Papamóvil para saludar a los fieles y peregrinos que le aclamaban en la plaza.

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - "En un mundo dominado por las apariencias, por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del bien como del mal, la antigua lección de la prudencia merece ser recuperada". Lo dijo el Papa en su catequesis durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro reflexionando sobre la prudencia y continuando la serie de catequesis dedicadas a las virtudes

La prudencia, junto con la justicia, la fortaleza y la templanza, constituyen las virtudes que se definen "cardinales". Y a esta virtud ha estado dedicada la catequesis de la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro. El Papa saludó a los fieles y peregrinos y dijo que también esta vez, debido a su dificultad con la voz, será el padre rosminiano Pierluigi Giroli, de la Secretaría de Estado, quien dé lectura al texto preparado.

Las virtudes cardinales, explicó el Papa, no son "prerrogativa exclusiva" de los cristianos, porque ya eran patrimonio de la sabiduría de los antiguos, en particular de los filósofos griegos. Jesús en los Evangelios habla de prudencia y exhorta repetidamente a sus seguidores a ser prudentes. "En un mundo dominado por las apariencias, por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del bien como del mal -observó Francisco-, la antigua lección de la prudencia merece ser recuperada".

Ser prudente no significa ser temeroso

Es importante, sin embargo, aclarar el significado de la prudencia, afirmó el Papa. Sería un error, por ejemplo, creer que es la característica "de una persona temerosa", siempre titubeante ante la acción que debe emprender. “No es tampoco solamente la cautela". Y continuó:

Conceder la primacía a la prudencia significa que la acción del ser humano está en manos de su inteligencia y de su libertad. La persona prudente es creativa: razona, evalúa, trata de comprender la complejidad de la realidad. Y no se deja llevar por las emociones, la pereza, las presiones, las ilusiones.

Prudente es quien sabe elegir

Para Santo Tomás, la prudencia es "la capacidad de gobernar las acciones para dirigirlas hacia el bien", recordó Francisco, y subrayó que "prudente es quien sabe elegir" y que en la vida concreta esto no siempre es fácil, a menudo de hecho "nos sentimos inseguros y no sabemos hacia dónde ir".

Quien es prudente no elige al azar: ante todo, sabe lo que quiere, luego pondera las situaciones, se deja aconsejar y, con amplitud de miras y libertad interior, elige qué camino tomar.
 
Gobernar con prudencia es armonizar las diferencias

Siempre es posible que cometamos errores, pero con prudencia podemos evitar "grandes bandazos", precisó el Papa, señalando que, “desafortunadamente, en todos los ambientes hay quien tiende a liquidar los problemas con bromas superficiales o a suscitar siempre polémicas”.

La prudencia, en cambio, es la cualidad de quienes están llamados a gobernar: saben que administrar es difícil, que hay muchos puntos de vista y que es preciso tratar de armonizarlos, que no se debe hacer el bien de algunos, sino el de todos.

La prudencia es saber conservar la memoria del pasado

El Papa observó luego que la prudencia enseña muchas cosas: que "lo perfecto es enemigo de lo bueno", que un exceso de celo, en algunas situaciones “puede generar conflictos e incomprensiones", que es necesario ser previsor y tener en cuenta el pasado:

La persona prudente sabe custodiar la memoria del pasado, no porque tenga miedo al futuro, sino porque sabe que la tradición es un patrimonio de sabiduría. La vida está hecha de una continua superposición de cosas antiguas y cosas nuevas, y no es bueno pensar siempre que el mundo empieza con nosotros, que tenemos que afrontar los problemas desde cero.

La virtud de la prudencia en el Evangelio

Jesús, afirmó el Papa Francisco, muestra su aprecio por la prudencia: dice que "es prudente quien construye su casa sobre la roca", elogia a las vírgenes prudentes que no se dejan encontrar sin aceite para sus lámparas porque "la vida cristiana es una combinación de sencillez y astucia". Y concluyó:

Al preparar a sus discípulos para la misión, Jesús les recomienda: «Yo los envío como ovejas entre lobos; sean entonces prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas». (Mt 10,16). Es como si dijera que Dios no sólo quiere que seamos santos, sino que quiere que seamos santos inteligentes, porque sin prudencia ¡equivocarse de camino es cuestión de un momento!

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - En el primer domingo de Cuaresma, Francisco invita a “entrar en el desierto” como Jesús, para reconocer las pasiones desordenadas, vicios, ansias de poder, vanidad y codicia que se posesionan del alma y vencerlas con el silencio, la oración y la escucha de la Palabra de Dios.

Fieras y ángeles los podemos encontrar cuando entramos en nuestro desierto interior, en silencio y a la escucha del corazón, así nos percatamos de su presencia y enfrentamos las tentaciones que nos desgarran, con las buenas inspiraciones divinas que devuelven al alma el orden y la paz. Es precisamente de la lucha de Jesús en el desierto, tentado por Satanás, que nos presenta el Evangelio de hoy, de donde parte la reflexión del Papa en este primer domingo de Cuaresma.

Las bestias selváticas

A mediodía, ante una Plaza de San Pedro soleada y repleta de fieles y peregrinos del mundo, Francisco, horas antes de su retiro para los Ejercicios Espirituales de esta Cuaresma, habla de las pasiones desordenadas que habitan en nuestro mundo interior, las “fieras” que dividen y tratan de poseer el corazón, que cautivan seducen y que pueden destrozarnos.

“Podemos dar nombres a estas "fieras" del alma: los diversos vicios, el ansia de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, y de nuevo la codicia de la fama, que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo, y así siguiendo. Son bestias “selváticas” y como tales, hay que domarlas y combatirlas: de lo contrario, devorarán nuestra libertad”

El sabor del Cielo

El Santo Padre insiste en la necesidad de “entrar en el desierto” para reconocer y combatir estas presencias, pero teniendo como aliados a los “ángeles”, mensajeros de Dios, que nos ayudan, nos hacen el bien, porque su característica es el servicio y no la posesión del alma.

“Los espíritus angélicos, en cambio, recuerdan los buenos pensamientos y sentimientos sugeridos por el Espíritu Santo. Mientras las tentaciones nos desgarran, las buenas inspiraciones divinas nos unifican en armonía: apagan el corazón, infunden el sabor de Cristo, “el sabor del Cielo”. Así vuelven al alma el orden y la paz, más allá de las circunstancias de la vida, sean favorables o desfavorables”.

La voz de Dios

También para captar los pensamientos sanos y buenos inspirados por Dios, advierte Francisco, hay que entrar en el silencio y en la oración. Por ello, como siempre, antes de la oración mariana, el Papa invita a reflexionar partiendo de dos preguntas que pueden acompañar el camino cuaresmal:   

“Primera: ¿cuáles son las pasiones desordenadas, las "fieras" que se agitan en mi corazón? Es bueno reconocerlas, nombrarlas, comprender sus tácticas. Y un segundo interrogante: para dejar que la voz de Dios hable a mi corazón y lo custodie en el bien, ¿pienso retirarme un poco al "desierto", es decir, dedicar un espacio al silencio, a la oración, a la adoración, a la escucha de la Palabra de Dios?”.

Dos reflexiones que el Pontífice pone en manos de la Virgen Santa, que custodió la Palabra y no se dejó tocar por las tentaciones del maligno, para que nos ayude en el camino cuaresmal hacia la Resurrección de Jesucristo.

El retiro espiritual de Francisco

"Esta tarde, junto con los colaboradores de la Curia, comenzaremos los Ejercicios espirituales. Invito a las comunidades y a los fieles a dedicar momentos específicos durante este tiempo de Cuaresma y durante este año de preparación al Jubileo, que es el "Año de la oración", para recogerse en la presencia del Señor."

Lo anunció el Papa al final de la oración mariana. En efecto, esta tarde comienzan los ejercicios espirituales para la Curia romana. Francisco ha invitado a los Cardenales residentes en Roma, a los jefes de Dicasterio y a los Superiores de la Curia, a vivir este período de modo personal, "suspendiendo el trabajo y recogiéndose en oración hasta el viernes 23 de febrero de 2024". Durante esta semana se suspenderán todos los compromisos del Santo Padre, incluida la Audiencia General del miércoles 21 de febrero

Publicado en RELIGIÓN
Miércoles, 14 Febrero 2024 10:00

La "paciencia de la fe" nos salva: Papa Francisco

CIUDAD DEL VATICANO. - Es la acedia el vicio sobre el que el Papa invita a reflexionar en la audiencia general en el Aula Pablo VI. "Una tentación muy peligrosa" que incita casi "a desear la muerte". Cuando asalta hay que contrarrestarla con "una medida de compromiso más pequeña", pero con perseverancia "apoyándose en Jesús"

Jesús "se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: '¿Así que no has podido velar conmigo ni una hora? Velad y orad, no sea que caigáis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Este es el pasaje del evangelista Mateo que introduce la reflexión del Papa Francisco en la audiencia general de este primer día de Cuaresma, dedicado al vicio de la acedia, término que a menudo se sustituye por otro: pereza.  
La acedia, una tentación muy peligrosa

Acedia del griego significa "falta de cuidado", explica el Papa, y es la causa de la pereza que hace a la persona "inoperante, indolente, apática". Y prosigue:

Esta es una tentación muy peligrosa; no bromees con ella. Quien cae víctima de ella está como aplastado por un deseo de muerte: siente asco por todo; su relación con Dios se le hace aburrida; e incluso los actos más santos, los que en el pasado le habían calentado el corazón, ahora le parecen completamente inútiles.
La pérdida del sentido

Para aclarar aún más el significado de la acedia, Francisco recuerda un escrito del monje Evagrio que describe el comportamiento de los perezosos: "... Cuando lee, el perezoso bosteza a menudo y se deja vencer fácilmente por el sueño, arruga los ojos, se frota las manos y, retirando los ojos del libro, mira fijamente a la pared; luego volviéndolos de nuevo al libro, lee un poco más (...); finalmente, inclinando la cabeza, pone el libro debajo y se duerme en un sueño ligero...". Se trata de una descripción en la que, según el Papa, es posible vislumbrar algo cercano a la depresión.

En efecto, para quien está atrapado en la acedia, la vida pierde su sentido, rezar es aburrido, cada batalla parece carente de significado. Si ya en la juventud alimentábamos pasiones, ahora parecen ilógicas, sueños que no nos hacían felices. Así que nos dejamos llevar y la distracción, el no pensar, aparecen como las únicas salidas.

Un remedio es "la paciencia de la fe"

Pero, ¿cuáles son los verdaderos remedios contra la acedia? Recurriendo a los maestros de la espiritualidad, el Papa indica el más eficaz y lo llama "la paciencia de la fe".

Aunque bajo el azote de la acedia el deseo del hombre es estar "en otra parte", escapar de la realidad, en cambio hay que tener el valor de permanecer y acoger en mi "aquí y ahora", en mi situación tal como es, la presencia de Dios.
Resistir y perseverar en la fe apoyándose en Jesús

La acedia quiere destruir la alegría sencilla del presente que se vive y quiere hacernos creer "que nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por nadie", dice el Papa. Así, por culpa de la acedia, muchos abandonan "la vida de bien" que habían emprendido. Es una tentación grave, por tanto, que incluso los santos han experimentado y que hay que vencer.

Estos santos nos enseñan a atravesar la noche de la paciencia aceptando la pobreza de la fe. Recomiendan, bajo la opresión de la acedia, mantener una medida menor de compromiso, fijarse metas más al alcance de la mano, pero al mismo tiempo resistir y perseverar apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación.

La fe que cree humildemente

La fe, vuelve a afirmar Francisco, no pierde su valor aunque sea tentada por la pereza, sino que demuestra su autenticidad resistiendo a pesar de todo, y concluye:

Es esa fe que permanece en el corazón, como quedan las brasas bajo las cenizas. Siempre permanece. Y si alguno de nosotros cae en este vicio o tentación de la pereza, que intente mirar en su interior y guardar las brasas de la fe. Y así seguimos.
Cuaresma: conversión y oración por la paz

Al final de la audiencia general, en su saludo a los fieles en italiano, el Papa Francisco se refiere, entre otras cosas, a la Cuaresma que comienza hoy, llamando la atención en particular sobre el sufrimiento causado por las guerras.

Hagamos de este tiempo una ocasión de conversión y de renovación interior en la escucha de la Palabra de Dios, en la atención a nuestros hermanos y hermanas que necesitan, necesitan tanto. Y aquí no olvidemos nunca a la atormentada Ucrania y a Palestina e Israel que tanto sufren. Recemos por estos hermanos y hermanas que sufren la guerra. Sigamos adelante en este proceso de conversión, en la escucha de la Palabra de Dios, en la atención a nuestros hermanos y hermanas necesitados, y sigamos adelante intensificando la oración, especialmente para pedir la paz en el mundo.

En su saludo a los fieles polacos, el Papa recordó cómo la Cuaresma es una ocasión privilegiada para la solidaridad: "Con motivo del inicio de la Cuaresma, hoy se celebra en todas las iglesias de vuestro país una colecta para ayudar a Ucrania. Ante tantas guerras, no cerremos nuestro corazón a los necesitados. Que la oración, el ayuno y la limosna sean el camino para construir la paz".

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - Este domingo 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes y canonización de la beata Mama Antula, en su alocución previa a la oración mariana del ángelus, el Santo Padre comentando el Evangelio dominical dijo que ante un mundo de relaciones virtuales “el amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados”.

“El amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus de este domingo 11 de febrero, ante los miles de files y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro y después de haber celebrado por la mañana la Santa Misa con el rito de canonización de la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa.

El estilo de Jesús: pocas palabras y hechos concretos

Al comentar el Evangelio de este VI Domingo del Tiempo Ordinario, en el cual se narra la sanación de un leproso, el Santo Padre dijo que este pasaje bíblico nos muestra el estilo de Jesús con quien sufre, es decir, pocas palabras y hechos concretos.

“Al enfermo, que lo implora, Jesús le responde: «Quiero: queda limpio». Pronuncia una frase sencillísima, que pone inmediatamente en práctica. De hecho, «la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio»”.

No entretenernos en discursos o interrogatorios

Esta actitud de Jesús, señaló el Papa Francisco, se ve muchas veces en el Evangelio, lo vemos comportarse así con quien sufre: sordomudos, paralíticos y otros tantos necesitados. Siempre hace así: habla poco y a las palabras les siguen enseguida las acciones: se inclina, toma de la mano, cura.

“No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra el pudor delicado de quien le escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención”.

Un estilo maravilloso de amar

En este sentido, el Obispo de Roma invitó a pensar en este modo de amor maravilloso cuando nos encontramos a personas que se comportan así: sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda porque están dispuestas a escuchar.

“Amigos y amigas a los que se puede preguntar: ¿Quieres ayudarme?, con la confianza de escuchar una respuesta, casi con las palabras de Jesús: ‘Sí, quiero, estoy aquí para ti’. Esta concreción es tanto más importante en un mundo, como el nuestro, en el que parece que se abre camino, cada vez más, una virtualidad evanescente de las relaciones”.

El amor necesita concreción, presencia, encuentro

Asimismo, el Papa Francisco invitó a estar atentos lo que nos dice la Palabra de Dios: «Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de ustedes les dice: “Vayan en paz, abríguense y sáciense”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2,15-16).

“El amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados. Son instrumentos útiles, pero no bastan en el amor, no pueden sustituir a la presencia concreta”.

Que la Virgen María nos ayude a ser solícitos a los demás

Antes de concluir su alocución, el Santo Padre pidió que la Virgen María, solícita en el cuidado, nos ayude a estar preparados y ser concretos en el amor y para ello es importante que nos preguntemos:

“¿Yo sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo escusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? Concretamente, ¿cuándo fue la última vez que he ido a visitar a una persona sola o enferma, o que he cambiado mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?”.

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - Hay cadenas que nos hacen esclavos, nos devoran energía incluso nos empujan al consumismo y socavan nuestra autoestima, pero hay una luz al final del túnel: existe un remedio eficaz para combatirlas. En el último domingo de enero, el Papa Francisco habla de estas tentaciones y nos da las claves para afrontarlas.

“Debemos cuidarnos de las "cadenas" que sofocan nuestra libertad” ha sido la advertencia del Papa Francisco este domingo, antes de rezar la oración mariana del Ángelus: “Pienso en las adicciones, que nos hacen esclavos, siempre insatisfechos y devoran energía, bienes y afectos; otra cadena: pienso en las modas dominantes, que nos empujan al perfeccionismo imposible, al consumismo y al hedonismo, que mercantilizan a las personas y desvirtúan sus relaciones”.

¿Cuáles son las cadenas que sofocan nuestra libertad?

Las “adicciones” y las “modas” son para el Papa las dos cadenas más fuertes que pueden apresar nuestro corazón, pero no las únicas. El Papa este mediodía, asomado desde el balcón pontificio, también ha agregado a la lista de estas cadenas que atentan contra nuestra libertad, las “tentaciones”, el “miedo”, la “intolerancia” y la “idolatría del poder”: “También están las tentaciones y los condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; otra cadena: el miedo, que hace mirar al futuro con pesimismo, y la intolerancia, que siempre echa la culpa a los demás; y luego está una cadena muy fea, la idolatría del poder, que genera conflictos y recurre a las armas que matan o se sirve de la injusticia económica y de la manipulación del pensamiento. Tantas cadenas, tantas están en nuestra vida”.

Si entráis en diálogo con el diablo, él gana, siempre

Francisco ha basado su reflexión de hoy en el Evangelio hodierno según San Marcos, que presenta a Jesús liberando a una persona poseída por un "espíritu maligno" que la destrozaba y la hacía gritar sin cesar, para confirmar que “Jesús vino a liberarnos de todas estas cadenas”: “Jesús tiene el poder de echar al diablo. Jesús libera del poder del mal, pero -tengamos cuidado- ¡expulsa al diablo, pero no conversa con él!”.

Por tanto, otra advertencia de Papa en este último domingo de enero es “no dialogar con el diablo”: “Tened cuidado: con el diablo no se dialoga, porque si entráis en diálogo con él, él gana, siempre”.

¿Qué hacer cuando nos sentimos tentados?

“Invocar a Jesús: invocarlo allí, donde sentimos que las cadenas del mal y del miedo aprietan con más intensidad”

Para Francisco, la manera más eficaz de liberarnos de estas cadenas es “no dialogar con el diablo” pero sobre todo “invocando a Jesús”, pues es Él quien, con la fuerza de su Espíritu, quiere repetir al maligno también hoy: "Vete, deja en paz ese corazón, no dividas el mundo, las familias, nuestras comunidades; déjalas vivir en paz, para que florezcan allí los frutos de mi Espíritu, no los del tuyo. Para que reine entre ellos el amor, la alegría, la mansedumbre, y en lugar de la violencia y los gritos de odio, haya libertad y paz, respeto y cuidado hacia todos".

Publicado en RELIGIÓN

CIUDAD DEL VATICANO. - En su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus, el Santo Padre dijo que el Evangelio de este II Domingo del Tiempo Ordinario “nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús y a renovar la alegría de seguirlo”. Además, pidió que “María Santísima, la primera discípula de Jesús, nos conceda el deseo de buscarlo, el deseo de estar con Él y el deseo de anunciarlo”.

“¿Qué significa ser discípulos del Señor?”. Esta fue la pregunta que estuvo al centro de la reflexión del Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del ángelus, de este domingo 14 de enero de 2024.

Al comentar el Evangelio (cf. Jn 1,35-42) que la liturgia presenta este II Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre señaló que el evangelista Juan nos narra “el encuentro de Jesús con los primeros discípulos”. Esta escena, indicó, nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús y a renovar la alegría de seguirlo, seguir a Jesús significa ser su discípulo. Para ello, el Evangelio nos ayuda sugiriéndonos tres palabras: buscar a Jesús, vivir con Jesús, anunciar a Jesús.
Para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo

Al explicar el primer verbo: buscar, el Papa Francisco destacó que, gracias al testimonio del Bautista, dos discípulos comenzaron a seguir a Jesús y Él, «al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscan?”». Son las primeras palabras que Jesús les dirige: ante todo les invita a mirar en su interior, a interrogarse sobre los deseos que llevan en el corazón.

“El Señor no quiere prosélitos, no quiere ‘seguidores’ superficiales, sino el Señor quiere personas que se interroguen y se dejen interpelar por su Palabra. Por lo tanto, para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo, luego tener un corazón abierto, en búsqueda, no un corazón saciado ni conforme”.
La fe es ir a ver dónde vive el Señor y vivir con Él

La segunda palabra: vivir, indicó el Santo Padre, nos puede ayudar a ver lo que buscaban los primeros discípulos. Ellos no buscaban noticias o informaciones sobre Dios, o señales o milagros, sino que deseaban encontrar al Mesías, hablar con Él, estar con Él, escucharlo. Por eso le preguntan inmediatamente a Jesús: «¿Dónde vives?». Y Cristo les invita a estar con Él: «Vengan y lo verán».

“Estar con Él, quedarse con Él, esto es lo más importante para el discípulo del Señor. La fe, en suma, no es una teoría, no, es un encuentro, es ir a ver dónde vive el Señor y habitar con Él. Encontrar al Señor y habitar con Él”.
La alegría del Evangelio es extrovertida hay que anunciarla

Finalmente, la tercera palabra: anunciar, subrayó el Santo Padre, nos ayuda a ver la fuerte experiencia del primer encuentro con Jesús, tan fuerte que los discípulos recordaron para siempre la hora: «era como la hora décima». Y sus corazones estaban tan llenos de alegría que sintieron inmediatamente la necesidad de comunicar el don recibido.

“De hecho, uno de los dos, Andrés, se apresura a compartirlo con su hermano Pedro y lo conduce a Jesús. Buscar al Señor, estar con Él”.
Que la Virgen nos conceda el don de buscar, vivir, anunciar a Jesús

Antes de concluir, el Papa Francisco pidió que, María Santísima, la primera discípula de Jesús, nos conceda el deseo de buscarlo, el deseo de estar con Él y deseo de anunciarlo. Además, invitó a todos a hacer memoria de nuestro primer encuentro con el Señor y a preguntarnos:

“¿Somos todavía discípulos enamorados, buscamos al Señor o nos hemos acomodado en una fe hecha de costumbres? ¿Vivimos con El en la oración, sabemos estar en silencio con Él? Y finalmente, ¿sentimos la necesidad de compartir nuestra alegría del encuentro con Él?”.

Publicado en RELIGIÓN
Página 1 de 7