Enemigos de la salud son pobreza, ignorancia y escasez de servicios
Como derecho humano debe ser preservada de muchos vicios
Puebla, Pue.- Enemigos de la salud son la pobreza, la desigualdad, la ignorancia, el hambre, la escasez o falta de servicios, y como derecho humano debe ser preservada de tabaquismo, alcoholismo, de dietas no saludables y de la falta de ejercicio.
Esta afirmación expuso el doctor José Narro Robles, actual Secretario de Salud federal, en la LXXI Asamblea Mundial de Salud que se celebrada en Ginebra, Suiza, del 21 al 26 de este mes, según boletín informativo enviado a este portal digital.
Resaltó al mismo tiempo que corresponde a cada persona impedir que nuevas enfermedades o afecciones contagien o se instalen en la sociedad, como la exclusión, el odio, la codicia y el fanatismo, para los cuales no hay vacunas, pero si valores esenciales que previenen y combaten la ceguera, la indiferencia y la inacción.
Agregó el funcionario federal que reconoce la preocupación de ciudadanos y autoridades por la aparición de enfermedades modernas que junto con las crónicas, constituyen grave amenaza para la salud; pero al mismo tiempo no comprende la razón por la que se escatiman recursos públicos y privados para resolver esta problemática universal.
Reconocimiento mundial es que la atención a la salud pública es fundamental para el desarrollo de las naciones y, por tanto, una obligación de los gobiernos que no tienen excusa para evadir esta responsabilidad, añadió.
Comentó además Narro Robles que la salud no es una mercancía y que el mercado no debe definir su rumbo.
Tras hacer una invitación a la sociedad y a las autoridades sanitarias a pensar colectivamente para ayudar a los demás, ya que la salud es para todos, afirmó que México está al borde de una crisis en salud pública, de no ayudarse unos a otros para afrontar todos los retos habidos y por haber.
Ira y enojo apuñalan como enemigos mortales el corazón
Estudio médico advierte: hasta jóvenes furiosos están propensos a problemas cardiacos
Ira y enojo, sentimientos que tienen en muchos momentos mujeres y hombres en cualquiera etapa de la vida, no sólo causan reacciones destructivas en el organismo, sino el mayor daño lo hacen al corazón y pueden provocar un ataque cardíaco.
Cualquiera que sea el motivo de un enojo, origina que el pulso se acelere, la sangre se suba a la cabeza y haga sentir fuerte impulso por hacer algo violento como gritar, romper algo, golpear la mesa con los puños, y aunque es una emoción normal y hasta sana, en exceso no es bueno para la salud.
Un estudio realizado por el Johns Hopkins School of Medicine, evaluó a 1,337 hombres estudiantes de medicina y encontró que aquellos propensos al enojo presentaron tres veces más probabilidades de sufrir un ataque al corazón siendo jóvenes, o al menos, más propensos a desarrollar problemas cardíacos a lo largo de su vida.
Y un ataque de rabia puede hacerle mucho daño al corazón. Aunque los científicos aún siguen investigando más a fondo el tema, se sabe que el enojo y otras emociones fuertes afectan directamente al corazón y a las arterias.
Cuando alguien se enoja, tiene ira o cólera, su cuerpo activa un mecanismo de combate o pelea, le pone alerta y es entonces cuando se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol; se aceleran sus latidos del corazón, su respiración se hace más agitada y siente una descarga de energía. Los vasos sanguíneos se contraen y su presión arterial sube. Cuando esta reacción ocurre con demasiada frecuencia, el sistema cardiovascular se sobrecarga y se gasta.
Agrega el estudio señalado que existen evidencias de que estas reacciones pueden causar acumulación de placas de grasa en las arterias y por lo tanto, se dañan.
Esto debilita el sistema cardiovascular y hace que el enojado o enojada estén a las puertas de sufrir un infarto, aunque sean jóvenes.
Por eso, cuando algo nos cause enojo, ¡respiremos profundo! Contemos hasta diez, hagamos una pausa, pongamos las cosas en una balanza y no reaccionemos con violencia, recomiendan médicos generales y especialistas.
El practicar técnicas de relajación puede ayudar a controlar estos ataques y a evitar que el corazón sea el más afectado.