El investigador de la Facultad de Medicina es Académico Numerario en el área de Reumatología de la Academia Nacional de Medicina de México

Doctor en Enfermedades Autoinmunes por la Universidad de Barcelona y Académico Numerario de la Academia Nacional de Medicina de México, Mario García Carrasco ha dirigido proyectos de investigación financiados por el CONACYT, la BUAP y el IMSS en torno a enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso y el síndrome de Sjörgen.

          Se ha dedicado a la investigación básica y clínica de forma conjunta para conocer a profundidad este tipo de enfermedades, las cuales son poco conocidas y estudiadas entre médicos. Ganador de premios nacionales y con trabajo académico publicado en revistas indizadas a nivel internacional, fomenta la investigación en estudiantes de la Facultad de Medicina, gracias a su formación en México, Francia y España.

          Mario García Carrasco, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), narra en su espacio de trabajo cuál es la importancia de la investigación científica, sobre todo en su área de especialización. En esta ocasión, lleva puesto un saco de un color verde oscuro, en contraste con la bata blanca que ha usado desde su etapa de estudiante de la Licenciatura en Medicina.

          Como él mismo lo afirma, no es frecuente que los médicos egresados de las distintas casas de estudios del país se dediquen a la investigación, sino que suelen concentrarse en el trabajo clínico privado. “Probablemente en la medicina es más complejo: la gente se va más a la práctica porque económicamente es lo que da más: un cardiólogo, un neurólogo o un cirujano plástico difícilmente se van a meter a la parte de la investigación”, explica.

          De forma contraria a esta constante, su trabajo se ha enfocado desde hace más de 35 años a la investigación de enfermedades autoinmunes sistémicas, como el lupus eritematoso, el síndrome de Sjögren, el síndrome de antifosfolípido, la esclerodermia y la dermatopolimiositis, entre otras. Sus investigaciones en esta área no solo le han valido un lugar en el nivel más destacado del prestigiado padrón de investigadores: en 2016, ingresó a la Academia Nacional de Medicina de México, como Académico Numerario en el área de Reumatología.

          No obstante, la finalidad de sus trabajos obedece a un fin primordial: la mejora de la calidad de vida de los pacientes. “Las enfermedades autoinmunes que trabajamos son poco estudiadas y poco conocidas entre los médicos en general. Nuestro papel es difundirlas”, asevera en uno de los espacios dedicados al área de Reumatología en la Facultad de Medicina de la BUAP, unidad académica de la cual es profesor investigador.

          Más tarde, el especialista se traslada a un cubículo aledaño, del cual salen algunos de los estudiantes de licenciatura y de posgrado que componen su equipo de trabajo. Al preguntarle sobre su motivación para realizar investigación científica, señala: “En realidad nosotros somos un grupo; esto no es una sola persona”. Sus palabras evidencian su interés porque los jóvenes se involucren desde etapas tempranas en la investigación: “Estoy convencido que van a seguir estas líneas y van a avanzar más que nosotros, porque ellos ya están con la parte básica y la parte clínica”.

El dolor ajeno como detonante de una vocación de vida

El doctor Mario afirma con orgullo que es originario de Tepexi de Rodríguez, un municipio ubicado al sur del estado de Puebla. A pesar de que durante su infancia su familia se trasladó a la ciudad de Puebla, tiene claro que su conexión con su Tepexi le hizo conocer las necesidades reales de las personas. Esta sensibilidad fue el detonante para que, al presenciar un accidente durante su infancia, decidiera elegir la medicina como camino de vida para ayudar a las personas.

          Tras cursar la educación media superior en la Preparatoria Benito Juárez y la Licenciatura en Medicina y Cirugía -en la BUAP-, a inicios de los años 80 realizó la residencia-MIR en Reumatología en el Centro Nacional de Lucha contra Enfermedades Reumáticas, en Barcelona, España. La inquietud por conocer a fondo las enfermedades reumatoides le valió una beca del gobierno francés para realizar una estancia de investigación por tres años en el Hospital Lariboisiére de París, Francia.

          Posteriormente, en 1986, se integró como docente de su alma mater, en donde años más tarde hizo las gestiones para integrar una materia optativa en Reumatología, su línea de investigación, en el plan curricular de la Licenciatura en Medicina. Gracias al apoyo de la BUAP, García Carrasco regresó a España, ahora al     Hospital Clínic de Barcelona, y en 1997 obtuvo el grado de doctor en Enfermedades Autoinmunes, por la Universidad de Barcelona, con la tesis Factores víricos, hormonales e inmunomoduladores en la etiopatogenia del síndrome de Sjögren primario. Fueron 70 las publicaciones que resultaron como frutos de sus estudios de posgrado, al igual que varios capítulos de libro.

Un aficionado al fútbol preocupado por la investigación mexicana

Durante la entrevista, hay intervalos en los cuales el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias confiesa su afición al fútbol y al Barcelona F.C. No obstante, también externa sus preocupaciones por las nuevas generaciones de estudiantes del país: “No tenemos una cultura de la investigación; al menos no en la medicina en general”, sentencia. Ese, para él, es uno de los aspectos a trabajar para fortalecer un México ideal para los ciudadanos.

          El también Premio Estatal de Ciencia y Tecnología, en el Área de la Salud, en 2006, propone, en primer lugar, promover la investigación científica desde las etapas más tempranas de la formación escolar: “Se tendría que promover prácticamente desde la primaria y, poco a poco, enseñar de una manera sencilla. Así, para cuando la gente ya vaya a la preparatoria e ingrese a la universidad, ya sea consciente de lo importante que es la investigación”.

          De forma paralela a la conciencia que deben adquirir los alumnos desde la infancia, destaca la necesidad de la inversión: “Uno puede tener muchos deseos, pero no existe una investigación realmente sin inversión. Eso es a lo que tenemos que aspirar: a que nuestros gobiernos también se sensibilicen para que reconozcan lo importante que es la investigación, tanto clínica como básica, dado que hay gente preparada en nuestro país. Así, nosotros podremos aportar porque hay inteligencia en nuestro país. Nosotros podemos ver mucha gente que se ha ido y lamentablemente no regresa; hay mucha fuga de cerebros debido a que aquí no encuentran recursos”.

          Sin embargo, el panorama no es desolador. Durante su labor en investigación ha publicado más de 150 artículos, en revistas indizadas a nivel nacional e internacional, y más de 70 capítulos en libros especializados. Gracias a su desempeño como investigador titular, en proyectos auspiciados por el IMSS, el Conacyt y la BUAP, aplaude el crecimiento de iniciativas de apoyo a investigadores noveles. “Esto va estimulando a jóvenes y entusiasmándolos en este campo”.

          En este sentido, y como un profesional “cien por ciento BUAP”, como él mismo se define, ve a la universidad pública como la responsable, más que ninguna otra instancia, del estímulo y promoción a alumnos de grado interesados por el trabajo académico. “Creo que no es sano cuando uno no ayuda al estudiante y la gente quiere llevarse todos los méritos. Siempre se trata de compartir. Los estudiantes que colaboran con nosotros son gente inteligente y trabajadora que se va dando cuenta de lo que significa aparecer en abstracts y publicaciones desde etapas iniciales de su formación”.

          Entre los estudios realizados por él y su equipo de colaboradores, presentados en foros nacionales e internacionales y publicados en revistas indizadas con factor de impacto en el mundo, se encuentran: Deficiencia e insuficiencia de la vitamina D en pacientes con LES y su posible relación con la actividad de la enfermedad, Virus del Papiloma Humano y sus variables asociadas al cáncer cervicouterino en pacientes con LES  y Repercusiones de las variaciones en la densidad mineral ósea en pacientes con LES, para el tratamiento oportuno de osteoporosis.

          Para el investigador, nivel III del SNI, quien entre 2010 y 2012 fue considerado como uno de los médicos más citados a nivel nacional, haber ingresado a la Academia Nacional de Medicina de México representa años de trabajo y dedicación, y… muchos sueños: “En mi caso, mejorar la calidad de vida de los pacientes. Si bien es un logro personal, hay también el esfuerzo de muchos colaboradores y esto sirve para impulsar a otros, a resolver los problemas de salud y promover a gente joven. Es un gran honor y un gran compromiso”.

Publicado en EDUCACIÓN

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