El feminicidio, producto del machismo

Viernes, 21 Febrero 2020 07:33 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

           “Le están buscando tres pies al gato, sabiendo que tiene cuatro”, afirma un amigo que participaba en una plática sobre el incremento del feminicidio en México. Esto es producto del machismo, una cultura que tiene siglos de arraigo en nuestro país y que se ha agravado por los malos gobiernos que hemos tenido y que nos han llevado por rumbos inadecuados para resolver nuestros problemas. Por el contrario, la corrupción, la impunidad, las políticas económicas adoptadas por nuestros gobiernos, el abandono del campo, la mala calidad de la educación, etc., han propiciado el agravamiento de todos los problemas, principalmente el de la desigualdad”.

           Los cinco cafetómanos que participábamos en la conversación, estuvimos de acuerdo.

            “Tenemos a más de 50 millones de pobres que carecen de educación, de trabajo, de atención adecuada para su salud, de educación de calidad, en fin, que no viven, sino sobreviven en una sociedad en la que el dinero se ha vuelto lo más importante en la vida; en la que la pobreza y la ignorancia, son causantes de la desintegración familiar y que ha estado sumida en una guerra interna desde el 2006 y no parece que vaya a terminar mañana”.

             “Esa es la verdadera causa de lo que estamos viviendo. Este gobierno no es el responsable de lo que está pasando. Los responsables somos todos.

             “Si el actual gobierno no inicia una campaña masiva y enérgica para acabar con la cultura machista, en la que debemos participar todos, esto va a seguir. Los cambios culturales son los más difíciles de lograr. Porque se trata de una lucha contra costumbres de años, de décadas, de siglos.
Y no se trata de quítate tú para ponerme yo, es decir, de cambiar el machismo por el feminismo, que daría como resultado que en vez de feminicidios habría hombricidios, no, sino de armonizar la relación de hombres y mujeres, como seres humanos que somos y que nos debemos respeto y consideración en el hogar y fuera de él, en la calle, en el trabajo, en la vida social en general”

              Cuando nuestro amigo acabó su perorata, casi le aplaudimos todos los que estábamos en la mesa. El siguió diciendo: “Se hacen bolas tratando de encontrar las causas del crecimiento de un fenómeno, que tiene sus raíces en la cultura machista que todos recibimos. Vean las fotografías oficiales de hace solo unos cuántos años: cuántas mujeres había en el ayuntamiento o mejor dicho, en los ayuntamientos del Estado. Andraca (refiriéndose a mi persona) me mostró una vez una foto de una reunión de la CNC poblana, que entonces dirigía una mujer, Cecilia no se cuanto, que era chiapaneca y en la foto era la única mujer rodeada como de cincuenta hombres, que eran dirigentes regionales de la Central Campesina; acaba de publicarse en el periódico oficial del arzobispado poblano, una foto de ocho nuevos sacerdotes, todos del género masculino, pues sabemos perfectamente que las mujeres en la Iglesia Católica y parece que en todas las demás, tienen un papel secundario y así por el estilo. Había dichos, muy socorridos entre políticos, ofensivos y hasta groseros contra las mujeres. Total, todo es producto de la cultura machista que debe terminar.

             “No va a ser de la noche a la mañana, claro. Es un trabajo que va a durar años, pero que ya se debe empezar en la escuela, en las iglesias, en el hogar, sobre todo en el hogar, donde incluso las mujeres contribuyen a la educación machista de sus hijos”.

              Según todos los presentes, los gobiernos federal, estatal y municipales deben encabezar una cruzada contra el machismo y se debe castigar con severidad a quienes maltraten a las mujeres, por ser mujeres y no se diga si las privan de la vida como ha venido ocurriendo.

             “Si no tomamos en cuenta esto, que es real, vamos a continuar buscando chivos expiatorios y nunca vamos a acabar con el problema”.

              El gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta, acaba de declarar, que no se dejará chantajear por Antorcha Campesina, como ocurrió en otros gobiernos y eso está bien.

             Ningún gobierno, ningún gobernante debe ser chantajeado por un grupo político o social para recibir determinado trato. Debe haber diálogo, negociación y llegar a acuerdos que resulten beneficiosos para la sociedad en su conjunto.

            Acabamos de ver que la Agrupación Antorchista de Puebla, ha lanzado amenazas de marchas y cierres de calles y carreteras, si se le niega el registro como partido político local.

             El Instituto Estatal Electoral,  que es un organismo autónomo del gobierno, es el que tomó esa decisión con un pretexto bastante endeble: “hicieron la solicitud de registro, fuera de tiempo”.

              La autoridad electoral del estado, está actuando mal, pues no sabe los problemas que puede acarrear a la propia autoridad estatal y a la entidad en su conjunto, al provocar un enfrentamiento que puede evitarse mediante el diálogo, como insiste siempre en sus conferencias mañaneras, el Presidente de la República.

              Antorcha es una agrupación política que en Puebla tiene una fuerza real: está bien organizada, tiene línea ideológica, estructura, organización y militancia convencida en numerosos municipios del estado: realizó ante delegados del propio IEE, no solo las 18 asambleas distritales que se le exigían, sino 23, con un numero de asistentes, superior al exigido por la autoridad y con una asamblea general, también bastante concurrida. En todos esos actos, hubo observadores del IEE. No pueden salir ahora con que los solicitantes actuaron fuera de tiempo.

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