La campaña de Vamos a Cambiar el Rumbo

Jueves, 13 Octubre 2022 20:26 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

           La campaña anticipada de Eduardo Rivera Pérez, presidente municipal de Puebla cuyo lema “Vamos a cambiar el Rumbo”, se creía que era en busca de la gubernatura de Puebla, pero por lo que se  vio en un video publicitario de televisión, va más allá.

            En ese video don “Lalo” dice claro: “Vamos a iniciar el cambio de rumbo del país”. ¿Estará pensando en la presidencia de la república?.

            No lo creemos. Por lo general los políticos panistas, son medio ingenuos en algunas cosas, pero  no tanto.

            Por ejemplo, no solo creen, sino que están seguros de ser la segunda fuerza política del país y nunca piensan que constituyen un partido débil que ni siquiera tiene presencia real en la totalidad de los 32 estados de la república; que carecen de figuras para lanzar candidatos a las gubernaturas con la seguridad de éxito; tienen algunos buenos cuadros para ocupar puestos de elección popular, como diputaciones federales y locales y hasta senadores, pero son mucho menos de los que necesitaría para ser un partido político realmente competitivo. No tiene escuela de cuadros; sus militantes no son debidamente capacitados para desempeñar con éxito el oficio político. Antes, en sus inicios, tenía una revista semanal de excelente factura, que orientaba y adoctrinaba a la militancia de la capital del país y de la provincia, pues llegaba a varios estados de la república. Esa revista, que se llamaba “La Nación” y que este reportero conocía desde niño, pues llegaba al Estado de Guerrero, donde el PAN nunca ha t
enido una presencia medianamente aceptable y ahora no llega ni a Puebla, considerada por los propios panistas como una de sus plazas fuertes, porque gobierna la capital del Estado.

           Excepción del diputado Santiago Creel, ningún panista tiene relevancia para aspirar a ser el candidato de ese partido de derecha, a la presidencia de la república y conste que reconocemos que varios de los que han sido sus candidatos a ese puesto, han sido personajes conocidos, con una oratoria fuerte, fluida y respetuosa de los adversarios. Don Efraín González Luna, abogado brillante, líder católico, originario de Jalisco, tierra de cristeros; don Luis H. Álvarez, industrial chihuahuense, que empezó como candidato a la presidencia municipal de la capital de su estado y que pudo haberlo sido, pero fue en los años cincuenta, cuando en el país reinaban las imposiciones y los fraudes electorales: Don José González Torres, otro abogado brillante, orador extraordinario, líder católico y muy congruente entre su forma de pensar y su forma de vivir. En fin…

           PARA GANAR POR PRIMERA VEZ LA GUBERNATURA de Puebla, en el 2010, tuvo que lanzar  como candidato a un político de factura política priista, como Rafael Moreno Valle Rosas, que formó comités municipales al más puro estilo PRI de la época, imponiendo a sus seguidores de ese partido y cuyo comportamiento, ya en el poder, fue de desprecio a todo lo que fuera PAN, al grado de solo tener a un funcionario de “medio pelo” en la conformación de su gobierno.

           Los panistas auténticos, se fueron del estado o no aparecieron públicamente como panistas, durante los seis años de su gobierno.

          En ningún momento se preocupó por los problemas de la gente humilde del campo, por los obreros o las clases medias. Su gobierno se concentró en la capital del Estado, desplazando a don Lalo Rivera Pérez, a quien empezó a humillar desde el primer grito de Independencia en el palacio municipal, sustituyéndolo en toda la ceremonia, por Javier Lozano Alarcón, otro priista resentido, que fue secretario del trabajo en tiempos de Felipe Calderón y senador de la república.

          Hizo obras en la capital, ostentosas, innecesarias y carísimas y a la provincia poblana, la abandonó a su suerte y al final, quiso acabar políticamente con don Lalo y hasta lo amenazó de cárcel.

          EL PAN actual, no se parece en nada al PAN de los años cuarenta y cincuenta. Sigue siendo de derecha, de una derecha errática, que utiliza el discurso político para ganarse adeptos mediante frases de tipo religioso, pensando que el pueblo de México sigue siendo “fervorosamente católico” y la verdad es que los mexicanos sabemos distinguir bien, salvo excepciones, entre lo político y las creencias religiosas.

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