Toxqui la re- institucionalización II.

Martes, 08 Mayo 2018 14:29 Escrito por César Musalem Jop.

Columna | Desde las Galias

            1.- En el I, pronuncia el Dr. Alexandro Gallardo Arroyo, el primero de abril de este parte del discurso reconocimiento póstumo, al re-institucionalizador-poblano Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara.  Prosigue el orador con esta II parte y concluye:
            Cualquier crítica fue acallada con el descalificativo de “reaccionario”, “enemigo del pueblo”, hasta llegar a las expulsiones sin derecho a ser oído y de ahí a las fatídicas “catacumbas”, decretadas por el sectarismo y el dogmatismo.
            En el otro extremo, la derecha en Puebla, procedente del viejo Yunque y las cámaras empresariales de los años 70as; tuvo similitudes con la izquierda en lo relativo al dogmatismo capaz de llegar al exterminio.
            Desarrollando conflictos que por su intolerancia permitieron la justificación de su contraparte durante décadas.
            La caída del Dr. Gonzalo Bautista O’farril, había dejado muchas dudas, respecto a la provocación de aquel 1° de mayo de 1973, por el pago de las facturas previamente concertadas y las prerrogativas otorgadas a la “autonomía universitaria”.
            Situación poco estudiada, por una burocracia que supone que es mejor dejar en el olvido “hechos lamentables”.
            La verdad, es que el pasado, no debe dejarse jamás por concluido.
            Bajo este esquema cayeron cinco gobernadores en el periodo del Presidente Luis Echeverría Álvarez:
            “Conflictos alentados desde los Pinos, en Sonora, Hidalgo, Guerrero, Yucatán y Puebla.  Tuvieron el mismo sello de violencia, y traiciones internas.
            Era un mundo en que se organizaban golpes de estado y “guerrillas”, para desestabilizar gobiernos, incómodos, pero entrampados por el omnímodo poder presidencial.
            Esta es la historia, aún no escrita de los años setenta ya que gran parte de lo dicho, es tendencioso, falso y justificante de posturas de diversos intereses del poder.
            A 42 años de aquel abril de 1976, es tiempo suficiente para decir verdades y evaluar los hechos con elementos y que solo la sabiduría de los años pueden ofrecer.
            En esa época, quien les habla tenía 24 años, Licenciado en Economía y Director de la escuela Preparatoria Diurna Lic. Benito Juárez García.
            Procedente de la experiencia transformadora del movimiento estudiantil de 1968 y crítico del rectorado más represivo que haya vivido la UAP. Lo que condujo a constantes enfrentamientos y expulsiones crueles e innecesarias.
            La filosofía de la historia, distingue la memoria histórica de la historia formal.
            Porque: nombra las cosas por su nombre y por eso nunca termina de decirse, lo que se debe decir.
            En tanto la historia formal, reconoce a los personajes que permiten un relato justificatorio y omite a los derrotados, los olvidados, esos que solo sirvieron para ser carne de cañón y derribar gobernadores. 
            Afortunadamente, ningún silencio es para siempre y es necesario revisar los polos opuestos del conflicto, valorar su consistencia y descubrir, lo artificioso que puede resultar la tensión entre la sociedad poblana y el poder político.
            Donde la dinámica de la confrontación fue abonada con la sangre inocente de estudiantes y dirigentes universitarios.
            La declaratoria de “desaparición de poderes” siempre fue precedida de conjuras, manipulaciones y tragedias cuyos actos, nunca fueron legales y mucho menos democráticos, al aplastarse sin miramiento a estudiantes que solo pedían cumplir con la Reforma Universitaria que planteó el uso de la lógica crítica para formular nuevas verdades.
            El conflicto se presenta por el abuso y la intransigencia de una burocracia que no cumplió con el sueño de Reforma Universitaria.
            La disputa entre el Partido Comunista-Rectoría y el Frente Estudiantil Popular, ampliamente posicionado en la Universidad se confrontan por las razones siguientes:
a)    El doble discurso del PCM ante los universitarios y su relación con la Presidencia de la Republica
b)    El crecimiento del movimiento estudiantil, ajeno al control de la burocracia universitaria, evidencio a un rectorado que pregonaba la “democracia”, pero destruía a las escuelas opositoras.
c)    El manejo discrecional del presupuesto universitario.
d)    La constante provocación en las escuelas donde el PCM no era mayoría y el estudiantado pedía cuentas claras (medicina, leyes, preparatoria diurna).
e)    La expulsión del Dr. Guillermo Cabrera Candia, Director de la Escuela de Medicina y contra parte de Luis Rivera Terrazas, en la lucha por la rectoría en 1975.
f)    La instrumentación de la Universidad-Partido, polarizó enfrentamientos hacia afuera y hacia dentro de la Universidad.
            En ese contexto se decidió, tomar el Edificio Carolino, para manifestar el desacuerdo estudiantil ante la cerrazón del Partido Comunista y el Consejo Universitario.
            El 27 de abril de 1976, los estudiantes toman las instalaciones del edificio central y transcurren cuatro días sin enfrentamientos, mientras se realizaban manifestaciones a favor y en contra de los hechos.
            Al calor del conflicto, la Policía Federal de Seguridad, comandada por Miguel Nazar Haro, actuando sigilosamente se acuartela en el Hotel Colonial, y desde ahí, orquestan un ataque al edificio Carolino siguiendo las prácticas de la “guerra sucia”.
            Los cuerpos de inteligencia del Gobierno del Estado, reportaron la presencia de La Policía Federal de Seguridad, dirigida desde Los Pinos y sin la coordinación del Gobierno del Estado, gestaba un nuevo incidente para culpar al Gobierno del Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara.
            Los antecedentes de violencia que precedieron, la caída de los gobernadores, en ese sexenio, no dieron lugar a dudas.
            En ese momento, la policía federal de seguridad, no venía a realizar “aprehensiones”, sino a realizar acciones violentas que permitieran justificar “la desaparición de poderes, en el Estado de Puebla”; acción que se coronaria el 5 de mayo de 1976 durante la visita del Presidente Luis Echeverría Álvarez.  
            La gravedad de los acontecimientos, permitieron una entrevista con el ciudadano gobernador, obligándonos a una defensa común, ya que actuar por separado, implicaría una tragedia para ambos.
            El encuentro se inició, con desconfianza, pero la fuerza de los argumentos y la actitud del Dr. Alfredo Toxqui, disipó la tensión.
            Suave, pero firme, preguntó:
            - “¿Si estaba enterado de la presencia de la Policía Federal de Seguridad en el Hotel Colonial?, a lo que respondí que:
            - “Tenía cierta información y que el conflicto, no era con la federación”.
            En un tono de mayor preocupación, volvió a cuestionar
            - “¿Si había algún compromiso con el Señor Presidente?”.
            A lo que contesté que:
            - “No, pidiéndole que interviniera para evitar “otros riesgos”.
            Respondiendo puntualmente, el gobernador:
            - “Por indicaciones de México, se quitó el cinturón de seguridad que rodeaba al edificio Carolino”.
            En ese momento comprendí que ambos, estábamos atrapados en el mismo problema, ya que el Presidente estaba manipulando actuaciones.
            Faltaban 36 horas para el histórico desfile y la esperada visita presidencial.
            El tiempo corría con la misma prisa de los riesgos que tratábamos de comprender.
            Las presiones arreciaron y optamos por no prestarnos a un letal enfrentamiento.
            Esa decisión cambio nuestras vidas para siempre.
            La UAP, jamás volvió a desarrollar un movimiento libre e independiente y consecuentemente el Partido Comunista, fue incapaz de reproducir un modelo educativo, entregando la Universidad, al Departamento de Estado Norteamericano para confeccionar, el Modelo Fénix, que ignora a la sociedad del riesgo, donde la memoria histórica no existe y prueba de ello, es que en otro tiempo se asesinaba estudiantes para quitar a un gobernador, y hoy se mata a un rector y no pasa nada.
            La historia reciente de Puebla, enseña que detrás de los movimientos estudiantiles, por más “radicales que fueran; el conflicto entre las élites del poder en México determinaba los hechos políticos, mediante alianzas aparentemente impredecibles”.
            Solo así, es posible comprender la caída de Antonio Nava Castillo en 1964, Rafael Moreno Valle en 1971 y Gonzalo Bautista O’farril en 1973.
            Obviamente el cruento resultado, habría propiciado “el pretexto ideal”, para culpar y derribar sin juicio alguno al “presunto responsable de los actos violentos, ocurridos” por “omisión”. 
            Los riesgos eran para ambas partes: en nuestro caso jugarse la vida por una causa inútil y no buscada por los estudiantes, y en el otro extremo, la estabilidad del gobierno de un personaje cuya animadversión presidencial, se dio por ser amigo del expresidente Gustavo Díaz Ordaz.
            El “plan maestro”, habría de concretarse al imponer al entonces Senador Horacio Labastida Muñoz, ex rector de la UAP vinculado a “los Luises” de esa obscura época. 
            Pasando los años, me reencontré en la ciudad de México, con el fortalecido Gobernador Alfredo Toxqui Fernández de Lara, y ya sin la presión de aquel sexenio, hablamos sobre lo que hubiese significado, no haber salido del Carolino ese 4 de mayo de 1976.
            El doctor, con su parsimonia y agudeza para responder, estas y otras preguntas; dijo:
            “Era impredecible lo que podía suceder con nuestro amigo el presidente Echeverría”.
            “yo había dado indicaciones a mis colaboradores de estar preparados para abandonar el gobierno”.
            Esa respuesta fue sobradamente suficiente para deducir otras conjeturas y evitar cuestionamientos menores, porque de inmediato el Ciudadano Gobernador, me pregunto:
            - ¿Qué pensaba hacer en el futuro?
            Le respondí que estaba trabajando y había empezado a estudiar derecho en la UNAM.
            A lo que de manera cordial me dijo:
            - “Regrese a Puebla que usted tiene un amigo en el Gobierno del Estado”.
            Esta situación, se concretó hasta finales de su sexenio en que regresé a Puebla, y pudimos cultivar una amistad que perduró hasta que murió, mi amigo el Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara, un 1° de abril de 2004. 
            Su legado fue: “hacer posible lo adverso a través de la política, para administrar los conflictos antes que reprimir a nombre de “las razones de estado”.
            Estaba seguro de que la libertad y la democracia no solo son equivalentes, sino son complementarias:
            Porque:
            “Sin libertad la democracia es despotismo y sin democracia las libertades son quimeras”.
            ¡Muchas Gracias! 
            NUESTRA CASA.-   “Some day in some time”, los políticos  encumbrados, aprenderán en otras revoluciones humildad con afectos populares ganados: “mandando obedeciendo a sus pueblos”.
 

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