Columna | SIN LÍMITES

*Intereses políticos, empresariales y estudiantiles en el conflicto lechero

La caída de Antonio Nava Castillo el 30 de octubre de 1964, inició una época aciaga para Puebla. En un lapso de 12 años, de 1963 a 1975, Puebla tuvo seis gobernadores: Antonio Nava Castillo, Aarón Merino Fernández, Rafael Moreno Valle, abuelo del Gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, Mario Mellado García, Gonzalo Bautista O’Farril y Guillermo Morales Blumenkron, hasta que llegó a cancelar odios y rencores para terminar su mandato constitucional Alfredo Toqui Fernández de Lara de 1975 a 1981.

El general Antonio Nava Castillo, arbitrario y prepotente, electo Gobernador en 1963, tras 20 meses y 20 días solicitó licencia por conflictos con universitarios, conocido popularmente como “el problema de la leche”. En esa época la universidad se dividió entre Carolinos y Fuas, es decir, la izquierda contra la derecha.

Lo sustituyó en 1965 Aarón Merino Fernández conocido como el modernizador de Puebla con la instalación de Hylsa y Volkswagen y el entubamiento del río San Francisco.

Otro general, Rafael Moreno Valle fue electo para el periodo 1969 a 1975, que no terminó –estuvo 3 años con 21 días– los conflictos con campesinos hicieron que oficialmente pidiera licencia por “enfermedad”.

Lo sustituyó del 23 de marzo al 14 de abril de 1972, Mario Mellado García. El Congreso nombró sustituto a Gonzalo Bautista O’Farril, alcalde de Puebla Capital, quien gobernó un año 15 días y fue obligado a renunciar por conflictos universitarios. Nuevamente los Fuas y Carolinos pelearon, hubo represión gubernamental y escándalos. En 1972, los expulsados de la UAP fundaron la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Ocupó su lugar Guillermo Morales Blumenkron, un radiodifusor quien concluyó ese sexenio en medio de problemas. El doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara (1975-1981) fue candidato al gobierno. Su lema de campaña reflejaba la situación en Puebla: “Cancelemos odios y rencores”. Logró concluir su sexenio, cosa inusitada en la Puebla de esa época, luego de seis gobernadores en 12 años.

Don Manuel Sánchez Pontón, notable periodista poblano (qepd), publicó en su columna Mirada Crítica, del diario El Heraldo de Puebla en 2016, un resumen de los hechos. La historia del derrocamiento del Gobernador Antonio Nava Castillo fue la siguiente:

El 30 de octubre se cumple un aniversario más de la caída del General Antonio Nava Castillo de su cargo de Gobernador del Estado de Puebla, que encierra interesantes lecturas no solo de la historia de nuestro Estado, sino también de la historia política de nuestro país.

Nava Castillo, nacido en el pueblo de Ixcaquixtla, perteneciente al ex distrito de Tepexi, se había graduado en el Colegio Militar y había sido uno de los grandes jugadores de polo que hubo en la década de los 40 en México, al lado, entre otros, de Humberto Mariles, jinete que alcanzó fama internacional.

1962 era un año especial para el Estado de Puebla. Se celebraba El centenario de la gloriosa triunfal batalla del ejército del Presidente Benito Juárez, comandado por el General Ignacio Zaragoza, contra el Ejército invasor francés, que era en esa época el más poderoso del mundo. Pero también era el año en que debería renovarse, por medio de elecciones, el Gobierno del Estado.

Los grupos empresariales poblanos, deseosos de tomar revancha de su derrota de un año antes, 1961, hicieron presión política, tratando de colocar a uno de sus integrantes, Eduardo Cué Merlo y Gonzalo Bautista O´Farril, organizaron una caravana con cientos de automóviles.  Fueron recibidos en Palacio Nacional por el Presidente Adolfo López Mateos, quien escuchó su petición y les dijo que, en breves días, quedaría resuelta la sucesión en Puebla.

En la capital del país se movieron dos fuerzas que favorecían la candidatura del General Nava Castillo: la de uno de los equipos que rodeaban al Presidente –Donato Miranda Fonseca, Humberto Romero y el General José Gómez Huerta, el primero Secretario, el segundo Secretario Privado y el tercero Jefe del Estado Mayor Presidencial, así como la viuda del ex Presidente Manuel Ávila Camacho, doña Soledad Orozco, quienes apoyaron a Nava Castillo y finalmente, lograron que fuera el candidato a la gubernatura.

Nava Castillo llegó a Puebla con grandes deseos de servir a su patria chica y comenzó muy bien, a construir, en coordinación con el Ayuntamiento que encabezó uno de los servidores públicos más honorables y talentosos que ha habido, el Doctor Carlos Vergara Soto, nada menos que el entubamiento del río de San Francisco, que a lo largo de más de cuatros siglos había provocado, al salirse de cauce durante la temporada de lluvias, pavorosas inundaciones en los viejos barrios de la ciudad.

Además, el río estaba convertido en el recolector de las aguas negras de la ciudad. Esto provocaba olores y focos de infección.

Ninguno de los gobiernos anteriores, a lo largo de siglos, se atrevió a emprender esa gran obra. Nava, en menos de dos años que duró su gobierno y con un presupuesto muy escaso, construyó también la gran calzada a la que dio el nombre de Defensores de la República y el mercado 5 de Mayo, en 18 Poniente y 5 Norte.

Pero si había empezado su sexenio como un buen Gobernador, ¿qué fue lo que causó su estrepitosa caída cuando apenas estaba por cumplir apenas el segundo año de su sexenio?

EL PROBLEMA, LA FORMACIÓN MILITAR

El general Antonio Nava Castillo era hombre bien Intencionado, pero su formación militar le impidió hacer un buen papel como político. En Puebla, concretamente, su desenfrenado autoritarismo lo llevó al desastre.

Un mes después de haber tomado posesión como Gobernador de Puebla tuvo un primer enfrentamiento con el Grupo de ultraderecha (el Frente Universitario Anticomunista) que armó un gran escándalo en el Salón Barroco del edificio Carolino. Presidía el acto el General Nava y ordenó al Jefe de la Policía, General Gilberto Lepe que detuviera a los revoltosos, unos 40 y los mantuviera presos durante tres días en los separos de la Inspección de Policía, luego ordenó que los pusieron en libertad.

Todo volvió a la normalidad, pero el mes de octubre del año siguiente, 1964, Nava envió al congreso un proyecto de Ley de Pasteurización de la Leche, que entregaba toda la producción del lácteo al monopolio de acaudalados ganaderos del Estado. Esto, como era natural, provocó el rechazo de los pequeños productores y de los emprendedores y repartidores, quienes organizaron una marcha el día 3 para protestar contra la entrega obligatoria de toda la producción de leche del Estado al monopolio. Nava ordenó la represión de los lecheros, muchos de los cuales fueron salvajemente agredidos por la policía y otros más detenidos.

El día siguiente, los estudiantes de la UAP llevaron a cabo una manifestación de apoyo para los lecheros. Y el gobernador ordenó una nueva represión, ésta vez contra los universitarios. Inclusive, la policía allanó para golpearlos, el edificio Carolino.

Esto movilizó a miles de personas que llevaron a cabo mítines diarios, por las noches, en el Zócalo y la batalla creció por el apoyo de los sectores sociales que estaban indignados por la conducta arbitraria de funcionarios del Gobierno de Nava.

Pero hubo otro factor que se conjugó contra Nava Castillo, a quien había apoyado, para que llegara al Gobierno de Puebla, formado por los colaboradores más cercanos al Presidente Adolfo López Mateos o sea Donato Miranda Fonseca, Secretario de la Presidencia; Humberto Romero, Secretario Particular y el General José Gómez Huerta, Jefe del Estado Mayor Presidencial.

Nava Castillo se comprometió a apoyar al año siguiente como Gobernador de Puebla, la candidatura presidencial de Donato Miranda. Sólo que Nava, al darse cuenta de que el “Tapado” era Gustavo Díaz Ordaz, Secretario de Gobernación, se pasó a las filas de partidarios de éste.

Cuando estalló el conflicto entre lecheros y estudiantes contra el Gobernador, tomó la bandera el Rector Manuel Lara y Parra, quien acompañado de maestros y estudiantes solicitó en repetidas ocasiones en la Presidencia y en la Secretaría de Gobernación, la caída de Nava, recibiendo gran apoyo de Miranda, Romero y Gómez Huerta, que así quisieron vengarse de Nava, al que calificaban de traidor por haberse pasado a las filas díazordacistas en l964, año de la elección presidencial.

Nava se estaba salvando, pero la noche del 29 de octubre, un grupo de “gorilas” golpeó salvajemente a estudiantes que pegaban carteles de propaganda contra el Gobernador. Nunca se supo si esos agresores eran enviados de Nava o Miranda y socios o del Coronel Luis Sánchez Domínguez, quien era Contralor General del Estado. Lo cierto es que éste último hecho determinó la caída de Nava el 30 de octubre. Al día siguiente, día 31, tomó posesión como Gobernador el Ingeniero Aarón Merino Fernández.

Hasta aquí el resumen del periodista Sánchez Pontón.

En fin, como escribió el estudiante de Medicina, Marco Tulio Orduña, en la lucha universitaria de Puebla en 1964:

Fue aquella juventud, viril y fuerte
que la universidad había albergado,
y que al partir hacia el deber sagrado,
no le importó si encontraría la muerte.
Nunca hubo así tan desigual batalla,
se cambiaron las piedras por las balas,
y al desplegar las juveniles alas,
recibieron en los pechos la metralla.

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Columna | SIN LÍMITES

*Revelaciones de Alejandro Gallardo sobre la toma del Edificio Carolino en abril de 1976

Las épocas aciagas en Puebla en las que en un lapso de 12 años, de 1963 a 1975, el Estado tuvo seis gobernadores como fueron Antonio Nava Castillo quien fue sustituido por Aarón Merino Fernández, después fue electo el general Rafael Moreno Valle, --abuelo del fallecido ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas--, que también pidió licencia y sucesivamente fueron mandatarios Mario Mellado García, Gonzalo Bautista O’Farril y Guillermo Morales Blumenkron.

Con la frase, cancelemos odios y rencores, resultó electo después el doctor Alfredo Toqui Fernández de Lara, quien gobernó de 1975 a 1981. Después siguieron sexenios de tranquilidad hasta la caída del helicóptero en diciembre de 2018.

Sin embargo, hubo un suceso poco conocido en el año 1976, cuando se crearon las condiciones políticas y sociales que estuvieron a punto de provocar la caída del doctor Toxqui con la intervención de la entonces Dirección Federal de Seguridad.

Alejandro Gallardo Arroyo, quien tenía 24 años en 1976, licenciado en Economía y Director de la Escuela Preparatoria Diurna Benito Juárez García, habla del suceso:

-En 1976 en la Universidad de Puebla se instaló una dictadura burocrática que combatió todo aquello que no procedía del comité estatal del Partido Comunista Mexicano. El rector Luis Rivera Terrazas acalló las críticas hasta llegar a las expulsiones sin derecho a ser oído. Los empresarios, la iglesia y la derecha estaban del otro lado. Estaba fresca la caída de varios gobernadores.

-Toxqui era incómodo a la Federación que por su parte, apoyaba de manera irrestricta a la UAP.

-El conflicto de abril de 1976 con la toma del Carolino por un grupo de estudiantes, se presentó por el abuso y la intransigencia de una burocracia que no cumplió con el sueño de Reforma Universitaria.

-La disputa entre el Partido Comunista y la Rectoría a cargo de Luis Rivera Terrazas contra el Frente Estudiantil Popular (FEP), fue por estas razones:

1) El doble discurso del PCM ante los universitarios y su relación con la Presidencia de la Republica. 2) Creció el movimiento estudiantil, ajeno al control de la burocracia universitaria y destruía a las escuelas opositoras. 3) Había manejo discrecional del presupuesto universitario.

4) Existía constante provocación en las escuelas donde el PCM no era mayoría y el estudiantado pedía cuentas claras como Medicina, Leyes y Preparatoria diurna. 5) La expulsión del doctor Guillermo Cabrera Candia, director de la Escuela de Medicina y opositor de Luis Rivera Terrazas.

-En ese contexto el FEP decidió tomar el Edificio Carolino, para manifestar el desacuerdo estudiantil ante la cerrazón del PCM y el Consejo Universitario.

El 27 de abril de 1976, los estudiantes toman las instalaciones del edificio central y transcurren cuatro días sin enfrentamientos, mientras se realizaban manifestaciones a favor y en contra de los hechos.     

LA PRESENCIA DE LA DFS

El intento de “derrocar” a Toxqui, al calor del conflicto, es cuando la Dirección Federal de Seguridad, comandada por Miguel Nazar Haro, sigilosamente se acuartela en el Hotel Colonial y desde ahí orquesta un ataque al edificio Carolino.

Los cuerpos policiales del Gobierno del Estado, representados por los famosos militares Felipe Flores Narro y Luis Álvarez Moguel, reportaron la presencia de los federales, enviada desde Los Pinos y sin conocimiento del Gobierno del Estado.

La DFS venía a realizar acciones violentas que permitieran justificar la desaparición de poderes, en el Estado de Puebla, acción que se coronaria el 5 de mayo de 1976 durante la visita del Presidente Luis Echeverría.  

Ante las filtraciones tanto en el gobierno como en el FEP, dirigentes estudiantiles se reunieron con el gobernador Toxqui. Así fue parte de la conversación.

REUNIÓN TOXQUI Y LÍDERES DEL FEP

El encuentro se inició, con desconfianza, pero la fuerza de los argumentos y la actitud del doctor Alfredo Toxqui, disipó la tensión. Suave, pero firme, preguntó a Gallardo:

-¿Está enterado de la presencia de la Policía Federal de Seguridad en el Hotel Colonial?

Le respondí que tenía cierta información y que el conflicto no era con la Federación.

En un tono de mayor preocupación, volvió a cuestionar:

-¿Había algún compromiso con el Señor Presidente?

Contesté que no, pidiéndole que interviniera para evitar otros riesgos.

Respondió puntualmente, el gobernador:

-Por indicaciones de México, se quitó el cinturón de seguridad que rodeaba al edificio Carolino.

En ese momento estudiantes y gobernador estaban atrapados en el mismo problema, ya que el Presidente estaba manipulando actuaciones.

Faltaban 36 horas para el histórico desfile y la esperada visita presidencial. Hubo riesgos, las presiones arreciaron y optamos por no prestarnos a un letal enfrentamiento. Esa decisión cambio nuestras vidas para siempre.

Concluye Gallardo Arroyo: Obviamente un cruento resultado, habría propiciado el pretexto ideal, para culpar y derribar sin juicio alguno al presunto responsable de los actos violentos.

Los riesgos para ambas partes en nuestro caso eran jugarse la vida por una causa inútil y del otro lado la estabilidad del gobierno de Toxqui, que se había ganado la animadversión presidencial por ser amigo del ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Considera Gallardo que entonces se hubiera impuesto como gobernador al entonces Senador de la República Horacio Labastida Muñoz, ex rector de la UAP vinculado a los comunistas.

Años después, comenta Gallardo se encontró con el doctor Toxqui ya fortalecido en las postrimerías de su mandato en la Ciudad de México. Platicaron entonces sobre lo que hubiese significado, no haber salido del Carolino ese 4 de mayo de 1976.

“Era impredecible lo que podía suceder con nuestro amigo el presidente Echeverría. Yo había dado indicaciones a mis cercanos colaboradores de estar preparados para abandonar el gobierno”, le dijo Toxqui.

Hasta aquí el dicho del universitario. Sin embargo, otras fuentes cercanas al doctor Toxqui, señalaron que tal vez la imposición de un gobernador favorecería a otra familia cercana al echeverrismo, en este caso el interinato hubiera recaído en el ingeniero Rodolfo Sánchez Cruz.

CRONICA DE LOS HECHOS

En la revista de la BUAP, Tiempo Universitario, Año 7, número 11 con fecha de 17 de junio de 2004, con el título: Desde el poder: agresión a la UAP, Walter Fernando Vallejo Romero, en base a una investigación hemerográfica, resume así el conflicto de abril y mayo de 1976:

A finales de abril de 1976, un grupo equipado con armas de alto poder, tras herir gravemente a diversas personas y ocasionar la muerte de otra, se posesionó del edificio Carolino, tomó a profesores, funcionarios y estudiantes como rehenes y exigió la renuncia de Rivera Terrazas.

Antes, el 10 de septiembre de 1975, rindió protesta como rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) el ingeniero Luis Rivera Terrazas, miembro del PCM.

Respecto a la relación de la rectoría con el gobierno federal, Rivera Terrazas afirmaba: “Echeverría nos empezó a hacer el amor... En esa época yo iba a Los Pinos cada quince días o cada mes, para hablar horas enteras con el señor presidente... Pero, en el fondo ¿Adónde quería llegar? A que le invitásemos a venir un día a la Universidad, para hacer aquí un gran discurso, para presentarse como un hombre de izquierda, como un gran progresista apoyado por la universidad más de izquierda, más revolucionaria del país. Pero jamás lo invitamos...”

Desde 1974 Echeverría auspició la creación del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) con el objetivo de restarle presencia nacional al PCM. Como en la universidad poblana los comunistas eran hegemónicos, Puebla fue de las primeras entidades en las que el PST fue fundado. Sus principales dirigentes estatales fueron Alejandro del Castillo Saavedra, Carlos Talavera Pérez, Genaro Piñeiro López y otros jóvenes. Una de las primeras acciones del PST en Puebla fue la de crear el denominado Frente Estudiantil Popular (FEP), como su filial universitaria.

El FEP-PST tenía influencia en algunas escuelas. En las elecciones rectorales de 1975, el FEP postuló como candidato al doctor Guillermo Cabrera Candia, padre de Enrique Cabrera Barroso. Los resultados fueron apretados, quedando electo Rivera Terrazas, sumamente cuestionado.

Al mediodía del 27 de abril de 1976, el FEP, encabezado por Carlos Talavera, Genaro Piñeiro, Ángel Valerdi Cortés, Héctor Ampudia, Miguel Hernández Delgado y otros, ocupó el edificio Carolino. Los asaltantes portaban armas largas.

El rector decidió responder por la vía política: demandó del gobierno estatal la intervención de la fuerza pública para desalojar a los asaltantes, señalando que la Universidad no consideraría esto como violación a su autonomía.

Por su parte, el procurador del Estado, Jorge Luis Rosales Peimbert, se limitó a acordonar el edificio con las policías Judicial y de Tránsito. Hubo dos manifestaciones en apoyo a las autoridades de la Universidad. La primera el 28 de abril y la otra, el 1° de mayo.

Después de múltiples negociaciones y de que algunos rehenes fueron liberados de manera paulatina, a las 3 de la madrugada del 4 de mayo, los miembros del FEP, portando sus armas y bajo protección policíaca, desalojaron el Carolino.

El 6 de mayo, el Carolino fue devuelto a las autoridades universitarias. El día 7 se realizó una manifestación.

El 21 de mayo, el consejo universitario expulsó de la institución a 22 de los asaltantes del Carolino; suspendió de sus derechos universitarios a otros 23 y amonestó a ocho, en función de su grado de responsabilidad en los acontecimientos.

En fin, como dice la copla española:

Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar.

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