•    Encabeza la Rectora Lilia Cedillo Ramírez ceremonia conmemorativa

PUEBLA, Pue. - La universidad tiene una fuerte vocación de servicio y solidaridad, algo que ha puesto de manifiesto la labor que durante 30 años ha realizado el Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), resaltó la Rectora Lilia Cedillo Ramírez durante una ceremonia conmemorativa en el Salón Barroco del Edificio Carolino.

“Para nuestra institución es muy importante la vinculación social, somos una universidad pública, y más allá de que es nuestra obligación atender las necesidades de la sociedad, también hablamos de una vocación de servicio y eso lo ha demostrado muy claramente el Cupreder. Reconozco a cada uno de los miembros de este centro el trabajo que realizan”.

La doctora Cedillo Ramírez recordó algunos programas de prevención, como “Por si acaso”, así como las jornadas de alfabetización y otras acciones impulsadas por esta dependencia universitaria, las cuales han impactado de manera favorable a las personas.

Por su parte, el vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado, Ygnacio Martínez Laguna, refirió que el Cupreder ha dedicado 30 años a la investigación y a formular estrategias para la prevención de desastres socioambientales, acercando el conocimiento científico a la sociedad, además de establecer un importante reservorio de información sobre la riqueza natural y cultural de muchas comunidades del estado.

Al intervenir, Aurelio Fernández, director del Cupreder, agradeció la presencia de brigadistas y de quienes impulsaron desde distintos ámbitos la creación del centro, formado por la necesidad de recurrir a los universitarios como puente entre el gobierno y las comunidades, después del evento eruptivo de 1994.

“Desde entonces, planteamos que las personas no deben ser el problema sino la solución, trabajamos con ellos. A lo largo de estos 30 años, el Cupreder ha impulsado a través de sus programas la idea de igualdad y justicia social, realizando modelos de operación y productos que armonicen el saber científico con el saber popular. Es un ejercicio de construcción de instrumentos para la acción colectiva en más de 55 municipios, donde tenemos presencia”.

Cómo surge esta vinculación

En 1995, el entonces gobernador del estado, Manuel Bartlett, propuso a la BUAP crear un centro de investigación para atender el tema del volcán Popocatépetl, debido a la difícil experiencia que fue la evacuación de los pobladores, tras las emisiones registradas en diciembre de 1994.

Un grupo de universitarios, que había atestiguado aquel caótico éxodo, conocían a los integrantes de estas regiones. Esto fue el primer paso para la creación del Cupreder, conformado por el entonces director, Rigoberto Benítez Trujillo, además de Alejandro Rivera -quien tenía estudios de Física- y Aurelio Fernández.

Fue así que nació como centro de investigación con una intensa actividad y trabajo de campo en los pueblos cercanos al volcán. Sus acciones se enfocaron en dos ejes: la divulgación de la información disponible respecto a la amenaza eruptiva; así como el reconocimiento de las comunidades que estaban en situación vulnerable. En segundo término, dirigir la información necesaria a la población para no volver a padecer una evacuación como la que sufrieron en 1994.

Esta tarea implicó recabar datos concretos sobre disponibilidad de vehículos; organización por barrios o colonias, idiomas; estado de los caminos y posibles rutas de evacuación. Para lograrlo, la participación voluntaria de los estudiantes de licenciatura fue decisiva.

Aquel esfuerzo coordinado entre la universidad, el gobierno y, sobre todo, las comunidades, creó un vínculo que aún perdura, en el que el análisis y la investigación interdisciplinaria han permanecido a lo largo de 30 años, logrando que la universidad conecte con la sociedad, a través de la organización y el respeto a la cultura de los pobladores.

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•    Participaron más de 200 personas de siete entidades federativas

PUEBLA, Pue. - Con la finalidad de propiciar iniciativas para el aprovechamiento ecológico entre diversos actores sociales e instituciones educativas y gubernamentales, la BUAP, a través del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), fue sede del Segundo Encuentro Nacional de Comités de Ordenamiento y Defensores del Territorio.

Tras inaugurar este encuentro en el Paraninfo del Edificio Carolino, Ygnacio Martínez Laguna, vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado de la institución, destacó la asistencia de más de 200 participantes de siete entidades federativas, como Yucatán, Veracruz y Guerrero, para intercambiar experiencias a favor del medio ambiente, rescatar valores centenarios e impulsar procesos a favor de la sociedad.

“Esta reunión es una expresión de lo que las universidades públicas buscan hacer a favor del desarrollo social: intercambiar experiencias para corregir lo que se ha hecho mal y buscar soluciones para el cuidado del planeta”, aseguró.

En un mensaje virtual, María Luisa Albores González, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), señaló la relevancia de empoderar a las comunidades para que sean protagonistas de la conservación de los recursos naturales y defensa del territorio. Además, reconoció la participación del gobierno en la creación de comités enfocados a este objetivo.

María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora General del Conahcyt, reconoció el trabajo de la BUAP en este encuentro de gran relevancia para la región y el país, puesto que es un trabajo colectivo para inspirar a cada rincón de la nación. “Es un espacio en que los asistentes dialogaron sobre la riqueza del territorio, acordaron iniciativas conjuntas, buscaron el desarrollo social de comunidades rurales, implementaron acciones para reforzar la economía local y propusieron soluciones a las problemáticas socioambientales”.

Por su parte, Sandra Barillas Arriaga, directora de Ordenamiento Ecológico de la Semarnat, indicó que los ordenamientos son instrumentos participativos, por lo que necesitan un trabajo colectivo para organizarse desde el interior de las comunidades.

En este acto protocolario igualmente estuvo presente Aurelio Fernández Fuentes, director del Cupreder de la BUAP, y personal de la Procuraduría Agraria. Algunas de las conferencias impartidas estuvieron a cargo de Armando Bartra, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana dedicado al estudio de la cuestión campesina en México y América Latina, quien habló sobre las actividades productivas y deterioro ambiental; Elena Burns, ex subdirectora de Conagua, quien centró su charla en la disponibilidad, distribución y disposición del agua; y Andrés Barreda Marín, coordinador del Comité Ejecutivo del Pronaces Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes, quien expuso los residuos y materiales contaminantes.

Se realizaron también mesas de trabajo sobre la problematización de los conflictos en los territorios de los asistentes, propuestas y alternativas; asimismo, se discutieron los principios, estatutos y estructura orgánica de la Red Nacional de Comités de Ordenamiento y Defensa del Territorio.

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Columna | SIN LÍMITES

*Ahora, Aurelio Fernández, apuesta por estimular la organización comunitaria

A finales del mes de febrero del 2020, cumplió 25 años el Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (CUPREDER) de la BUAP.

El Centro se gestó a raíz del periodo eruptivo del volcán Popocatépetl registrado el 21 de diciembre de 1994, cuando se vio la necesidad de crear una dependencia universitaria que atendiera el problema en las comunidades cercanas al volcán.

El proyecto fue alentado por el entonces Gobernador Manuel Bartlett Díaz y el rector de aquella época, José Doger Corte, y ha contado con el apoyo de las subsecuentes autoridades universitarias.

El 9 de febrero de 1995, el Consejo Universitario de la BUAP acordó su creación y se fundó el 17 de febrero como una unidad académica multidisciplinaria con tareas sobre el territorio, los desastres, el agua y los volcanes.

El Director del CUPREDER, Aurelio Fernández Fuentes, señaló que, para enfrentar el manejo de desastres, el deterioro brutal del medio ambiente y la degradación social, atrás de todo está un problema de degradación de las organizaciones comunitarias, del ejido y de la cultura.

Por ello, ahora se enfoca a contribuir a recuperarlo. Ahí están Cuetzalan y su Comité de Ordenamiento Ecológico Territorial Integral (COTIC), Cuautomatitla, Nealtican, Calpan o las organizaciones como la 28 Octubre, ejemplo de resistencia, organización y democracia.

Hoy el CUPREDER estimula y exalta esas organizaciones y sus acciones comunitarias para que ellas resuelvan sus problemas y no esperen la voz del científico que resuelve todos los problemas desde el escritorio sin entender nada.

En esos 25 años el Centro ha informado a la población afectada sobre los peligros volcánicos; ha estudiado temas sociales y naturales para comprender peligros, vulnerabilidades y determinar riesgos; ha participado con más de mil universitarios en programas de prevención, información y evacuación en las zonas aledañas al Popocatépetl entre 1996 y 1998.

Asimismo, elaboró el primer Plan de Preparativos de la Emergencia del Volcán Popocatépetl; realizó el Proyecto Gregorio, un estudio sobre vulnerabilidad social en la zona de peligro con el apoyo de CONACYT; el Programa Regional de Ordenamiento Ecológico y por Riesgo Eruptivo de 40 municipios de los tres estados que rodean la Sierra Nevada, que es el primer instrumento de prevención estructural de riesgos en el país.

Igualmente, el CUPREDER realizó el programa de Ordenamiento de Cuetzalan, referente nacional en temas urbanos y ecológicos, retomado por el gobierno federal en el proyecto integral de desarrollo de la península de Yucatán. Otros reordenamientos fueron en Tlatlauquitepec, Yaonáhuac, Zoquiapan, Tuzamapan de Galeana, Cuautinchan y Tecamachalco.

Desde 1997, además, han respondido a desastres en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Yucatán, así como en el problema de las lluvias que afectaron la Sierra Norte de Puebla en 1999 y los sismos que dañaron Puebla en 1999 y 2017; participaron en la reconstrucción de más de 100 casas con modelos sismo resistentes en Cuautomatitla, municipio de Tochimilco.

En el caso del agua, el CUPREDER ha atendido el problema con análisis, discusiones y soluciones como lo han sido la captación de agua de lluvia como se hizo en cuatro unidades académicas de la BUAP.

Otras intervenciones han sido el desarrollo y diseño de la carrera en Gestión Biocultural del Territorio en Cuetzalan, además de informar a los medios de comunicación sobre aspectos como la meteorología y el comportamiento del Popocatépetl y el generar conocimiento en foros y publicaciones académicas.

Sin duda alguna, han sido 25 años productivos para la BUAP y su entorno social poblano.

En fin, como escribió Víctor Corcoba Herrero Granada (España, 1958) en su poema Ante los Desastres Naturales:

Llora la tierra, tiembla el mundo,

gime el planeta, suplica una flor,

el hombre se las ha tragado todas.

 

¿Y Dios dónde se halla?

Repartiendo los panes del consuelo,

búsquenlo en el silencio.

Partiendo con las víctimas al cielo,

rebúsquenlo en cada rincón.

 

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