Columna | P U L S O   P O L I T I C O

            Quien fuera el último gobernante de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, Mijaíl Gorbachov, falleció a los 91 años de edad, aquejado de una grave enfermedad.

             ¿Qué hizo este hombre para merecer el Premio Nobel de la Paz y tener el reconocimiento de occidente?

              Trató de reformar el sistema imperante en la URSS mediante la Perestroyka, para que hubiera mayor libertad en su país y para que las relaciones con los países occidentales y los Estados Unidos, no fueran de pleitos constantes, sino que se estableciera un diálogo para resolver los conflictos internacionales y se evitara la guerra, que tantos sufrimientos causó en el mundo, principalmente en los países europeos, en Japón y China, durante la Segunda Guerra Mundial.

         Esa política fue apoyada por las potencias occidentales, pero como en México ocurre con la 4-T, tuvo fuertes opositores internos: aquí los opositores son de derecha y allá la oposición era de izquierda, es decir, del grupo privilegiado que se benefició en todo, incluyendo la corrupción y los privilegios, con el régimen llamado comunista, que ya tenía a la Unión Soviética en la ruina económica.

           Este columnista tuvo oportunidad de hacer un viaje a Polonia, cuando este país acababa de salir de la orbita soviética y estuvo en un mercado al aire libre, donde todos los vendedores eran emigrantes de la URSS: vendían chacharas como botas militares del ejército soviético, Petruskas, unas artesanías hechas de madera, que representaban a una mujer, que en su interior, tenían otras figuras semejantes de menor tamaña, hasta formar una colección de cuatro; abrigos nuevos y usados del ejército de su país y otras cosas. Nuestro guía polaco, que se llamaba Andrey, nos explicaba que el principal problema de los rusos, era el de no tener alimentos, que en Polonia si había, gracias a una costumbre ancestral de ese pueblo, de sembrar legumbres y hortalizas en los patios y azoteas de sus viviendas y a que los campesinos polacos eran muy duchos para hacer producir sus tierras. Nos dijo  Andrey, que Polonia podía vender alimentos a la URSS, pero que ese gigantesco país, no tenía recursos para comprarlos.

           Total, percibimos con nuestros propios ojos como se estaba derrumbando un gigante que en sus buenos tiempos era dueño de varios otros países pequeños que ya se estaban liberando, como Checoslovaquia, Hungría y la propia Polonia y de como los propios rusos sufrían las carencias a las que los había llevado un mal gobierno.

            EN MEXICO EMPEZABA EL NEOLIBERALISMO QUE nos iba a llevar a la quiebra, si el pueblo mexicano no hubiera reaccionado a tiempo y votado por quien prometía un cambio de rumbo.

            La oposición de los que se fueron, es lógica y natural. Perdieron sus privilegios. Ellos como los comunistas de URSS, se sienten desamparados y sin saber qué hacer para recuperar el poder. Si no han presentado un proyecto alternativo a la 4-T, es porque ni siquiera lo pueden imaginar. Ellos quieren que siga el neoliberalismo a través del cual se enriquecieron en cantidades nunca soñadas por ellos y seguir actuando como los dueños del país y no como ciudadanos comunes y corrientes.

            Hay mucha similitud entre lo que vivió la Unión Soviética en los tiempos de la perestroika, que significa “transformación” y la 4-T mexicana.

            En un comentario que hace el diario Excelsior de la ciudad de México, se dice: “Si bien occidente aplaudió su apertura tras el fin de la URSS, Gorbachov era visto por algunos rusos, como quien enterró a la superpotencia”.
             

 
            


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