Martes, 27 Noviembre 2018 10:05

Cesan al director de Protección Civil

El diputado local por Nueva Alianza Gerardo Islas Maldonado, refirió en entrevista que el Director de Protección Civil que envió el documento al Congreso para que no se utilizaran las galerías, porque no aguantaría el sobrepeso, fue cesado de su trabajo por excederse en sus funciones y sin contar con un dictamen técnico que sustentara lo dicho y avalado por su jefe superior el secretario General de Gobierno Diódoro Carrasco Altamirano.

Agrego el diputado penalista que el mal proceder del ex director de Profesión Civil, Rubén Darío no debe de prestarse a malas interpretaciones, en especial por la coyuntura política que se vive en el Congreso local.

Señalo del mismo modo que el funcionario estatal no respaldo el oficio con un dictamen técnico presentado al Congreso como tampoco lo hizo contando con el visto bueno de su jefe superior, para prohibir el acceso a las galerías del legislativo bajo el argumento de que el edificio que alberga al recinto tuvo afectaciones por el sismo del 19S del 2017.

Agrego por ultimo Islas Maldonado que este jueves 28 de noviembre el titular del Ejecutivo en la entidad Tony Gali dará su último informe, tal parece, señalo que detrás existe alguna artimaña cuando no es la intención y no se comunicó a ninguno de los legisladores este trámite por lo que se hizo reitero sin previo aviso.

Publicado en POLITICA
Domingo, 16 Abril 2017 13:31

El poderío de los léxicos latinos

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Si ya en su época Rubén Darío proporcionó al mundo una corriente poética latina verdaderamente rompedora y modernista, el colombiano García Márquez situó también la narrativa hispanoamericana, en el sublime pedestal de la literatura mundial, con la publicación de: "Cien años de soledad" (1967). De idéntica forma, el novelista y ensayista Mario Vargas Llosa acrecienta esta explosión lingüística latina, junto a Octavio Paz (un poeta intrépido), José Donoso (siempre implicado en temas sociales), Alejo Carpentier (acrecentando sus historias de ficción con sus fuentes históricas), Ernesto Sábato (un hombre de verbo existencialista que ahondó sobre los abismos de la naturaleza humana), Pablo Neruda (el poeta que le cantó al amor como nadie), Gabriela Mistral (hizo del lenguaje coloquial una velada reflexiva), Juan Rulfo, Roa Bastos, Jorge Luis Borges, Onetti, Cortázar, y tantos otros, que hicieron de la lengua española una cadena de pensamiento solidario. A todos ellos, hemos de agradecerles el cultivo de la palabra, pues si Cervantes unió todos los géneros literarios para activar un estilo incluyente de ideas, estas gentes latinas de hondo pensar, asimismo nos trenzaron una comunión de voces, uniéndonos a todos los hispanoparlantes. Este es el gran mérito, la unidad para fortalecer los ideales, los propósitos y principios innatos, el bienestar general de los pueblos. Por ello, que las  Naciones Unidas celebren el Día del idioma español (23 de abril) para apoyar los programas y el desarrollo del multilingüismo y el multiculturalismo, de alguna manera nos mueve la conciencia, para poner en valor el imperio de las palabras.

    No hay espejo que mejor refleje nuestra imagen que su modo de decir. Precisamente el poderío de los léxicos latinos, en mi humilde juicio, llega por ese proceder natural de expresar grandes pensamientos con sencillas voces. Sea como fuere, hemos de regresar a la letra impresa, a los clásicos, a los libros de siempre, de todo momento, que son aquellos que nunca decepcionan. Ellos pueden hacernos despertar, recordarnos lo mezquino y estúpidos que somos en ocasiones. Ciertamente, el día del idioma español se conmemora en honor a Miguel de Cervantes Saavedra, pero deberíamos igualmente evocar a los artífices de esa literatura hispanoamericana, única e imprescindible en nuestra lengua, trascendente a más no poder. A propósito, me viene a la memoria aquella célebre frase del escritor argentino, Jorge Luis Borges (1899-1986): "siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca". Ahí está el edén de las letras para despertarnos de la miseria humana. Hoy más que nunca requerimos estar alerta, saber discernir, pues tan importante como dominar la tierra es aprender a convivir armónicamente. No me cabe duda, que a través de la literatura podemos encauzar otro mundo más habitable, puesto que es siempre el cultivo de lo auténtico, lo que genera buenos sentimientos. En efecto, el ser humano es un ser espiritual en continua búsqueda, que necesita reencontrarse con el diálogo, dejarse cautivar por la belleza, y hemos de reconocer que, en los autores latinos, hay un manantial de conocimiento y de experiencia contemplativa que nos ayuda a comprendernos más y mejor; y, sobre todo, a conducirnos por la vida.

    Con razón, el VII Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado recientemente en San Juan de Puerto Rico, homenajeó la creatividad en español. Y en esto, hemos de ser justos. Lo recordaba el gran escritor Jorge Edwards, el día de la inauguración, con unas palabras que no me resisto a recordarlas: "Nuestros universos verbales son amplios universos mentales. Lo que necesitamos, en consecuencia, es fidelidad, conocimiento y respeto del pasado, para entrar en el futuro con paso firme. No perdernos en las ramas, en la inseguridad, en el dogmatismo, en las malas imitaciones. Tenemos un idioma rico, de una extensión y una diversidad geográfica impresionantes, y un pensamiento que siempre evita la ostentación, pero que sueña y a la vez cala en la realidad. Es una lengua que hemos escuchado siempre, que nos remueve las entrañas cada vez que volvemos a escucharla, como dijo, sabia y terca, Gabriela, y que una vez más nos convoca". Emplazarse para conversar siempre es bueno. Como en otros momentos, hoy también el apasionamiento de los léxicos latinos, nos cita y nos reúne a ser creativos respecto al futuro. Ellos rompen los esquemas, toman fuerzas literarias, y se reinventan impulsos para dignificarnos mediante un diálogo fecundo. Esto es importante. No podemos quedarnos inmóviles, es hora de acciones concretas. Un itinerario vivencial, como el que muestran los autores hispanohablantes, ha de ayudarnos, sin duda, a tener una mirada más amplia y lúcida, cuando menos para valorar mejor los recursos que ya han sido utilizados por nuestros predecesores. Quizás deberíamos aprender mucho más de nuestras historias.

    En este sentido, la literatura latina no es un corazón cerrado, sino abierto, comprensivo, que fomenta el cambio de actitudes, reflejando la realidad que nos circunda, siempre en movimiento, por lo que no admite algo estático en nada. Todo cambia, nada permanece. La razón está por encima de la sensibilidad y la imaginación. También nuestros léxicos evolucionan y nos revolucionan. Exaltan valores humanos mediante la riqueza expresiva del lenguaje. No somos estatuas de museo. Somos caminantes y el camino lo tenemos que trazar cada día, también con nuestra actitud de entendernos, pues, aunque tengamos un idioma que respete el tronco principal latino, siempre habrá diferencias de pronunciación y vocabularios de un sitio a otro. No olvidemos que la verdadera humanidad, más que una ciencia a laborar es un estilo de vivir, que está muy por encima de los apasionamientos políticos, de las diferencias de raza e idioma y de los sectarismos religiosos. Y como tal genera su propia literatura. América, como dijo Alfonso Reyes, siempre fue tierra de fascinación, fraguándose a partir del enfrentamiento de dos culturas: la "aborigen" y la "europea". Por consiguiente, me atrevería a subrayar, que la originalidad de los léxicos latinos radica en sus literatos, que beben de las experiencias de la fusión de razas, de la influencia de paisajes distintos, de la realidad de gobiernos injustos y de las propias injusticias sociales vertidas en sus territorios.

    Fruto de este hacer creativo, la literatura en español, es una de las más prolíficas del planeta, ya no sólo por la lengua en la que se ha escrito y se escribe, siendo una de las más difundidas, sino por la calidad y el volumen tan logrado y diverso, de sus aportaciones a nuestra propia existencia. Los léxicos latinos, efectivamente, nos acercan esa estética de mestizaje permanente, que nos enriquece y aporta nuevos conceptos que nos entusiasman,  ya que las cosas que se labran con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se piensa, raramente pueden dejarnos indiferentes. Si Cervantes fue quien mereció el título de Príncipe de los Ingenios Españoles, por su obra "Don Quijote de la Mancha", la literatura hispanoamericana en los últimos tiempos también ha contribuido a enriquecernos una lengua muy rica en expresiones, lo que nos engrandece como seres humanos al interiorizar los sentimientos y valores de numerosas naciones de América Latina, gracias a sus grandes literatos, que han sabido imprimirlos a través de sus extraordinarias obras de integración humanística, donde no cabe el idioma de la hipocresía, de las palabras demasiado azucaradas o vacías, sino el de la verdad aunque nos duela. Tantas  veces somos engañados por lo aparente, que deberíamos poner este poema de Machado en nuestro horizonte: Tú verdad no; la verdad/ y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela". Ojalá esta huella nos active a ser más fraternos, como lo es nuestro lenguaje, próximo con el prójimo y vivo con la vida.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Publicado en COLUMNAS
Miércoles, 12 Octubre 2016 23:39

Loa a la mujer rural

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Cada día busco más personas de noble corazón. Entre todas, me quedo con el carisma de la mujer rural. Ellas sí que son el auténtico pulso de la vida, el verdadero desarrollo de un país. Como en su tiempo apuntó el inolvidable poeta nicaragüense, Rubén Darío, yo también refrendo que "sin la mujer, la vida es pura prosa"; sin embargo, hemos hecho muy poco a la hora de valorar su esfuerzo de complementariedad con el hombre. Quizás sean las que más exclusión han padecido. Han sido las grandes sufridoras. Las cifras ahí están. Según un estudio reciente sobre el tiempo y la pobreza hídrica en 25 países del África subsahariana, se estima que las mujeres emplean por lo menos 16 millones de horas diarias recogiendo agua potable; los hombres emplean 6 millones de horas en esa actividad; y las niñas y los niños, 4 millones de horas.

    En otros continentes, igualmente han sido las grandes víctimas. Testimonios nuevos de varios países de África, Asia y Latinoamérica señalan que las mujeres tienen muchas menos probabilidades que los hombres de realizar empleos rurales remunerados (tanto agrícolas como no agrícolas). Jamás tienen horario. Hay que tener en cuenta que el sector agrario es una actividad donde la mano de obra femenina, resulta imprescindible y primordial para el desarrollo. No olvidemos que también, no sólo producen, también procesan y preparan una gran cantidad de los alimentos disponibles, por lo que sobre ellas recae la gran responsabilidad de la seguridad alimentaria.

    Gracias a la población campera, que depende en su mayoría de los recursos naturales y de la agricultura para subsistir, representando un cuarto del conjunto del censo mundial, el mundo ha podido avanzar humanamente y cosechar los mejores frutos, principalmente debido a ese tesón femenino, de liderazgo en la retaguardia, de constancia en definitiva. En este sentido, nos alegra que la agenda 2030, no sólo les reconozca su trabajo en el desarrollo del planeta, sino que también se elimine, de una vez por todas, los obstáculos jurídicos, sociales y económicos que impiden su empoderamiento. Soy de los que pienso que debemos aprovechar cualquier oportunidad para reivindicar su trayectoria, para que no se queden atrás, y más allá de la onomástica del Día Internacional de las Mujeres Rurales (15 de octubre), trabajemos a diario por superar cualquier barrera, promoviendo la concienciación y la capacitación para que conozcan y puedan reclamar sus derechos.

    Aún hoy, estas personas de grandes sentimientos humanos, cuya tarea es decisiva no solo para el progreso de los hogares campestres y las economías locales, sino asimismo para las economías nacionales, a las que contribuyen participando en cadenas de valor agrícolas, se merecen unos sistemas de protección social que merme la discriminación con la que aún cuentan en bastantes países. A los hechos me remito; las mujeres rurales están todavía en peor situación que los hombres rurales, y ya no digamos, con referencia a las mujeres y hombres de las zonas urbanas. Deberíamos invertir estas injustas situaciones, pues hoy por hoy, la pobreza extrema está en las zonas rurales; y, en gran medida, quien más soporta esta bochornosa necesidad sigue siendo la mujer. Actuar con coherencia implica algo más que un recordatorio de aniversario; la familia rural, aparte de ser guardiana de los valores naturales y agente de solidaridad, precisa ser escuchada, cuando menos en su petición sanitaria y de educación básica para sus hijos. Pensemos que un gran fragmento de las personas analfabetas del mundo provienen del ámbito labriego y son hembras.

    A pesar de las muchas contrariedades sociales, de tantos abusos hacia la mujer rural, ellas sí que nos ofrecen grandiosas lecciones de ética y moral al mundo; sobre todo, a esa ciudadanía que todo lo corrompe y devalúa. Los estudios sugieren que manifiestan más preocupación por el medio ambiente, aunque tengan poca participación en los procesos de toma de decisiones. Por ello, pienso que es muy necesario en estos momentos de multitud de pasividades, ante un planeta que nos grita por la sobreabundancia de agentes contaminantes, que la mujer rural coopere y su voz sea mucho más oída dada su profunda sensibilidad. Sin duda, es hora de mirar a nuestro alrededor con ojos más sabios y de repensar que, nosotros mismos, somos parte de esa tierra que en lugar de laborearla la escarnecemos.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Publicado en COLUMNAS

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