Alejandro Moreno, el seguro dirigente del PRI

Martes, 25 Junio 2019 18:16 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

                 En los primeros minutos de hoy, el casi seguro futuro presidente del comité nacional del PRI, Alejandro Moreno, Alito, ex gobernador de Campeche, iniciará su campaña en la ciudad de Querétaro, donde nació la Constitución Política Mexicana, hace poco más de cien años, misma que durante los gobiernos priístas, sufrió numerosas modificaciones y durante el periodo neoliberal, iniciado en el gobierno de Carlos Salinas, fue reformada en sus artículos básicos, relativos a la propiedad de la tierra, a los derechos de los trabajadores, a las relaciones del Estado con las iglesias, principalmente la católica y a la educación.

             Irá acompañado de su compañera de fórmula Carolina Viggiano, la candidata a secretaria general.

             Sus competidores por la presidencia del comité nacional, serán la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega y el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz.

              Querétaro, no está gobernado por el PRI, sino por el PAN. Actualmente el PRI solo gobierna 12 de los 32 estados de la república. Tiene minoría en la Cámara de Diputados y tiene minoría en la Cámara de Senadores.

                Ayer le comentamos de lo que el Partido de la Revolución Democrática, PRD, se propone para reformarse y superar su crisis, que es bastante grave, pero del PRI no se conoce la propuesta de quienes aspiran a dirigirlo para revivir a la institución política que durante casi 80 años, gobernó al país en forma absoluta y que a partir del 2000, empezó su decadencia, hasta llegar a la situación actual, en que prácticamente fue sacado del poder y sus sistema de gobierno está siendo destruido.

                 Los tres candidatos a dirigir al partido tricolor, han hablado generalidades, sobre fortalecerlo, eliminar de sus filas a los corruptos, etc., pero de una reforma a fondo, no se ha dicho nada.

               Parece que no se han dado cuenta de que la revolución no armada, que está sufriendo el país, se debe a los abusos cometidos por los gobernantes neoliberales, que implantaron un sistema económico contrario al que durante los gobiernos revolucionarios siguieron desde el término de la lucha armada de 1910, hasta el pasado gobierno de Peña Nieto.

                Ahora sabemos, que hubo una sistemática labor de destrucción de la principal industria nacional, el petróleo y que también se estaba entregando a manos privadas, principalmente extranjeras, la industria eléctrica y que el campo fue desatendido obligando a millones de compatriotas a emigrar hacia los Estados Unidos y dejando al país con una dependencia energética (petróleo y electricidad) y alimentaria (importamos maíz, frijol, leche y productos lácteos, es decir, poniendo en grave peligro nuestra soberanía nacional.

              El neoliberalismo de los tecnócratas salinistas, provocó una concentración de la riqueza en muy pocas manos, una caída en el sistema de vida de las clases medias populares y un incremento de la pobreza, que en millones de mexicanos ha llegado a la miseria absoluta.

               Los priístas en general se opusieron a ese cambio de modelo económico que se llevó a cabo, sin modificar los principios del PRI en materia económica y social. En una asamblea nacional priísta, se pretendió que los candidatos a la presidencia de la república, no fueran tecnócratas, esto en tiempos de Ernesto Zedillo en la presidencia y entonces, la tecnocracia criolla, dio un vuelco y entregó el poder de la república al PAN, con Vicente Fox, ejecutivo de ventas de la empresa estadounidense Cocacola, para continuar en un segundo periodo gubernamental panista con Felipe Calderón.

               Ambos gobiernos panistas, fueron un fracaso político y social. Con ellos se inició la situación que vivimos hoy, de inseguridad y violencia y se agravó la decadencia económica, además de que la corrupción se incrementó.

                El priísmo, para poder recobrar algo del poder que perdió, y que era total, deberá transformarse, reinventarse. Recobrar de sus orígenes lo que pueda funcionar en la actualidad, combatir la corrupción y atender a las masas de pobres y medio pobres, que dejó a su paso a lo largo de los años de neoliberalismo que implantó y que siguieron, con poca habilidad, los dos gobiernos panistas.

               Esta campaña interna por el cambio de la dirigencia nacional del PRI, no ha entusiasmado a la militancia priísta. Nada los motiva, nada los mueve.

                La llamada Corriente Crítica del PRI, se ha pronunciado por Alejandro Moreno, pero ninguno de los sectores tradicionales del partido Revolucionario Institucional, el obraro, el campesino y el popular, ha dicho algo al respecto.

                 El sector popular, prácticamente no existe; el sector obrero, ha ido alejándose del PRI, al grado de que la Froc-Croc y la CTM, las dos centrales obreras que fueron más importantes, no votaron por el que fue durante muchos años, por el PRI en la pasada contienda.

                 Aunque el sector campesino en algunas zonas sigue siendo fiel al priísmo, su participación ha sido muy floja, muy desganada en los últimos años. Total, el PRI es un partido en proceso de extinción y hay necesidad de someterlo a una terapia intensiva.

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