El duelo por la pérdida de un ser querido produce diferentes emociones y comportamientos naturales como tristeza, ansiedad, negación, culpa, depresión, enojo, entre otros. Como respuesta al dolor, el cerebro empieza a regular con acciones y estrategias de control para evitar el malestar a corto plazo. Expertos aconsejan aceptar estos sentimientos, entenderlos y no eludirlos, ya que a largo plazo pueden atraer mayores contrariedades.  

Todo esto durante la Cátedra Prima organizada por la Escuela de Psicología de la Universidad Anáhuac Puebla, la cual contó con la interesante ponencia del psicólogo Carlos Becerra Rebelo, profesor de la Anáhuac México. Quien compartió a los alumnos de licenciatura y maestría una de las terapias más utilizadas actualmente en psicología, la denominada “Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)”.  

El principal objetivo de la Terapia ACT, asegura el experto, es promover la aceptación del malestar, hacerles un espacio a las emociones y no luchar para desaparecer el síntoma. Aprender a convivir con las sensaciones y pensamientos, para enfocarse en lo valioso e importante que cada individuo tiene y así darle sentido a la vida. “Los pensamientos y emociones son parte de nuestra historia.  Cuando más nos resistimos, el dolor es mayor; mientras más rígidos estamos, menos podemos hacer cosas diferentes”, señaló el especialista.  

Con esto, la Escuela de Psicología de la Anáhuac Puebla busca acercar a la comunidad temas de gran relevancia para la formación y crecimiento integral de los estudiantes; reconociendo la importancia, beneficios y características de las diversas técnicas actuales, a través de foros con diferentes perspectivas. Lo cual, se enlazará con el Congreso Internacional de Psicoterapias Actuales, a celebrarse en agosto de 2021.

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Tales reacciones acumulan grasa en las arterias, dicen expertos

Enojones e iracundos, sean mujeres u hombres, son personas que hacen mucho daño a su corazón, y cuando padecen ataques de cólera pueden ocasionarse un ataque cardiaco, sin importar si son jóvenes o adultos.

Estudiosos del Johns Hopkins School of Medicine, al  evaluar a 1,337 hombres alumnos de medicina, hallaron que quienes eran propensos al enojo presentaban tres veces más probabilidades de sufrir un ataque al corazón siendo jóvenes, o al menos  estaban más propensos a desarrollar problemas cardíacos a lo largo de su vida.

Por tanto describen que quienes tienen un temperamento irritable y se enojan con facilidad, deben respirar profundo, no sólo porque el enojo por lo general causa reacciones destructivas, sino porque además le hacen daño a su corazón.

Aseguran que cualquiera que sea el motivo de un enojo, provoca que el pulso se  acelere, la sangre se  suba a la cabeza y se sienta un fuerte impulso por hacer algo violento como gritar, romper algo, golpear la mesa con los puños, entre otras acciones violentas.

Es aceptable que aun cuando el enojo es una emoción normal y hasta sana, en exceso no es bueno para la salud.

Estos científicos siguen investigando sobre el tema, por lo cual se sabe que el enojo y otras emociones fuertes, afectan directamente al corazón y a las arterias.

Cuando alguien se enoja,  tiene ira o cólera, su cuerpo activa un mecanismo de combate o pelea, lo pone alerta y es cuando se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, se aceleran los latidos del corazón, su respiración se hace más agitada y siente una descarga de energía.

Los vasos sanguíneos se contraen y su presión arterial sube. Si  esta reacción ocurre con demasiada frecuencia, su sistema cardiovascular se sobrecarga y se gasta.

Mediante el estudio señalado se han logrado evidencias de que estas reacciones pueden causar acumulación de placas de grasa en las arterias y, por lo tanto, se dañan, ya que  se debilita el sistema cardiovascular y hace que estén, el enojón o el iracundo, a las puertas de sufrir un infarto, aunque sea joven.

Recomiendan expertos que cuando algo cause enojo a alguien, debe éste respirar profundo, contar hasta diez, hacer una pausa, poner las cosas en una balanza y no reaccionar con violencia.

El practicar técnicas de relajación puede ayudar a controlar estos ataques y también a evitar que el corazón sea el más afectado.

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Estudio médico advierte: hasta jóvenes furiosos están propensos a problemas cardiacos

Ira y  enojo, sentimientos que tienen en muchos momentos mujeres y hombres en cualquiera etapa de la vida, no sólo causan reacciones destructivas en el organismo, sino el mayor daño lo hacen al corazón y pueden provocar un ataque cardíaco.

Cualquiera que sea el motivo de un enojo, origina que el pulso se acelere, la sangre se suba a la cabeza y haga sentir fuerte impulso por hacer algo violento como gritar, romper algo, golpear la mesa con los puños, y aunque es una emoción normal y hasta sana, en exceso no es bueno para la salud.

Un estudio realizado por el Johns Hopkins School of Medicine, evaluó a 1,337 hombres estudiantes de medicina y encontró que aquellos propensos al enojo presentaron tres veces más probabilidades de sufrir un ataque al corazón siendo jóvenes, o al menos, más propensos a desarrollar problemas cardíacos a lo largo de su vida.

Y un ataque de rabia puede hacerle mucho daño al corazón. Aunque los científicos aún siguen investigando más a fondo el tema, se sabe que el enojo y otras emociones fuertes afectan directamente al corazón y a las arterias.

Cuando alguien se enoja, tiene ira o cólera, su cuerpo activa un mecanismo de combate o pelea, le pone alerta y es entonces cuando se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol; se aceleran sus latidos del corazón, su respiración se hace más agitada y siente una descarga de energía. Los vasos sanguíneos se contraen y su presión arterial sube. Cuando esta reacción ocurre con demasiada frecuencia, el sistema cardiovascular se sobrecarga y se gasta.

Agrega el estudio señalado que existen evidencias de que estas reacciones pueden causar acumulación de placas de grasa en las arterias y por lo tanto, se dañan.

Esto debilita el sistema cardiovascular y hace que el enojado o enojada estén a las puertas de sufrir un infarto, aunque sean jóvenes.

Por eso, cuando algo nos cause enojo, ¡respiremos profundo! Contemos hasta diez, hagamos una pausa, pongamos  las cosas en una balanza y no reaccionemos con violencia, recomiendan médicos generales y especialistas.

El practicar técnicas de relajación puede ayudar a controlar estos ataques y a evitar que el corazón sea el más afectado.

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