Domingo, 10 Febrero 2019 12:30

Dejemos los campos de batalla

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Al igual que para alcanzar la paz se requiere de un trabajo decente, no de cualquier trabajo, donde impere la justicia social, la inclusión, el desarrollo económico y la realización personal, también para aminorar tensiones hace falta otro ánimo más solidario y sensible, actitud indispensable y esperanzadora para el correcto funcionamiento de una vida serena que todos, absolutamente todo el colectivo humano por mera dignidad, nos merecemos. En esto, sin lugar a dudas, la colaboración entre instituciones y continentes es esencial. Bien es verdad, que hacen falta otras políticas menos interesadas, más universales y no tan partidistas, el ejemplo lo tenemos en la cooperación entre las Naciones Unidas y la Unión Africana, con los notables progresos que está experimentando dicho territorio, especialmente en el ámbito de la resolución de conflictos y en el de la prevención. También es menester no falsificar la verdad, para poder ver la realidad tal y como es, pues sólo así se puede ir al fondo del problema y subsanarlo. En cualquier caso, tampoco podemos normalizar contextos sociales violentos, cuando todo está interrelacionado y corremos el riesgo de endiosarnos de esa energía que todo lo corrompe, ampliando las desigualdades y las incertidumbres como jamás.

    A mi juicio, no existe una mejor prueba de avance para una especie pensante, que la del progreso armónico, cuestión que se consigue con la cooperación entre todos. Dejemos los campos de batalla. No tienen sentido. Lo importante es alentar los movimientos armónicos entre culturas, propiciar espacios de entendimiento, de respeto natural entre toda la ciudadanía. Lo ideal es que podamos tener idénticas posibilidades de actuación, cuestión que no es nada fácil en un mundo tan dividido como cruel, en el que tan solo una tercera parte de los niños recibe protección social, según la OIT y UNICEF; además, de proliferar la búsqueda de intereses individuales a expensas de todos. Quizás la contienda más trascendente la tengamos con nosotros mismos. Sea como fuere, tenemos que cambiar modos y maneras de ser, tomar otras visiones más humanísticas para encauzar nuevas cercanías, repensar otros horizontes más acordes con la concordia y no con el empeño de venganza. Las guerras, ya en su tiempo lo decía el inolvidable filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900, que volvía estúpido al vencedor y rencoroso al vencido. Ciertamente, así es, el mundo entero hoy tiene sed de justicia y paz, necesita sentirse libre para ser constructores de otros lenguajes del corazón, y no de esta atrofiante mundanidad que nos ahoga, desfigura y deshumaniza, nuestro propio espíritu humano.

    Ojalá aprendamos a mirar la época de las grandes batallas mundiales y a sacar conclusiones al respecto. Seguramente, entonces, aprenderemos a mirar al futuro a través de otras relaciones más pacifistas, de amistad entre los pueblos, de hermanamiento entre naciones y continentes. El que la Unión Europea impulse la cooperación regional con veinticinco países africanos, aparte de ser un signo de esperanza, es también un nexo de unión para superar los crecientes desafíos, como el aumento de la población, los efectos adversos del cambio climático, la gobernabilidad débil y los efectos desestabilizadores de la delincuencia internacional. Por otra parte, hoy más que nunca se demanda una independencia judicial, para que no permanezcan impunes aquellos líderes que  niegan los derechos, la dignidad y la libertad de la persona. En algunas naciones, aún el sistema de tutela, sigue dando a los hombres el control sobre las vidas de las mujeres. Asimismo, mientras los mercenarios representan un peligro para la paz en el mundo y se mueven a su antojo, los cooperantes que auxilian, muchas veces exponiendo sus vidas desinteresadamente, también sufren represalias por parte de algunas autoridades. De ahí, lo fundamental de hacer justicia a la víctima, no de ajusticiar al agresor, ya que un ojo o un diente roto no se remedia rompiendo otro, sino haciendo ver al culpable las consecuencias de su acto. En consecuencia, no se trata de ser más duros, de endurecer las penas; sino de ser más humanos (hermanos), reinsertando a nuestro propio análogo de su estado salvaje.

    Por consiguiente, la humanidad por si misma ha de tender a corregirse, a mejorar y a reeducarse. En el fondo, toda vida por muy edénica que nos parezca, necesita replantearse su existencia a lo largo del camino en sucesivas ocasiones, recomenzar con otras inquietudes y no dejarse aplastar por el peso de sus miserias. Desde luego, para prevenir este azote existencial, no es suficiente con tener leyes justas, es necesario activar educativamente la enseñanza en la ética, para hacer adultos responsables, capaces de encauzar sus pasos, que han de ser genuinamente tan reconciliadores como rehabilitadores. Lo transcendente es doblegar al enemigo sin batallar, hasta volverlo ciudadano de alma y vida. Por ello, que sea el amor nuestro estado normal de cohabitar y el amar nuestro modo de vivir. No olvidemos que querer es poder; y, a pesar de los pesares, comprender.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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• “La BUAP reitera su compromiso como espacio de debate y divulgación de ideas y conocimientos”: Rector Alfonso Esparza Ortiz

El Segundo Foro Anticorrupción del Pacto Mundial de Naciones Unidas, “Hablemos de la lucha anticorrupción, compartamos experiencias exitosas”, enfatiza en la corresponsabilidad y la participación activa y coordinada de todos los sectores en torno al fenómeno de la corrupción, el cual afecta la economía y devasta la confianza social en las instituciones, afirmó el Rector Alfonso Esparza Ortiz, al inicio de este encuentro que muestra “el compromiso de la BUAP como espacio de debate y divulgación de ideas y conocimientos”.

          Esparza Ortiz aseveró que la corrupción no atañe solo al sector público: la sociedad civil es corresponsable en el cumplimiento de las leyes y el fortalecimiento del Estado de Derecho. “Por ello la importancia de foros temáticos como este, en el que se abordará uno de los peores problemas, con el propósito de intercambiar experiencias y formular soluciones viables. Ser sede es motivo de celebración”, expresó.

          Acompañado de Emilio Guerra Díaz, director de la Red México del Pacto Mundial de la ONU, el Rector Esparza Ortiz indicó que el impacto económico de este fenómeno representa el 2 por ciento del PIB mundial, según el Fondo Monetario Internacional, y el 10 por ciento del PIB de México.

           En cuanto a sus repercusiones sociales, destacó que al año se pierden 480 mil empleos a causa de la piratería y que 14 por ciento del ingreso promedio de las familias se destina a diversos actos de corrupción, como las "mordidas". En el caso de las familias cuyo ingreso es un salario mínimo, este porcentaje representa el 33 por ciento.

           Por ello, “las universidades deben fortalecer sus capacidades en áreas de importancia, como la conservación de recursos naturales, el aprovechamiento de energías limpias y renovables, la ampliación de las oportunidades de aprendizaje, la protección de la biodiversidad, así como garantizar la equidad de género, modificar los patrones de consumo, erradicar el hambre y mejorar la salud”, instó.

           Cabe recordar que la BUAP, a través de Fundación BUAP, se adhirió en 2015 a la Red México del Pacto Mundial de la ONU, por pleno convencimiento de la importancia de sus 10 principios, los cuales se basan en el respeto a los derechos humanos, el cuidado del planeta, la equidad y la honestidad. Asimismo, la Universidad se incorporó a la Agenda de Desarrollo de Naciones Unidas para 2030 e incluyó en su Plan de Desarrollo Institucional 2017-2021 elementos para la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

         La realización y promoción de este espacio de discusión es parte de los esfuerzos de la BUAP, del “papel ineludible de las instituciones de educación superior, de formar parte de una colaboración corresponsable con todos los sectores de la sociedad, para constituir escenarios favorables para el desarrollo de economías emergentes”, expresó el Rector Alfonso Esparza.

          Al inicio de este segundo foro asistieron también Héctor Enrique Reyes Pacheco, secretario técnico del Sistema Estatal Anticorrupción, del estado de Puebla; Karen Berlanga Valdés, presidenta del Comité Estatal de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción, del estado de Puebla; Gonzalo Bojalil Leyva, director ejecutivo de Fundación BUAP; así como académicos, especialistas y estudiantes.

          En ese espacio, el Rector de la BUAP enfatizó en la huella que la corrupción deja en la percepción ciudadana, lo que da lugar a círculos de impunidad, “otro de los graves problemas del país”. Informó que de cada cien delitos que se cometen, once se denuncian, seis se averiguan y solo tres se resuelven, según datos del INEGI, con el agravante de que existe 97 por ciento de probabilidad de que no haya consecuencias en contra de quienes delinquen.

           Precisó que el gasto anticorrupción ha aumentado de 2 mil 255 millones de pesos, en 2004, a  4 mil 381 millones, en 2016. “Por ello es preciso mantener el énfasis en su combate, así como en la necesidad de ampliar la transparencia en el uso de los recursos”, concluyó.

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Domingo, 21 Enero 2018 18:10

Regenerarse cada día

Artículo | Algo Más Que Palabras
  
    A veces se nos olvida defender nuestra propia dignidad y nos la roban. Nadie tiene derecho a quitárnosla. Pongamos mayor atención. Ya está bien de no hacer frente a tantas etapas autodestructivas. Nos merecemos, sin duda, otro estilo de vida más profundo y otro modo de caminar menos superficial. Sabemos que no es fácil el cambio en una sociedad tan ensimismada con el poder, que suele negar el diálogo a los débiles, encerrada en el egoísmo y en la construcción de redes tan vengativas como crueles. Ante este bochornoso contexto, resulta imposible reconciliarse, tejer otros abecedarios más conciliadores, máxime en un momento de tantos intereses políticos perversos, que nos deshumanizan hasta extremos verdaderamente voraces. En consecuencia, o nos regeneramos para asegurarnos la continuidad o desaparecemos más pronto que tarde. El ambiente no es nada propicio para el florecimiento de un naciente ser humano, más noble y responsable, más comprometido con  su especie, dispuesto siempre a asegurarse un debate honesto y transparente, que nos aglutine más allá de los partidismos e ideologías.

    La regeneración es el verdadero avance que hemos de fortalecer con nuestros esfuerzos contiguos. Indudablemente, necesitamos una reacción global e interna, cada cual consigo mismo y en su muchedumbre, fundada en la solidaridad de todos los pueblos, dispuestos a hermanarse. De igual modo, urgen acuerdos internacionales que se cumplan, pues la interdependencia nos obliga a pensar en un proyecto de vida en común; en una sola tierra y en una sola masa de agua. En este sentido, este es un año decisivo para los arrecifes de coral del mundo. Es público y notorio, que en las últimas tres décadas, la mitad de los corales del planeta han muerto debido al aumento de la temperatura del agua y la acidificación de los océanos, o también a la misma contaminación con nutrientes, sedimentos y plásticos y la sobrepesca. Tampoco podemos seguir desvistiendo el planeta de sus heterogéneas arboledas naturales, de sus ríos cristalinos cada uno con su versatilidad innata y diversa, de sus cuencas multicolores, junto a sus espacios, donde confluye la naturaleza con el misterio.

    La situación no puede ser más tétrica, ante el deterioro del medio ambiente y de la calidad de vida de gran parte de los moradores del astro. ¿Cómo no es posible que aún no despertemos? El Secretario General  de Naciones Unidas, António Guterres, acaba de apuntar el posicionamiento de la ONU como "intermediario honesto" que le permite actuar “como foro en el que todas las partes pueden entablar un diálogo, ya sea para el desarrollo de nuevas normas y valores, o para resolver las controversias existentes y promover la comprensión”. Ciertamente, estamos llamados a entendernos y a tomar una mayor conciencia de nuestra marcha por aquí. Hemos sobrepasado todos los momentos de espera y de habladuría. Ahora es el instante preciso para la acción  regeneradora y la cooperación, clave para la seguridad y el desarrollo del mundo, ante el grave deterioro de la calidad de la vida humana y su degradación social. Está visto que si para la prevención, mitigación y resolución de conflictos se requieren políticas globales basadas en conversaciones y la mano tendida, también para los casos de armas de destrucción masiva, se precisa el desarme y la no proliferación verificable. Sea como fuere, nunca podemos quedar indiferentes ante problemas que son de todos, pues en realidad somos muchas culturas, pero una sola familia humana la que ha de ser restablecida.

    Por ello, cada ser humano, habite donde habite, debe tener la convicción de que forma parte de un todo, dispuesto a renovarse, mediante lenguajes universales que privilegien el diálogo como manera de reencontrarse y como modo de establecer acuerdos para vivir unidos, lo que nos exige una profunda humildad social. Al fin y al cabo, es desde la sencillez de un infinito amor como se curan todas las tristezas de este mundo. Quizás tengamos que mejorar el espíritu  instintivo del bien y la bondad que tanto necesitamos, al menos para prestar más oído y más corazón ante las voces de quienes piden justicia. Con razón se dice que no hay paz sin pan, pero la compasión también requiere de la rectitud para renacerse, y hallar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos, necesitándonos unos a otros. Dicho lo cual, considero que amar es como rehacerse y repararse, a fin de recobrarse y recuperarse en cada aurora. Prueben hacerlo y disfrutarán de su fruto; el de hallar en la placidez del otro, nuestro propio gozo.   
   
Víctor Corcoba Herrero /  Escritor
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    Desde que Machado dijese aquello de: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”; multitud de seres humanos solemos evocarlo, no así viviéndolo, con la asiduidad que hemos de hacerlo. La situación es bien palpable, a poco que nos miremos y veamos. El hambre de amor es debido, precisamente, a ese espíritu que únicamente lo injerta la lengua del alma. Buceamos por los exteriores, pero sin adentrarnos en las causas y motivos por las que suceden las cosas. Somos gente de palabra fácil, aunque  el compromiso fiel lo solemos dejar en el tintero.

Las últimas estadísticas nos dicen, que más de veinticuatro millones de personas en todo el mundo, se ven desplazadas a causa de los desastres. En realidad todos somos transeúntes, es por eso que tenemos que trabajar con más amor, cuando menos para sentirnos acompañados y acompasados, todos con todos. Esta debe ser la primera lección que hemos de aprender. Necesitamos el aliento cooperante y coordinado para que nadie se sienta sin hogar. El cauce de un río siempre necesita el agua para seguir siendo cauce. No lo olvidemos. Por tanto, tan importante como redoblar los esfuerzos en asegurar mejores condiciones de vida, será también la de movernos corazón a corazón. El éxito de la humanidad no viene de unas políticas aplicadas, sino de esos pulsos conciliadores en los que ningún andar se queda en la zanja.    

    Naciones Unidas de manera continua suele llamarnos para fortalecer esa respuesta humanitaria, porque imperecederamente hemos de hacer camino y hemos de estar en ese andar de auxilio permanente. Chile es uno de los últimos países en recibir refugiados sirios. Treinta y dos niños, dieciséis mujeres y dieciocho hombres llegaron hace pocos días desde Líbano, en el marco del Programa de Reasentamiento de Refugiados, liderado por el gobierno con el apoyo de la agencia de la ONU para este menester. Verdaderamente, cuando se producen estos escenarios, de extender una mano solidaria, como fue el caso de la sociedad chilena, uno no puede por menos que esperanzarse y crecer como ser humano, poniéndolos de referente y como referencia. Ojalá prosiga este ejemplo y dejemos de ser piedras en el camino.

El amor cuando es de verdad todo lo resuelve. Bien lo sabemos, pues pongámoslo en práctica. Hay que volver a las entrañas de uno mismo y ver que los moradores tenemos que cambiar. No podemos seguir en este escándalo moral en la que millones de personas aún vivan en la extrema pobreza, máxime en una tierra caracterizada por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros. La marginalidad de algunas gentes debemos dejar de observarla exclusivamente como una falta de ingresos. Se trata de ver el fondo de la cuestión. Mientras unos lo tienen todo, otros no tienen nada. Sin duda, la indigencia es más un problema de alma que de cuerpo, si quieren de derechos humanos, pero siempre de ausencia de amor hacia el otro, hacia nuestro análogo en la senda del tiempo.

    Por desgracia, vivimos en la necedad y en el engaño, en lo políticamente correcto como es el arte de agradar, en vez de descubrir la multitud de estafas indecentes y proponernos hacer justicia. Ya está bien de taparle el rostro a tanto rastro de mentiras para que parezcan verdad. No se pueden disfrazar los horizontes. Tenemos lo que tenemos para transitar y no podemos seguir segando existencias porque sí. Volvamos al ser humano responsable, despojado de intereses mundanos, para acrecentar otros andares menos trepa y más solidarios, más en familia  y mucho más en comunidad.

Déjennos hablar de estos problemas. No levanten muros. Ni nos mantengan entretenidos con falsedades. Gobiernen los que han de gobernar pero con ética. No nos desorienten, ni nos mercantilicen, y lo que es peor, no nos enfrenten por favor. Pongan humildad y mucha ración de amor en todo aquello que predican, y si no lo hacen, porque no quieren o no pueden, ¡váyanse!, dejen el camino abierto a otros.

El planeta está llamado a ser un corazón, o si desean, una morada en la que se puedan cobijar todos los caminantes, sin distinción alguna. Llegado a este punto, yo siempre me digo, cuando al anochecer me invade el desaliento: retornemos a lo de siempre, a lo que no cuesta y cuesta la vida muchas veces, a la autenticidad del amor para poder superar las injusticias e incomprensiones. Convencido de que sólo así se puede construir un orbe más cielo que infierno, más de todos que de nadie en particular, más de la poesía que de la política. Está visto que la mayor penuria que tenemos ya no es la material, sino el egoísmo, que nos absorbe el corazón y nos dificulta a la hora de custodiar y conducir a las personas, a las familias y comunidades. Nunca es tarde para ponerse en el camino, de un legítimo movernos todos a una, para poder hermanarnos y reconstruirnos desde lo armónico, a través de un espacio que a todos nos abrace y a ninguno nos abrase.
 
Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Domingo, 12 Marzo 2017 12:45

No quiero ir tirando, sino viviendo

Artículo | Algo Más Que Palabras
  
    Está visto que todo ser humano vive en una exploración permanente, cuando menos para poder sentirse libre, despojado de ataduras. De ahí, la necesidad de tener tiempo para nosotros, pues el gozo no está en el éxito a toda costa, ni en la afirmación de uno mismo en perjuicio de los demás, sino más bien en compartir, en donarse y en perdonarse, en ensanchad el corazón y en empequeñecerse como una minúscula semilla que un día, sin arrogancia de poder alguno, podrá ser fértil. A propósito de este plan existencial, en una época de tantas apariencias, me viene a la memoria la Resolución 65/309, de 19 de julio de 2011, en la que Naciones Unidas invitaba a los Estados Miembros a que emprendieran la elaboración de nuevas medidas que reflejaran mejor la importancia de la búsqueda de la felicidad y el bienestar en el desarrollo, con miras a orientar sus políticas públicas humanas. Sin duda, será bueno para toda la especie, el activo de estas poéticas incondicionales por parte de todos los gobiernos del mundo. Al respecto, contamos con una noticia esperanzadora, durante los próximos años, el logro de la Agenda 2030 se sustentará en el cumplimiento de 17 objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 Metas. Por primera vez en la historia, dicha Agenda, obliga explícitamente a los países a no dejar a nadie atrás en el curso de su desarrollo.

    Ahora bien, más allá de las buenas intenciones, hace falta que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, pero que se promueva de verdad, y así pueda ser una realidad el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de toda la ciudadanía. Por cierto, ya que en este mes hemos proclamado el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad, deberíamos concienciarnos a la hora de cohabitar. Como decía el beato Piergiorgio Frassati: "Vivir sin una fe, sin un patrimonio que defender, y sin sostener, en una lucha continua, la verdad, no es vivir, sino ir tirando. Jamás debemos ir tirando, sino vivir" (Carta a I. Bonini, 27 de febrero de 1925). Desde luego, una existencia no asistida como se merece, o vivida egoístamente, aparte de volvernos inhumanos, genera un ambiente de insatisfacción y de trastornos mentales de difícil curación. Las cifras ahí están: se calcula que aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del mundo tienen problemas mentales. Algo falla. Todo corazón desea la alegría, no en vano es el ingrediente principal en el componente de la salud de un individuo. Por ello, refrendo lo que en su tiempo decía el inolvidable escritor y periodista Ramón Pérez de Ayala (1881-1962): "Gran ciencia es ser feliz, engendrar la alegría, porque sin ella, toda existencia es baldía". Cuánta razón hay en ello, tanta que personalmente uno intenta siempre simpatizar con ella y tomarla como brújula de la vida.

    Coincidirán conmigo que es público y notorio el afán destructor de las contiendas. Las guerras y las catástrofes tienen efectos importantes en la salud mental y en el bienestar psicosocial. También las diversas adicciones y el consumo de sustancias ocasionan complejos problemas sociales. De igual modo, cada año se suicidan más de 800 000 personas, siendo la segunda causa de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad. Hay indicios de que, por cada adulto que se lapida, hay más de 20 que lo intentan. El 75% de las inmolaciones tienen lugar en países de ingresos bajos y medios. Los trastornos mentales y el consumo nocivo de alcohol contribuyen a muchos suicidios. La identificación precoz y el tratamiento eficaz son fundamentales para garantizar que estas personas reciben la atención que necesitan. Indudablemente, estas realidades nos piden un cambio de mentalidad, que desde luego han de ser avaladas con más dotación en las políticas sociales. Al fin y al cabo, todos hemos de hallar un camino de sencillez en la vida. No hace falta grandes fortunas. La felicidad no se compra, ni tampoco se vende, se encuentra en la entrega generosa, también en la lucha de uno mismo, ya no por vivir, sino por acertar a vivir como familia, donde no haya vencedores ni vencidos. Me da la sensación que la prueba más clara del gozo en el alma, pasa por una alegría en los labios y una mirada que acaricie. Solamente hay que ver la cara de felicidad de un niño, que desde su inocencia lo ríe todo y todo lo arrulla. 

    Al igual que el chaval, al que le ensimisma todo buscando sus tripas, hemos de ir al fondo que es desde donde emana la fortaleza. Y como quiera que son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida, tenemos que ser compasivos. La compasión, que es en muchas situaciones la astral antecesora de la equidad, nos ayuda a humanizarnos, a sentirnos bien por dentro y mejor por fuera. En consecuencia, será saludable hacer recuento de lo vivido, de lo que uno ha hecho sin prisas y con toda la pausa del mundo. A veces tenemos tanta urgencia para todo, sobre todo por acumular riqueza, que olvidamos lo único verdaderamente importante; que es desvivirse por los demás, vivir y dejar vivir, ocuparse del otro y preocuparse por el otro; sin obviar la acción contra el cambio climático para un planeta feliz, ya que la investigación sobre el bienestar, (o mejor sobre el bien ser), se puede encontrar en una amplia gama de campos, incluyendo igualmente la economía, los negocios, la psicología, la sociología, la ciencia política y la educación. En cualquier caso, hasta que aquellos que ocupan puestos de liderazgo no acepten cuestionarse con valentía su modo de gestionar el dominio y de procurar la dicha de sus ciudadanos, va a ser complicado que se pueda avanzar verdaderamente hacia ese clima de placidez que todos deseamos.
 
    Hoy más que nunca hemos de ver el modo de convivir, en una vida que ha de mejorarse no solo en cuestiones económicas, también con la sensación psicológica de bien vivida, cuestión que no es fácil,  ante un clima de inseguridad e incertidumbre, que tiene un efecto sombrío en el bienestar de las gentes. Hacen falta intervenciones que garanticen empleos dignos y de calidad, sociedades fuertes en valores, con niveles elevados de confianza y respeto, con apoyo a la vida familiar y el incentivo de una educación de calidad para todos. Es  hora de que los gobiernos de todo el mundo desarrollen de verdad, lo que siempre se dice, el acceso a la alimentación y a los servicios esenciales, los derechos humanos y a una protección social básica. Desde luego, no es de justicia esta desbordante crecida de desigualdades planetarias.

    Ya, en su tiempo, la Unión Europea puso de relieve que las cuatro dimensiones de las deliberaciones sobre la felicidad determinadas por Bhután, a saber, la felicidad y el bienestar, la sostenibilidad ecológica, la distribución justa y el uso eficiente de los recursos, constituían la esencia de los objetivos de la Unión Europea, además de la promoción de los derechos humanos básicos, considerados un componente crucial del bienestar. Asimismo, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres) se centró en la elaboración de medidas de la felicidad que tengan en cuenta el género. En suma, que el acontecimiento del Día Internacional de la Felicidad nos haga reflexionar, para proclamar la primacía de los armónico, el bienestar y el gozo de la alegría, máxime cuando se producen tantas injusticias, desplazamientos masivos, miseria absoluta y otras causas de padecimientos provocados por el ser humano contra sí y el linaje.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Miércoles, 09 Noviembre 2016 12:55

Un camino de encuentros

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Cada día estoy más convencido que la vida es un camino de encuentros con la diversidad. Creo además que es lo que da sentido a nuestro vivir. Es una de las fortalezas del ser humano como tal. Nada se consigue por sí mismo. Para ello, se requieren acciones concertadas y soluciones conjuntas.  Nuestra casa común también se construye entre todos, con el concurrencia humana permanente. Hoy la cooperación internacional es básica para avanzar humanamente, para crecer como especie pensante, siguiendo esa eterna hoja de ruta en torno a los principios y valores de la Carta de las Naciones Unidas. Sin duda, los gobiernos, las personas, han de respetarse, entenderse y obrar en consonancia.

    Indudablemente, nuestra existencia tiene bien poco sentido sino genera un clima armónico, de respeto natural el uno por el otro. Esto exige, desde luego, un equilibrio natural para saber discernir y ver. Para empezar, uno tiene que respetarse a sí mismo para que le respeten, pero también tiene que facilitar la solución de los conflictos con diálogos auténticos, sin miedos, pero con la conciencia solidaria de la comprensión. Lo que viene sucediendo en algunos parlamentos democráticos, donde nadie considera a nadie que no sea de los suyos, es de una tremenda irresponsabilidad, que nos deja sin palabras. Olvidamos que cuando los que tienen el poder actúan alocadamente, sin rubor alguno, los que obedecen también pierden las formas, la estima por el ser humano. Ciertamente, la democracia se sustenta en la claridad de ideas y pensamientos, en la confluencia de soluciones. Por consiguiente, los gobiernos sustentados bajo este espíritu democrático no pueden ser el problema.

    Por desgracia, el encontronazo hoy está a la orden del día. La colisión entre autoridades, gobiernos, culturas, religiones, se produce con demasiada frecuencia. Quizás porque haya muchos sembradores de odio. Hoy el mundo no hace familia, al contrario, disgrega familias. Nadie perdona a nadie. Falta entendimiento. Nos puede el rencor. Sabemos lo difícil que es actualmente para nuestras democracias preservar y defender valores humanos primordiales. Por esta razón, hay que ayudar y animar a ser comunidad, con lo que ello significa de espíritu de unidad en lo plural. No valen, en consecuencia, gobiernos encerrados en sí mismos, en el no es no permanente. Aquellas políticas que en lugar de ser poéticas avivan el lenguaje de la división, de la violencia, mejor sus líderes abandonan el timón. Resulta verdaderamente preocupante ciertos discursos políticos, convertidos en una siembra de incomprensión, de inútiles luchas, propias de un resentimiento que nos conduce a un permanente desprecio, a un auténtico crimen contra lo conciliador.

    Estamos llamados a entendernos, a conciliar lenguajes, y no hay otra manera de llevarlo a buen término que desde la tolerancia, el sometimiento a la verdad y desde un espíritu humilde. Tenemos que empezar a pensar que apenas sabemos nada, que el enemigo no es el que piensa distinto a nosotros, sino aquel que quiere destruir nuestros vínculos de familia humana, por ejemplo; o aquel que quiere destruir el diálogo sincero e imponer sus doctrinas. Es precisamente, en ese conversar auténtico, donde se halla el reconocimiento y el respeto por el otro. Tal vez necesitemos rescatarnos como especie que busca la concordia. Ahí va a radicar el heroísmo ciudadano, pues se requiere paciencia y tesón a la hora de activar otros caminos realmente nuevos, que nos lleve a alentarnos y a alimentarnos mutuamente.

    La novedad llegará en el momento que seamos coherentes y avivemos la reconciliación entre lenguajes y culturas, entre almas y cuerpos, abriéndonos unos a otros para hacernos más poesía que poder, más constructores que destructores, más puente que muro en definitiva. El futuro está en la coexistencia respetuosa de las diferencias, no en la homologación de un pensamiento único teóricamente neutral; también en las relaciones humanas que han de ser desinteresadas, teniendo como objetivo el hacer piña frente a las dificultades e incomprensiones. Por tanto, si fundamental no es perder el paso hacia sí mismo, igualmente compartir andares, sin dejar crecer la maleza, es el camino del hermanamiento. Al fin y al cabo, sin una estirpe fraternizada, cualquier ciudadano tiembla de frío.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Martes, 20 Septiembre 2016 17:51

EU, encarcelado

Columna | Desde el portal

 En las Naciones Unidas, el presidente Barack Obama alertó ante el fortalecimiento de lo que denominó el "burdo populismo", tanto en Estados Unidos como alrededor del mundo, que pretenden amurallar a las naciones, y precisó: Hoy en día, una nación rodeada de muros solo conseguiría encarcelarse a sí misma".

 A unas semanas de los comicios en Estados Unidos, la alerta mundial por el avance del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, crece cada día. Y nuestro país, no sólo por el fenómeno Trump, sino por la incapacidad gubernamental, enfrenta severos problemas financieros. El dólar va al alza y se profundizan las desigualdades sociales con el recorte presupuestal y el excesivo gasto burocrático.

 Las medidas económicas anunciadas por el magnate en caso de llegar a la Presidencia de Estados Unidos, son rechazadas hasta por los mismos estudiantes de economía por su incongruencia e inviabilidad, sin embargo, el probable triunfo del neoyorquino hace zozobrar a la economía estadunidense que ya padece sus consecuencias.

 Desde la ONU y desde diversas trincheras el mundo da la batalla en contra de una probable victoria del republicano y, de ampliarse ésta amenazada y formar un solo frente, correspondería sólo a los electores estadunidenses evitar que se concreten los desastres anunciados por Trump, y en la embestida, el mismo Presidente Obama lleva una gran responsabilidad que, con su autoridad moral, se confía, pueda detener el triunfo del republicano.

TURBULENCIAS

Cero pesos al sistema anticorrupción

 Javier Bolaños Aguilar, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, dijo que el Proyecto de Presupuesto 2017, enviado a la Cámara de Diputados, considera cero pesos al Sistema Nacional Anticorrupción.  Es decir, “la propuesta para el 2017 no contempla un centavo para la implementación de este sistema”, pese a que casi la mitad de los mexicanos ven el tema de la corrupción como un factor, ya no solamente de atraso, sino como obstáculo de las iniciativas y las propuestas de desarrollo y de la agenda pública nacional e indicó que cerca del 84 por ciento, es decir, casi ocho de cada 10 personas consideran que el gobierno ejerce su gasto con poca o muy poca transparencia…La presidenta de la Comisión Especial de las Tecnologías de Información y Comunicación, su presidenta,  Sofía González Torres, reconoció que en México todavía existe rezago en estas áreas, sobre todo en  ciberseguridad, por lo que se buscará hacer una legislación para que “el país deje de ser cuna de inseguridad digital”; precisó que uno de los grandes retos de esta comisión será garantizar el acceso a estas tecnologías, ya que en México todavía no es suficiente y se requiere orientar a la población sobre su uso, generar inclusión, empleo y competitividad con base en estas herramientas…El PUIC‐UNAM Oficina Oaxaca exige al Gobierno Peruano que ejerza, sin dilación, las medidas cautelares establecidas por la CIDH para proteger a Máxima Acuña y familia de la Minera Yanacocha, subsidiaria de Newmont Mining Corp.(Colorado, USA)…El gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yúnes, pidió al Gobierno Federal se haga cargo de manera temporal de la seguridad del estado en donde, dijo, no hay vacío de poder, sino “un gobierno descompuesto”, y pidió además apoyo de la Federación para encarar las enormes deudas que le heredará Javier Duarte, aun en el poder. Busca una reunión presencial con el titular de la SEGOB, Miguel Ángel Osorio Chong, para exponerle la crítica situación del estado…

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