Domingo, 23 Febrero 2020 21:02

Revolución Mental

En 1978, China se hundía en la miseria. 80% de la población vivía en la pobreza. El ingreso per cápita era de menos de 300 dólares anuales.

Un poco antes, a finales de 1976, había muerto Mao Tse Tung. Mao era buen revolucionario pero pésimo gobernante. De ahí el desastre.

Ese año, en 1978, el nuevo dirigente Deng Xiaoping, lanzó 4 modernizaciones simultáneas de China. El objetivo era salir de la pobreza y lanzarse a la conquista de la prosperidad. Resumió su visión con una metáfora:

-No importa el color del gato. Importa que cace ratones.

Implicaba dejar atrás el que era acaso el mayor lastre del país: la ideología. Si se tenían que tomar medidas capitalistas para beneficiar a la gente, así sería.

La mayoría de los países que han tenido sacudidas importantes han tenido que abrazar el pragmatismo. Lo hizo Roosevelt en Estados Unidos y el rey Juan Carlos en España.

La peor atadura es siempre la mental. Gobernar con un recetario inamovible conduce siempre a un destino cierto: el fracaso.

Quizá por eso alguna vez Winston Churchill respondió a una diputada que lo acusaba de incongruente: con el paso del tiempo, si las circunstancias cambian, yo cambio. ¿Usted qué hace, señora? 

Al país le urge una revolución, no social, no económica: mental.

Instalarnos en el debate neoliberales contra progresistas huele a naftalina y peor: resulta inútil. Divide. Consume: tiempo y energía.

Son tantos y tan complejos los retos del país, tan graves sus desafíos, que elegir una ruta única, rígida e inamovible, resulta inútil y hasta ingenuo.

El país vive en círculos desde el fin del desarrollo estabilizador. Esa ruta, mexicanización del modelo de sustitución de importaciones, se montó sobre una serie de políticas aparentemente contradictorias. Poco tenían que ver las reparticiones agrarias, el sindicalismo y la expropiación petrolera de Cárdenas con el desarrollo industrial y las políticas pro empresariales de Alemán. Sobre ellas se montó un modelo que exprimió lo mejor del país.

A partir de ahí, vino una ola de populismo nacional revolucionario, un impasse tras la quiebra y luego un periodo neoliberal que trajo lo que René Villarreal ha denominado, con gran lucidez, estancamiento estabilizador.

Ahora volvemos a los 70.

Pero ni el mundo ni México es el mismo.

Debemos liberar una de las herramientas más poderosas del talento mexicano: la creatividad.

Los mexicanos han dado muestras de su capacidad de trabajo, empuje y compromiso: basta que crucen la frontera norte para producir. Y producir en serio.

La aplicación de políticas aparentemente contradictorias no solo es admisible en una compleja realidad como la que padecemos: resulta hasta necesario.

Los falsos dilemas nos consumen: el crimen no se combate con desarrollo social o con ley y orden, sino con ambas. La política social no es transferencias o redistribución, es ambas. El país no crece con mercado o con estado: se requiere el concurso de los dos.

Es la combinación de elementos lo que resulta exitoso. Un ejemplo: las bases de la economía digital no hubieran sido posibles sin el financiamiento del estado norteamericano vía el cluster militar. Ahí surgió el embrión del Internet, el GPS, la robótica, el láser entre otras. Luego una generación privada de innovadores lo exponenció e inundó al mundo.

La Unión Europea genera importantes políticas de competencia al mismo tiempo que subsidia actividades. El campo recibe 360 mil millones de Euros.

Talleyrand, una de las figuras más escurridizas de la historia, proclive al cambio de bando sin pudor, reconocía su destino como ser un servidor del estado francés, no de los partidos.

Necesitamos una generación sin ataduras a dogmas ni a ideologías, libre de prejuicios y hasta de partidos, que se enfoque en la resolución de problemas con soluciones creativas.

Hay que pensar fuera de la caja. Innovar. Atreverse.


Twitter | @fvazquezrig

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Columna | P u l s o   P o l i t i c o

         Supuestamente, las precampañas son para que quienes aspiren a ser candidatos a un puesto de elección popular, recorran el estado, el municipio o el distrito que aspiren gobernar o representar, se reúnan con sus correligionarios y los convenzan de que les brinden su apoyo en la elección interna.

          Ese convencimiento deberá ser  mediante argumentos, bien sustentados en la doctrina, programa de acción y estatutos de cada partido. El diálogo entre los aspirantes y los militantes debería ser la base de las precampañas.

          Pero el problema es que las precampañas son realmente campañas y que la convocatoria de los aspirantes se hace abierta y no solo con la militancia.

          Y eso responde a otra realidad, a que los aspirantes en la inmensa mayoría de los casos, al aparecer en las listas que los partidos dan a conocer, son ya de hecho candidatos, pues con eso que está de moda entre los políticos, “la unidad”, solo se registran los que ya están “amarrados”, es decir, los que van a ser candidatos.

           Los partidos hablan mucho de democracia, de elecciones libres y del respeto al voto de las mayorías, pero eso no ocurre ni en Grecia, que la inventó, nos dijo una vez un importante político local. Don Antonio J. Hernández, quien fuera líder vitalicio de la CROM, decía: “La democracia es para los griegos y para los pendejos. Aquí la democracia son yo”. Y así sigue siendo.

           Cuando alguien que aspira a un puesto de elección popular, recurre a un padrino que suele ser un político bien ubicado; recurre a los dirigentes de su partido y a amigos poderosos cuya opinión sea escuchada por las cúpulas.

           Y eso ocurre en todos los partidos políticos. Ninguno tiene democracia interna y las decisiones se toman en las cúpulas. A esas decisiones se les llama, para desprestigiarlas “imposiciones”.

           Algunos aspirantes con pocas posibilidades de llegar por no contar con los apoyos necesarios, luchan por elecciones internas abiertas, en las que participen todos los militantes; Otros piden que participe toda la población, lo cual es absurdo, pues ya sería una elección y no habría para qué repetir ese proceso, pues cada elección interna o externa, resulta muy costosa; quienes hacen ese tipo de propuestas, o son ingenuos o son perversos. Y generalmente son más lo segundo que lo primero.

          Por lo que respecta a la decisión para designar a los candidatos al gobierno del Estado, en ninguna de las tres coaliciones, se hizo elección interna.

         Se hicieron eso sí, encuestas, diversos estudios de opinión, sondeos entre los posibles votantes y en el resultado de todo eso, se basó la decisión de la dirigencias.

         Es lógico pues, que las precampañas se vean y sean realmente campañas, en las que los aspirantes se descalifican, se ofenden, se acusan, etc.

          Solo hemos escuchado un análisis de la situación que guarda Puebla en lo económico y lo social y también en lo político en labios del ex rector de la BUAP, Enrique Doger.

           Ha sido el único, hasta ahora, que ha hablado de la Puebla que recibiría, en caso de ganar la elección: una Puebla pobre, con graves problemas de inseguridad, con elevado índice de desempleo, con gran desigualdad social, con graves problemas de salud pública, etc.

           Cada vez que hay campañas electorales, recordamos la frase pronunciada por don Manuel Gómez Morín, el fundador del PAN en 1939: “Los partidos deben ser, escuelas de política”. Ningún partido lo es. Lo fue en un tiempo el PRI (una escuela práctica de política en la que políticos importantes tomaban por su cuenta y riesgo, a grupos de jóvenes para formarlos en el servicio público) A pesar de que no era una escuela formal, dio resultados, que en alguna forma prevalecen, pese a la guerra que emprendió contra ese partido y esos políticos, el neoliberalismo que llegó encabezado por Carlos Salinas de Gortari.

          Los neoliberales salinistas, le dieron en la torre al sistema, aunque los gobiernos panistas, nacionales y locales y los gobiernos locales de perredistas y otros partidos, siguieron actuando ya en el poder, como en sus buenos tiempos lo hizo el PRI. Y además, parece que todos los políticos de oposición heredaron la predisposición política a enternizarse en el poder.

           El PRI ya no es lo que fue: los sectores campesino, obrero y popular, que fueron su sostén durante décadas, prácticamente han desaparecido.

           Existen en la formalidad, pero ya no en la realidad: el sector popular, CNOP, fue el más golpeado; el sector obrero, no es ni con mucho, lo que fue. Solo la CTM se defiende. La FROC, prácticamente ya no es priista y la CROM, es un organismo en extinción. El sector campesino, CNC, además de sus líderes formales, sus huestes organizadas para votar y o para producir, ya no se ven por ninguna parte, en fin.....Al partido tricolor le queda todavía una estructura y una organización, que tiene que estar en constante revisión para evitar  su derrumbe. Eso es lo que ha salvado al que fuera el partido de la Revolución Mexicana.

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Jueves, 30 Noviembre 2017 21:07

¡Una nueva constitución o pacto para Mexico!

Estamos entrando de lleno en una época preelectoral, tiempo en que, los políticos de todos los partidos y corrientes ideológicas empiezan a diseñar estrategias en búsqueda de nuestro voto, con la firme intención, según ellos, de sacar a México de los grandes problemas en que se encuentra y de hacer creer a los ciudadanos, que es posible un cambio de rumbo del país, que beneficie a la mayoría y no sólo a los grupos empresariales que por décadas se han enriquecido a costa de la explotación de los trabajadores y con el apoyo de un estado neoliberal, que se ha traducido en convertir a México en uno de las naciones más desiguales del mundo..

De todos ellos, populistas, tecnócratas, neoliberales, de derecha, de izquierda o de más a la izquierda, escuchamos que tienen la fórmula para acabar con toda la problemática social, económica, política y jurídica que está lacerando poderosamente el constructo social mexicano y prometen que en manos de ellos alcanzaremos el tan anhelado desarrollo nacional. Que meterán a la cárcel a todos los corruptos, que acabarán con el narcotráfico, que la desigualdad social pasara a formar parte de la historia, en fin, promesas sexenales que todos conocemos y que con el tiempo, como ha ocurrido quedarán en el olvido. Muchos de estos personajes que han brincado de un partido a otro, o de una posición de diputados a senadores, confían en la falta de memoria de los electores, es decir, que aún y cuando con su respaldo aprobaron leyes o aumentos de impuestos afectando a millones de mexicanos, como los gasolinazos; ello ya quedó atrás y con la cara muy lavada esperan recibir de nuevo el voto de sus representados.

Sin embargo, la fórmula mágica que hará posible el milagro prometido, solo ellos la conocen y la aplicaran sólo en caso de resultar vencedores en el proceso electoral, claro, recordemos que un político, no da nada, a cambio de nada.

Esperar una propuesta congruente, estudiada, metódica y sobre todo sensible de la realidad social, económica política y jurídica del estado mexicano, sin condicionar, solo podía venir de alguien que no fuera político.

Pues bien, dicha propuesta proviene de la academia, del sector intelectual, que realiza investigaciones y se auxilia de todas las ramas de la ciencia del Derecho para aportar alternativas de solución congruentes.

Se trata de una propuesta de una Nueva Constitución Política para México, de un Nuevo Pacto Social, realizada por el Congreso Constituyente Ciudadano, quien trabajó arduamente, con recursos propios durante un año, de febrero de 2016 a febrero de 2017, realizando congresos y mesas de trabajo con universidades, instituciones de educación superior, instituciones sedes, organizaciones sociales, de profesionistas, empresariales, agrarias, sindicales, organizaciones no gubernamentales y demás expresiones de la sociedad de veintiún estados de la república.

Pues bien, el resultado de ese arduo trabajo, trajo consigo el nacimiento de un instrumento académico-social, cuyo objetivo es, enfrentar y resolver los graves problemas del desorden nacional, a partir de un nuevo pacto social, con el que se pretende combatir los retrocesos y contradicciones que ha generado un orden jurídico nutrido pero lento, con instituciones ineficientes y rebasadas, que además, permita erradicar el aumento de la inseguridad, la delincuencia, la corrupción, la impunidad y la complicidad en el robo permanente de nuestros recursos con el consecuente incremento de la pobreza, el desempleo y la delincuencia.

Teniendo como base el análisis histórico sociológico de cada disposición constitucional, se propone, lograr identidad nacional fuerza republicana, participación ciudadana y congruencia del nombre usual de nuestro país con el nombre de México. Precisar el rumbo del país al incluir en el capítulo primero del título primero los fines del Estado Mexicano. Lograr la observancia de todos los derechos humanos fundamentales; dejando atrás la imprecisión de estos derechos. Avanzar en la consolidación del Estado de derecho republicano, democrático, representativo laico popular, incluyente, y de participación ciudadana. Resolver por sus causas el grave problema de la inseguridad; la drogadicción, el narcotráfico la delincuencia, la impunidad y la inseguridad, mediante los nuevos instrumentos planteados por este novedoso instrumento.

Como podemos observar nos encontramos ante una propuesta ciudadana que bien valdría la pena poner al escrutinio de los mexicanos y decidir sobre su aprobación y aplicación, sin embargo, esta tarea es igualmente difícil, pero a pesar de ello, el Dr. Luis Ponce de León Armenta, uno de los principales artífices de esta propuesta, la está llevando por toda la república, en su lucha por alcanzar los apoyos necesarios como base de su candidatura independiente a la presidencia de nuestro país, en un esfuerzo por brindar al electorado una verdadera alternativa de elección dentro del proceso electoral venidero. Incluso proponiendo sea retomada por otras fuerzas políticas y candidatos, que aún y cuando se perfilan para contender por esta posición, a la fecha no han presentado un propuesta de como resolverán la situación tan crítica del país. Por ello, miles de universitarios están desde ahora dándole su apoyo, porque es el único que tiene una propuesta clara y sería para cambiar realmente el rumbo de México. 

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