Columna | Desde el portal

 En el bajío, el presidente Andrés Manuel López Obrador enfrentó de manera directa el conflicto regional que representa la construcción de la presa El Zapotillo, proyectada hace más de una década para resolver el problema de agua en Jalisco y Guanajuato.

 De acuerdo al punto de vista técnico, la magna obra fue prevista para evitar inundaciones y aprovechar el agua para usos agrícolas y domésticos, incluso para captar precipitaciones pluviales más allá de los normales.

 Y aún con todas las previsiones, la obra quedó varada, abandonada, sin cumplir ninguno de sus propósitos y si en cambio dejar sin utilidad cuantiosos recursos públicos que hoy se pretenden rescatar mediante la reconstrucción de la obra.

 Sin embargo, esta no deja satisfecha a los pobladores que argumentan riesgos de inundaciones y desgracias. El presidente López Obrador asumió la responsabilidad y afirmó estar dispuesto a firmar un decreto donde se compromete a resarcir daños en caso de siniestro.

 Los alcances de la obra deberán ser explicados en la región dentro de un mes por el director de Conagua, Germán Martínez Santoyo en una reunión convocada en Temacapulin, Jalisco, donde los lugareños deberán dar el visto bueno para reanudar la presa que, de acuerdo al presidente López Obrador, en caso de hacerse, el agua no alcanzará para abastecer a León, Guanajuato, toda vez que la construcción será menor.

 Esto ha inconformado a Guanajuato, que aún cuando el presidente dijo que buscarán otras alternativas para resolver el problema, piden audiencia para hacerse escuchar.

 Conflicto similar hay en la región lagunera, dijo el mismo presidente, donde activistas ambientales y líderes obstruyen soluciones porque sólo ven una parte, la que les conviene, no el problema social.

 Y el problema del agua no es regional. Existe en las ciudades donde las colonias marginadas no tienen acceso al vital líquido, y en las zonas residenciales es escaso. Es un problema del presente, en una disputa por el agua para usos domésticos, agrícolas e industriales.

 Tendrán que encontrarse soluciones, no sólo entre regiones o Estados, sino del país en su conjunto, pues si en el pasado se priyectaron mal las obras, los problemas siguen y se irán acumulando si no hay acuerdo conjunto.

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