Cuatro jinetes del apocalipsis del consumidor mexicano

Jueves, 04 Septiembre 2025 08:25 Escrito por Redacción

•    IVA, IEPS, INFLACIÓN Y EXTORSIÓN
•    El mercado informal representa el 3% del PIB como pérdida de recaudación para Hacienda Pública.
•    La informalidad incrementa la criminalidad y financia el crimen organizado, la piratería se ha normalizado.
•    El reto no está en subir impuestos a los productos de alta demanda popular, sino en apoyar la formalización y fortalecimiento del comercio legal.

Ciudad de México. - Como cada año, el mercado del contrabando, la piratería, lo robado y lo ilícito se engalana y se presenta con todas sus fuerzas ante nosotros a la hora de las compras de regreso a clases. El Centro Histórico de la Ciudad de México y sus principales avenidas se convierten en alfombra roja de esta economía ilegal que carcome a la Hacienda Pública y frena el desarrollo económico del país.

“A la vista de todos, esta fotografía retrata una danza frenética de consumo, dejando en claro que el mercado informal es hoy el sector más activo y mayor empleador del país; más de 35 millones de personas de la población económicamente activa trabajan en él, siendo sobreexplotados, recibiendo salarios ínfimos y aceptando condiciones de precariedad laboral a falta de mayores oportunidades. El mercado informal paga apenas un tercio de lo que paga el formal y evade impuestos que significan cientos de miles de millones de pesos que la Hacienda Pública deja de percibir año con año, esta pérdida de recaudación va en el rango del 3% del PIB”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).

Para fines prácticos el mercado negro opera como caja chica del crimen organizado: con él salda su gasto de operación, los negocios de calle financian las nóminas de dealers y halcones, y sus gastos de mordidas a policías de baja monta.

La informalidad incrementa la criminalidad y la violencia en las calles, se siembra el caldo de cultivo del fenómeno de la extorsión (telefónica, cobro de piso en punto de venta, carretera), asaltos carreteros o ferroviarios, cobros por cultivo a productores agrícolas, entre otros. La piratería alienta una cascada de delitos que debilita la seguridad pública y deja ver a México como un país sin ley, gobernado por la delincuencia, destruyendo su reputación en el peor de los momentos, justo en medio de una guerra comercial arancelaria sin precedentes que demanda certeza, confianza y justicia como principales requisitos.

Estas son las secuelas de no tener el control de nuestras fronteras y en consecuencia no ejercer plenamente nuestra soberanía. Hoy, México es un verdadero queso gruyer por donde entra todo tipo de mercancía de contrabando, pirata, adulterada y robada, ya sea por aire, tierra, mar o incluso subacuática; por todos estos planos entran miles de toneladas de mercancías que dan forma y conforman a la principal fuerza económica del país.

En la memoria colectiva todo esto empezó como algo menor con la venta de CDs piratas (de música y películas), pasamos a cigarros de contrabando, vinos, whisky, pacas de ropa fallada o usada, electrónicos, perfumes, joyería, tenis, zapatos, llantas, videojuegos, computadoras, etc. Así se fue fundando el México pirata que ahora padecemos.

En nuestro país la piratería se ha normalizado. Comprar en ese mercado ya no es extraño ni mal visto, es socialmente aceptado como una opción de compra natural a la que cualquiera puede recurrir de querer, porque ahí está y no se penaliza.

“Durante todo este tiempo el Estado se ha hecho de la vista gorda; permitió, toleró o incluso se coludió con este comercio ilegal. Apenas ahora se anuncia una iniciativa por parte del ejecutivo para tomar el control aduanero sin tener mayores elementos de la misma. La iniciativa en sí es el reconocimiento explícito de lo que aquí afirmamos: México no tiene ahora control efectivo de sus aduanas fronterizas, no tenemos control de lo que entra a nuestro país”, resaltó Rivera.

En este contexto, cabe preguntar: ¿con qué autoridad moral se castiga el consumo popular con más impuestos a los productos de mayor demanda argumentando algún “guiño de bienestar” mientras se tolera el dominio de la economía informal? Gravar el consumo de mayor demanda de mercancías legales no es otra cosa que fortalecer la economía pirata y de contrabando.

El gran reto económico de México no está en subir impuestos, sino en apoyar la formalización y fortalecer al comercio legal. El paso que hoy se pretende dar de castigar el consumo de alta demanda popular por ser una herramienta eficaz de recaudación, no es otra cosa que perder lo más por lo menos.

“Estas monedas al final del día van a resultar muy caras al país, amén que como pequeños comerciantes somos obligados solidarios en señalar lo obvio: el poder de compra de los consumidores ya está erosionado, no alcanza para solventar el gasto”, concluyó Rivera.

Subir el IEPS a productos de alta demanda será el banderazo de salida para encarecer todo el mercado esencial y, como resultado, el consumidor terminará pagando un cuádruple impuesto: IVA, IEPS, inflación y extorsión, los cuatro jinetes del apocalipsis del poder de compra de los mexicanos.     

#NoMásImpuestos
#NoSeVale

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