Memoria de sobreviviente del temblor del 85

Martes, 19 Septiembre 2017 23:12 Escrito por Jerónimo Morales Hernández

Consternado aún por recordar esta mañana los momentos vividos hace 32 años, en esta misma fecha 19 de septiembre de 1985, por el sismo que hizo sentirme al borde de la tumba, y El Altísimo me permitió volver a vivir circunstancia parecida con el temblor de Tierra este día.

Me considero sobreviviente de aquel movimiento telúrico del 85, al haber salido, en forma increíble con vida, aunque con temblor de pies a cabeza, por haber pasado el terremoto en el onceavo piso del Hotel Reforma de la Ciudad de México, donde fui hospedado desde un día antes, por disposición de Organización Editorial Mexicana, para asistir por mi cargo como jefe de Redacción que desempeñaba en el diario El Sol de Puebla,  a un curso de preparación para directores potenciales, junto con 30 compañeros del país enviados uno por cada estado.

A las 7 horas con 19 minutos, mientras nos preparábamos para trasladarnos de ese sitio a instalaciones de El Sol de México e iniciar el segundo día del curso que se impartiría por 20 días, ocurrió el fenómeno que cada uno vivió en su habitación, con gran espanto.

A la impresión tan fuerte que todos recibimos, se unió otra mayor al encaminarnos, a pie, a El Sol de México y  contemplar el cuadro dantesco de tantos edificios y casas habitación destruidos y convertidos muchos en sepultura de sus propios habitantes.

La magnitud del acontecimiento obligó a los directivos de El Sol de México a distribuirnos a todos los asistentes al curso a reportear por barrios y colonias de la ciudad capital, en cuyo recorrido fuimos auténticos testigos de la tragedia que enlutó no sólo a los capitalinos, sino a la población completa mexicana, cuyos rescollos estristecen aún a muchos pobladores.

Lo más impresionante para mi, ha sido que el sismo de este día haya ocurrido en la misma fecha: 19 de septiembre, en un lapso de 32 años, y casi con la misma intensidad, pues si el del 85 fue de 8 punto 3 o 4 más grados centígrados, oscilatorio y trepidatorio, el de ahora fue de 7.1 grados, pero sólo trepidatorio, sin dejar de causar muchas muertes cuyo número sigue aumentando.

Recuerdos tristes de esa tragedia nacional no se han borrado de mi mente, los cuales se revivieron la noche del día 20 con la réplica, y en el año 1999 con el sismo  que sacudió esta capital dañando muchos templos católicos, y que pasé en calles citadinas saliendo del Congreso del Estado, donde desempeñaba el cargo de Director de Comunicación Social en la LIV Legislatura.

Y el movimiento telúrico de esta fecha me recordó la angustia que me atormentó hace 32 años, ahora en mi hogar, en momentos que estaba solo, pues mi esposa e hijos salieron a diversas actividades.

También de momento el temor cundió en mi y sigue en aumento al escuchar lo que el movimiento de Tierra ha causado principalmente en la Ciudad de México, en territorio poblano y en otras entidades mexicanas.

Al mismo tiempo me reconforta el externar estos sentimientos  e invitar a creyentes y no creyentes, a dar gracias a Dios, dueño de nuestras vidas, por hacernos vivir estas experiencias que son presagio de los momentos que todos tenemos que pasar  cuando El Señor permita que trasformemos nuestra vida terrenal y transitoria, en vida eterna. Y dar gracias además por la intercesión poderosa que nuestra Madre y Reina del Tepeyac hace por nosotros, para prepararnos oportunamente a nuestra salida definitiva de este mundo.

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