Martes, 09 Mayo 2023 09:27

Centenario día de la madre

Columna | Diputado 501

El Cinco de Mayo se derrotó al invasor del Territorio de América, como espacio libre y soberano.

Los sentimientos se entreveran en los días de mayo, y sin ser el mes patrio, los festejos se acumulan uno tras otro para desencadenar los compromisos comunitarios de amor patrio con los íntimos a seres queridos entre el hogar y la escuela, una herencia festiva.

Hace 100 años, el periodista poblano Rafael Alducín promovió que el Día de la Madre se celebrara el 10 de Mayo de cada año. La festividad ha perdurado un siglo, aunque con distintas versiones que enriquecen su comprensión humana.

POR LOS DERECHOS DE LA MINORÍA

El presidente Andrés Manuel López Obrador acudió a la cita de rememorar y exaltar la hazaña serrana de recular a los invasores franceses del suelo de América, al convertirla en territorio de libertad. Porque, dijo: “el mejor ejército del mundo puede ser derrotado cuando se lucha en defensa de la soberanía y la libertad”.

Acompañado por el embajador de Estados Unidos, como un reconocimiento a la historia compartida entre Juárez y Lincoln de impedir la ocupación europea del suelo de América.

A la vez, el gobernante mexicano advierte a los migrantes que: cruzar México es peligroso. ¿Una realidad paradójica? Veamos.

La racionalidad del mensaje presidencial revela la realidad obligada, la fiesta con la tragedia, la epopeya con el drama. El “pueblo del sol” se encuentra bajo la rigidez pesada de las sombras que lo ocultan. “Los zacapoaxtlas” liberaron el suelo de América; sin embargo, carecen del dominio de libre paso.

Como ya se ha dicho, la Batalla del Cinco de Mayo fue el enfrentamiento, de nueva cuenta, entre los pobladores originarios de América ante los intrusos ejércitos de Europa, lo que permite proclamar los derechos naturales de tránsito de los pueblos aborígenes del Continente.

Los habitantes originarios de América no requieren de pasaportes visados como el resto de la población de genes europeos; ante ellos, “todos somos migrantes”.

Aunque la realidad se impone al desmentir sus derechos ante la historia que son negados.
Como las tierras comunitarias que les fueron despojadas, primero por la Colonia y, reintegradas después, por la Reforma Agraria, pero en el neoliberalismo han vuelto a ser privatizadas por los corporativos extranjeros y cuerpos armados a su servicio, tanto para aprovechar la extracción de riquezas minerales, como de las bandas delictivas que determinan el control de territorios para su desplazamiento del trafico de personas como de drogas, armas, y control del llamado derecho de piso que convierte a los pueblos en cautivos de la organización criminal.

Una tercera parte del territorio del país carece de control federal, sus habitantes padecen un régimen de cautiverio en su propio suelo.
La falta de control territorial, ahora en poder de grupos armados al servicio de intereses extranjeros, arroja saldos de violencia dentro del horizonte del genocida, matanzas, masacres, extorsiones, violaciones, despojos, secuestros, mutilaciones y torturas sufren los migrantes y pobladores víctimas del desafecto criminal.

Las desapariciones son en el orden de cien mil personas; las masacres, por recordar algunas, como la de San Fernando, donde fueron 72 ejecutados, en 2011, o la de Ciudad Juárez con 40 muertos, en el incendio de la Estación migratoria.

DERECHOS DE LA MAYORÍA

En el derecho a la memoria se encuentra la recuperación de la esperanza. ¿Quiénes son los portadores de la nueva ilusión capaz de modificar la realidad?

Caminos a oscuras en la negra noche de banalidad ante el genocidio, el crimen es parte de lo cotidiano común.

Las víctimas de las masacres y el terror de la violencia dejan al partir la tarea de sus seres queridos de rescatar sus cuerpos desaparecidos.

Las madres de los desaparecidos, quienes germinaron sus vidas con encargadas de levantar la cruz de su martirio. Miguel Ángel,al esculpir su La Piedad, reflejó el dolor y la angustia del tormento, adolorida pero a la vez lleno de esplendor sagrado de la madre que aún conserva la existencia perdida.

En México, país de masacres desde las cometidas en Cholula, con 6 mil víctimas en dos horas, cometidas por las gentes de Hernán Cortés, en 1519, al ignorar el valor de la vida humana no se permeó el sentimiento humano del arrepentimiento; de ahí el significado de las madres, como Rosario Ibarra de Piedra con el Grupo Eureka, en 1977, para exigir la presentación de su hijo, así como la responsabilidad de los culpables.

En Argentina, en 1985, surgió el grupo de las Madres de la Plaza de Mayo, llamadas por los opresores las “locas de la Plaza”.

Los padres y madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, reclaman de 2014, a ellas las sigue un río desbordado de mujeres que pasan el mismo duelo y otras más que provienen del sur del Continente; un ancho río de mujeres componen el contingente de la “XII Marcha de la Dignidad Nacional Madres buscando a sus hijos e hijas”.

Un movimiento que proclama: “No conocemos fronteras para buscarlos”. El llamado es a realizar una marcha del Monumento de la Madre al Angel de la Independencia en CDMX, este 10 de Mayo.

Como es de suponer, la marcha doliente se realiza en conjunción de la festividad popular del Día de las Madres. Una provocación consciente que revela la diversidad del sentimiento humano, desde la gratitud de gestoras de la vida, a sufrientes seres que anhelan abrazar el Cristo bajado de la Cruz.

Dos maneras complementarias de conmemorar: la ausencia sin destino y la de compartir la existencia del ser querido que alumbra los orígenes.

Los antecedentes de esta celebración se dieron en lares poblanos, ya que el autor del Día de la Madre fue el periodista Rafael Alducin, quien nació en Chalchicomula de Sesma.

Como fundador del periódico Excélsior, Alducín estimulo el acontecimiento familiar, siendo acogido con gran disposición desde 1923, fechas que bordeaban un México con alto indice demográfico, por lo que la fecundidad era uno de los valores más apreciados; hoy la fecha ha tomado otros enfoques que la muestran en sus diversos rostros.

Ante el duelo de las madres en busca de sus hijos, es alentador la propuesta del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, de promover una iniciativa de Ley de la Memoria histórica, con la declaratoria anticipada de que todos tienen derecho a la verdad que revela la historia como un derecho humano universal y transversal.

Adelante con la iniciativa, se recibe como aliento a las Madres que buscan la verdad de sus hijos

PARA EFECTOS CONSTITUCIONALES

En la celebración del 5 de Mayo se compartió su celebración con el embajador de Estados Unidos; su presencia revela las aristas de la Historia de América, porque el triunfo de los serranos poblanos significó para Lincoln la señal para pasar de una guerra de contención a una guerra general, con lo que aceleró su triunfo.

Los indígenas que defendieron el territorio de América no pueden transitar libremente, las aduanas y la Patrulla Fronteriza se lo impiden.

Aunque la historia se comporta, los beneficios No.

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Columnas | SIN LÍMITES

*Se trata de hechos documentados por historiadores

Nuevas luces para explicar el origen de la celebración de la gran fiesta del 5 de mayo en los Estados Unidos, por encima del día de la Independencia, el 16 de Septiembre, ha revelado el académico, escritor, diplomático y periodista Agustín Gutiérrez Canet.

De entrada comenta que los festejos del 5 de Mayo empezaron a celebrarse primero en Estados Unidos, antes que en México, por la comunidad mexicana en California.

Lo anterior lo dijo el escritor Pedro Ángel Palou García en una videoconferencia con el escritor Paco Ignacio Taibo II, organizada por el Instituto Cultural Mexicano de la Embajada de México en Washington. Palou contó que el 27 de mayo de 1862, el periódico La Voz de Méjico de San Francisco publicó una nota del corresponsal Alberto Mancillas, bajo este encabezado:

“¡Viva México! ¡Viva la Independencia! ¡Vivan los valientes soldados mexicanos! ¡Viva el heroico general Zaragoza y sus compañeros!”.

La noticia fue recibida con júbilo por los mexicanos de la zona de San Francisco y de inmediato organizaron un festejo. Desde entonces, la victoria de la Batalla de Puebla se ha convertido en la fiesta cívica mexicana más celebrada en Estados Unidos, incluso es más conocida que el 16 de Septiembre.

De este modo, la fecha del 5 de Mayo ha quedado muy arraigado en la cultura popular estadunidense, como si fuera el Día Nacional de México. Todo mundo adorna comercios y celebra. Desde hace tiempo los Presidentes de Estados Unidos, Donald Trump incluido, recuerdan la fecha.

Gutiérrez Canet, según publicó en el diario Milenio, indagó más sobre la celebración en California, territorio del que se apoderó EU en 1848 y halló en La Crónica de Los Ángeles, la narración de otro festejo, posterior al realizado por primera vez en San Francisco:

“El 5 de mayo de 1873 será un día que recordarán siempre con placer los buenos mexicanos residentes en Los Ángeles. El comité de la Junta Patriótica de Juárez dispuso que se celebrara el 11° aniversario de la victoria alcanzada en las inmediaciones de Puebla por los valientes hijos de la República al mando del joven y malogrado General Ignacio Zaragoza, sobre los invasores del Imperio francés, acaudillados por el General Lorencez, el 5 de mayo de 1862”.

LA HISTORIA DE LAS GRANIZADAS

Respecto a las lluvias y sobre todo una granizada que caía sobre Puebla todos los días 5 de mayo desde hace mucho tiempo, el historiador poblano Antonio Deana Salmerón lo comenta en la Revista de la Universidad de México, de agosto de 1993, titulado La Celebración del 5 de Mayo en el Pasado de Puebla.

Dice textualmente:

“Algo curioso y extraño ocurría en Puebla cada día 5 de Mayo. A mediodía o en las primeras horas de la tarde, se abatía sobre la ciudad una fuerte tormenta de agua y granizo, como ocurrió en la batalla de 1862.

“A veces la granizada se adelantaba y caía el día 4, en otros años se atrasaba y caía el día 6, pero no pasaba de estos tres días en que el cielo nos deparaba agua y granizo.

“Cuando esto ocurría, en Catedral, con la campana María, tocaban a rogación; entonces, en los hogares de Puebla, se quemaba la palma bendita y las ramas de romero que habían sido bendecidas el Día de La Candelaria; se encendía el cirio pascual y se rezaba el trisagio, oración dedicada a la Santísima Trinidad y según el decir de nuestras abuelas, se hacía todo esto para ‘calmar la ira de Dios’. Ahora (1993) ya no hay agua ni granizo el 5 de Mayo.

“Después de la tormenta, brillaba el sol y el arco iris adornaba el firmamento; al anochecer de ese día daba comienzo la gran fiesta: El Combate de Flores que se prolongaba hasta pasada la medianoche”.

Así han sido las antiguas estampas de Puebla.

En fin, como escribió Manuel Acuña (México, 1849-1873) en su poema Cinco de Mayo:

Y llegó la hora, y el cielo

nublado y obscurecido

desapareció escondido

como en los pliegues de un velo.

La muerte tendió su vuelo

sobre la espantada tierra,

y entre el francés que se aterra

y el mexicano iracundo,

se alzó estremeciendo al mundo

tu inmenso grito de guerra.

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