Columna | P u l s o   P o l i t i c o

   Antonio Gali Fayad, fue un candidato a la gubernatura, carismático, bien aceptado por la gente. Como gobernador electo, realizó un extraordinario trabajo para acercarse a los ciudadanos, a los ayuntamientos de todo el estado y a los representantes populares de todos los partidos. Aprovechó estupendamente los 6 meses que tuvo que esperar para tomar posesión.

    Ante los reclamos de la gente de provincia, de haber sido olvidados del gobierno estatal que invirtió grandes cantidades en beneficio de la capital, dejando desprotegidos a los municipios del interior de la entidad, respondió adecuadamente: “Durante mi gobierno, la atención será para todos los municipios, grandes o pequeños, sin distingos” y después agregaría, que el presupuesto estatal se destinaría, un 70 por ciento para los 216 municipios de la entidad y el 30 por ciento para el municipio capital del Estado.

   El fuerte reclamo de los campesinos, de que necesitan primordialmente semillas mejoradas y fertilizantes a tiempo, para trabajar sus tierras, ofreció hacerlo puntualmente.

    En reuniones con los alcaldes de todos los partidos, recibió peticiones de estos, de priorizar las obras que el estado realice en los municipios, de acuerdo con las propias autoridades municipales y no se impongan desde el centro, y él ofreció atender esa petición.

    Puede decirse que todo ha ido caminando sobre ruedas. El gobernante estatal que mañana asumirá el cargo que desempeñará durante poco menos de dos años, ha dicho que en ese tiempo se propone realizar el trabajo que otros gobiernos han llevado a cabo en seis años.

    Puede hacerlo, pues para el 2017, tendrá un presupuesto de 70 mil millones de pesos, que es muchas veces superior al que manejaron gobiernos estatales de varias décadas atrás.

    En los años sesenta, ya hubo un ejemplo de eso: el ingeniero Aarón Merino Fernández, gobernador que sustituyó al general Antonio Nava Castillo, hizo en cuatro años y meses, mucho más por Puebla, que los gobernantes de varios sexenios pudieron lograr. Y Merino Fernández, recibió a la entidad con un presupuesto anual de 40 millones de pesos, que al finalizar su gobierno, dejó en 90 millones.

    Es cosa de “voluntad política” y también de “imaginación”.

    Pues bien. El señor Gali ha dado a conocer a su gabinete: los nombres de quienes como funcionarios de su gobierno, lo acompañarán en el trabajo para mejorar la vida de los poblanos en los próximos años.

    Sin haber un rechazo para los designados, hay una opinión casi unánime: es un equipo gris.

     Son personas preparadas, pero sin trayectoria política de ningún tipo, salvo excepciones. Algunos ya se desempeñaron en los mismos puestos que hoy ocuparán en el gobierno que termina, otros tuvieron alguna experiencia en el gobierno municipal que encabezó el propio Gali, pero en su conjunto, no inspiran en la ciudadanía, la confianza de que podrán trabajar con la eficacia y la enjundia que para cumplir las expectativas despertadas por su jefe, se requieren.

    Sin embargo, hay que esperar. Muchas veces desde lejos se pierden de vista ciertas cualidades que los nuevos funcionarios tienen y también la influencia, que el líder del grupo (Gali) pueda tener, para despertar en ellos el entusiasmo que se requiere para mejorar el trabajo en equipo, que pueda llevar al nuevo gobierno a alcanzar las metas señaladas por el nuevo gobernante.

    Ya hemos dicho en este espacio, que la obra del gobierno que termina hoy, el del gobernador Rafael Moreno Valle, no podrá evaluarse adecuadamente, sino hasta que haya pasado algún tiempo.

    Todos los gobiernos, unos más, otros menos, dejan resentimientos en algunos grupos que se sienten ofendidos o no atendidos y al hacer un balance de la actuación del gobernante, no suelen ser objetivos.

    Deberán pasar algunos años antes de que se pueda definir si el trabajo de un gobernante fue bueno, regular o malo. Para eso, los ánimos deben estar calmados y no exaltados.

    Hoy en las oficinas del comité estatal del PRD, habrá un acto para celebrar el término del gobierno del señor Moreno Valle.

    El PRD fue uno de los principales partidos, junto con el PAN, que conformaron la alianza que apoyó la candidatura del hasta hoy, gobernante poblano.

     Tal vez por no haber logrado los objetivos del perredismo o por cualquier otra causa, el partido que ha representado a la izquierda mexicana, se separó del morenovallismo y decidió deslindarse y hacer acervas críticas de su gobierno.

     Las críticas pueden ser fundadas o no, pero sí podemos asegurar, que no son objetivas.

     Se había anunciado que habría un foro en el que participarían tres mujeres, dos de ellas, Roxana Luna Porquillo y Ana Teresa Aranda Orozco (esta no es perredista, sino ex panista) que han sido aguerridas enemigas del gobierno morenovallista, pero cuando se preguntó, por haber desaparecido los nombres de las participantes por el nombre de la tercera forista, se nos dijo que ese era otro acto organizado precisamente por Luna Porquillo y no sabían donde se llevaría a cabo, de modo que el foro no se efectuará en las oficinas del PRD.

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