Ciudad del Vaticano. - Antes del rezo del Ángelus de este domingo, comentando el Evangelio de la liturgia, Francisco nos invita a no reducir nuestra relación con Dios a gestos exteriores si luego, en nuestro interior, despreciamos a los pobres o nos comportamos deshonestamente en nuestro trabajo. No sirve de nada hacer «un poco de voluntariado», y luego chismear «sin piedad de todo y de todos».

Una invitación a vivir la propia fe «de manera coherente», y con los propios sentimientos, «con palabras y con obras», concretar «en la cercanía y el respeto de los hermanos lo que digo en la oración». Este es el mensaje que el Papa Francisco dirige a todos los cristianos antes del rezo del Ángelus de este domingo, XXII del Tiempo Ordinario, comentando el pasaje del Evangelio de Marcos, incluido en la liturgia, en el que Jesús habla de los puros y los impuros. Recuerda que era «un tema muy querido por sus contemporáneos», vinculado sobre todo a la observancia de rituales y normas de comportamiento, «para evitar cualquier contacto con cosas o personas consideradas impuras y, si esto sucedía, borrar la “mancha”».

El Evangelio relata que algunos escribas y fariseos, estrictos observantes de esas normas, acusan a Jesús de permitir que sus discípulos tomen alimentos «con manos impuras, es decir, sin lavar». Entonces el Maestro aprovecha la ocasión para invitarles a reflexionar sobre el significado de la «pureza», y les explica que «no está ligada a ritos externos, sino ante todo a disposiciones interiores».

Para ser puro, por tanto, no es necesario lavarse las manos varias veces, si luego se albergan malos sentimientos como la avaricia, la envidia y el orgullo, o malas intenciones como el engaño, el robo, la traición y la calumnia.

Se trata de un ritualismo, aclara el Papa, «que no hace crecer en el bien, es más, a veces puede llevar a descuidar, o incluso a justificar, en uno mismo y en los demás, opciones y actitudes contrarias a la caridad, que hieren el alma y cierran el corazón». Y esto también es importante para nosotros hoy.

No se puede, por ejemplo, salir de la Santa Misa y, ya en el patio de la iglesia, pararse a chismorrear malvada y despiadadamente sobre todo y sobre todos. O mostrarse piadoso en la oración, pero luego en casa tratar a los propios familiares con frialdad y desapego, o desatender a los padres ancianos, que necesitan ayuda y compañía

O también, continúa Francisco, ser en apariencia «muy correctos con todos, tal vez incluso haciendo un poco de voluntariado y algunos gestos filantrópicos, pero luego por dentro cultivar el odio hacia los demás, despreciar a los pobres y a los últimos, o comportarse deshonestamente en el propio trabajo».

De este modo, la relación con Dios se reduce a gestos externos, y en el interior se permanece impermeable a la acción purificadora de su gracia, permaneciendo en pensamientos, mensajes y comportamientos desprovistos de amor.

No, continúa el Pontífice, estamos hechos «para la pureza», la ternura y el amor.

Preguntémonos, pues: ¿vivo mi fe con coherencia? En mis sentimientos, palabras y obras, ¿concreto en mi cercanía y respeto a los hermanos lo que digo en la oración?

Nuestra oración a María, Madre purísima, es que «nos ayude a hacer de nuestra vida, en el amor sentido y practicado, un culto agradable a Dios».

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CIUDAD DEL VATICANO. - Hoy como ayer, no es fácil comprender el modo de actuar de Jesús. Francisco lo recuerda en el Ángelus de la Plaza de San Pedro y explica que, como los apóstoles, también nosotros tenemos esta experiencia, pero cuanto más cerca estamos de Él a través de los sacramentos y la oración, más descubrimos que sólo Él es la vida eterna.

“Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). Con esta célebre respuesta de San Pedro al Jesús, referida en el Evangelio de San Juan, propuesto por la liturgia del día, el Papa inició catequesis de este domingo 25 de agosto, antes de rezar la oración del Ángelus.

“Es una expresión muy hermosa que testimonia la amistad y la confianza que lo unen a Cristo, junto con los demás discípulos”, comentó el Santo Padre, dirigiéndose a los fieles, romanos y peregrinos, congregados en una calurosa la plaza de San Pedro.

La respuesta a la sed de vida

El Papa notó que Pedro pronuncia esta frase “en un momento crítico” ya que Jesús acababa de terminar un discurso en el que había dicho que era “el pan bajado del cielo” (cf. Jn 6,41).  “Es un lenguaje difícil de entender para la gente” evidenció Francisco, y muchos lo abandonaron, pero “los Doce, en cambio, no: se quedaron, porque en Él encontraron palabras de vida eterna”.

Francisco observó que no es fácil seguir al Señor, no siempre comprenden lo que el Maestro dice y hace, las exigencias extremas de su misericordia.

Y, sin embargo, entre los muchos maestros de aquel tiempo, Pedro y los demás apóstoles encontraron solo en Él la respuesta a la sed de vida, de alegría, de amor que los anima; solo gracias a Él experimentan la plenitud de vida que buscan, más allá de los límites del pecado e incluso de la muerte. Por eso no se van, al contrario, todos, excepto uno, incluso entre muchas caídas y arrepentimientos, permanecen con Él hasta el final (cf. Jn 17,12).

Sacramentos y oración para vivir la amistad con Jesús

Y esto – indica el Papa - también nos concierne a nosotros: tampoco para nosotros es fácil seguir al Señor, comprender su modo de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos.

Pero, cuanto más nos acercamos a Él - cuanto más nos adherimos a su Evangelio, recibimos su gracia en los Sacramentos, estamos en su compañía en la oración, lo imitamos en la humildad y en la caridad, más experimentamos la belleza de tenerlo como Amigo, y nos damos cuenta de que solo Él tiene “palabras de vida eterna”.

El Santo Padre invitó entonces a preguntarnos:

“¿Hasta qué punto está presente Jesús en mi vida? ¿Hasta qué punto me dejo tocar y provocar por sus palabras? ¿Puedo decir que son también para mí ‘palabras de vida’?”

Al concluir su reflexión, Francisco pidió la intercesión de la Virgen María, “que acogió a Jesús, Verbo de Dios, en su carne”, para que nos ayude a escuchar a Jesús, y a no dejarlo nunca.

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Ciudad del Vaticano. - «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo» (Jn 6,51) con el Evangelio de este domingo el Santo Padre reflexiona en el Ángelus sobre milagro de la Eucarística que en la actualidad también generan “asombro y gratitud”.

“Hoy el Evangelio nos habla de Jesús, que afirma con sencillez: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo» (Jn 6,51)”, recordó el Papa Francisco durante el rezo del Ángelus este domingo XX del Tiempo Ordinario desde la ventana del Palacio Apostólico en la Plaza de San Pedro.  

El Santo Padre señala que Jesús se identifica “con el alimento más común y cotidiano, el pan”. Por lo que algunos discutían: ¿cómo puede Jesús darnos a comer su propia carne?... “También nosotros nos hacemos hoy esta pregunta, pero con asombro y gratitud. He aquí dos actitudes sobre las que reflexionar ante el milagro de la Eucaristía”, dijo.
Asombro y gratitud

En primer lugar, “asombrarnos -expresó Francisco-, porque las palabras de Jesús nos sorprenden. Pero Jesús siempre nos sorprende. Siempre. Incluso hoy, en su propia vida, Jesús siempre nos sorprende. El pan del cielo es un don que supera todas las expectativas. Quien no capta el estilo de Jesús sigue desconfiando: parece imposible, incluso inhumano, comer la carne de otro (cf. v. 54). La carne y la sangre, en cambio, son la humanidad del Salvador, su propia vida ofrecida como alimento para la nuestra”.

Luego reflexiona sobre “la gratitud”, afirmando que “reconocemos a Jesús allí donde está presente para nosotros y con nosotros. Él se hace pan para nosotros. «El que come mi carne permanece en mí y yo en él» (cf. v. 56). El Cristo, verdadero hombre, sabe bien que hay que comer para vivir. Pero también sabe que esto no basta. Después de haber multiplicado el pan terrenal (cf. Jn 6,1-14), prepara un don aún mayor: Él mismo se convierte en verdadera comida y verdadera bebida (cf. v. 55). ¡Gracias, Señor Jesús!”

El pan celestial que sacia la esperanza

El Papa advierte que el hambre de salvación no se siente en el estómago sino en el corazón, porque sacia el hambre de la esperanza: “El pan celestial, que viene del Padre, es el mismo Hijo hecho carne por nosotros. Este alimento nos es más que necesario, porque sacia el hambre de esperanza, el hambre de verdad, el hambre de salvación que todos sentimos, no en el estómago, sino en el corazón. La Eucaristía nos es necesaria, a todos”, expresó.

El pan vivo no es algo mágico

También advierte que la Eucaristía oes algo mágico sino Cuerpo mismo de Cristo: “Jesús se ocupa de la mayor necesidad: nos salva, alimentando nuestra vida con la suya, y esto, para siempre. Y gracias a Él podemos vivir en comunión con Dios y entre nosotros. El Pan Vivo y Verdadero no es algo mágico, no; no es una cosa que resuelve de repente todos los problemas, sino que es el Cuerpo mismo de Cristo, que da esperanza a los pobres y vence la arrogancia de los que se jactan en su detrimento”.

Finalmente, el Pontífice propone algunas preguntas para la reflexión: ¿tengo hambre y sed de salvación, no sólo para mí, sino para todos mis hermanos? Cuando recibo la Eucaristía, que es el milagro de la misericordia, ¿soy capaz de maravillarme ante el Cuerpo del Señor, muerto y resucitado por nosotros?

Al rezar la oración del Ángelus, el Papa Francisco suplica a la Virgen María “que nos ayude a recibir el don del cielo en el signo del pan”.

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Jueves, 08 Agosto 2024 11:20

Recen para que triunfe la paz de Cristo

•    Francisco envía un mensaje a la 142ª Convención Suprema de los Caballeros de Colón, e invita a todos a rezar por la paz y a trabajar para construir una "civilización del amor".

CIUDAD DEL VATICANO. - Cuando los Caballeros de Colón se reunieron en la ciudad de Quebec, Canadá, del 6 al 8 de agosto, el Papa Francisco envió sus oraciones y apoyo para su misión. El mensaje papal fue enviado a Patrick Kelly, el Caballero Supremo, y fue firmado por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin.

El Papa reflexionó sobre el tema de la 142ª Convención Suprema, "En Misión", y destacó que cada cristiano es un misionero en la medida en que hemos encarnado el amor de Dios en Cristo.

"La fundación de los Caballeros de Colón, guiada por la visión profética del Beato Michael McGivney", dijo el Papa, "se inspiró en la urgente necesidad de dar testimonio de ese amor, sobre todo en el servicio a los pobres y en el celo apostólico por la edificación de la Iglesia en la unidad, la fraternidad y la fidelidad a la verdad salvífica del Evangelio".

El Papa pide un alto el fuego inmediato en Oriente Medio

El Papa lanza un nuevo llamamiento para que el conflicto entre Israel y Hamás no se extienda y pide que cesen las armas "empezando por Gaza, donde la situación humanitaria es ...

Formar hombres de fe y familia

El Santo Padre elogió los esfuerzos de los Caballeros por formar hombres de "fe y familia", afirmando que su compromiso con la familia como célula fundamental de la sociedad ha ayudado a muchas personas a madurar.

El Papa expresó su especial aprecio por la iniciativa "Cor" de los Caballeros, que busca formar hombres católicos "para vivir su fe y servir a su familia, parroquia, comunidad y país" centrándose en "la oración, la formación y la fraternidad".

"Toda proyección misionera tiene su corazón y su latido en la presencia de Nuestro Señor en el Santo Sacrificio de la Misa, ofrecido por la paz y la salvación de todo el mundo", manifestó.

Los Caballeros de Colón ayudaron a promover la Peregrinación Eucarística que convergió en la ciudad de Indianápolis en julio de 2024. En este sentido, sostuvo que la iniciativa daba un "testimonio impresionante" de la fe de la Iglesia en el sacrificio redentor de Cristo en la cruz.

El Sucesor de Pedro recordó las guerras y el malestar social que sacuden muchas partes del mundo, y pidió oraciones por la justicia, la paz y la reconciliación.

Que los Caballeros y sus familias, auguró, "perseveren en ofrecer sus oraciones y misas por el triunfo de la paz de Cristo en los corazones de todos los pueblos y la construcción de la civilización del amor".

Apoyo a la misión de la Iglesia y a los cristianos que sufren

El Papa Francisco también se refirió a las actividades caritativas de los Caballeros y a sus esfuerzos por apoyar el matrimonio, la dignidad de la vida humana y la misión de la Iglesia en los países en vías de desarrollo.

Mencionó su labor caritativa en Ucrania y en las comunidades cristianas de Oriente Medio, así como su atención a los cristianos que sufren persecución por su fe en Cristo.

Volviendo al próximo Jubileo de 2025, el Papa agradeció a los Caballeros por patrocinar la renovación en curso del baldaquino de la Basílica de San Pedro.

Expresó su esperanza de que cuando los peregrinos "contemplen el gran baldaquino de Bernini que se eleva sobre la Tumba de San Pedro, que incluso ahora está siendo restaurado a su esplendor original gracias a la generosidad de los Caballeros de Colón, se fortalezcan en la fe y en la unidad con el Sucesor de Pedro".

Para concluir, el Papa Francisco encomendó a los Caballeros de Colón a la protección maternal de la Santísima Virgen María, y les invitó a cumplir su misión bautismal de "ser fermento de paz y santidad en nuestra familia humana".

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CIUDAD DEL VATICANO. - Este domingo 4 de agosto, en su reflexión previa al rezo de la oración del Ángelus, el Santo Padre indicó que, “las cosas materiales no llenan la vida: solo el amor lo puede hacer. Y para que eso suceda el camino a seguir es el de la caridad que no se guarda nada para sí, sino que lo comparte todo”.

“El verdadero pan, en definitiva, era y es Jesús, su Hijo amado hecho hombre, que vino a compartir nuestra pobreza para guiarnos, a través de ella, al gozo de la comunión plena con Dios y con los hermanos, en la entrega”, este fue el centro de la reflexión del Papa Francisco en su alocución previa a la oración mariana del ángelus de este domingo 4 de agosto, ante los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la plaza de San Pedro para rezar a la Madre de Dios.

Con la ayuda de Dios todos pueden tener algo

Al comentar el Evangelio de este XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre dijo que, la Palabra de Dios hoy nos habla de Jesús que, después del milagro de los panes y de los peces, invita a la multitud que lo busca a reflexionar sobre lo que ha sucedido, para comprender su significado.

“Habían comido ese alimento compartido y habían podido ver cómo, incluso con pocos recursos, gracias a la generosidad y a la valentía de un muchacho, que había puesto a disposición de los demás lo que tenía, todos se habían alimentado hasta saciarse. La señal es clara: si cada uno da a los demás lo que tiene, con la ayuda de Dios, incluso con poco, todos pueden tener algo”.

El Padre revela el sabor del pan que sacia sin medida

Sin embargo, el Papa Francisco señaló que la multitud no había entendido a Jesús, lo confundieron con una especie de ilusionista y volvieron a buscarlo, esperando que repitiera el prodigio como si fuera una especie de magia. A pesar de que fueron protagonistas de una experiencia fundamental para su camino, no captaron su importancia.

“Su atención se centró sólo en los panes y los peces, en los alimentos materiales, que se acabaron inmediatamente, dejándolos todavía con hambre. No se dieron cuenta de que aquello era sólo un instrumento, a través del cual el Padre, mientras saciaba su hambre, les revelaba algo mucho más importante: el camino de la vida que dura para siempre y el sabor del pan que sacia sin medida”.

Jesús nos lleva a la plena comunión con Dios y con los hermanos

A los miles de fieles y peregrinos que escuchaban su catequesis en la Plaza de San Pedro, el Obispo de Roma les dijo que, Jesús es el verdadero pan que vino para llevarnos a la plena comunión con Dios y con los hermanos.

“El verdadero pan, en definitiva, era y es Jesús, su Hijo amado hecho hombre, que vino a compartir nuestra pobreza para guiarnos, a través de ella, al gozo de la comunión plena con Dios y con los hermanos, en la entrega”.

Las cosas materiales no llenan la vida: sólo el amor puede hacerlo

Ante esta constatación de que las cosas materiales no llenan la vida, el Santo Padre indicó que, sólo el amor puede hacerlo, y para ello el camino a seguir es el de la caridad, que no guarda nada para sí, sino que lo comparte todo. Y puso como ejemplo el amor de los padres, que luchan toda su vida por educar bien a sus hijos y dejarles algo para el futuro.

“¡Qué hermoso cuando este mensaje se entiende y los niños están agradecidos y a su vez se apoyan unos a otros como hermanos! ¡Y qué triste, en cambio, cuando discuten sobre la herencia y tal vez no vuelven a hablarse durante años! El mensaje del padre y de la madre, su legado más preciado, no es el dinero, sino el amor con el que dan a sus hijos todo lo que tienen, así como Dios lo hace con nosotros, y así nos enseñan a amar”.

María nos enseñe a hacer de cada cosa un instrumento de amor

Finalmente, antes de concluir su alocución el Papa Francisco invocó a la Virgen María, que entregó a Jesús toda su vida, para que nos enseñe a hacer de cada cosa un instrumento de amor, e invitó a hacernos las siguientes preguntas que nos harán mucho bien.

“¿Qué relación tengo con las cosas materiales? ¿Soy esclavo de ellos o los uso libremente, como herramientas para dar y recibir amor? ¿Sé decir “gracias” a Dios y a mis hermanos por los dones recibidos y compartirlos con alegría?”.

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CIUDAD DEL VATICANO. - Este XV Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre en su alocución previa a la oración del ángelus invitó a los fieles y peregrinos a pedir a la Madre de Dios, Reina de los Apóstoles, para que “nos ayude a ser verdaderos discípulos misioneros, en comunión y sobriedad de vida”.

“La comunión y la sobriedad son valores importantes para nuestra vida cristiana y para nuestro apostolado, valores indispensables para una Iglesia verdaderamente misionera, en todos los niveles”, este es el centro de la catequesis del Papa Francisco en su alocución previa a la oración mariana del ángelus, de este domingo 14 de julio de 2024.

Enviados juntos y con lo necesario

Al comentar el Evangelio de este XV Domingo del Tiempo Ordinario, el Santo Padre dijo que, hoy la Palabra de Dios nos habla de Jesús que envía a sus discípulos en misión, que los envía "de dos en dos" y les recomienda que lleven sólo lo necesario. De ahí, la invitación del Pontífice a reflexionar sobre esta imagen: “los discípulos son enviados juntos y deben llevar consigo sólo lo necesario”.

Saber mantener la sobriedad

En este sentido, el Papa Francisco señaló que, el Evangelio no se anuncia solos, sino juntos, como comunidad, y para hacerlo es importante saber mantener la sobriedad. “Saber ser sobrios en el uso de las cosas – indicó el Pontífice – compartiendo los recursos, las capacidades y los dones, y prescindiendo de la superfluo, para ser libres y para que todos tengan lo necesario para vivir dignamente y contribuir activamente a la misión”. Luego, el Papa también subrayó que hay que saber “ser sobrios en los pensamientos y en los sentimientos, abandonando las visiones parciales, los prejuicios y las rigideces que, como equipaje inútil, pesan y obstaculizan el camino, para favorecer en cambio el debate y la escucha, y así hacer más eficaz el testimonio”.

Encarnar la belleza del mensaje de Jesús

Asimismo, el Santo Padre invitó a observar lo que sucede en nuestras familias o en nuestras comunidades, sobre todo, “cuando estamos satisfechos con lo necesario, aunque sea con poco, con la ayuda de Dios, logramos salir adelante y llevarnos bien, compartiendo lo que tenemos, renunciando todos a algo y apoyándonos unos a otros”. Y esto, dijo el Pontífice, es ya un anuncio misionero, antes y más que palabras, porque encarna la belleza del mensaje de Jesús en la concreción de la vida. “Una familia o comunidad que vive así, de hecho – afirmó el Papa – crea a su alrededor un ambiente rico en amor, en el que es más fácil abrirse a la fe y a la novedad del Evangelio, y desde el que empezar de nuevo mejor, más serenos”.

Si, por el contrario, precisó el Santo Padre, cada uno va por su lado, si lo que importa son sólo las cosas -que nunca son suficientes-, si no nos escuchamos, si prevalecen el individualismo y la envidia, el aire se vuelve pesado, la vida se vuelve difícil y las reuniones se convierten más en motivo de ansiedad, tristeza y desaliento que de alegría.

Ser discípulos misioneros en comunión y sobriedad

Por ello, antes de invocar la intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles, para que nos ayude a ser verdaderos discípulos misioneros, en comunión y sobriedad de vida, el Papa Francisco invitó a que nos plantemos las siguientes preguntas:

“¿Siento el gusto de anunciar el Evangelio, de llevar, donde vivo, la alegría y la luz que brotan del encuentro con el Señor? Para ello, ¿me comprometo a caminar junto a los demás, compartiendo con ellos ideas y habilidades, con la mente abierta y el corazón generoso? Y finalmente: ¿sé cultivar un estilo de vida sobrio y atento a las necesidades de mis hermanos?”.

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CIUDAD DEL VATICANO. - En su discurso a los participantes en la sesión de clausura de la 50ª Semana Social de los católicos en Italia el Papa Francisco utilizó una imagen que lo resume todo y que los organizadores de este evento eligieron como símbolo de esta cita: el corazón. Y ofreció dos reflexiones: sanar los corazones y poner en práctica la creatividad con la participación política

Tras haber despegado esta mañana a las 6:30 del helipuerto vaticano con destino a Trieste, a donde llegó tras una hora y media de vuelo, el Santo Padre mantuvo su primer encuentro público a las 8:30 en el Centro de Congresos de esta ciudad italiana con los participantes en la sesión de clausura de la 50ª Semana Social de los católicos en Italia.

Una Iglesia sensible a los cambios de la sociedad

En su discurso, el Papa Francisco comenzó agradeciendo a los obispos y autoridades por su invitación y destacó la historia de estas "Semanas", que “está entrelazada – dijo – con la historia de Italia, y esto ya dice mucho: habla de una Iglesia sensible a los cambios de la sociedad y empeñada en contribuir al bien común”.

    “A partir de esta experiencia, ustedes han querido explorar un tema de gran actualidad: ‘En el corazón de la democracia. Participar entre la historia y el futuro’”

El Pontífice recordó al beato Giuseppe Toniolo, a quien se debe esta iniciativa que comenzó en 1907, y afirmó que la democracia puede definirse como "aquel orden civil en el que todas las fuerzas sociales, jurídicas y económicas, en la plenitud de su desarrollo jerárquico, cooperan proporcionalmente al bien común, revirtiendo en el resultado final en beneficio predominante de las clases inferiores".

    “A la luz de esta definición, es evidente que la democracia no goza de buena salud en el mundo actual. Esto nos interesa y preocupa, porque está en juego el bien del hombre, y nada de lo que es humano puede sernos ajeno”

Francisco puso de manifiesto que “el orden democrático maduró en Italia después de la Segunda Guerra Mundial, gracias también a la contribución determinante de los católicos”. Y añadió:

    “Podemos estar orgullosos de esta historia, en la que también influyó la experiencia de las Semanas Sociales; y, sin mitificar el pasado, debemos aprender de él para asumir la responsabilidad de construir algo bueno en nuestro tiempo”

También aludió a la Nota Pastoral con la que el episcopado italiano restableció las Semanas Sociales en 1988, con los objetivos de “dar sentido al compromiso de todos en la transformación de la sociedad; prestar atención a las personas que quedan fuera o al margen de los procesos y mecanismos económicos vencedores; dar espacio a la solidaridad social en todas sus formas; apoyar el retorno de una solícita ética del bien común [...]; dar sentido al desarrollo del país, entendido [...] como mejora global de la calidad de vida, de la convivencia colectiva, de la participación democrática, de la auténtica libertad".

Visión enraizada en la Doctrina Social de la Iglesia

De esta visión, “enraizada en la Doctrina Social de la Iglesia”, el Papa dijo que “abarca algunas dimensiones del compromiso cristiano y una lectura evangélica de los fenómenos sociales que no sólo son válidas para el contexto italiano, sino que representan una exhortación para toda la sociedad humana y el camino de todos los pueblos”.

    “De hecho, así como la crisis de la democracia es transversal a las distintas realidades y naciones, del mismo modo la actitud de responsabilidad ante las transformaciones sociales es una llamada dirigida a todos los cristianos, dondequiera que se encuentren viviendo y trabajando, en todas las partes del mundo”

El Pontífice utilizó una imagen que lo resume todo y que los organizadores de este evento eligieron como símbolo de esta cita: el corazón. De ahí que el Papa les propusiera dos reflexiones para alimentar el camino que tienen por delante:

En la primera, podemos imaginar la crisis de la democracia como un corazón herido. Lo que limita la participación está ante nuestros ojos. Si la corrupción y la ilegalidad muestran un corazón "herido", las diversas formas de exclusión social también deben preocuparnos.

    “Siempre que se margina a alguien, todo el cuerpo social sufre. La cultura del descarte dibuja una ciudad donde no hay lugar para los pobres, los no nacidos, los frágiles, los enfermos, los niños, las mujeres, los jóvenes”

Añadió asimismo que “Aldo Moro recordaba que un Estado no es verdaderamente democrático si no está al servicio del hombre, si no tiene como fin supremo la dignidad, la libertad y la autonomía de la persona humana, si no es respetuoso con aquellas formaciones sociales en las que la persona humana se desarrolla libremente y en las que integra su personalidad".

    “La propia palabra ‘democracia’ no coincide simplemente con el voto del pueblo, sino que exige que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar”

La vida humana y la dignidad de la persona

El Papa también les dijo que “la participación no se improvisa: se aprende de niño, de joven, y hay que ‘entrenarla’, incluso en un sentido crítico con respecto a las tentaciones ideológicas y populistas”. Y en esta perspectiva, tal como él mismo tuvo la oportunidad de recordar hace unos años, durante su visita al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, afirmó que “es importante poner de relieve la contribución que el cristianismo puede aportar hoy al desarrollo cultural y social europeo en el contexto de una correcta relación entre religión y sociedad, promoviendo un diálogo fecundo con la comunidad civil y las instituciones políticas para que, iluminándonos mutuamente y liberándonos de la escoria de la ideología, podamos iniciar una reflexión común, especialmente sobre las cuestiones relacionadas con la vida humana y la dignidad de la persona”.

Con este propósito, los principios de solidaridad y subsidiariedad siguen siendo fructíferos. Porque un pueblo se mantiene unido por los lazos que lo constituyen, y los lazos se fortalecen cuando cada uno es valorado. La democracia exige siempre pasar del partidismo a la participación, de la "ovación" al diálogo.

    “Mientras nuestro sistema socioeconómico siga produciendo una víctima y haya un descartado, no podrá celebrarse la fiesta de la fraternidad universal”

“Todos – dijo también Francisco – deben sentirse parte de un proyecto comunitario; nadie debe sentirse inútil. Ciertas formas de asistencialismo que no reconocen la dignidad de las personas son hipocresía social. Y la indiferencia es un cáncer para la democracia”.

Que la democracia se parezca a un corazón sanado

La segunda reflexión del Obispo de Roma se centró en el estímulo a la participación para que la democracia se parezca a un corazón sanado. “Y para ello – dijo – hay que ejercitar la creatividad”.

Si miramos a nuestro alrededor, vemos tantos signos de la acción del Espíritu Santo en la vida de las familias y de las comunidades. Incluso en los campos de la economía, la tecnología, la política, la sociedad. “Pensemos – prosiguió diciendo el Papa – en quienes han dado cabida en una empresa a personas con discapacidad; en trabajadores que han renunciado a uno de sus derechos para evitar el despido de otros; en las comunidades de energías renovables que promueven la ecología integral, haciéndose cargo también de las familias en situación de pobreza energética; en los administradores que fomentan la natalidad, el empleo, la escuela, los servicios educativos, la vivienda accesible, la movilidad para todos y la integración de los migrantes”.

    “La fraternidad hace florecer las relaciones sociales y, por otra parte, el cuidado de los demás exige el valor de considerarse como un pueblo”

El Papa también dijo que lamentablemente la categoría “pueblo" suele malinterpretarse con lo cual "podría conducir a la eliminación de la propia palabra "democracia" ("gobierno del pueblo"). Sin embargo, para afirmar que la sociedad es algo más que la mera suma de individuos, el término 'pueblo' es necesario".

    “Una democracia con el corazón sanado sigue cultivando sueños para el futuro, apuesta por las personas, exige la implicación personal y comunitaria”

No nos dejemos engañar por las soluciones fáciles

No nos dejemos engañar por las soluciones fáciles. Comprometámonos, en cambio, con el bien común. No manipulemos la palabra democracia ni la deformemos con títulos vacíos capaces de justificar cualquier acción. La democracia no es una caja vacía, sino que está ligada a los valores de la persona, la fraternidad y la ecología integral

Como católicos, en este horizonte, no podemos conformarnos con una fe marginal, o privada. Esto significa no tanto exigir ser escuchados, sino, sobre todo, tener la valentía de plantear propuestas de justicia y de paz en el debate público. Tenemos algo que decir, pero no para defender privilegios. Debemos ser una voz que denuncia y propone en una sociedad a menudo sin voz y en la que demasiados no tienen voz.

Esto es el amor político, que no se contenta con tratar los efectos, sino que busca las causas. Es una forma de caridad que permite a la política estar a la altura de sus responsabilidades y alejarse de las polarizaciones, que empobrecen y no ayudan a comprender y afrontar los desafíos. Toda la comunidad cristiana está llamada a esta caridad política, en la distinción de ministerios y carismas.

    “Formémonos a este amor, para hacerlo circular en un mundo falto de pasión cívica. Aprendamos más y mejor a caminar juntos como pueblo de Dios, a ser fermento de participación en medio del pueblo del que formamos parte”

“Organizar la esperanza”

En conclusión, la invitación del Papa a los laicos católicos italianos, siguiendo el ejemplo de Giorgio la Pira, fue a alimentar proyectos de buena política capaces de reavivar la esperanza. Francisco indicó un horizonte de trabajo, de cara al próximo Jubileo, invitando a promover iniciativas para la formación política y social de los jóvenes, ofreciendo espacios de confrontación y diálogo, y favoreciendo sinergias para el bien común.

    “No dejemos nunca de alimentar la confianza, seguros de que el tiempo es superior al espacio y de que iniciar procesos es más sabio que ocupar el espacio... Éste es el papel de la Iglesia: comprometerse en la esperanza, porque sin ella se administra el presente pero no se construye el futuro”

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Ciudad del Vaticano. -  Con motivo de la Jornada Mundial de la ONU contra el abuso y el tráfico ilícito de drogas que se celebra hoy, el Papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia general de esta mañana a la trágica realidad de la drogadicción.

    “Ante la trágica situación de drogadicción de millones de personas en el mundo, ante el escándalo de la producción y el tráfico ilícito de estas drogas, no podemos ser indiferentes”

Con motivo de la Jornada Mundial contra el abuso y el tráfico ilícito de drogas que se celebra hoy, el Santo Padre dedicó su catequesis de la audiencia general celebrada este miércoles 26 de junio en la Plaza de San Pedro, a esta lacra social. El lema de la Jornada establecida por la ONU en 1987 es: “Las pruebas son claras: hay que invertir en la prevención”.
 
San Pablo a los Corintios

La lectura que introduce la reflexión del Papa está tomada de la Primera Carta a los Corintios:

“Todas las cosas me son provechosas”. Sí, pero no todo es lícito. “¡Todo me es lícito!”. Sí, pero no me dejaré dominar por nada. “¡La comida es para el vientre y el vientre para la comida!”. Pero Dios destruirá esto y aquello. El cuerpo no es para la inmundicia, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros con su poder".
Toda persona tiene la dignidad de hijo de Dios

Como había afirmado san Juan Pablo II, el consumo de drogas daña a toda comunidad en la que está presente, Francisco recordó que la atención se dirige siempre a toda persona implicada en su uso. Y, citando lo que había dicho a los participantes en el encuentro patrocinado por la Pontificia Academia de las Ciencias el 24 de noviembre de 2016, afirmó:

    “Cada toxicómano lleva consigo una historia personal diferente, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en la medida de lo posible, sanada y purificada. Siguen teniendo, más que nunca, una dignidad, como personas hijas de Dios. Todos tienen una dignidad”

Acabar con la producción y el tráfico

A continuación, el Papa citó las severas palabras de Benedicto XVI, quien había instado a los traficantes a reflexionar “sobre el mal que están haciendo a una multitud de jóvenes y adultos”, teniendo en cuenta que Dios les pedirá cuentas. “Son asesinos”, dice Francisco y a continuación habló de lo que hay que hacer para frenar el consumo de drogas:

La reducción de la drogadicción no se consigue liberalizando el consumo – esto es una fantasía – como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Y esto: se liberaliza y se consume más. Después de haber conocido tantas historias trágicas de drogadictos y de sus familias, estoy convencido de que es moralmente justo acabar con la producción y el tráfico de estas sustancias peligrosas. Cuántos traficantes de muerte hay –¡porque los traficantes de droga son traficantes de muerte! – ¡cuántos traficantes de muerte hay, movidos por la lógica del poder y del dinero a cualquier precio!

La prevención como vía prioritaria de contraste

Francisco se refirió a la “lógica del poder y del dinero a cualquier precio” que lleva a los traficantes a sembrar la muerte y señaló la prevención como “vía prioritaria” para combatir el consumo de drogas.

Además, basándose en sus experiencias personales, el Papa añadió:

En mis viajes por distintas diócesis y países, he podido visitar varias comunidades de recuperación inspiradas en el Evangelio. Son un testimonio fuerte y esperanzador del compromiso de sacerdotes, personas consagradas y laicos para poner en práctica la parábola del buen samaritano. También me reconfortan los esfuerzos emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas en materia de tratamiento de los toxicómanos y de prevención para poner fin a esta plaga.

Oración y compromiso contra la droga

A modo de ejemplo, el Pontífice recordó la red de La Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de Adicciones (PLAPA), que comparte experiencias y dificultades en la lucha contra la droga, y a los obispos de África austral, que en noviembre del año pasado convocaron un encuentro sobre el “Empoderamiento de los jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Nadie puede permanecer indiferente, dijo el Papa, ante “la trágica situación de la drogadicción” y el “escándalo de la producción y el tráfico ilícitos”.

“Nuestro modelo es Jesús”. Repitiendo lo que escribió en su Mensaje a los participantes en el 60º Congreso Internacional de Toxicólogos Forenses el 26 de agosto del 2023, Francisco prosiguió diciendo:

Al estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y devolver a la vida a quienes caen en la esclavitud de la droga.

    “Al estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y devolver a la vida a quienes caen en la esclavitud de la droga”

El Santo Padre concluyó invitando también a rezar por “estos criminales que gastan y dan droga a los jóvenes”. Y reiteró: “Son criminales, son asesinos. Recemos por su conversión”.

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CIUDAD DEL VATICANO. - Francisco recibió al 'Circolo San Pietro', cuya misión es servir a los necesitados y realizar labores de voluntariado, y animó a los miembros a transmitir a los jóvenes su "herencia de valores y experiencia". De cara al Año Santo, insta a los voluntarios a cuidar "el corazón y la carne de los pobres que, como decía san Lorenzo, son el tesoro de la Iglesia". El Pontífice señala en este sentido el testimonio de Pier Giorgio Frassati, "pronto santo".

Pensando en el próximo año, que "será el Año Santo", y con la mirada puesta en Roma, que "está llena de obras", Francisco, en la audiencia en el "Circolo San Pietro" (Círculo de San Pedro), subrayó que "la 'obra' que no puede faltar es la de la caridad".

Los peregrinos y turistas que vienen a Roma deben "respirar" el aire de la caridad cristiana, que no es sólo asistencia, es cuidado de la dignidad, es cercanía, es compartir vivido, sin publicidad, sin focos. Con vuestra presencia, con vuestra cercanía, compasión y ternura, preparáis también la ciudad para el Jubileo, cuidando no las calles o las infraestructuras, sino el corazón y la carne de los pobres, que, como decía san Lorenzo, son el tesoro de la Iglesia".

Gratitud por el servicio

El Papa recibe en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a unos cuatrocientos miembros de la antigua asociación romana que desde hace 155 años se ocupa de los más necesitados con acciones concretas de solidaridad, documentadas en un volumen con todo el magisterio de los Papas al propio Círculo que fue donado al Pontífice. El Papa se alegra de recibirlos porque, dice al inicio de su discurso, la audiencia con ellos es una audiencia "bajo la bandera de la gratitud, que es el bello 'sabor' de la vida", "gratitud por el servicio" prestado "a los pobres de Roma, "en nombre del Papa" y "de la Santa Madre Iglesia".

No "musealizar" la historia

Francisco recomienda no perder "la memoria de las raíces" porque "son fundamentales" y "sin raíces no hay vida, no hay futuro". Pero, al mismo tiempo, el Papa insta a no quedarse anclados en el pasado.

Cuidado con "musealizar" la historia, con "esterilizar" las raíces. La memoria es el órgano del futuro, siempre que las raíces permanezcan vivas y sanas. Por eso os animo a transmitir a los jóvenes vuestro patrimonio de valores y experiencias. Necesitamos a los jóvenes para avanzar.

Los mayores pueden ofrecer impulso a los jóvenes

El deseo de Francisco es que los abuelos del "Circolo San Pietro" transmitan su experiencia a sus nietos, y les invita a reflexionar sobre la "riqueza de fe vivida, de caridad concreta, de amor por los pobres" que puede ofrecer el ejemplo de una persona mayor, y sobre la energía, creatividad e impulso que todo ello "puede dar a un joven".

El testimonio de Frassati "pronto santo"

El Papa recordó también al beato Pier Giorgio Frassati, que "pronto será santo", y que "en Turín iba a las casas de los pobres para llevar ayuda", un joven "de familia acomodada" que "no se perdía en la 'buena vida', porque en él estaba la savia del Espíritu Santo, estaba el amor a Jesús y a los hermanos".

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Ciudad del Vaticano. -  Junto a los peregrinos de la Plaza de San Pedro el Papa Francisco reflexionó sobre la imagen de la siembra y la semilla que propone el Evangelio. Y también expresó su preocupación por los asesinatos "in odium fidei" en la República Democrática del Congo.

El XI domingo del tiempo ordinario el Papa Francisco dirigió la oración del Ángelus desde el Palacio Apostólico acompañado de los peregrinos en la Plaza de San Pedro y, reflexionando sobre el Evangelio del día que “nos habla del Reino de Dios a través de la imagen de la semilla” (Mc 4,26-34), presentó la invitación de Jesús a reflexionar “en particular sobre una actitud importante: la espera confiada”.

“En la siembra”, reflexiona el Papa: “por buena y abundante que sea la simiente que esparce el agricultor y por bien que prepare la tierra, las plantas no brotan inmediatamente: ¡hace falta tiempo y esperanza! Por ello, es necesario que después de sembrar este sepa esperar con confianza”, dijo.  

Y hace referencia al trabajo que ya hace la tierra durante la siembra: “pero es invisible, se necesita paciencia y, mientras tanto, es necesario seguir cuidando las tierras labrantías, regarlas y mantenerlas limpias, a pesar de que en la superficie parezca que no sucede nada”.

Las semillas de la Palabra de Dios

“También el Reino de Dios es así”, explica el Papa: “El Señor deposita en nosotros las semillas de su Palabra y de su gracia, semillas buenas y abundantes, y después, sin dejar de acompañarnos, espera con paciencia”.

El Santo Padre recuerda que el Señor cuidad con la confianza de un padre, pero espera el tiempo necesario “para que las semillas se abran, crezcan y se desarrollen hasta dar fruto de buenas obras”.

    “Y esto porque quiere que en su campo no se pierda nada, que todo llegue a la plena maduración; quiere que todos nosotros podamos crecer como espigas cargadas de grano”

Confianza en el Evangelio

De esta manera insiste el Papa en su reflexión, el Señor “nos enseña también a nosotros a sembrar con confianza el Evangelio”. Para luego obtener los frutos: “sin desanimarnos y sin dejar de apoyarnos y ayudarnos unos a otros, incluso allí donde, a pesar de los esfuerzos, nos parece que no se ven resultados inmediatos”.

Ante re rezar el Ángelus, el Papa Francisco propone algunas preguntas para la meditación: ¿Yo siembro con confianza la Palabra de Dios en los ambientes en los que vivo? ¿Soy paciente a la hora de esperar, o me desanimo porque no veo inmediatamente los resultados? Y, ¿sé confiar todo serenamente al Señor, al tiempo que doy lo mejor de mí para anunciar el Evangelio?

“Que la Virgen María, que acogió e hizo crecer en su interior la semilla de la Palabra, nos ayude a ser sembradores generosos y confiados del Evangelio”, pidió el Papa.

Masacres en la República Democrática del Congo

Y después de la oración mariana, el Papa expresó su preocupación por las “dolorosas noticias de enfrentamientos y masacres en el este de la República Democrática del Congo”. E hizo un llamamiento “para que hagan todo lo posible para detener la violencia y salvaguardar la vida de los civiles”.

Indicó el Papa “entre las víctimas, muchos son cristianos asesinados in odium fidei. Son mártires. Su sacrificio es una semilla que germina y da fruto, y nos enseña a dar testimonio del Evangelio con valentía y coherencia”.

Y reiteró su llamado a rezar por la paz: “No cesamos de rezar por la paz en Ucrania, en Tierra Santa, en Sudán, en Myanmar y allí donde la gente sufre la guerra”.

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