Domingo, 21 Agosto 2022 19:45

Tristeza

Casi tres de cada cuatro jóvenes mexicanos padecen la mayor parte de su tiempo un sentimiento: tristeza.

Así lo respondieron en la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud: la nostalgia invade a quienes construirán nuestro porvenir.

La felicidad se ha ido alejando de nuestros jóvenes a golpe de desengaños. ¿Por qué habría de ser diferente?

La realidad de millones de familias es abrumadora. La violencia dentro de casa no es una excepción: es un paisaje. El abandono escolar registra las más altas tasas. El país ha quedado a deber 4.2 millones de empleos que ellos, los jóvenes, demandan prioritariamente.

La tasa de asesinatos golpea, precisamente, a una juventud extraviada. Las jóvenes son sometidas a abusos, a desapariciones, esclavitud o muerte.

El consumo de sustancias ha crecido y genera, entonces, un círculo vicioso en donde se enreda la frustración, la euforia y la depresión.

La pandemia y el confinamiento vinieron a exacerbar el sentimiento de abandono.

Tomar en serio estos hallazgos debería ser una prioridad nacional: de los gobiernos y las familias; de las empresas y de la sociedad civil organizada.

La encuesta es una radiografía de lo que seremos en el futuro. Octavio Paz alertaba ya la raíz profunda del mexicano extraviado en un laberinto: el de su soledad. Pero por muchos años, las y los mexicanos reportaban felicidad pese a la desdicha.

Eso se acabó.

Necesitamos recuperar la paz en su más amplio sentido: física, espiritual, intelectual. Debemos dar a nuestra vida colectiva un nuevo sentido y una nueva solidaridad.

Hay una epidemia de tristeza, diría Sabina, en nuestro país. Sabemos cómo terminará.

Todos los finales, alerta el poeta, son el mismo, repetido.

La tristeza sin control termina en suicidio. O actuamos o veremos darse al país un tiro en la sien.

Twitter | @fvazquezrig

Publicado en COLUMNAS

El duelo por la pérdida de un ser querido produce diferentes emociones y comportamientos naturales como tristeza, ansiedad, negación, culpa, depresión, enojo, entre otros. Como respuesta al dolor, el cerebro empieza a regular con acciones y estrategias de control para evitar el malestar a corto plazo. Expertos aconsejan aceptar estos sentimientos, entenderlos y no eludirlos, ya que a largo plazo pueden atraer mayores contrariedades.  

Todo esto durante la Cátedra Prima organizada por la Escuela de Psicología de la Universidad Anáhuac Puebla, la cual contó con la interesante ponencia del psicólogo Carlos Becerra Rebelo, profesor de la Anáhuac México. Quien compartió a los alumnos de licenciatura y maestría una de las terapias más utilizadas actualmente en psicología, la denominada “Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)”.  

El principal objetivo de la Terapia ACT, asegura el experto, es promover la aceptación del malestar, hacerles un espacio a las emociones y no luchar para desaparecer el síntoma. Aprender a convivir con las sensaciones y pensamientos, para enfocarse en lo valioso e importante que cada individuo tiene y así darle sentido a la vida. “Los pensamientos y emociones son parte de nuestra historia.  Cuando más nos resistimos, el dolor es mayor; mientras más rígidos estamos, menos podemos hacer cosas diferentes”, señaló el especialista.  

Con esto, la Escuela de Psicología de la Anáhuac Puebla busca acercar a la comunidad temas de gran relevancia para la formación y crecimiento integral de los estudiantes; reconociendo la importancia, beneficios y características de las diversas técnicas actuales, a través de foros con diferentes perspectivas. Lo cual, se enlazará con el Congreso Internacional de Psicoterapias Actuales, a celebrarse en agosto de 2021.

Publicado en EDUCACIÓN

Millones de pacientes buscan formas alternativas para su alivio

Puebla, Pue.- Entre los millones de personas que en Puebla y en todas partes del mundo se ven afectadas por la depresión, muchas preguntan si hay remedios naturales o formas alternativas, junto con el ejercicio, para aliviar sus síntomas de tristeza.

Médicos e investigadores y expertos de “Salud y Vida” orientan a estas personas con estudios hechos, cuyo resultado se suma a evidencias científicas que comprueban la efectividad de las hierbas para el tratamiento de la depresión leve y la clínica o severa; aunque los mismos reconocen que se requiere más investigación al respecto.

A pacientes de esta condición seria, la doctora Aliza de Vida y Salud, recuerda que cualquier hierba debe administrarse con la misma precaución con la que se administra un medicamento, y por ello los tratamientos naturales deben tomarse después de consultar al médico.

Piden que antes que nada deben tener presente los pacientes que el ejercicio, simplemente caminar, puede ayudar a librarse de la depresión.

Y entre varios medicamentos tradicionales mencionan la hierba de San Juan, conocida en el mundo científico como Hypericum perforatum, que ha demostrado mejorar los síntomas de la depresión leve. En el caso de la depresión clínica o severa no ofrece muchos beneficios.

A algunas personas puede causarles cansancio, mareo, náusea, resequedad de boca, erupción en la piel, dolor de cabeza, dificultades sexuales y enrojecimiento de la piel cuando se exponen al sol.

También sugieren los Ácidos grasos Omega 3: Más allá de que ofrecen varios beneficios para la salud cardiovascular, estos ácidos presentes en el pescado y algunas plantas y nueces, están siendo evaluados por sus posibles efectos para mejorar los síntomas de depresión y síndrome bipolar.

SAMe: Igual que la hierba de San Juan, este suplemento no está aprobado por la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos,  pero en Europa es una forma sintética de un químico que se produce naturalmente en el cuerpo.

Resaltan la recomendación de que  nunca se deben tomar estos medicamentos tradicionales si se toman otras medicinas o si va uno a tener cirugía.

Lo ideal es consultar al médico antes de empezar a tomarlos y siempre notificarle si se están tomando, pues los productos naturales también son substancias con efectos en el cuerpo y no son inocuos.

La depresión sin tratamiento, recalcan,  tiene un alto costo físico y mental. Las hierbas y los suplementos para la depresión pueden dar una mano siempre y cuando se tomen bajo supervisión médica. Si la depresión no mejora, quizá se necesite psicoterapia también y/u otra medicina.

Publicado en SALUD
Domingo, 05 Febrero 2017 16:49

Nos puede la tristeza del alma

Artículo | Algo Más Que Palabras
  
    A unos más, a otros menos, la tristeza del alma se contagia y es más cruel que cualquier nueva enfermedad. No la podemos esconder. Sólo hay que mirar y ver. El momento actual, crecido de dificultades y desconciertos como nunca, propicia esta atmósfera que por sí misma no nos deja vivir; y, aunque siempre se ha dicho, que después de la noche siempre llega el día, o que tras la oscuridad brota el sol, lo cierto es que todo parece agonizar en el absurdo, en la indiferencia, en la falta de consideración por el ser humano y su entorno. Lo real es que los moradores del planeta, prácticamente por todos los rincones del mundo, andan decaídos, sin fuerzas hasta para hacer ejercicio, lo que propicia estados depresivos que nos dejan sin ganas de movernos.  Puede que sean cosas humanas, que nos exigen cuando menos profundizar en los motivos, en mi vida, en cómo camino, si encauzado o despistado.

    La vigilancia de nuestros interiores nos exige siempre estar alerta, en servicio permanente, en guardia. Por desgracia, mucha gente se pasa la vida vegetando, con multitudes de angustias, desorientado. Le falta coraje y le sobra miedo, mientras el gentío se sigue burlando de los débiles. Desde luego, con tesón y una buena dosis de paciencia, deberíamos concienciarnos de salir adelante, de no vivir bajo la anestesia de los poderosos, de actuar siempre en favor de lo justo, de no resignarnos, implicándonos en nuestras propias historias de luz. Quizás tengamos que aprender a amarnos de otra manera, más de gratuidad que de interés, más de hondura que de superficialidad, pues cuando resplandece lo verdadero, todo toma otro espíritu más alentador, más de esperanza, más de compartir. Yo creo que todavía no es demasiado tarde para reconstruir otros modos de vida, más de donación que de egoísmos, y así poder disfrutar de ambientes más saludables internamente.

    Un corazón querido puede con todo, ve una celebración en todos los lugares. Sin duda, no hay nada mejor que sentirse acompañado. Tenemos que quitar de nuestros horizontes aquello que nos desborda y atosiga. Al fin y al cabo, nada es eterno en este mundo de corruptos enviciados por el ordeno y mando. Ojalá fuésemos más servidores unos de otros. En el alma está nuestra propia realidad, nuestros más profundos deseos de transformación, la vida misma purificada. Esto es lo que hay que saborear, regresar al universo de las virtudes, despojarse de mundanidad, reproduciendo la imagen gozosa del caminante abrazado a un horizonte de paz. Por ello, a mi manera de ver, tenemos que estimular nuestras raíces, nuestra verdadera humanidad, adaptar nuestros pasos a la liturgia de los bondades, adoptar otras actitudes también de familiaridad con nuestro hermanamiento.

    Ciertamente, las atrocidades son un diario cruel en nuestra existencia. Las salvajadas sufridas por la minoría rohingya en Myanmar, el  asesinato a cuchillazos de un bebé de ocho meses y los de dos niños de 5 y 6 años, así como el de una niña de 5 años que intentaba impedir la violación de su madre. O en mi misma patria, donde ayer mismo, un hombre murió junto a su hija (bebé) tras lanzarse con ella desde una ventana del Hospital Universitario de La Paz de Madrid. Es la locura del ser que ya no lleva consigo compasión alguna, que se siente destronado y destruido. Se mata asimismo y a los suyos, como si fuera una piltrafa. Son tantas las paranoias que, la actual perversión humana, verdaderamente nos degrada como especie pensante, sepultándonos en las miserias más profundas. Por consiguiente, tenemos que salir de ellas con urgencia. En otro tiempo, en Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, dice Jacques Benigne Bossuet (1627-1704), clérigo católico francés y escritor, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás. Tal vez tengamos que buscar curación en el sosiego, en la reflexión, en el pensar; pues quien no quiere hacerlo, aparte de ser un fanático y un idiota, es un cobarde.

    La cobardía es la madre de la barbarie muchas veces. Ahora es el turno de la acción. De no traicionarse así mismo. Tenemos que sanar nuestras entrañas, vivir más hacia dentro, ser mejores personas, sobre todo para sentirnos bien y hacer más humana la convivencia. Tiremos todos los muros, los de nuestras casas también, y volvamos a hacer piña, verán como en seguida todas las almas despertarán felices. No hay mayor consuelo que sentirse en el corazón de alguien, que esperanzarse con alguien; puesto que por muchas espinas que hallemos en el camino, en comunidad todo se sobrelleva mejor. Se aminoran los desgarros y se acrecientan las esperanzas. Ya me gustaría que Naciones Unidas se sintiera acompañada (o acompasada) por todos los Estados del mundo, para que la solidaridad de la comunidad internacional fuese más efectiva, pero sobre todo, para que fuese referente de concordia entre todos los pueblos, para que nadie se sintiese excluido por nadie, ni estigmatizado por sus creencias o culturas. A veces nos cuesta creer que la irracionalidad y la intolerancia hayan vuelto a nuestro orbe, con la consabida desolación que esto supone para todo ser humano. Es verdad que un alma abatida lleva en su historial siempre la pena; pero este correctivo, será más llevadero en la medida en que la reconciliación del ser con su vida misma, germine de la autenticidad del cambio. También se dice, renovarse o morir. Y yo mismo pienso, que puede ser una buen injerto de ilusión para el mañana.

    Indudablemente, la mayor alegría que podemos darnos es volver a tomar conciencia de lo que somos y de lo que deseamos aceptar. Si en verdad queremos ser personas de quietud, nos conviene avivar un buen entendimiento y más reposo en las decisiones. En su época, algo semejante lo decía el inolvidable científico Albert Einstein, "la alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza". Tal vez tengamos que ahondar en el fondo de nuestro corazón (alguna secreta pena continuamente llevamos), para enhebrar un nuevo gozo en favor de lo armónico. Siempre será posible concertar alianzas, incluso en medio de las tribulaciones. Cuando se posee un verdadero pulso de amor, aquel que da sentido a nuestra mirada, también se produce unidad de bienes y de talentos. El día que dejemos de unirnos por materialismos y hagamos comunión espiritual de corazones, disminuirá también nuestra tristeza.

    Nos urge, en consecuencia, cambiar de cultos, activar otras ganancias menos mercantilistas, para tener regocijo en abundancia. Lo acaba de apuntar el propio Papa Francisco a los participantes en la economía de comunión: "el primer regalo del empresario es su propia persona: su dinero, aunque importante, no es suficiente. El dinero no se guarda si no va acompañado por el don de la persona. La economía de hoy, los pobres, los jóvenes, necesitan en primer lugar de tu alma, de tu fraternidad respetuosa y humilde, de su voluntad de vivir, y sólo después de su dinero". Hay que donarse, en todo caso y siempre. Es la manera de ser feliz, de engendrar bienestar, de despojarse de la tristeza del alma que hoy en día nos corrompe. De lo contrario, toda existencia interesada es baldía. Carece de lo básico; de la alegría de vivir, por no saber vivir. Acá radica la ciencia (con su conciencia) y el avance de especie: en menos decir y en más obrar.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Publicado en COLUMNAS

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos