¿Cuál es, según la Carta a los Gálatas, el papel de la Ley? Con esta pregunta el papa Francisco comienza la catequesis correspondiente a este 18 de agosto, durante la Audiencia General.

Ciudad del vaticano. - El Papa Francisco, en la catequesis de la Audiencia General de este 18 de agosto se pregunta por el papel de la Ley en la Carta a los Gálatas (Gal 3, 23-25). Seguidamente afirma: “En el pasaje que hemos escuchado, Pablo sostiene que la Ley ha sido como un pedagogo. Es una bonita imagen, que merece ser comprendida en su auténtico significado”.

Para comprender el auténtico significado de la ley en el pensamiento paulino, el Papa subraya que “El apóstol parece sugerir a los cristianos dividir la historia de la salvación, y también su historia personal, en dos momentos: antes de haberse hecho creyentes y después de haber recibido la fe”.

Antes y después de la Ley

Entre el antes y el después está el evento de la muerte y resurrección de Jesús.  “Por tanto, afirma el Papa, a partir de la fe en Cristo hay un “antes” y un “después” respecto a la misma Ley. La historia precedente está determinada por el estar “bajo la Ley”; la sucesiva va vivida siguiendo al Espíritu Santo (cfr Gal 5,25).

El Papa llama la atención sobre una expresión utilizada por Pablo: estar “bajo la Ley” y afirma: “El Apóstol lo explicita diciendo que cuando uno está “bajo la Ley” se está como “vigilado” o “cerrado”, una especie de custodia preventiva. Este tiempo, dice San Pablo, ha durado mucho, y se perpetúa hasta que se vive en el pecado”.

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Francisco subraya que “la Ley lleva a definir la trasgresión y hacer a las personas conscientes del propio pecado. Es más, como enseña la experiencia común, el precepto termina por estimular la trasgresión” y añade: “De forma lapidaria, Pablo fija su visión de la Ley: «El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley» (1 Cor 15,56).

El rol pedagógico de la Ley

El Papa recuerda la función del pedagogo en la antigüedad, que es diferente de la actual: “se trataba de un esclavo que tenía el encargo de acompañar al hijo del amo cuando iba donde el maestro y después acompañarlo de nuevo a casa. Así tenía que protegerlo de los peligros y vigilarlo para que no asumiera comportamientos inadecuados. Su función era más bien disciplinaria. Cuando el joven se convertía en adulto, el pedagogo cesaba sus funciones. El pedagogo al que se refiere Pablo no era el maestro, no: [era] el que acompañaba al niño a la escuela, lo supervisaba y lo llevaba a casa”.

Función positiva de la Ley

En este sentido, dice el Papa, la función pedagógica de la Ley, la Torah, con el pueblo israelita, si bien tuvo elementos restrictivos, “al mismo tiempo había protegido a su pueblo, lo había educado, disciplinado y sostenido en su debilidad, especialmente la protección frente al paganismo; había tantas actitudes paganas en aquellos días”.

Por lo tanto, para el apóstol Pablo, afirma Francisco, “la Ley posee ciertamente su propia función positiva, pero limitada en el tiempo. No se puede extender su duración más allá de toda medida, porque está unida a la maduración de las personas y a su elección de libertad. Una vez que se alcanza la fe, la Ley agota su valor propedéutico y debe ceder el paso a otra autoridad”.

El papa llama la atención de los fieles al afirmar: “¿Qué significa esto? Que cuando se acabe la ley podamos decir: "Creemos en Jesucristo y hacemos lo que queremos..." ¡No! Los mandamientos están ahí, pero no nos justifican. Lo que nos justifica es Jesucristo. Los mandamientos hay que cumplirlos, pero no nos hacen justicia; está la gratuidad de Jesucristo, el encuentro con Jesucristo que nos justifica gratuitamente. El mérito de la fe es recibir a Jesús. El único mérito: abrir el corazón. ¿Y qué hacemos con los mandamientos? Consérvalos, pero como ayuda para el encuentro con Jesucristo”.

Vivir como hijos de Dios

El Obispo de Roma invita a ver la enseñanza sobre el valor de la Ley con cuidado y así evitar malentendidos y dar pasos en falso:

Nos hará bien preguntarnos si todavía vivimos en el período en que necesitamos la Ley, o si somos bien conscientes de que hemos recibido la gracia de convertirnos en hijos de Dios para vivir en el amor. ¿Cómo vivo? ¿Con el temor de que si no lo hago iré al infierno? ¿O también vivo con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? Es una hermosa pregunta. Y también la segunda: ¿desprecio los mandamientos? No, no lo sé. Los observo, pero no como absolutos, porque sé que lo que me justifica es Jesucristo.

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En la catequesis de su Audiencia General de hoy el Papa Francisco reflexionó sobre la carta de San Pablo a los Gálatas (Gal 3,19) en la que el Apóstol explica que Ley mosaica no es parte constitutiva de la Alianza con Dios. "El amor a Jesús es más importante que todos mandamientos", dijo Francisco, destacando, asimismo, la importancia de respetarlos profundamente ya que estos son los "pedagogos" que nos conducen al encuentro con el Señor.

Ciudad del Vaticano. - La mañana del 11 de agosto el Papa Francisco presidió su Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano. En su catequesis, el Santo Padre reflexionó sobre la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas (Gal 3,19) que presenta la novedad radical de la vida cristiana: "todos los que tienen fe en Jesucristo están llamados a vivir en el Espíritu Santo, que libera de la Ley y al mismo tiempo la lleva a cumplimiento según el mandamiento del amor".

Dejarnos conducir por el Espíritu Santo

El Pontífice explicó que ante la pregunta «¿para qué la ley?» cuestionada por los misioneros fundamentalistas que no comprendían la importancia de respetar los mandamientos recogidos por Moisés para el pueblo, y por tanto "confundían" a los Gálatas; el apóstol escribe: «Si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley» (Gal 5,18).

Condolencias del Papa por el asesinato del padre Olivier Maire, en Francia

A pesar de que los detractores de Pablo sostenían que los Gálatas "tendrían que seguir la Ley para ser salvados", Francisco puntualizó que el apóstol no está en absoluto de acuerdo con esta afirmación, ya que las disposiciones que surgieron en el “primer concilio” de Jerusalén celebrado con Pedro y los demás apóstoles eran muy claras, y decían:

«Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que estas indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza» (Hch 15,28-29).

La Ley: Don de Dios para seguir adelante

Asimismo, el Papa destacó que en aquel tiempo había una profunda necesidad de respetar la ley, "porque era tiempo de paganismo" por lo que la ley se convirtió en un gran don de Dios para poder seguir adelante:

“La ley es la expresión de que un pueblo está en alianza con Dios. Cuando Pablo habla de la Ley, hace referencia normalmente a la Ley mosaica. La observancia de la Ley garantizaba al pueblo los beneficios de la Alianza y el vínculo particular con Dios. Estrechando la Alianza con Israel, Dios le había ofrecido la Torah para que pudiera comprender su voluntad y vivir en la justicia. En más de una ocasión, sobre todo en los libros de los profetas, se constata que la no observancia de los preceptos de la Ley constituía una verdadera traición a la Alianza, provocando la reacción de la ira de Dios”

El Santo Padre hizo hincapié en que los misioneros que se habían infiltrado entre los Gálatas sostenían que el vínculo entre Alianza y Ley mosaica "era tan estrecho que las dos realidades eran inseparables".

La Ley no es la base de la Alianza con Dios

Sin embargo, precisamente sobre este punto -dijo Francisco- podemos descubrir la inteligencia espiritual de San Pablo, quien explica a los Gálatas que, en realidad, la Alianza con Dios y la Ley no están vinculadas de forma indisoluble: "la Ley no es la base de la Alianza porque llegó sucesivamente".

Un argumento como este -añadió el Pontífice- pone en evidencia a los que sostienen que la Ley mosaica sea parte constitutiva de la Alianza:

“La Torah, de hecho, no está incluida en la promesa hecha a Abraham. Dicho esto, no se debe pensar que san Pablo fuera contrario a la Ley mosaica. Más de una vez, en sus Cartas, defiende su origen divino y sostiene que esta posee un rol bien preciso en la historia de la salvación. Pero la Ley no da la vida, no ofrece el cumplimiento de la promesa, porque no está en la condición de poder realizarla. Quien busca la vida necesita mirar a la promesa y a su realización en Cristo”

El Papa concluyó su alocución recordando que todos los cristianos caminamos mirando a una promesa, que nos atrae y nos hace avanzar en nuestro camino de fe. De ahí la importancia de no olvidar la novedad cristiana que revoluciona nuestras vidas: el amor a Jesús es más importante que todos los mandamientos, pero al mismo tiempo estamos llamados a respetarlos, puesto que son "los pedagogos" que nos conducen al encuentro con el Señor.

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Domingo, 08 Agosto 2021 13:33

Jesús pan de vida: Papa Francisco

“Que la Virgen María, en la cual el Verbo se ha hecho carne, nos ayude a crecer día tras día en la amistad con Jesús, pan de vida”, es la invitación del Santo Padre a los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, para rezar junto al Pontífice la oración del Ángelus de este domingo, 8 de agosto de 2021.

Ciudad del Vaticano. - “Jesús en esta expresión: ‘Yo soy el pan de la vida’, resume verdaderamente todo su ser y toda su misión. Esto se verá plenamente al final, en la Última Cena. Jesús sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón para que nosotros podamos tener la vida”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus de este domingo, 8 de agosto, comentando el Evangelio que la liturgia presenta este XIX Domingo del Tiempo Ordinario, en el cual se ve a Jesús que sigue predicando a la gente que ha visto el prodigio de la multiplicación de los panes, y a quienes invita a dar un salto de calidad; para ello, aplica el símbolo del pan a sí mismo. Dice claramente: «Yo soy el pan de la vida».

¿Qué significa pan de la vida?

Qué nos quiere decir Jesús con esto, se pregunta el Pontífice. Y señala que, para vivir se necesita el pan, quien tiene hambre no pide comidas refinadas y caras, sino pan, quien no tiene trabajo no pide sueldos altos, sino el “pan” de un empleo. “Jesús se revela como el pan – afirma el Papa – es decir lo esencial, lo necesario para la vida de cada día. No un pan entre muchos otros, sino el pan de la vida. En otras palabras, nosotros, sin Él, más que vivir, sobrevivimos: porque solo Él nos nutre el alma, solo Él nos perdona de ese mal que solos no conseguimos superar, solo Él nos hace sentir amados aunque todos nos decepcionen, solo Él nos da la fuerza de amar y perdonar en las dificultades, solo Él da al corazón esa paz que busca, solo Él da la vida para siempre cuando la vida aquí en la tierra se acaba”.

Yo soy el pan de la vida: revela todo su ser y toda su misión

El Papa Francisco al seguir reflexionando sobre esta imagen señala que, Jesús en esta expresión: “Yo soy el pan de la vida”, resume verdaderamente todo su ser y toda su misión. “Esto se verá plenamente al final, en la Última Cena. Jesús sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón para que nosotros podamos tener la vida. Estas palabras del Señor – subraya el Papa – despiertan en nosotros el estupor por el don de la Eucaristía. Nadie en este mundo, por mucho que ame a otra persona, puede hacerse alimento para ella. Dios lo ha hecho, y lo hace, por nosotros. Renovemos este estupor. Hagámoslo adorando el Pan de vida, porque la adoración llena la vida de estupor”.

Yo soy el pan de la vida: es entrar en lo concreto del mundo

Sin embargo, en el Evangelio, evidencia el Pontífice, en vez de asombrarse, la gente se escandaliza. También nosotros quizá nos escandalizamos: nos sería más cómodo un Dios que está en el Cielo sin entrometerse, mientras nosotros podemos gestionar los asuntos de aquí abajo. Sin embargo, Dios se ha hecho hombre para entrar en lo concreto del mundo. Y le interesa todo de nuestra vida. Podemos hablarle de los afectos, el trabajo, la jornada, cualquier cosa. Jesús desea esta intimidad con nosotros. ¿Qué no desea? Ser relegado a segundo plano, ser descuidado y dejado de lado, o llamado solo cuando tenemos necesidad.

Yo soy el pan de la vida: bendice lo que hemos hecho

Finalmente, el Papa Francisco recuerda que, al menos una vez al día nos encontramos comiendo juntos; quizá por la noche, en familia, después de una jornada de trabajo o de estudio. “Sería bonito – invita el Papa – antes de partir el pan, invitar a Jesús, pan de vida, pidiéndole con sencillez que bendiga lo que hemos hecho y lo que no hemos conseguido hacer”. Invitémosle a casa, recemos de forma “doméstica”. Jesús estará en la mesa con nosotros y seremos alimentados por un amor más grande. Que la Virgen María, en la cual el Verbo se ha hecho carne, nos ayude a crecer día tras día en la amistad con Jesús, pan de vida.

Saludos después del Ángelus

Después de rezar la oración a la Madre de Dios, el Papa Francisco saludó a los romanos y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, de modo especial, a las familias, grupos parroquiales, y asociaciones. En particular, saludó al grupo de agentes de pastoral juvenil de Verona, a los jóvenes de Crevalcore, así como a los jóvenes de Scandiano y a los de las Casas Salesianas de la región del Triveneto que llegaron a Roma en bicicleta. A todos deseó un buen domingo y como siempre pidió que, no se olviden de rezar por él.

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No pasar “de las prisas del trabajo a las de las vacaciones”. Aprendamos a detenernos y apagar el teléfono móvil para cultivar el silencio, contemplar la naturaleza y regenerarnos en el diálogo con Dios. Necesitamos una "ecología del corazón" compuesta de descanso, contemplación y compasión, como lo hizo la Virgen. A la hora del Ángelus Francisco invitó a aprovechar el tiempo de verano para ello

Ciudad del Vaticano. - Antes de rezar el Ángelus dominical, el Papa Francisco comentó el Evangelio de este 18 de julio, en el que a san Marcos relata el episodio del descanso al que Jesús invita a los Apóstoles tras las fatigas de la misión. El Papa dijo que esa  actitud del Señor “nos ayuda a comprender dos aspectos importantes de la vida”: el  descanso y la compasión.

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Descanso y la compasión

Al recordar que el Señor invitó a los Apóstoles que regresaban de su misión a descansar un poco en un lugar tranquilo, Francisco se refirió a una valiosa enseñanza de Jesús que se preocupa no sólo de su cansancio físico, sino también del cansancio interior, puesto que – como dijo el Santo Padre – el Señor “quiere ponerlos en guardia contra un peligro que está siempre al acecho, también para nosotros:

No caer en la trampa del activismo

    “Dejarse llevar por el frenesí del hacer, caer en la trampa del activismo, en el que lo más importante son los resultados que obtenemos y el sentirnos protagonistas absolutos”

Descanso físico y del corazón

Tras exclamar cuántas veces también esto sucede en la Iglesia en que estando atareados, yendo deprisa, y pensando que todo depende de nosotros, francisco afirmó que “al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús”. A lo que añadió:

    “No se trata sólo de descanso físico, sino también de descanso del corazón. Porque no basta “desconectar”, es necesario descansar de verdad. Y para hacerlo, es preciso regresar al corazón de las cosas: detenerse, estar en silencio, rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones”

Parar la carrera frenética de nuestras agendas

Después de recordar que Jesús “no se sustraía a las necesidades de la multitud, pero cada día, antes que nada, se retiraba en oración, en silencio, en la intimidad con el Padre”, explicó que de su invitación a descansar se deduce que deberíamos guardarnos “del eficientismo” y parar “la carrera frenética que dictan nuestras agendas”.

    “Aprendamos a detenernos, a apagar el teléfono móvil para cultivar el silencio, a contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios”

La compasión

Por otra parte, teniendo en cuenta que el Evangelio de este domingo narra que Jesús y los discípulos no pudieron descansar como querían a causa de la gente, a la que el Señor les enseña, el Papa dijo que en este punto se observa el segundo aspecto que nos presenta y que “la compasión”. Y afirmó:

    “De hecho, sólo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que tiene que hacer, y de darse cuenta de los demás, de sus heridas, de sus necesidades”

La compasión nace de la contemplación

El Santo Padre también afirmó que “si aprendemos a descansar de verdad, nos hacemos capaces de compasión verdadera; si cultivamos una mirada contemplativa, llevaremos adelante nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos”.

Ecología del corazón: descanso, contemplación y compasión

    “Necesitamos una ‘ecología del corazón’ compuesta de descanso, contemplación y compasión. ¡Aprovechemos el tiempo estivo para ello! Y ahora, recemos a la Virgen, que cultivó el silencio, la oración y la contemplación, y que se conmueve siempre con ternura por nosotros, sus hijos”

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Concluida la cirugía de colon programada, el Papa ha reaccionado bien.

La operación programada para una estenosis diverticular de sigma concluyó por la noche.

Concluyó por la noche la intervención quirúrgica a la que se sometió el Papa Francisco. Así lo anunció el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

"El Santo Padre, ingresado por la tarde en el Policlínico A. Gemelli, se sometió por la tarde a la intervención quirúrgica prevista para la estenosis diverticular de sigma".

El Papa fue internado en el Hospital Gemelli para una cirugía programada.

"El Santo Padre -explicó Bruni- reaccionó bien a la operación realizada bajo anestesia general y llevada a cabo por el profesor Sergio Alfieri, con la asistencia del profesor Luigi Sofo, el doctor Antonio Tortorelli y la doctora Roberta Menghi".

"La anestesia fue dirigida por el profesor Massimo Antonelli, la profesora Liliana Sollazzi y los doctores Roberto De Cicco y Maurizio Soave. También estuvieron presentes en el quirófano los profesores Giovanni Battista Doglietto y Roberto Bernabei".

El Pontífice había dejado la Casa Santa Marta a primeras horas de la tarde.

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Ciudad del Vaticano. - Este 4 de julio, el Santo Padre dirigió la oración del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico y comentando el Evangelio del día recordó que, “sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”.

 “En la oración, pidamos a la Virgen, que ha acogido el misterio de Dios en la cotidianidad de Nazaret, tener ojos y corazón libres de los prejuicios y abiertos al asombro, a las sorpresas de Dios, a Su presencia humilde y escondida en la vida de cada día”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este XIV Domingo del Tiempo Ordinario, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro.

Un profeta sólo en su patria carece de prestigio

El Santo Padre comentando el Evangelio de este domingo (Mc 6,1-6) que nos habla de la incredulidad de los paisanos de Jesús, señaló que Jesús después de haber predicado en otros pueblos de Galilea, vuelve a Nazaret, donde había crecido con María y José; y, un sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. Muchos, escuchándolo, se preguntan: “¿De dónde le viene esta sabiduría? y ¿qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?” (cfr vv. 1-3).

“Delante de esta reacción, Jesús afirma una verdad que ha entrado a formar parte también de la sabiduría popular: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio»”

Hay diferencia entre conocer y reconocer

En este sentido, el Papa Francisco invitó a detenernos en la actitud de los paisanos de Jesús, que conocen a Jesús, pero no lo reconocen. “En efecto – afirmó el Pontífice – hay diferencia entre conocer y reconocer: podemos conocer varias cosas de una persona, hacernos una idea, fiarnos de lo que dicen los demás, quizá de vez en cuando verla por el barrio, pero todo esto no basta. Se trata de un conocer superficial, que no reconoce la unicidad de una persona. Es un riesgo que todos corremos: pensamos que sabemos mucho de una persona, la etiquetamos y la encerramos en nuestros prejuicios”.

“Los paisanos de Jesús lo conocen desde hace treinta años y piensan que lo saben todo; en realidad, no se han dado nunca cuenta de quién es realmente. Se detienen en la exterioridad y rechazan la novedad de Jesús”

Es necesario abrirse a la novedad y dejarse sorprender

Esto sucede, señaló el Santo Padre, cuando hacemos que prevalezca la comodidad de la costumbre y la dictadura de los prejuicios, así es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender. “Al final sucede que muchas veces, de la vida, de las experiencias e incluso de las personas – subrayó el Pontífice – buscamos solo confirmación a nuestras ideas y a nuestros esquemas, para nunca tener que hacer el esfuerzo de cambiar”. Puede suceder también con Dios, precisamente a nosotros creyentes, a nosotros que pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre.

“Sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”

¿Por qué los paisanos de Jesús no lo reconocen y no creen en Él?

Finalmente, el Papa Francisco se pregunta: ¿Cuál es el motivo por el que no reconocen y no creen en Jesús? Podemos decir, en pocas palabras, afirmó el Papa, que no aceptan el escándalo de la Encarnación. “Es escandaloso que la inmensidad de Dios se revele en la pequeñez de nuestra carne, que el Hijo de Dios sea el hijo del carpintero, que la divinidad se esconda en la humanidad, que Dios habite en el rostro, en las palabras, en los gestos de un simple hombre”. He aquí el escándalo: la encarnación de Dios, su concreción, su “cotidianidad”. En realidad, es más cómodo un dios abstracto y distante, que no se entromete en las situaciones y que acepta una fe lejana de la vida, de los problemas, de la sociedad. O nos gusta creer en un dios “de efectos especiales”, que hace solo cosas excepcionales y da siempre grandes emociones.

“Dios se ha encarnado: humilde, tierno, escondido, se hace cercano a nosotros habitando la normalidad de nuestra vida cotidiana. Y entonces, como los paisanos de Jesús, corremos el riesgo de que, cuando pase, no lo reconozcamos, es más, nos escandalizamos de Él”

Vuelvo a aquella hermosa frase de San Agustín: "Tengo miedo de Dios, del Señor, cuando pasa. Pero, Agustín, ¿por qué tienes miedo? Tengo miedo de no reconocerlo. Tengo miedo del Señor cuando pasa. Timeo Dominum transeuntem". No lo reconocemos de hecho, nos escandalizamos de Él, pensamos como nuestro corazón con esta realidad.

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Reflexionando sobre la carta de San Pablo a los Gálatas, la cual aborda en profundidad los conflictos que atravesaban las comunidades cristianas de aquella época, el Papa explicó en su catequesis de hoy, la importancia de "volar alto" hacia lo esencial de las cosas, en busca de la verdad y la libertad que caracteriza a los cristianos. "Dejémonos conducir por esta conciencia: la gracia de Dios transforma nuestra existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio", dijo Francisco.

Ciudad del Vaticano .- La mañana del miércoles 30 de junio el Papa Francisco celebró la última Audiencia General del mes y su respectiva catequesis centrada en la Carta de San Pablo a los Gálatas en la que se refleja que los cristianos de aquella época se encuentran en conflicto sobre cómo vivir la fe.

En este contexto, el Santo Padre explica que el apóstol empieza a escribir su Carta recordándoles las relaciones pasadas, "el malestar por la distancia y el amor inmutable que tiene por cada uno de ellos" y hace hincapié en que Pablo se preocupa porque la comunidad siga el camino correcto, comportándose como un padre que tiene una intención muy clara: "reafirmar la novedad del Evangelio, que los Gálatas han recibido de su predicación, para construir la verdadera identidad sobre la que fundar la propia existencia".

San Pablo: verdadero apóstol por la "llamada de Dios"

En este contexto, el Pontífice señala que el apóstol “vuela alto” y a través de esta carta, nos indica también a nosotros cómo comportarnos cuando se crean conflictos dentro de la comunidad eclesial, sin detenerse en la superficialidad de los problemas, sino más bien, profundizando en la raíz de ellos, porque "lo que está en juego es la verdad del Evangelio y la libertad de los cristianos, que es parte integrante del mismo".

Asimismo, Francisco destaca que en primer lugar, Pablo se siente en el deber de recordar a los Gálatas que es un verdadero apóstol "no por mérito propio", sino por la llamada de Dios.

“Él mismo cuenta la historia de su vocación y conversión, que coincide con la aparición de Cristo Resucitado durante el viaje hacia Damasco (cfr Hch 9,1-9). «Encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres» (Gal 1,13-14)”

Dejar que nuestras vidas sean transfromadas

Igualmente, el Papa señala que es fundamental dejar que nuestras vidas sean transformadas por la mano de Dios, tal y como argumenta el apóstol en su carta, subrayando, por un lado, que había perseguido ferozmente a la Iglesia, había sido un «blasfemo, un perseguidor y un insolente» (1 Tm 1,13); y por otro, evidenciando la misericordia de Dios con él, que le lleva a vivir una transformación radical, bien conocida por todos:

“Es como si quisiera decir a los gálatas que él podría ser de todo menos apóstol. Había sido educado desde niño para ser un irreprensible observador de la ley mosaica, y las circunstancias le habían llevado a combatir los discípulos de Cristo. Sin embargo, sucedió algo inesperado: Dios, con su gracia, le había revelado a su Hijo muerto y resucitado, para que él se convirtiera en anunciador en medio de los paganos (cfr Gal 1,15-6)”

"¡Los caminos del Señor son inescrutables!"

Es por ello que el Santo Padre destaca el misterio con el que Dios actúa y marca, a través de un encuentro, la existencia de quienes abren sus corazones para Él.

"¡Los caminos del Señor son inescrutables! Lo tocamos con la mano cada día, pero sobre todo si pensamos en los momentos en los que el Señor nos ha llamado!",afirma Francisco indicando que nunca debemos olvidar el tiempo y la forma en la que Dios ha entrado en nuestra vida:

“Tener fijo en el corazón y en la mente ese encuentro con la gracia, cuando Dios ha cambiado nuestra existencia. Cuántas veces, delante de las grandes obras del Señor, surge de forma espontánea la pregunta: ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para realizar su voluntad? Sin embargo, no hay nada casual, porque todo ha sido preparado en el diseño de Dios. Él teje nuestra historia y, si nosotros correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta”

La llamada conlleva siempre una misión

El Papa finalizó su alocución puntualizando que la llamada del Creador conlleva siempre una misión a la que estamos destinados; por esto se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía y nos sostiene con su gracia: "Dejémonos conducir por esta conciencia: su gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio", concluyó.

A continuación compartimos el texto integral de la síntesis del la catequesis del Papa pronunciada en español:

Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos nuestras consideraciones sobre la Carta a los Gálatas. San Pablo escribe a los cristianos de Galacia con la preocupación de un padre, consciente de que están en conflicto sobre el modo de vivir la fe. Para ayudarlos, el Apóstol, profundo conocedor del misterio de Cristo, no se queda en la superficie sino que va a lo esencial: les recuerda sus orígenes, cuando recibieron el Evangelio por medio de su predicación y conocieron al Señor, el único da la vida verdadera.

Pablo también les comparte su propio testimonio, recordando la historia de su vocación y de su conversión. Quiere dejar en claro que Dios no lo llamó porque él lo mereciera, sino por pura gratuidad y misericordia. El Apóstol también describe con elocuencia el contraste de su vida, en la que pasó de ser perseguidor de los cristianos a convertirse en discípulo de Jesucristo. Dios lo llamó por medio de su gracia y le reveló a su Hijo, dándole la misión de anunciarlo a todas las gentes.

Al final de la Carta se explicita que el núcleo de la discusión entre los gálatas era la circuncisión, es decir, la principal tradición judía. Pero Pablo ahonda más en la cuestión, porque se da cuenta que lo que verdaderamente está en juego no es un asunto secundario, sino la verdad del Evangelio y la libertad de los cristianos. El Apóstol nos enseña también a nosotros a “volar alto” y nos indica cómo comportarnos cuando surgen problemas en la comunidad eclesial.

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Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que nos ayude a tener presente su paso en nuestra vida y a responder con disponibilidad y confianza a la vocación recibida, sabiendo que es Él mismo quien que nos llama, nos sostiene con su gracia y nos envía a los hermanos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

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A la hora del rezo del Ángelus el Papa Francisco reflexionó sobre dos momentos que presenta el Evangelio de hoy y que muestran a Jesús venciendo la muerte y la enfermedad mediante el amor, que es capaz de sanar la vida. El Santo Padre recordó que la peor enfermedad no es la pandemia, sino la falta de amor. Por ello, exhortó a todos a dejar que Jesús "mire nuestros corazones y los sane", abandonando las apariencias y los prejuicios, saliendo al encuentro de los hermanos marginados.

Ciudad del Vaticano. - El domingo 27 de junio el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano junto a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

Reflexionando sobre la lectura del Evangelio dominical (cf. Mc 5,21-43) el Santo Padre analizó el momento en el que Jesús "se tropieza con nuestras dos situaciones más dramáticas" como humanidad, la muerte y la enfermedad.

De ellas -añadió Francisco- libera a dos personas: una niña, que muere justo cuando su padre ha ido a pedir ayuda a Jesús; y una mujer, que desde hace muchos años padece un flujo de sangre en su cuerpo, lo cual en aquella época la convertía socialmente en una mujer "impura".

En este sentido, el Papa explicó que Jesús "se deja tocar por nuestro dolor y nuestra muerte, y obra dos signos de curación para decirnos que ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra. Nos dice que la muerte no es el final. Vence a este enemigo, del que solos no podemos liberarnos".

La peor enfermedad de la vida es la falta de amor

Centrándose en la curación de la mujer, especialmente en este momento en que la enfermedad sigue ocupando el centro de las noticias en el marco de la pandemia, el Pontífice subrayó que la peor enfermedad de la vida "es la falta de amor y no poder amar", algo de lo que seguramente ella sufría al ser marginada y tener su corazón herido.

Francisco hizo hincapié en que todos podemos identificarnos, de alguna forma, con esta mujer de la cual el Evangelio no revela su nombre:

    “El texto dice que había probado muchas curas, y gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor (v. 26). También nosotros, ¿cuántas veces nos arrojamos sobre remedios equivocados para saciar nuestra falta de amor? Pensamos que el éxito y el dinero nos hacen felices, pero el amor no se compra. Nos refugiamos en lo virtual, pero el amor es concreto, no es apariencia”

De ahí la importancia del gesto ejemplar de la mujer, quien ante todo este sufrimiento, finalmente, elige a Jesús y se abalanza entre la multitud para tocar su manto: "Busca el contacto directo y físico con Jesús".

Buscar la mirada de Jesús

Asimismo, el Papa destacó que en esta época, hemos comprendido, más profundamente, lo importantes que son el contacto y las relaciones.

    “Lo mismo ocurre con Jesús: a veces nos contentamos con observar algún precepto y repetir oraciones, pero el Señor espera que nos encontremos con Él, que le abramos el corazón, que toquemos su manto como la mujer para sanar. Porque, al entrar en intimidad con Jesús, se curan nuestros afectos. Esto es lo que quiere Jesús”

Para Francisco, es fundamental buscar la mirada de Jesús, como lo hizo aquella mujer en medio de su angustia, ya que, como nos dice el Evangelio, "Él no mira a la muchedumbre, sino a la persona. No se detiene ante las heridas y los errores del pasado, va más allá de los pecados y los prejuicios. No se queda en las apariencias, llega al corazón. Y la cura precisamente a ella, a la que habían rechazado  todos. Con ternura la llama 'hija'(v. 34) y alaba su fe, devolviéndole la confianza en sí misma".

Una caricia a los heridos en el corazón

El Santo Padre concluyó su alocución exhortando a dejar que "Jesús mire y sane nuestros corazones", y también invitó a imitar al Hijo de Dios, "actuando como hizo Él", ya que muchas personas que viven a nuestro alrededor se sienten heridas, solas y necesitan sentirse amadas:

    “Jesús te pide una mirada que no se quede en las apariencias, sino que llegue al corazón; que no juzgue, sino que acoja. Porque sólo el amor sana la vida. Que la Virgen, Consuelo de los afligidos, nos ayude a llevar una caricia a los heridos en el corazón que encontremos en nuestro camino”

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Ciudad del Vaticano. - El Santo Padre comenzó un nuevo ciclo de catequesis para reflexionar acerca de algunos temas que el Apóstol Pablo presenta en su Carta a los Gálatas, puesto que, como explicó, no sólo permite conocer la vida del Apóstol, sino que invita a profundizar en algunas cuestiones actuales en la vida de la Iglesia. Y al recordar que la semana próxima celebraremos la fiesta de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, Francisco invitó a pedir al Señor, por su intercesión, que nos ayude a abrirnos a su gracia

En su audiencia general de esta mañana, celebrada en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico, ante un número reducido de fieles y peregrinos de diversos países, el Santo Padre, después de un largo itinerario dedicado a la oración, comenzó un nuevo ciclo de catequesis para reflexionar acerca de algunos temas que el Apóstol Pablo presenta en su Carta a los Gálatas.
Libertad, gracia y modo de vida cristiano

Hablando en nuestro idioma, el Papa explicó que esta Carta, por una parte, ayuda a conocer mejor la vida del Apóstol, incluyendo su conversión y su seguimiento de Jesús. A la vez que, por otra parte, nos invita a profundizar en algunas cuestiones importantes que plantea y que, según el Santo Padre, también son actuales hoy en la Iglesia, tales como la cuestión de la libertad, la gracia y el modo de vida cristiano.
San Pablo advirtió un peligro…

Al resumir la vida del Apóstol, el Pontífice destacó que tras fundar algunas comunidades en la región de Galacia, San Pablo advirtió un peligro, puesto que comenzaban “a infiltrarse algunos cristianos provenientes del judaísmo que exponían teorías contrarias, y se presentaban como los únicos poseedores de la verdad, sembrando confusión y división”.

    “Lo que nosotros debemos notar es la preocupación pastoral de Pablo que, después de haber fundado estas Iglesias, se da cuenta de un gran peligro que corren para su crecimiento en la fe”

Esas primeras y pequeñas comunidades – prosiguió el Papa – gracias al Apóstol “habían conocido la vida nueva y la libertad en Cristo”, sin embargo, “a partir de ese momento y ante estas críticas y tensiones, su fe comenzó a tambalear”.
Los dueños de la verdad

También hoy, como en aquellos tiempos, algunos presentan el cristianismo como si fueran los ‘dueños de la verdad’, con la tentación de encerrarse en algunas formas y tradiciones del pasado, como posible solución para las crisis

Por esta razón Francisco afirmó que frente a “esta tentación”, la enseñanza que nos da el Apóstol en la Carta a los Gálatas es que “sigamos el camino liberador y siempre nuevo de Jesús crucificado y resucitado” y que:

    “Continuemos la vía del anuncio, que se realiza por medio de la humildad y la fraternidad; y que lo hagamos confiados, con la certeza de que el Espíritu Santo siempre actúa y guía a la Iglesia”

Saludos del Papa

    “Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor, por intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo, que celebraremos la próxima semana, que nos ayude a abrirnos a su gracia, para poder ver, juzgar y actuar desde la verdad y la libertad que proceden del encuentro con Cristo. Que Dios los bendiga. Muchas gracias”

A los queridos hermanos y hermanas de lengua portuguesa el Papa les pidió que recuerden siempre que “el anuncio del Evangelio se hace con humildad y fraternidad, no imponiendo, sino mostrando el camino a seguir”.

En su saludo cordial a los peregrinos francófonos, Francisco le dijo que el camino liberador que nos indica San Pablo “es el camino, siempre nuevo, de Jesús muerto y resucitado, el camino de la confianza mansa y obediente, en la certeza de que el Espíritu Santo actúa en cada época de la Iglesia”.

Al recordar a los fieles de habla inglesa la celebración, mañana, de la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, Francisco les sugirió imitar el humilde testimonio de quien señaló al Cordero de Dios. E invocó sobre todos ellos y sus familias la alegría y la paz del Señor.

Dirigiéndose a los queridos hermanos y hermanas polacos, el Papa Francisco se unió en oración a quienes sufrieron por el incendio que se produjo el sábado pasado en Nowa Biała, en el que “gracias a Dios no hubo muertos”.

    “Pedimos la gracia del consuelo, del apoyo y de la solidaridad humana para los que han perdido sus casas y sus bienes”

Y antes de bendecirlos de corazón les deseó a todos ellos y a sus seres queridos que transcurran un verano tranquilo, vivido en la presencia de Dios, en el Espíritu Santo.

A los peregrinos de lengua alemana el Santo Padre les deseó que el ejemplo de celo misionero de San Pablo los impulse “a anunciar y vivir la verdad del Evangelio con alegría” y que “el Espíritu Santo los mantenga siempre unidos como fieles servidores del Señor Jesús”.

En su saludo a los fieles de habla árabe Francisco les recordó que el camino que debemos seguir para llegar al Señor “es el camino liberador y siempre nuevo de Jesús crucificado y resucitado; es el del anuncio, que se realiza a través de la humildad y la fraternidad; es el de la confianza mansa y obediente, pero siempre con la ayuda del Espíritu Santo que actúa en cada época de la Iglesia”.

Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, el Papa les recordó que mañana es la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista, “enviado por Dios para dar testimonio de la luz y preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

San Juan Bautista

    “Por su intercesión deseo para cada uno de ustedes abundantes gracias, para que se fortalezcan sus generosos propósitos de fidelidad a la llamada del Señor”

Por último, el Papa dirigió sus pensamientos a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, a quienes les dijo:

    “Al tiempo que los exhorto a renovar sus propósitos de generoso testimonio cristiano, invoco sobre cada uno la continua asistencia del Señor”

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Ciudad del Vaticano. - El Santo Padre al comentar el Evangelio de este domingo, y antes de rezar a la Madre de Dios con los fieles que se dieron cita este mediodía en la Plaza de San Pedro, dijo que al igual que los discípulos, “asaltados por las pruebas de la vida”, solemos sentirnos “asfixiados por el miedo” y “corremos el riesgo de perder de vista lo más importante”: Que en la barca, “aunque esté dormido, Jesús está allí”. Al final de la oración mariana, el llamamiento por la paz en Myanmar y un pensamiento por el Día Mundial del Refugiado

Antes de rezar el Ángelus dominical, el Papa Francisco comentó el Evangelio de este 20 de junio, en el que san Marcos relata el episodio de la tormenta que Jesús calmó ante la sorpresa de los discípulos llenos de miedo.

“Maestro, ¿no te importa que estemos perdidos?”

El Santo Padre dijo al respecto que muchas veces también nosotros, “asaltados por las pruebas de la vida”, le hemos gritado al Señor: "¿Por qué permaneces en silencio y no haces nada por mí?, especialmente cuando sentimos que nos hundimos, porque el amor o el proyecto en el que habíamos puesto grandes esperanzas se desvanece”.

Cuando nos faltan las fuerzas

Francisco dijo que lo mismo hacemos cuando estamos a merced de las “insistentes olas de la ansiedad”; o cuando “nos sentimos abrumados por los problemas o perdidos en medio del mar de la vida, sin rumbo y sin puerto”. E incluso  en los momentos en que nos faltan las fuerzas para seguir adelante porque nos falta el trabajo, o ante un “diagnóstico inesperado” que nos hace temer por nuestra salud o por la de un ser querido.

Corremos el riesgo de perder de vista lo más importante

En estas situaciones y en muchas otras – prosiguió  explicando el Papa –solemos sentirnos “asfixiados por el miedo” y, al igual que los discípulos, “corremos el riesgo de perder de vista lo más importante”, a saber: que en la barca, “aunque esté dormido, Jesús está allí”.

El sueño del Señor nos hace despertar

    “Su sueño, si por un lado nos asombra, por otro nos pone a prueba. El Señor, de hecho, espera que lo involucremos, que lo invoquemos, que lo pongamos en el centro de lo que vivimos”

Después de afirmar que el sueño de Jesús “nos hace despertar”, porque, para ser discípulos de Jesús, “no basta con creer que Dios existe”, sino que “hay que implicarse con Él, hay que alzar también la voz con Él, clamarle a Él”, el Papa invitó a preguntarnos hoy:

    “¿Cuáles son los vientos que soplan en mi vida, cuáles son las olas que dificultan mi navegación?”

Aferrarnos al Señor contra las olas de la vida

De ahí su consejo de contarle todo a Jesús, dado que Él así lo desea, y quiere que “nos aferremos a Él para encontrar refugio contra las olas de la vida”.

No nos bastamos a nosotros mismos

Al recordar que el Evangelio dice que los discípulos se acercaron a Jesús para despertarlo y hablarle, Francisco dijo que “éste es el principio de nuestra fe”:

    “Reconocer que por nosotros mismos no somos capaces de mantenernos a flote, que necesitamos a Jesús como los marineros de las estrellas para encontrar nuestro rumbo”

A la vez que añadió que “la fe empieza por creer que no nos bastamos a nosotros mismos, por sentirnos necesitados de Dios”. De manera que cuando “superamos la tentación de encerrarnos en nosotros mismos” y superamos esa “falsa religiosidad” que indica que no hay que “molestar a Dios”, en realidad, cuando clamamos a Él, “puede obrar maravillas en nosotros”.

“La fuerza mansa y extraordinaria de la oración realiza milagros”

Hacia el final de su alocución el Santo Padre dijo que el episodio de Jesús que, implorado por los discípulos, calma el viento y las olas, nos plantea otra pregunta: “¿Por qué están con tanto miedo? ¿Cómo no tienen fe? Los discípulos se habían dejado llevar por el miedo, porque se habían quedado mirando las olas en vez de mirar a Jesús”.

    “También para nosotros es así: ¡cuántas veces nos quedamos mirando los problemas en vez de ir al Señor y dejarle a Él nuestras preocupaciones! ¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón, en el fondo de la barca de la vida, para despertarlo sólo en el momento de la necesidad!”

Y concluyó sugiriendo pedir hoy “la gracia de una fe que no se canse de buscar al Señor, de llamar a la puerta de su Corazón”.

    “Que la Virgen María, que en su vida nunca dejó de confiar en Dios, despierte en nosotros la necesidad vital de encomendarnos a Él cada día”

Llamamiento por Myanmar y Día Mundial del Refugiado

Al final de la oración mariana, Francisco unió su voz a la de los obispos de Myanmar, intérpretes del grito de dolor de una población  probada también por el hambre. "Que el corazón de Cristo -dijo- toque los corazones de todos, llevando la paz a Myanmar. A continuación, el pensamiento del Pontífice se dirigió a la Jornada Mundial del Refugiado, promovida por las Naciones Unidas. El Papa invitó a mirar a los que huyen de las guerras y la violencia y a "su valiente resiliencia" para hacer crecer "una comunidad más humana". Por último, el saludo a los fieles y, en particular, a la Asociación de Guías y Scouts Católicos Italianos; a la delegación de Madres educadoras de las escuelas italianas y a los jóvenes del Centro "Padre Nuestro" de Palermo, fundado por el Beato Don Puglisi.

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