Ciudad del Vaticano. - “Cuanto más sentimos que el corazón está agitado, cuanto más advertimos en nuestro interior nerviosismo, intolerancia, rabia, más debemos pedir al Señor el Espíritu de la paz”. Palabras del Papa a la hora del rezo del Regina Coeli, meditando sobre la promesa de Jesús: “Les dejo la paz, les doy mi paz”. “Aprendamos a decir cada día: ‘Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo’”, animó Santo Padre, que exhortó a pedirlo también para los demás.

«Les dejo la paz, les doy mi paz». Las frases de Jesús en la última cena, fueron el centro de la reflexión del Papa Francisco sobre el Evangelio del Día, que, como cada domingo se asomó desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano para rezar junto con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro la oración a la Madre de Dios.

Se muere como se ha vivido

Jesús – dijo el Santo Padre - se despide con palabras que expresan afecto y serenidad, pero lo hace en un momento que no es precisamente sereno: Judas ha salido para traicionarlo, Pedro está a punto de negarlo y casi todos los demás lo abandonarán. "El Señor lo sabe, y con todo no reprocha, no usa palabras severas, no pronuncia discursos duros. En vez de mostrar agitación, permanece afable hasta el final".

El Santo Padre recordó seguidamente un proverbio que dice que “se muere como se ha vivido”. Y constató que, en efecto, “las últimas horas de Jesús son como la esencia de toda su vida”.

Experimenta miedo y dolor, pero no deja espacio al resentimiento y a la protesta. No se deja llevar por la amargura, no se desahoga, no es incapaz de soportar. Está en paz, una paz que proviene de su corazón manso, habitado por la confianza. De ahí surge la paz que Jesús nos deja. Porque no se puede dejar la paz a los demás si uno no la tiene en sí mismo. No se puede dar paz si no se está en paz.

Un testimonio que vale más que mil palabras

Con esta frase, Jesús, continuó diciendo el Santo Padre "demuestra que la mansedumbre es posible". Él la ha encarnado precisamente en el momento más difícil; y desea que también nos comportemos así nosotros, que somos los herederos de su paz. Nos quiere mansos, abiertos, disponibles para escuchar, capaces de aplacar las disputas y tejer concordia. Esto – aseguró el Papa - es dar testimonio de Jesús, y vale más que mil palabras y que muchos sermones.

Preguntémonos si, en los lugares en los que vivimos, nosotros, los discípulos de Jesús, nos comportamos así: ¿Aliviamos las tensiones, apagamos los conflictos? ¿Tenemos una mala relación con alguien, estamos siempre preparados para reaccionar, para estallar, o sabemos responder con la no violencia, sabemos responder con gestos y palabras de paz? ¿Cómo reacciono yo? Que cada uno se pregunte.

Tras esta invitación al discernimiento, el Pontífice reconoció que, ciertamente, esta mansedumbre “no es fácil”. De hecho, constató cuán difícil es “desactivar los conflictos”. Pero es precisamente aquí que, según el Sucesor de Pedro, “viene en nuestra ayuda la segunda frase de Jesús: Les doy mi paz”.

Jesús sabe que nosotros solos no somos capaces de custodiar la paz, que necesitamos una ayuda, un don. La paz, que es nuestro compromiso, es ante todo don de Dios. En efecto, Jesús dice: «Les doy mi paz, pero no como la da el mundo». ¿Qué es esta paz que el mundo no conoce y que el Señor nos dona? Es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Jesús.

La fuerza de paz de Dios

Sucede que, tal como enseñó el Papa, el Espíritu Santo es “la presencia de Dios en nosotros, la ‘fuerza de paz’ de Dios”.

Es Él, el Espíritu Santo, quien desarma el corazón y lo llena de serenidad. Es Él, el Espíritu Santo, quien deshace las rigideces y apaga la tentación de agredir a los demás. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos recuerda que junto a nosotros hay hermanos y hermanas, no obstáculos y adversarios. Es Él, el Espíritu Santo quien nos da la fuerza para perdonar, para recomenzar, para volver a partir. Y con Él, con el Espíritu Santo, nos transformamos en hombres y mujeres de paz.

Invoquemos al Espíritu Santo

Por todo ello, el Santo Padre Francisco reiteró que “ningún pecado, ningún fracaso, ningún rencor debe desanimarnos a la hora de pedir con insistencia el don del Espíritu Santo” puesto que “cuanto más sentimos que el corazón está agitado, cuanto más advertimos en nuestro interior nerviosismo, intolerancia, rabia, más debemos pedir al Señor el Espíritu de la paz”.

“Aprendamos a decir cada día: ‘Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo’”, animó, exhortando a pedirlo también “para quienes viven junto a nosotros, para quienes encontramos todos los días y para los responsables de las naciones”.

Que la Virgen – concluyó- nos ayude a acoger al Espíritu Santo para ser constructores de paz.

Los pensamientos del Papa tras el Regina Coeli

También recordó que hoy tiene inicio la Semana Laudato si’, para escuchar cada vez con más atención el grito de la Tierra, que nos impulsa a actuar juntos en el cuidado de nuestra casa común, y agradeció al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y a las numerosas organizaciones que adhieren, invitando a todos a participar.

Recordó también que el próximo martes se conmemora la Santísima Virgen María Auxiliadora, especialmente sentida por los católicos de China, que veneran a la Auxiliadora como su Patrona, y tras expresar que vive con atención y participación la vida y las vicisitudes de los fieles y pastores, a menudo complejas, aseguró que reza por ellos cada día. “Los invito a unirse a mí en esta oración, para que la Iglesia en China, en libertad y tranquilidad, pueda vivir en comunión efectiva con la Iglesia universal y ejercer su misión de anunciar el Evangelio a todos, ofreciendo así también una contribución positiva al progreso espiritual y material de la sociedad”, añadió.

Por último, en el saludar a quienes en Roma participaron del acto “Escojamos la vida”, les agradeció por su compromiso en favor de la vida de la objeción de conciencia, cuyo ejercicio, observó, se intenta a menudo "limitar". “Por desgracia, en los últimos años se ha producido un cambio en la mentalidad común y hoy nos inclinamos cada vez más a pensar que la vida es un bien a nuestra total disposición, que podemos elegir manipular, hacer nacer o morir a nuestro antojo, como resultado exclusivo de una elección individual. Recordemos que la vida es un don de Dios”, lamentó el Santo Padre, que reiteró que la vida “siempre es sagrada e inviolable”, y que “no podemos silenciar la voz de la conciencia”.

Publicado en RELIGIÓN

El Papa Francisco, en su audiencia general de hoy, continuó con la serie de catequesis dedicada a la vejez y concluyó el libro de Job del Evangelio. La protesta de Job a Dios nos enseña a ser libres al momento de orar, protestarle a Dios, y Él en el silencio nos escucha

Ciudad del Vaticano. - El Papa Francisco, en su catequesis de hoy dedicada a la vejez, recordó la figura de Job, como testigo de la fe que no acepta una “caricatura” de Dios, más bien le “grita”, le protesta a Dios “frente al mal, para que Dios responda y revele su rostro. Y Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente -dijo el Papa- muestran a Job su gloria, pero sin aplastarlo, es más, con soberana ternura".

El Papa en su Catequesis, recuerda la manera de rezar de Job, protestando a Dios, pero sin considerarlo un perseguidor. Al respecto, el Papa dijo a los fieles presentes, que protestarle a Dios es una forma de rezar, los niños o los jóvenes le protestan a los padres, es una forma de llamar la atención y pedirles que se ocupen de ellos:

“Si tienes en tu corazón alguna llaga, algún dolor y tienes ganas de protestar, protesta también [contra] Dios, Dios te escucha, Dios es Padre, Dios no se asusta por nuestra oración de protesta, ¡no! Dios lo entiende. Pero sé libre, sé libre en tu oración, no aprisiones tu oración en patrones preconcebidos. ¡No! La oración debe ser así, espontánea, como la de un hijo con su padre, que le cuenta todo lo que le viene a la boca porque sabe que su padre le entiende”.

Las pruebas de Job

Francisco dijo que el libro de Job representa de “forma dramática y ejemplar lo que en la vida sucede realmente. Es decir, que sobre una persona, sobre una familia o sobre un pueblo se derriban pruebas demasiado pesadas, desproporcionadas respecto a la pequeñez y fragilidad humana. En la vida a menudo, come se dice, “llueve sobre mojado”. Y algunas personas se ven abrumadas por una suma de males que parece verdaderamente excesiva e injusta”.

Cada  uno de nosotros nos hemos impresionado del grito, de personas que conocemos, que son así:  

“Todos hemos conocido personas así. Nos ha impresionado su grito, pero a menudo nos hemos quedado también admirados frente a la firmeza de su fe y de su amor. Pienso en los padres de niños con graves discapacidades, o en quien vive una enfermedad permanente o al familiar que está al lado… Situaciones a menudo agravadas por la escasez de recursos económicos. En ciertas coyunturas de la historia, este cúmulo de pesos parecen darse como una cita colectiva. Es lo que ha sucedido en estos años con la pandemia del Covid-19 y lo que está sucediendo ahora con la guerra en Ucrania”.

Al respecto, el Papa confirmó que no podemos justificar estos “excesos” como una racionalidad superior de la naturaleza y de la historia, ni tampoco bendecirlos religiosamente como respuesta justificada a las culpas de las víctimas, que se lo han merecido.

La protesta a Dios es una forma de rezar

Es “una especie de derecho de la víctima a la protesta, en relación con el misterio del mal, derecho que Dios concede a cualquiera, es más, que Él mismo, después de todo, inspira. El “silencio” de Dios, en el primer momento del drama, significa esto. Dios no va a rehuir la confrontación, pero al principio deja a Job el desahogo de su protesta. Quizás, a veces, deberíamos aprender de Dios este respeto y esta ternura”.   Y a Dios no le gusta esa enciclopedia -llamémosla así- de explicaciones, de reflexión que hacen los amigos de Job. Aseveró Francisco, ese es el jugo del lenguaje, que no es el correcto: es esa religiosidad la que explica todo, pero el corazón permanece frío. A Dios no le gusta eso. Le gusta más la protesta de Job o el silencio de Job.

Dios nos guarde del pietismo hipócrita y presuntuoso

Repasando el pasaje bíblico, el Pontífice recuerda a los amigos de Job, que cuando los necesitaba, en vez de consolarlo, se dedicaron a juzgarlo con esquemas preconcebidos:

“Cuando finalmente Dios toma la palabra, Job es alabado porque ha comprendido el misterio de la ternura de Dios escondida detrás de su silencio. Dios reprende a los amigos de Job que suponían que sabían todo, de Dios y del dolor y, habiendo venido a consolar a Job, terminaron juzgándolo con sus esquemas preconcebidos. ¡Dios nos guarde de este pietismo hipócrita y presuntuoso! ¡Dios nos preserve de esa religiosidad moralista y de esa religiosidad de preceptos que nos da cierta presunción y te lleva al fariseísmo y a la hipocresía!”

La protesta de Job y el silencio de Dios

Dios se expresa con ira contra los amigos de Job, pero no los castiga porque Job intercede por ellos. La declaración de Dios nos sorprende, afirmó el Santo Padre, porque hemos leído las páginas encendidas de la protesta de Job, que nos han dejado consternados. “Sin embargo - dice el Señor - Job ha hablado bien, porque se ha negado a aceptar que Dios es un “Perseguidor”. Y como recompensa, Dios le devuelve a Job el doble de todos sus bienes, después de pedirle que ore por esos malos amigos suyos”, Job, incluso cuando estaba enojado contra Dios, ha negado que sea un perseguidor, lo busca, señaló Francisco:

“El punto de inflexión de la conversión de la fe se produce precisamente en el culmen del desahogo de Job, donde dice: «Yo sé que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará, sobre el polvo. Tras mi despertar me alzará junto a él, y con mi propia carne veré a Dios. Yo, sí, yo mismo le veré, mis ojos le mirarán, no ningún otro» (19,25-27)”.

Podemos interpretarlo así, dijo el Papa: “Este pasaje es hermoso. Me recuerda el final de ese brillante oratorio de Haendel, el Mesías, después de esa celebración del Aleluya la soprano canta lentamente este pasaje: 'Sé que mi Redentor vive', con paz. Y así, después de todo este asunto del dolor y la alegría de Job, la voz del Señor es otra cosa. "Sé que mi Redentor vive": es algo hermoso. Podemos interpretarlo así: 'Dios mío, sé que Tú no eres el Perseguidor. Mi Dios vendrá y me hará justicia. Es una simple fe en la resurrección de Dios, una simple fe en Jesucristo, una simple fe en que el Señor siempre nos espera y vendrá”.

La sabiduría de la vejez

El Papa nos recordó que la profesión de fe de Job – que emerge precisamente en su incesante llamamiento a Dios, a una justicia suprema – se completa al final con la experiencia casi mística que le hace decir: «Yo te conocía solo de oídas, más ahora te han visto mis ojos» (42,5). Y exclamó el Papa, que muchas personas, después de una experiencia mala, algo oscura, cedemos y conocemos a Dios mejor que antes. Y decimos, como Job:

"Que te conocía un poco de memoria, o de oídas, pero ahora te he visto, porque a ti te he conocido. Este testimonio es especialmente creíble si la vejez lo asume, en su progresiva fragilidad y pérdida. ¡Las personas mayores han visto mucho en la vida! Y también han visto la inconsistencia de las promesas de los hombres. Hombres de derecho, hombres de ciencia, hombres de religión incluso, que confunden al perseguidor con la víctima, imputando a esta toda la responsabilidad de su dolor. ¡Se equivocan!"

Por eso, el Pontífice aseveró que los ancianos que encuentran el camino de este testimonio, que convierte el resentimiento por la pérdida en tenacidad para seguir la promesa de Dios -hay un cambio, no es así, del resentimiento por la pérdida a la tenacidad para seguir la promesa de Dios-, estos ancianos, dijo por último, son una guarnición insustituible para la comunidad a la hora de afrontar el exceso de maldad:

"La mirada de los creyentes que se dirigen al Crucificado aprende precisamente esto. Que lo aprendamos también nosotros, de tantos abuelos y abuelas, de tantos ancianos que, como María, unen su oración, a veces desgarradora, a la del Hijo de Dios que en la cruz se entrega al Padre. Miremos a los ancianos, miremos a los ancianos, a las ancianas, a los viejitos; mirémoslos con amor, miremos su propia experiencia que han sufrido tanto en la vida, que han aprendido, tanto en la vida, que [han] pasado, por tanto, y cómo al final tienen esta paz, una paz -diría- casi mística, que es la paz del encuentro con Dios, que pueden decir 'te conocía de oídas, pero ahora mis ojos te han visto'. Que estos ancianos se parezcan a esa paz del hijo de Dios en la cruz que se entrega al Padre".

Publicado en RELIGIÓN

Jesús busca una cálida amistad con nosotros, una confidencia, una intimidad. Y quiere donarnos un conocimiento nuevo y maravilloso: el de sabernos siempre amados por Él y, por tanto, nunca nos deja solos, ni siquiera en las adversidades de la vida. Lo dijo el Santo Padre antes de rezar el Regina Caeli de este domingo en que explicó el significado de los tres verbos: escuchar, conocer y seguir del Evangelio del día

A la hora del Regina Caeli de este 8 de mayo, IV Domingo de Pascua, en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Santo Padre comentó el conocido Evangelio propuesto por la Liturgia del día en que San Juan nos habla del vínculo que hay entre el Señor y cada uno de nosotros con la imagen tierna y hermosa del pastor que está con las ovejas.

El Papa se refirió a los tres verbos que caracterizan este concepto en que el Maestro dice: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen”: “Escuchar, conocer, seguir. Veamos estos tres verbos”, dijo Francisco y explicó que, en primer lugar, “la iniciativa viene siempre del Señor; todo parte de su gracia: es Él que nos llama a la comunión con Él. Pero esta comunión nace si nosotros nos abrimos a la escucha”.

Disponibilidad, docilidad y tiempo dedicado al diálogo

Al destacar que “escucha significa disponibilidad, docilidad, tiempo dedicado al diálogo”, el Obispo de Roma afirmó:

    “Hoy estamos abrumados por las palabras y por la prisa de tener que decir o hacer algo siempre. ¡Cuánto cuesta escucharse!¡En la familia, en la escuela, en el trabajo, incluso en la Iglesia! Pero para el Señor sobre todo es necesario escuchar”

Teniendo en cuenta que “Él es la Palabra del Padre y el cristiano es hijo de la escucha, llamado a vivir con la Palabra de Dios y llevada de la mano”, el Pontífice invitó a preguntarnos “si somos hijos de la escucha, si encontramos tiempo para la Palabra de Dios, si damos espacio y atención a los hermanos y a las hermanas”.

    “Quien escucha a los otros escucha también al Señor, y viceversa. Y experimenta una cosa muy bonita, es decir que el Señor mismo escucha: nos escucha cuando le rezamos, cuando confiamos en Él, cuando lo invocamos”

Escuchar a Jesús

Francisco prosiguió explicando que “escuchar a Jesús se convierte así en el camino para descubrir que Él nos conoce. Este es el segundo verbo, que se refiere al buen pastor: Él conoce a sus ovejas”. “Pero esto no significa sólo que sabe muchas cosas sobre nosotros: conocer en sentido bíblico quiere decir amar. Quiere decir que el Señor, mientras ‘nos lee dentro’, nos quiere”. De ahí que si lo escuchamos, descubrimos que el Señor nos ama. Entonces la relación con Él ya no será impersonal, fría o de fachada”.

    “Jesús busca una cálida amistad, una confidencia, una intimidad. Quiere donarnos un conocimiento nuevo y maravilloso: el de sabernos siempre amados por Él y por tanto nunca dejados solos a nosotros mismos”

Tras destacar que si estamos con el buen pastor viviremos la experiencia de la que habla el Salmo que dice que él está con nosotros aunque pasemos por un valle oscuro, por lo que ningún mal temeremos, Francisco añadió que así será “sobre todo en los sufrimientos, en las fatigas, en las crisis”: Y así, precisamente “en las situaciones difíciles, podemos descubrir ser conocidos y amados por el Señor”.

    “Preguntémonos entonces: ¿yo me dejo conocer por el Señor? ¿Le hago espacio en mi vida, le llevo eso que vivo? Y, después de muchas veces en las que he experimentado su cercanía, su compasión, su ternura, ¿qué idea tengo de Él? ¿Pienso en Él todavía como un Dios distante y lejano, indiferente con mis asuntos, o lo conozco como mi buen pastor, que me conoce y me ama?”

Después de estas preguntas el Santo Padre se refirió al tercer verbo: las ovejas que escuchan y se descubren conocidas siguen a su pastor. Y quien sigue a Cristo, dijo, “va donde está Él, en el mismo camino, en la misma dirección. Va a buscar a quien está perdido, se interesa por quien está lejos, se toma en serio las situaciones de quien sufre, sabe llorar con quien llora, tiende la mano al prójimo, se lo carga sobre los hombros”.

Antes de rezar la plegaria mariana el Papa Francisco dijo textualmente:

    “¿Y yo? ¿Me dejo sólo amar por Jesús o paso del amarlo al imitarlo? Que la Virgen Santa nos ayude a escuchar a Cristo, a conocerlo cada vez más y a seguirlo en el camino del servicio”

Publicado en RELIGIÓN

En el Día del Trabajador, el Santo Padre piensa en los numerosos hombres y mujeres que mueren cuando realizan su labor. Recuerda también a los periodistas ante la inminente celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa.

La dignidad del trabajo fue resaltada por el Papa al celebrarse en todo el mundo, este domingo 1 de mayo, el Día del Trabajador. Al concluir el rezo mariano del Regina Coeli, y luego de sus conmovedoras palabras al recordar el sufrimiento del pueblo ucraniano atormentado por la barbarie de la guerra, el Pontífice saludó a los trabajadores en su día.

"Hoy es la Fiesta del Trabajo. Que sea un estímulo para renovar nuestro compromiso para que el trabajo sea digno en todas partes y para todos. Y que el mundo del trabajo inspire la voluntad de desarrollar una economía de paz”, deseó el Pontífice.

En este día en el que la Iglesia celebra la fiesta de San José Artesano, el Santo Padre también recordó la tragedia de todos aquellos trabajadores que han muerto desarrollando su labor.

“Me gustaría recordar a los trabajadores que murieron en el trabajo: Una tragedia generalizada, quizás demasiado generalizada”, advirtió el Papa.

La valentía de la información

Francisco adelantó, este domingo, sus felicitaciones a los periodistas que el próximo, martes 3 de mayo, celebrarán el Día Mundial de la Libertad de Prensa, patrocinado por la UNESCO.

“Rindo homenaje a los periodistas que pagan en persona por servir a este derecho”, afirmó el Papa. Y agregó que sólo el año pasado 47 periodistas fueron asesinados y más de 350 encarcelados en todo el mundo.

“Un agradecimiento especial – dijo - a quienes nos informan con valentía sobre las lacras de la humanidad”.

Los beatos de Milán

Con un masivo aplauso convocado por Francisco fueron festejados Don Mario Ciceri y Armida Barelli que fueron beatificados, ayer, en Milán.  De ellos, el Santo Padre dijo:

“El primero era un vicepárroco rural; se dedicaba a la oración y a la confesión, visitaba a los enfermos y estaba con los chicos en el oratorio, como educador amable y guía seguro. Un brillante ejemplo de pastor. Armida Barelli fue la fundadora y animadora de la Juventud Femenina de Acción Católica. Viajó por toda Italia para llamar a niñas y jóvenes al compromiso eclesial y civil. Colaboró con el padre Gemelli en la creación de un instituto femenino laico y de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que hoy celebra su día anual y que ha sido bautizada ‘Con corazón de mujer’ en su honor”.

Publicado en RELIGIÓN

En la audiencia general, Francisco renovó una vez más su esperanza de que las armas puedan finalmente ser silenciadas: en este momento difícil la humanidad está sedienta de fraternidad.

Ciudad del Vaticano. - Hay una alianza llamada a construir puentes de paz para detener la destrucción de la guerra. Es el diálogo entre los mayores y los jóvenes el que puede relanzar el futuro. El Papa Francisco lo subraya tras la catequesis de saludo a los peregrinos francófonos.  En este momento difícil en el que la humanidad tiene sed de paz y fraternidad, es urgente que la alianza entre los ancianos y los jóvenes sea fecunda y lleve a cada uno, en su estado de vida, a ser testigo y mediador de las bendiciones de Dios entre los pueblos.

Silenciar las armas

Además de la alianza entre jóvenes y ancianos, hay otro deseo fundamental de poner fin a la guerra: el que debe llevar a los gobernantes a escuchar y acoger el grito de paz. El Pontífice lo recuerda cuando saluda a los fieles de lengua portuguesa.

Queridos peregrinos de lengua portuguesa: os pido que perseveréis en la oración incesante por la paz. Silencien sus armas, para que los que tienen el poder de detener la guerra escuchen el grito de paz de toda la humanidad. ¡Que Dios te bendiga!

Saludando a los peregrinos croatas, especialmente a la delegación del Ministerio de Defensa de la República de Croacia, el Papa les exhorta a ser artífices de la paz.

Queridos amigos, que el encuentro y el camino cotidiano con el Señor resucitado inflame vuestros corazones para que, con entusiasmo, podáis dar testimonio de la fe y proclamar las grandes obras de Dios, como verdaderos artífices de la paz en la sociedad y en el mundo.

Hace ocho años la canonización de San Juan Pablo II

El saludo a los polacos está marcado por un aniversario especial y el recuerdo de San Juan Pablo II.

Hoy, en el octavo aniversario de la canonización de san Juan Pablo II, pedimos por su intercesión ser testigos fieles de Cristo y de su amor misericordioso en el mundo, en la familia y en el trabajo.

Un país solidario con un joven ghanés

La historia de un joven ghanés, John, que llegó a Italia hace siete años en busca de un futuro mejor, es el trasfondo del saludo del Papa a los fieles italianos. A este joven emigrante, que había encontrado trabajo en una bodega de Vignale Monferrato, le diagnosticaron un cáncer.

Cuando expresó su deseo de volver a su tierra natal para despedirse de su padre antes de morir, la máquina de la solidaridad se puso inmediatamente en marcha. Gracias a este relevo, se compraron billetes de avión para él y su primo, que le acompañaron a Ghana. El Papa Francisco, que ya había recordado este acontecimiento en el Ángelus del 6 de febrero, ha vuelto a expresar hoy su gratitud a los habitantes del pueblo piamontés.

Un pensamiento especial va dirigido a los fieles de Vignale Monferrato, acompañados por el obispo, y renuevo mi gratitud por todo lo que han hecho en favor del joven de Ghana, enfermo terminal.

"Perdonen que me siente"

Al final de la audiencia general, el Papa Francisco volvió a insistir en los problemas físicos de su pierna que le afectan últimamente.

Le ruego que me disculpe si le saludo sentado porque esta rodilla no ha terminado de curarse y no puedo estar de pie tanto tiempo. Discúlpeme por esto.

Publicado en RELIGIÓN
Miércoles, 20 Abril 2022 09:45

Hay que honrar a los ancianos: Papa Francisco

En la audiencia general, el Papa retoma el ciclo de catequesis observando que no siempre en las sociedades se presta atención a devolver a nuestros ancianos el amor recibido, con la ternura y el respeto debidos. Por eso, invitó a las familias a acercar a sus hijos a los abuelos y a no desatenderlos cuando sean huéspedes de una residencia de ancianos o de reposo.

Ciudad del Vaticano. - "Honrarás a tu padre y a tu madre": es a partir de este mandamiento que el Papa Francisco ofrece su reflexión en la audiencia general de este miércoles de nuevo en una abarrotada Plaza de San Pedro. Con un subtítulo: el amor por la vida vivida. Así continúa el ciclo de catequesis dedicado a los ancianos vista hoy en su experiencia de fragilidad, desconcierto, desilusión y a menudo abandono. Debemos hacer de todo para sostenerla, recomienda el Papa, en nuestras sociedades aún no hacemos lo suficiente.

Devolver el amor honrando a los ancianos

Los estados de fragilidad, observa el Papa Francisco, pueden darse en todas las etapas de la vida, pero cuando tocan la vejez provocan en los demás una especie de acostumbramiento, cuando no de fastidio, porque en cualquier caso se piensa que la vida "ya ha sido vivida". El amor que se derrama sobre nuestro futuro, hace notar el Papa, no se devuelve con la misma fuerza "sobre la vida que queda atrás" y esto ya habla de la gratuidad del amor que los padres conocen tan bien. Pero es posible una "restitución del amor", rendida en forma de honor a los que nos han precedido, un honor "sellado por el mandamiento de Dios". Francisco lo explica:

"Honrarás a tu padre y a tu madre" es un compromiso solemne, el primero de la "segunda tabla " de los Diez Mandamientos. No se trata sólo del propio padre y de la propia madre. Se trata de la generación y las generaciones precedentes, cuya despedida también puede ser lenta y prolongada, creando un tiempo y un espacio de convivencia a largo plazo con las otras edades de la vida. En otras palabras, se trata de la vejez de la vida.

El desprecio por la persona que nos precede en edad produce cosas horribles

El honor significa también ternura y respeto, conceptos que hoy, continúa el Papa, definimos con la palabra "dignidad".  "Honrar al padre y a la madre, añade, honrar a los ancianos es reconocer la dignidad que tienen". A continuación, afirma que el cuidado de los enfermos o de los que ya no son autosuficientes puede carecer de honor, y describe algunas actitudes o situaciones en las que "un exceso de confianza" hace perder de vista la delicadeza y se convierte en "aspereza y prevaricación":

Cuando la debilidad es reprendida, e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad. Puede ocurrir incluso en el hogar, en residencias de ancianos, así como en oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad. Fomentar en los jóvenes, aunque sea indirectamente, una actitud de condescendencia -e incluso de desprecio- hacia los ancianos, sus debilidades y sus precariedades, produce cosas horribles.

Y entre las horribles consecuencias, el Papa recuerda el caso de unos jóvenes que llegaron a prender fuego a un "vagabundo" considerándolo nada más que "un desecho humano".

El respeto reservado al viejo Noé

El desprecio a un anciano, afirma, deshonra a todos, y cita un pasaje de la historia de Noé que enseña mucho a este respecto:

El viejo Noé, héroe del diluvio y gran trabajador, yace descompuesto tras haber bebido demasiado. Ya es viejo, pero ha bebido demasiado. Sus hijos, para no despertarlo en la vergüenza, lo cubren con delicadeza, con los ojos bajos, con gran respeto. Este texto es muy hermoso y lo dice todo sobre el honor que se le debe al anciano. Cubrir las debilidades del anciano, para no avergonzarlo.

Educar a los niños para que estén cerca de sus abuelos

El Papa Francisco mira a las sociedades actuales para observar que, a pesar de los recursos materiales puestos a disposición de los ancianos, la lucha "por la restitución de esa forma especial de amor que es el honor" parece todavía frágil. De ahí su exhortación a sostener más a "los que son sensibles a esta forma decisiva de 'civilización del amor'". Luego añade:

Y sobre esto me permito aconsejar a los padres: por favor, acerquen a sus hijos, a los niños, a los hijos jóvenes a los ancianos, acérquenlos siempre. Y cuando el anciano esté enfermo, un poco fuera de sí, acérquenlos siempre a él: que sepan que esta es nuestra carne, que esto es lo que ha hecho posible que estemos aquí ahora. Por favor, no alejar a los ancianos. Y si no hay más remedio que enviarlos a una residencia de ancianos, por favor, visítenlos y lleven a los niños a verlos.

El honor por la vida vivida, concluye el Papa, "no es cosa de viejos", es un comportamiento que beneficiará a las nuevas generaciones que heredarán sus mayores cualidades. Es una "verdadera revolución cultural", dice el Papa, para la que pide la ayuda del Espíritu Santo.

Publicado en RELIGIÓN

CIUDAD DEL VATICANO. - "Dejemos las armas, iniciemos una tregua pascual, pero no para recargar las armas y reanudar la lucha, sino una tregua para lograr la paz, a través de una verdadera negociación, dispuestos incluso a hacer algunos sacrificios por el bien del pueblo", fue la oración del Papa Francisco en este Domingo de Ramos a la hora del rezo del Ángelus.

Tras haber celebrado la santa Misa del domingo de Ramos, 10 de abril, en la plaza de San Pedro, el Papa pidió una vez por el cese de la guerra en Ucrania.

Igualmente, Francisco saludó a los peregrinos llegados de diferentes países, entre ellos muchos jóvenes, deseándoles a todos, incluidas las personas que se conectaron a la transmisión a través de los medios de comunicación, "una buena Semana Santa".

Rezar por el fin de la guerra en Ucrania

Antes de rezar la oración mariana del Ángelus, el Pontífice recordó que fue el propio Ángel del Señor quien dijo a María en la Anunciación: "Nada es imposible para Dios".

"Nada es imposible para Dios -insistió el Papa- ni siquiera poner fin a una guerra cuyo final no se vislumbra, una guerra que cada día pone ante nuestros ojos atroces masacres y atroces crueldades cometidas contra civiles indefensos. Recemos por ello".

Cristo venció el pecado y la muerte

Igualmente, el Santo Padre hizo hincapié en que estamos viviendo los días previos a la Pascua, mientras nos preparamos para celebrar la victoria del Señor Jesucristo sobre el pecado y la muerte:

"Su victoria sobre el pecado y la muerte, no sobre alguien y contra alguien", subrayó Francisco, indicando que hoy hay una guerra "porque se quiere ganar así", a la manera del mundo, "aunque de esta forma sólo se pierde".

Una tregua por la paz, no para recargar armas

En este contexto, el Pontífice propuso una tregua para detener finalmente esta guerra y dejar que venza Cristo, "que cargó con la cruz para liberarnos del dominio del mal, que murió para que reinara la vida, el amor y la paz".

"Dejemos las armas, iniciemos una tregua pascual, pero no para recargar las armas y reanudar la lucha, ¡no! Una tregua para lograr la paz, a través de una verdadera negociación, dispuestos incluso a hacer algunos sacrificios por el bien del pueblo", concluyó el Papa, preguntándose, ¿qué clase de victoria será la que plante una bandera sobre un montón de escombros?

"Nada es imposible para Dios", reiteró Francisco, confiándole, precisamente a Él, esta intención por la intercesión de la Virgen María.

Publicado en RELIGIÓN

Ciudad del Vaticano. - "La lógica dominante es aquella de las estrategias de los Estados más poderosos para afirmar sus propios intereses": lo expresó Francisco en su catequesis de la audiencia general dedicada al viaje a Malta. "Malta representa el derecho y la fuerza de las naciones pequeñas que deberían llevar adelante la lógica del respeto y la libertad, opuesta a la colonización de los más poderosos".

Durante la audiencia general de hoy, el Papa Francisco recordó su reciente viaje apostólico a Malta. Mencionando una vez más, las palabras con las que el evangelista Lucas en los Hechos de los Apóstoles describe el modo en que Pablo, naufragado en la isla, fue acogido: "con una humanidad poco común", el Pontífice afirmó que eligió estas palabras como lema de su peregrinación, "porque indican el camino a seguir no solo para afrontar el fenómeno de los migrantes, sino más en general para que el mundo se vuelva más fraterno, más vivible y se salve de un “naufragio” que nos amenaza a todos nosotros, que estamos – como hemos aprendido – en la misma barca".

Domina la lógica de los estados más poderosos

En este horizonte, Francisco define a Malta "un lugar-clave", sobre todo geográficamente, por su posición en el centro del Mar Mediterráneo, entre Europa y África, una “rosa de los vientos”, donde se cruzan pueblos y culturas. Y añade:

Hoy se habla a menudo de “geopolítica”, pero lamentablemente la lógica dominante es la de las estrategias de los Estados más poderosos para afirmar los propios intereses extendiendo el área de influencia económica, ideológica y militar. Malta representa, en ese cuadro, el derecho y la fuerza de los “pequeños”, de las Naciones pequeñas pero ricas de historia y de civilización, que deberían llevar adelante otra lógica: la del respeto y de la libertad, de la convivialidad de las diferencias, opuesta a la colonización de los más poderosos. Lo estamos viendo ahora. Y no sólo de un lado: también de otras... Después de la segunda guerra mundial se ha intentando poner las bases de una nueva historia de paz, - pero, por desgracia, no aprendemos, ¿eh? - pero lamentablemente ha ido adelante la vieja historia de grandes potencias competidoras. Y, en la actual guerra en Ucrania, asistimos a la impotencia de las Organizaciones de las Naciones Unidas.

Migrantes y acogida

El Santo Padre se detiene una vez más en el fenómeno migratorio y recuerda su encuentro, antes de dejar Malta, con los numerosos migrantes hospedados por el Centro de Acogida Juan XXIII, dirigido por un fraile franciscano de 90 años, ejemplo de celo apostólico y de amor por los migrantes. E insiste en que "no hay que cansarse de escuchar sus testimonios, porque solo así se sale de la visión distorsionada que a menudo circula en los medios de comunicación y se pueden reconocer los rostros, las historias, las heridas, los sueños y las esperanzas" porque, asegura, "cada migrante es único, es una persona con su dignidad, sus raíces, su cultura. Cada uno de ellos es portador de una riqueza infinitamente más grande que los problemas que puede implicar su acogida". Y sobre la acogida, precisa:

Ciertamente, la acogida debe ser organizada, debe ser gobernada, y antes, mucho antes, debe ser proyectada juntos, a nivel internacional. Porque el fenómeno migratorio no puede ser reducido a una emergencia, es un signo de nuestros tiempos. Como tal debe ser leído e interpretado. Se puede convertir en un signo de conflicto, o en un signo de paz. Depende de nosotros.

Malta, laboratorio de Paz

Quien en Malta ha dado vida al Centro Juan XXIII ha hecho la elección cristiana y por eso lo ha llamado “Peace Lab”: laboratorio de paz, afirma a continuación el Pontífice, definiendo Malta en su conjunto como un "laboratorio de paz", que puede realizar "esta misión suya si, desde sus raíces, toma la savia de la fraternidad, de la compasión, de la solidaridad". Valores que el pueblo maltés ha recibido junto con el Evangelio, y gracias al Evangelio podrá mantenerles vivos".  

Es tiempo de nueva evangelización

Francisco explica que fue a Malta para confirmar a sus habitantes "en la fe y la comunión" y afirma que la isla "es un lugar clave también desde el punto de vista de la evangelización". De sus dos diócesis, recuerda, han salido muchos sacerdotes y religiosos, pero también laicos, que han llevado su testimonio cristiano a todo el mundo. "Por eso - precisa - mi visita ha sido sobre todo un acto de reconocimiento, reconocimiento a Dios y a su santo pueblo fiel que está en Malta y en Gozo". Y agrega:

Sin embargo, también allí sopla el viento del secularismo y de la pseudocultura globalizada a base de consumismo, neocapitalismo y relativismo. También allí, por eso, es tiempo de nueva evangelización. La visita que, como mis predecesores, realicé a la Gruta de San Pablo ha sido como ir a la fuente, para que el Evangelio pueda brotar en Malta con la frescura de sus orígenes y reavivar su gran patrimonio de religiosidad popular. Esta es simbolizada en el Santuario mariano nacional de Ta’ Pinu, en la isla de Gozo, donde celebramos un intenso encuentro de oración. Allí sentí latir el corazón del pueblo maltés, que confía tanto en su Santa Madre. María nos lleva siempre a lo esencial, a Cristo crucificado y resucitado por nosotros, a su amor misericordioso. María nos ayuda a reavivar la llama de la fe tomando del fuego del Espíritu Santo, que anima de generación en generación el alegre anuncio del Evangelio, ¡porque la alegría de la Iglesia es evangelizar!

Por último, el Obispo de Roma reitera su agradecimiento al Presidente de la República de Malta, a su familia, al Primer Ministro y a las autoridades civiles que le acogieron, así como a los obispos, a toda la comunidad eclesial, a los voluntarios y a todos los que le acompañaron en la oración.

Publicado en RELIGIÓN

Un corazón abierto, una escucha verdadera, una sonrisa transparente: tres aspectos esenciales para “celebrar la fiesta” y alegrarse con quienes están lejos y se arrepienten, mencionados por el Santo Padre al reflexionar sobre el Evangelio de este domingo: la parábola del hijo pródigo. “Quien tiene un corazón sintonizado con Dios, cuando ve el arrepentimiento de una persona, por graves que hayan sido sus errores, se alegra”, remarcó el Pontífice.

Ciudad del Vaticano. - Este 27 de marzo, cuarto domingo de Cuaresma, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico. Ante los 30.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio de hoy que narra la parábola del hijo pródigo (cfr. Lc. 15,11-32).

Según el Pontífice, este relato “nos lleva al corazón de Dios, que siempre perdona con compasión y ternura”. Nos dice –subrayó el Papa- que Dios es Padre, que no solo acoge de nuevo, sino que se alegra y hace fiesta por su hijo, que ha vuelto a casa después de haber derrochado todos sus bienes.

“Nosotros somos ese hijo, y conmueve pensar en cuánto nos ama y espera siempre el Padre”, consideró el Obispo de Roma.

    “Pero en la parábola está también el hijo mayor, que entra en crisis frente a este Padre. Y que puede ponernos en crisis también a nosotros. De hecho, dentro de nosotros está también este hijo y, al menos en parte, tenemos la tentación de darle la razón: siempre había hecho su deber, no se había ido de casa, por eso se indigna al ver al Padre abrazar de nuevo al hermano que se ha portado mal. Protesta y dice: «Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya», sin embargo, por «ese hijo tuyo», ¡ncluso celebras una fiesta! (vv. 29-30)”

De estas palabras –dijo el Papa- emerge el problema del hijo mayor. En la relación con el Padre él basa todo en el puro cumplimiento de los mandamientos, en el sentido del deber.

    “Puede ser también nuestro problema con Dios: perder de vista que es Padre y vivir una religión distante, hecha de prohibiciones y deberes. Y la consecuencia de esta distancia es la rigidez hacia el prójimo, que ya no se ve como hermano. De hecho, en la parábola el hijo mayor no dice al Padre mi hermano, sino tu hijo. Y al final precisamente él corre el riesgo de quedar fuera de casa. De hecho – dice el texto - «no quería entrar» (v. 28)”

Volver a casa y alegrarse

El Papa recordó las palabras del padre en la novela El padre Goriot, de Balzac: “Cuando me convertí en padre, entendí a Dios”. Expresó que, en ese momento de la parábola, el Padre abrió el corazón al hijo mayor y le manifestó dos necesidades, “que no son mandamientos, sino necesidad del corazón: ‘Convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida” (v.32).

El Santo Padre animó a ver si “también nosotros tenemos en el corazón dos necesidades del Padre: celebrar una fiesta y alegrarse”.

En primer lugar, celebrar una fiesta quiere decir “manifestar nuestra cercanía a quien se arrepiente o está en camino, a quien está en crisis o alejado”, según Francisco. Y explicó que hay que hacer así porque ayudará a “superar el miedo y el desánimo, que pueden venir al recordar los propios errores”. “Quien se ha equivocado, a menudo se siente reprendido por su propio corazón; distancia, indiferencia y palabras hirientes no ayudan”, puntualizó el Romano Pontífice. Por tanto, según el Padre, es necesario ofrecerles una acogida cálida, que aliente para ir adelante, remarcó.

El Santo Padre invitó a preguntarnos si nosotros hacemos esto: “¿Buscamos a quien está lejos, deseamos celebrar fiesta con él? ¡Cuánto bien puede hacer un corazón abierto, una escucha verdadera, una sonrisa transparente; ¡celebrar fiesta, no hacer sentir incómodo!”.

En segundo lugar, el Papa enfatizó la necesidad de la alegría, porque “quien tiene un corazón sintonizado con Dios, cuando ve el arrepentimiento de una persona, por graves que hayan sido sus errores, se alegra”. No se queda quieto sobre los errores –aclaró-, no señala con el dedo el mal, sino que se alegra por el bien, ¡porque el bien del otro es también el mío!

“Y nosotros, ¿sabemos ver a los otros así? ¿Sabemos alegrarnos por los otros? La Virgen María nos enseñe a acoger la misericordia de Dios, para que se vuelva la luz en la que mirar a nuestro prójimo”, concluyó el Papa Francisco.

Publicado en RELIGIÓN

• Luego del rezo del Ángelus, el Santo Padre pidió nuevamente a la comunidad internacional hacer verdaderos esfuerzos para poner fin “a esta repugnante guerra”.

Ciudad del Vaticano. - El Papa Francisco reiteró este domingo, después del rezo del Ángelus, su llamado a la paz en Ucrania, ante la guerra de agresión que sufre actualmente sin ningún tipo de “justificación”.

“Lamentablemente, la violenta agresión contra Ucrania no cesa, una masacre sin sentido donde las atrocidades se repiten cada día. No hay ninguna justificación para ello. Pido a todos los actores de la comunidad internacional que hagan un verdadero esfuerzo para poner fin a esta repugnante guerra”, pidió el Pontífice.

Lamentó Francisco que “también esta semana han caído misiles y bombas sobre civiles, ancianos, niños y madres embarazadas”.

En la tarde de ayer, el Papa Francisco visitó a los niños ucranianos heridos en el Hospital Bambino Gesù: “están aquí en Roma. A uno le falta un brazo, el otro tiene una herida en la cabeza... Niños inocentes”.

¡Todo esto es inhumano!

El Papa manifestó su cercanía con la dramática situación de los refugiados ucranianos, que han tenido que salir de su país:

    “Pienso en los millones de refugiados ucranianos que tienen que huir, dejándolo todo atrás, y siento una gran pena por aquellos que ni siquiera tienen la oportunidad de escapar. Tantos abuelos, enfermos y pobres, separados de sus familias, tantos niños y personas frágiles, se dejan morir bajo las bombas, sin poder recibir ayuda y sin encontrar seguridad, ni siquiera en los refugios antiaéreos. ¡Todo esto es inhumano! De hecho, es incluso sacrílego, porque va contra la santidad de la vida humana, especialmente contra la vida humana indefensa, que debe ser respetada y protegida, no eliminada, ¡y que está por encima de cualquier estrategia! No lo olvidemos: es cruel, inhumano y sacrílego. Recemos en silencio por los que sufren”.

El Papa agradeció a los pastores, que estos días trágicos para Ucrania han permanecido allí viviendo el Evangelio de la caridad y la fraternidad: "Gracias, queridos hermanos y hermanas, por este testimonio y por el apoyo concreto que ofrecen valientemente a tantas personas desesperadas".

Así mismo agradeció al recién nombrado Nuncio Apostólico en Ucrania, monseñor Visvaldas Kulbokas, que permanece en Kiev con sus colaboradores desde el comienzo de la guerra y “que con su presencia me acerca cada día al pueblo ucraniano martirizado”.

Francisco también pidió, durante su llamamiento, no acostumbrase a la guerra y a la violencia. Y exhortó a seguir manifestando generosamente la atención a los refugiados. “Pensemos en esas mujeres, en esos niños, que, con el tiempo, sin trabajo, separados de sus maridos, serán buscados por los buitres de la sociedad. Protejámoslos, por favor”.

También reiteró su invitación a unirse en la oración el próximo 25 de marzo “para realizar un acto solemne de Consagración de la humanidad, especialmente de Rusia y Ucrania, al Corazón Inmaculado de María, para que Ella, la Reina de la Paz, obtenga la paz para el mundo”.

Publicado en RELIGIÓN