En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, celebrada el 8 de diciembre, el Papa rezó la oración mariana del Ángelus. Reflexionado sobre la Liturgia del día, que relata el anuncio del ángel a la joven de Nazaret, Francisco recordó que, para hacer maravillas, "el Señor no necesita grandes medios ni nuestras sublimes habilidades, sino nuestra humildad, nuestra mirada abierta a Él y a los demás".

Ciudad del Vaticano. - El miércoles 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus, asomado desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico del Vaticano.

El anuncio del ángel en el hogar de Nazaret

Reflexionando sobre el Evangelio de hoy, que recuerda el anuncio del ángel a María mientras ella estaba en su casa (cf. Lc 1,26-38), el Santo Padre observó que una persona se revela mejor en su hogar que en otras partes, y precisamente, "en esa intimidad doméstica el Evangelio nos da un detalle que revela la belleza del corazón de María".

Profundizando sobre las palabras del anuncio, Francisco indicó que el ángel la llama «llena de gracia», lo cual significa que la Virgen está vacía de maldad, es sin pecado, Inmaculada. Ante este saludo María -dice el texto- «se conturbó» (Lc 1,29), es decir, "no solo está sorprendida, sino también turbada".

En este sentido, el Papa explicó que recibir grandes elogios, honores y cumplidos a veces tiene el riesgo de despertar el orgullo y la presunción:

“Recordemos que Jesús no es tierno con los que van en busca del saludo en las plazas, de la adulación, de la visibilidad (cf. Lc 20, 46). María, en cambio, no se enaltece, sino que se turba; en lugar de sentirse halagada, siente asombro. El saludo del ángel le parece más grande que ella. ¿Por qué? Porque se siente pequeña por dentro, y esta pequeñez, esta humildad atrae la mirada de Dios”

La humildad, un rasgo maravilloso de María

De esta manera, el Santo Padre hizo hincapié en que "entre las paredes de la casa de Nazaret" vemos un rasgo maravilloso del corazón de María, la humildad:

"Tras recibir el más alto de los cumplidos, se turba porque siente dirigido a ella lo que no se atribuía a sí misma. De hecho, María no se atribuye prerrogativas, no reclama nada, no atribuye nada a su mérito. No siente autocomplacencia, no se exalta. Porque en su humildad sabe que todo lo recibe de Dios. Por tanto, está libre de sí misma, completamente orientada a Dios y a los demás".

María Inmaculada no tiene ojos para sí misma -dijo el Papa- destacando que aquí está la verdadera humildad: "No tener ojos para uno mismo, sino para Dios y para los demás".

Al respecto, Francisco puntualizó que esta perfección de María, "la llena de gracia", la declara el ángel dentro de las paredes de su casa: no en la plaza principal de Nazaret, sino allí, en el ocultamiento, en la mayor humildad.

    “Con ese anuncio, dentro de las pobre paredes de una pequeña casa, Dios cambió la historia. También hoy quiere hacer grandes cosas con nosotros en la vida de todos los días: en la familia, en el trabajo, en los ambientes cotidianos. Ahí, más que en los grandes acontecimientos de la historia, ama obrar la gracia de Dios”

María, enciéndenos el entusiasmo de la santidad

Asimismo, el Papa invitó a todos los fieles a preguntarse si verdaderamente creemos en estas palabras... "¿O más bien pensamos que la santidad es una utopía, algo para los expertos, una ilusión piadosa incompatible con la vida ordinaria?".

Antes de finalizar su alocución, Francisco invitó a pedir a la Virgen una gracia especial: "Que nos libre de la idea engañosa de que una cosa es el Evangelio y otra la vida; que nos encienda de entusiasmo por el ideal de santidad, que no es una cuestión de estampitas, sino de vivir cada día lo que nos sucede con humildad y alegría, libres de nosotros mismos, con la mirada puesta en Dios y en el prójimo que encontramos".

No nos desanimemos -concluyó el Pontífice- ¡el Señor nos ha dado a todos un buen paño para tejer la santidad en la vida diaria! Y cuando nos asalte la duda de no lograrlo, la tristeza de ser inadecuados, dejémonos mirar por los "ojos misericordiosos" de la Virgen, ¡porque nadie que ha pedido su ayuda ha sido abandonado jamás!

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El Papa, en su encuentro con los refugiados, en el Centro de Recepción e identificación Mytilene, recordó una vez más, que la migración es un problema de todos, y la pandemia, “nos ha hecho sentir, que estamos todos en la misma barca” experimentando los mismos miedos de los migrantes.

Ciudad del Vaticano. - “Estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes; estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos: ojos cargados de miedo y de esperanza, ojos que han visto la violencia y la pobreza, ojos surcados por demasiadas lágrimas". Es así como el Papa se dirigió a los presentes en Mytilene, en el Centro de Recepción e identificación, sobre todo a los refugiados, y recordó hace cinco años, su visita a la isla, cuando el Patriarca Ecuménico, Bartolomé le dijo que quien tiene miedo de ellos, de los refugiados, "no los ha mirado a los ojos. El que les tiene miedo no ha visto sus rostros. El que les tiene miedo no ve a sus hijos.  Olvida que la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división. Olvida que la migración no es un problema del Oriente Medio y del África septentrional, de Europa y de Grecia. Es un problema del mundo".

El Santo Padre insistió que sino hay una reconciliación con los más débiles, no habrá un "futuro próspero".  Rechazar a los pobres, afirmó es rechazar la paz. Pidió a Dios que "nos despierte del olvido de quien sufre, que nos sacuda del individualismo que excluye, que despierte los corazones sordos a las necesidades del prójimo". Los problemas se resuelven no con los muros sino uniendo fuerzas para hacerse cargo de los demás.  El Mar Mediterráneo se ha convertido en un "frío cementerio sin lápidas", y aseveró:  ¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum, ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos!

Demos un rostro a los migrantes, víctimas de torturas y traficantes

La migración: un problema de todos

El Papa afirmó que la migración es "un problema del mundo, una crisis humanitaria que concierne a todos", y añadió que la pandemia, que nos ha afectado globalmente, nos ha hecho "sentir a todos en la misma barca", y experimentar "lo que significa tener los mismos miedos". La humanidad ha comprendido que los grandes problemas se "afrontan juntos, porque en el mundo de hoy las soluciones fragmentadas son inadecuadas".

El Pontífice señaló que a pesar que a nivel mundial, se llevan a cabo las vacunaciones, en medio de "retrasos e incertezas", sin embargo, siente, dijo, que parece que "algo se está moviendo en la lucha contra el cambio climático, todo parece terriblemente opaco en lo que se refiere a las migraciones", agregó, y, sin embargo, están en juego personas, vidas humanas. Está en juego el "futuro de todos que si no está integrado, no será sereno".

Sino hay políticas amplias no habrá un futuro sereno y próspero

El Santo Padre insistió que sino hay una reconciliación con los más débiles, no habrá un "futuro próspero".  Rechazar a los pobres, afirmó es rechazar la paz. La historia, nos enseña, agregó, que los cierres y nacionalismos llevan a consecuencias desastrosas. Y recordando el Concilio Vaticano II, enfatizó que para alcanzar la paz, es "necesario respetar a los demás y su dignidad". El futuro, seguirá poniéndonos en contacto unos con otros, por tanto, Francisco, señaló que es "una ilusión pensar que basta con salvaguardarnos a nosotros mismos, defendiéndonos de los más débiles que llaman a la puerta".

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Amar no es pretender que el otro o la vida corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece. Es por esto por lo que José nos da una lección importante, elige a María “con los ojos abiertos”. El Papa Francisco en catequesis quiso dirigirse en particular a los recién casados: no terminen el día sin hacer las paces, puesto que la "guerra fría" del día después es "peligrosa". Un gesto de amor y hacer la paz.

“Los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro”, puesto que “amar” no es pretender que el otro o la vida “corresponda con nuestra imaginación”, sino que significa más bien “elegir en plena libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece”. Así el Papa Francisco, en su catequesis del primer miércoles de diciembre y continuando con su reflexión sobre la figura de san José, quiso dar un mensaje a todos los novios. Lo hizo profundizando en características del padre adoptivo de Jesús: su ser “justo” y “desposado de María”.

José, hombre justo

En los inicios de su reflexión, señaló la utilidad de recordar las costumbres matrimoniales del antiguo Israel para “comprender el comportamiento de José en relación con María”. En aquel entonces, el matrimonio comprendía dos fases, la primera era como un noviazgo oficial, en particular la mujer, incluso viviendo aún en la casa paterna todavía durante un año, era considerada de hecho “mujer” del prometido esposo. El segundo hecho era el traslado de la esposa de la casa paterna a la casa del esposo, con una festiva procesión que completaba el matrimonio. De ahí que “en base a estas costumbres”, el hecho de que «antes de estar juntos ellos, se encontró encinta», exponía a la Virgen a la acusación de adulterio que, según la praxis, imponía el acto de repudio, con consecuencias civiles y penales para la mujer.

El Evangelio dice que José era “justo” precisamente por estar sujeto a la ley como todo pío israelita. Pero dentro de él el amor por María y la confianza que tiene en ella le sugieren una forma que salva la observancia de la ley y el honor de la esposa: decide repudiarla en secreto, sin clamor, sin someterla a la humillación pública. Elige el camino de la discreción, sin juicio ni venganza.

La importancia de sentirse necesitados de la ayuda de Dios

Francisco marcó la diferencia entre actitudes nuestras que, “en cuanto tenemos una noticia folclórica, una noticia mala de otra persona, vamos a la cháchara inmediatamente”, en comparación a las de José, que permaneció “callado”. Sucede que el papá putativo de Jesús, que había escuchado la voz de Dios a través de un sueño “así lo tenía planeado”:

¡Qué importante es para cada uno de nosotros – observó Francisco -cultivar una vida justa y al mismo tiempo sentirnos siempre necesitados de la ayuda de Dios, para poder ampliar nuestros horizontes y considerar las circunstancias de la vida desde un punto de vista diferente, más amplio!

Aunque muchas veces, dijo el Papa, “nos sentimos prisioneros de lo que nos ha sucedido”, precisamente “delante de algunas circunstancias de la vida, que nos parecen inicialmente dramáticas, se esconde una Providencia que con el tiempo toma forma e ilumina de significado también el dolor que nos ha golpeado”.  

La tentación es encerrarnos en ese dolor, en ese pensamiento de las cosas no agradables que nos han pasado. Y eso no es bueno. Eso lleva a la tristeza y a la amargura. El corazón amargado es muy feo.

Hay que pasar del enamoramiento al amor maduro

Deteniéndose ante los imprevistos con los que Dios entró en los sueños y expectativas de María y José, que, aunque no sin esfuerzo inicial “abrieron de par en par el corazón” a la realidad ante ellos, el Santo Padre reconoció que “muy a menudo” nuestra vida no es como la habíamos imaginado. Sobre todo, - dijo - en las relaciones de amor, de afecto, nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro. Y “hay que pasar del enamoramiento al amor maduro”, afirmó. Dirigiéndose a los recién casados presentes en el Aula, los invitó a pensar que la primera fase del amor, es decir, el enamoramiento, “siempre está marcada por un cierto encanto, que nos hace vivir inmersos en un imaginario que a menudo no corresponde con la realidad de los hechos”. Sin embargo, "es precisamente cuando el enamoramiento con sus expectativas parece terminar” cuando “puede comenzar” o “cuando llega” el amor verdadero:

Amar de hecho no es pretender que el otro o la vida corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en plena libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece. Es por esto por lo que José nos da una lección importante, elige a María “con los ojos abiertos”.

El pasaje más demoníaco del Evangelio

Y podemos decir "con todos los riesgos" – añadió el Papa, recordando, inmediatamente, "el reproche" que los doctores de la ley le hacen a Jesús en el Evangelio de Juan: "No somos hijos de ahí", refiriéndose a la prostitución.

Como sabían que María se había quedado embarazada, querían ensuciar a la madre de Jesús. Para mí este es el pasaje más sucio y demoníaco del Evangelio. Y el riesgo asumido por José nos da esta lección: tomar la vida como viene. "¿Dios intervino allí? La tomaré". Y José hace lo que el ángel del Señor le ordenó: «Despertándose José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer». Y no la conocía, sin convivencia esperaba un hijo, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús (cfr. Mt 1,24-25).

No terminar el día sin hacer las paces: la guerra fría del día después es peligrosa

Es por ese motivo que el Santo Padre indicó que “los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor así”, como el de los padres de Jesús, “que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro”. Se trata de “una elección exigente que, en lugar de aprisionar la vida, puede fortalecer el amor para que perdure ante las pruebas del tiempo”.

El amor de una pareja va por la vida y madura cada día. El amor del noviazgo es un poco -si se me permite decirlo- romántico. Lo han vivido todos, pero luego llega el amor maduro, el de todos los días, el del trabajo, la llegada de los hijos... Y a veces ese romanticismo desaparece un poco, ¿no? Pero, ¿no hay amor? Sí, pero un amor maduro. "Pero sabe, padre, que a veces nos peleamos..." Esto ha sucedido desde los tiempos de Adán y Eva hasta hoy, ¡que los esposos se peleen es el pan nuestro de cada día! "Pero no deberíamos discutir..." Sí, hay que hacerlo. Se hace. No digo que se deba, pero se puede. "Y Padre, pero a veces levantamos la voz..." - "Eso pasa". "Y a veces los platos también vuelan" - "Eso pasa". Pero, ¿cómo lo hacemos para que no dañe la vida del matrimonio? Escuchen con atención: nunca terminen el día sin hacer las paces. Nos hemos peleado, te he dicho cosas malas, Dios mío, te he dicho cosas malas. Pero ahora el día termina: tengo que hacer las paces. ¿Saben por qué? Porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No permitan que el día después comience una guerra. Por eso, hagan las paces antes de irse a la cama. "Pero padre, usted sabe que no sé cómo expresarme para hacer las paces después de la situación tan mala que hemos vivido". Es muy fácil: haz esto (un gesto) y la paz ya está hecha. Pero recuerden siempre. Recuerda siempre: nunca terminar el día sin hacer las paces. Y esto les ayudará en la vida matrimonial.

"Este paso del enamoramiento al amor maduro, es una elección exigente", concluyó Francisco. Pero "es necesario recorrer ese camino".

También este miércoles el Santo Padre concluyó la catequesis con una oración a San José:

    “San José, tú que has amado a María con libertad, y has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad, ayuda a cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios y a acoger la vida no como un imprevisto del que defendernos, sino como un misterio que esconde el secreto de la verdadera alegría. Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la radicalidad, pero conservando siempre la conciencia de que solo la misericordia y el perdón hacen posible el amor. Amén.”

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Miércoles, 24 Noviembre 2021 05:40

San José: pieza fundamental en nuestra salvación

Continuando con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José, el Papa Francisco reflexionó durante su Audiencia General de esta mañana, sobre el rol del padre adoptivo de Jesús en la historia de salvación. Asimismo, el Pontífice recordó que todos podemos encontrar en San José, a un hombre "que pasa inobservado", de presencia discreta e inadvertida pero que actúa como un intercesor, "un apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad".

Ciudad del Vaticano. - La mañana del 24 de noviembre y tras haber saludado a unos 1.500 fieles en la Basílica de San Pedro que por motivos de espacio no pudieron entrar en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco celebró su habitual Audiencia General de los miércoles junto a peregrinos procedentes de Italia y de todas partes del mundo.

Prosiguiendo con su ciclo de catequesis sobre la figura de San José, y hablando en italiano, el Santo Padre se detuvo a reflexionar sobre su rol en la historia de la salvación.

Francisco explicó que Jesús en los Evangelios es indicado como «hijo de José» (Lc 3,23; 4,22; Jn 1,45; 6,42) e «hijo del carpintero» (Mt 13,55; Mc 6,3), por tanto, los Evangelistas Mateo y Lucas, dan espacio al rol de José al narrar la infancia de Jesús:

«Ambos componen una "genealogía", para evidenciar la historicidad de Jesús», añadió el Pontífice haciendo hincapié en que los dos evangelistas "presentan a José no como padre biológico, pero sí como padre de Jesús en toda regla".

San José y su rol en la historia de salvación, al centro de la Catequesis del Papa

En este sentido, el Papa subrayó que, a través de José, "Jesús realiza el cumplimiento de la historia de la alianza y de la salvación transcurrida entre Dios y el hombre", y destacó que para Mateo "esta historia comienza con Abraham", mientras que para Lucas empieza "con el origen mismo de la humanidad".

El evangelista Mateo -puntualizó Francisco- nos ayuda a comprender que la figura de José, "aunque aparentemente marginal, discreta, en segunda línea", representa sin embargo una pieza fundamental en la historia de la salvación: "José vive su protagonismo sin querer nunca adueñarse de la escena".

De esta manera -añadió el Papa- todos pueden encontrar en San José, el hombre que pasa inobservado, el hombre de la presencia cotidiana, discreta y escondida, pero que a la vez es un intercesor, un apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad.

“Él nos recuerda que todos aquellos que están aparentemente escondidos o en «segunda línea» tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. El mundo necesita a estos hombres y a estas mujeres”

Custodio de Jesús y de María

Por otra parte, el Obispo de Roma observó que en el Evangelio de Lucas, José aparece como el custodio de Jesús y de la Virgen María:

    “Y por esto él es también el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre”

Además, Francisco manifestó que una sociedad como la nuestra, que ha sido definida “líquida”, encuentra en la historia de José una indicación bien precisa sobre la importancia de los vínculos humanos.

"De hecho -dijo el Santo Padre- el Evangelio nos cuenta la genealogía de Jesús, además de por una razón teológica, para recordar a cada uno de nosotros que nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan. El Hijo de Dios, para venir al mundo, ha elegido la vía de los vínculos".
Oración a San José: aliado, amigo y apoyo

En este punto, el Papa dedicó un pensamiento especial a todas las personas a las que les cuesta encontrar vínculos significativos en su vida, "y precisamente por esto cojean, se sienten solos, no tienen la fuerza y la valentía para ir adelante".

Francisco concluyó su alocución compartiendo con todos los fieles una oración para que los ayude, "y nos ayude a todos nosotros", a encontrar en San José un aliado, un amigo y un apoyo.

San José,

tú que has custodiado el vínculo con María y con Jesús,

ayúdanos a cuidar las relaciones en nuestra vida.

Que nadie experimente ese sentido de abandono

que viene de la soledad.

Que cada uno se reconcilie con la propia historia,

con quien le ha precedido,

y reconozca también en los errores cometidos

una forma a través de la cual la Providencia se ha hecho camino,

y el mal no ha tenido la última palabra.

Muéstrate amigo con quien tiene mayor dificultad,

y como apoyaste a María y Jesús en los momentos difíciles,

apóyanos también a nosotros en nuestro camino. Amén.

A continuación, compartimos la síntesis de la Catequesis del Papa pronunciada en español:

Proseguimos hoy con la segunda catequesis sobre san José, referida a su papel en la Historia de la Salvación. Los evangelios, aun cuando dejan claro que José no es el padre biológico de Jesús, afirman que es su padre a pleno título. Su figura, a través de las dos genealogías que recogen los evangelistas Mateo y Lucas, evidencia cómo Jesús se hace presente en la historia, y de ese modo da cumplimiento a la alianza de Dios con el linaje de Abrahán y a la salvación de la humanidad.

Además de este valor teológico, José se muestra como esa presencia cotidiana, discreta y escondida que sostiene a Jesús y María. En ambas imágenes, nos enseña que nuestras vidas, como la de Jesús, están sostenidas por personas comunes, que nos preceden y nos acompañan, tejiendo con nosotros la historia de nuestra vida. Por esta razón, José no sólo es el “custodio” de la Sagrada Familia, sino que también lo es de la Iglesia, prolongación del Cuerpo de Cristo, y podemos encontrar en él el sostén, la intercesión y la guía en los momentos de dificultad.

* * *

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a pedir con confianza a san José la capacidad de valorizar los vínculos profundos de nuestra vida, a las personas comunes que nos acompañan y sostienen, para que nadie se sienta solo y abandonado y todos puedan reconciliarse con su propia historia viendo en ella la providencia de Dios pese a su debilidad. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

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En la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco inició un nuevo ciclo de catequesis dedicado al esposo de María y padre putativo de Jesús. La elección de Belén y Nazaret, explicó, dice que "la periferia y la marginalidad son preferidas por Dios". Y propuso una nueva oración a san José: "Ayúdanos a preferir lo que el mundo descarta"

Tras terminar la serie de catequesis sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas, este miércoles 17 de noviembre el Papa Francisco – durante su tradicional audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano – comenzó un nuevo tema de reflexiones semanales referidas a San José. “San José y el ambiente en el que vivió” es el título de la catequesis que se introdujo con la lectura en ocho idiomas de la lectura bíblica (Mi 5, 1.2-3.4) que reza:

Mas tú, Belén Efrata, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel […].  Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel. El se alzará y pastoreará con el poder de Yahveh, con la majestad del nombre de Yahveh su Dios. […] El será la Paz.

San José y el ambiente en el que vivió

El Santo Padre comenzó recordando a los queridos hermanos y hermanas presentes tras darles los buenos días, que el 8 de diciembre de 1870, el beato Pío IX proclamó a San José patrón de la Iglesia universal. A lo que añadió textualmente:

Estamos viviendo un Año especialmente dedicado a él, con motivo del 150­º aniversario de su proclamación como patrono de la Iglesia universal. En la Carta apostólica ‘Patris corde’ recogí algunas reflexiones sobre él. Espero que, en este tiempo de crisis global que estamos viviendo, nos confiemos a su intercesión, y su ejemplo nos edifique y nos guíe cada día.

Oración a San José

En efecto el Pontífice explicó que por esta razón decidió dedicarle una serie de catequesis a este santo tan querido. Y manifestó su deseo de “enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo o que viven situaciones de marginalidad existencial”. “Que puedan encontrar en San José – dijo Francisco – el testigo y el protector al que mirar. A él podemos dirigirnos con esta oración”:

“San José, tú que siempre te has fiado de Dios, y has tomado tus decisiones guiado por su providencia, enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos, sino en su plan de amor. Tú que vienes de las periferias, ayúdanos a convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes. Conforta a quien se siente solo. Y sostiene a quien se empeña en silencio por defender la vida y la dignidad humana. Amén”

Un hombre de fe, que confía en los designios de Dios

El Papa recordó que en la Biblia hay más de diez personajes con el nombre de José, que en hebreo significa ‘que Dios te haga crecer’. Y explicó que este detalle nos permite reconocer un rasgo que distingue a san José: “es un hombre de fe, que confía en los designios y en la providencia de Dio”. Otro aspecto de su figura son las principales referencias geográficas de su vida, Belén y Nazaret, que eran dos lugares periféricos. “Esto – prosiguió diciendo Francisco – nos recuerda que tenemos que estar atentos a lo que el mundo ignora, y recuperar una mirada que sepa discernir y valorar lo esencial”.

Saludos del Papa

Tras el resumen de su catequesis en nuestro idioma, el Santo Padre saludó cordialmente a los diversos grupos de fieles y peregrinos presentes. En lengua española, el Obispo de Roma lo hizo con estas palabras:

    “Hoy, de modo particular, quisiera que mi mensaje llegue a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias más olvidadas y que atraviesan situaciones de marginalidad. Que san José los proteja, y no se olviden de acudir a él en todo momento con confianza y amor filial. Que Dios los bendiga. Muchas gracias”

Al saludar a los peregrinos de habla portuguesa, el Papa les dejó una invitación:

    “Los invito a pedir la intercesión de San José para que crezca nuestra confianza en los planes amorosos de la Divina Providencia y podamos amar más a los que el mundo descarta y deja al margen. ¡Que Dios los bendiga!”

A los participantes de lengua inglesa, especialmente a los grupos procedentes de los Países Bajos, Dinamarca y los Estados Unidos de América, Francisco les dijo:

En este mes de noviembre recemos por los seres queridos que nos han dejado y por todos los difuntos, para que el Señor, en su misericordia, los acoja en el Reino de los cielos.  Invoco sobre ustedes y sus familias la alegría y la paz de Cristo. ¡Que Dios los bendiga!

Al dirigirse a los fieles procedentes de los países francófonos, en particular a las Hermanas Hijas del Corazón de María, a los elegidos de Hauts de Saine, acompañados por el Obispo de Nanterre, y al grupo de Alfabetización y Salud para todos de Camerún, Francisco les dijo:

Que san José, venido de las periferias, nos ayude a convertir nuestra mirada y a ocuparnos de las personas descartadas y a las que están marginados de la sociedad. ¡Mi bendición para todos!

A los queridos hermanos y hermanas de lengua alemana, el Papa les dijo que “siempre y en todas las necesidades de nuestro tiempo y de nuestra vida podemos acudir a san José”. Siguiendo su ejemplo, confiemos plenamente en Dios y, al mismo tiempo, aportemos nuestra humilde y obediente contribución al plan divino de salvación.

A los grupos de peregrinos polacos, el Papa les recordó que “San José, Custodio de la Iglesia, es un hombre de profunda fe, valiente y humilde”. En este tiempo, marcado por la crisis global y la pérdida de valores, invoquémoslo para que nos enseñe a ver lo que el mundo pone al margen y rechaza. Que su intercesión nos ayude a ser sensibles a los demás. Los bendigo de corazón.

Al saludar a los fieles de habla árabe Francisco los invitó a pedir a san José, “que viene de las periferias, que nos ayude a convertir nuestra mirada y a preferir lo que el mundo descarta y margina”. Y que ustedes, que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo o que viven situaciones de marginalidad existencial, que encuentren en san José el testigo y el protector al que mirar. ¡Que el Señor los bendiga a todos y los proteja siempre de todo mal!

En el año de San José, el don de las Indulgencias

Por último, antes de cantar el Padrenuestro en latín y de impartir su bendición apostólica final, el Pontífice saludó a los fieles y peregrinos de lengua, Ante todo dio su cordial a los participantes en la Conferencia de la conexión nacional de los santuarios, al grupo del Policlínico San Mateo de Pavía y a los fieles de Sant'Elpidio a Mare.

A todos ellos el Obispo de Roma los animó a adherirse “con alegría a la voluntad de Dios, encomendándose a la protección maternal de la Virgen María”.

Además, como es costumbre, el pensamiento del Santo Padre se dirigió a los ancianos, enfermos, jóvenes y recién casados presentes en el Aula Pablo VI, a quienes les dijo:

“La liturgia de hoy conmemora a Santa Isabel de Hungría, mujer de profunda fe y ardiente caridad. Que el ejemplo y la intercesión de esta ilustre santa de la caridad ayude a cada uno de ustedes a vivir una vida virtuosa, saliendo al encuentro, con ánimo abierto, a los pobres y a todos los necesitados. A todos ustedes mi bendición”

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En su catequesis de la audiencia general de este último miércoles de octubre el Papa Francisco reflexionó sobre la tentación "de los nuevos fundamentalistas", que pretenden encerrar la vida cristiana en una lista de preceptos, buscando seguridades en ellos, en lugar de abrirse a la libertad y a la novedad del amor de Dios, el único que trae los dones de la paz y la alegría a la vida humana

El Santo Padre celebró esta mañana la acostumbrada audiencia general, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, ante la presencia de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países. En 13º su catequesis sobre la Carta de San Pablo a los gálatas abordó el tema de “El fruto del Espíritu”. Y, de hecho, antes de que el Papa ofreciera sus palabras, se leyó, a modo de introducción, un pasaje de esta Carta (Gal 5, 22-24):

    “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias”

Tras dar los buenos días a los queridos hermanos y hermanas presentes en esta audiencia, Francisco comenzó recordando que “la predicación de San Pablo gira en torno a Jesús y su Misterio Pascual”. Y destacó que el Apóstol, de hecho, se presenta “como heraldo de Cristo, y de Cristo crucificado”, mientras a los gálatas, “tentados de basar su religiosidad en la observancia de preceptos y tradiciones”, les recordó “el centro de la salvación y de la fe”, a saber: “la muerte y la resurrección del Señor”. A lo que añadió textualmente:

    “¿Quién les ha encantado para alejarlos de Cristo Crucificado? Es un mal momento en Gálatas...”

Volver a lo esencial

Incluso hoy en día, prosiguió diciendo Francisco, “muchos buscan la certeza religiosa antes que al Dios vivo y verdadero, centrándose en rituales y preceptos en lugar de abrazar al Dios del amor con todo su ser.

    “Y esta es la tentación de los nuevos fundamentalistas, ¿no?, los que parecen tener miedo de avanzar, y vuelven atrás porque se sienten más seguros: buscan la seguridad de Dios y no el Dios de la seguridad... Por eso Pablo pide a los gálatas que vuelvan a lo esencial, volver a Dios, a lo esencial, no a las seguridades de Dios: a lo esencial, a Dios que nos da la vida en Cristo crucificado”

El Santo Padre invitó a dar “un paso más” guiados por San Pablo. E invitó a preguntarnos: “¿Qué ocurre cuando nos encontramos con Jesús Crucificado en la oración?”. Sucede, respondió Francisco, “lo que ocurrió bajo la Cruz”, es decir, que “Jesús entrega el Espíritu”, o sea que “da su propia vida”. “Y el Espíritu, que brota de la Pascua de Jesús, es el principio de la vida espiritual”, puesto que es Él quien “cambia el corazón: ¡no nuestras obras, sino la acción del Espíritu Santo en nosotros! Es él quien guía a la Iglesia, y nosotros estamos llamados a obedecer su acción, que extiende dónde y cómo quiere”.

“El Evangelio está destinado a todos y no a unos pocos privilegiados”

Tras reflexionar acerca de que “fue precisamente la constatación de que el Espíritu Santo descendía sobre todos y que su gracia actuaba sin exclusión lo que convenció, incluso a los más reacios, de que el Evangelio de Jesús estaba destinado a todos y no a unos pocos privilegiados”, el Papa agregó:

    “Y los que buscan la seguridad, el pequeño grupo, las cosas claras como entonces, viven ‘como entonces’, se alejan del Espíritu, no dejan que la libertad del Espíritu entre en ellos. Así, la vida de la comunidad se regenera en el Espíritu Santo; y es siempre gracias a Él que alimentamos nuestra vida cristiana y llevamos adelante nuestra lucha espiritual”

Comportamiento “enfermizamente” humano

De Pablo Francisco recordó que “enumera” “las obras de la carne, que se refieren al uso egoísta de la sexualidad, a las prácticas mágicas que son idolatría y a lo que socava las relaciones interpersonales, como “discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias”:

    “Todo esto es fruto – por así decirlo – de la carne, de un comportamiento sólo ‘humano’, ‘enfermizamente humano’. Porque un humano tiene sus valores, pero esto es ‘enfermizamente’ humano. El fruto del Espíritu, en cambio, es ‘amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí’”

Francisco también dijo que “puede ser un buen ejercicio espiritual leer la lista de San Pablo y mirar la propia conducta, para ver si se corresponde, si nuestra vida es realmente según el Espíritu Santo, si lleva estos frutos. Estos frutos de amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí mismo: ¿Mi vida lleva estos frutos? ¿Es el Espíritu quien da?

No olvidar la fecundidad original del amor

Asimismo, dijo el Papa, a modo de ejemplo, que “los tres primeros enumerados son el amor, la paz y la alegría: desde aquí se reconoce a una persona habitada por el Espíritu Santo”. Y añadió que esta enseñanza del Apóstol “supone también un gran reto para nuestras comunidades. Sin embargo, “no se puede captar la belleza de la fe en Jesucristo partiendo de demasiados mandamientos y de una visión moral que, desarrollándose en muchas corrientes, puede hacernos olvidar la fecundidad original del amor”, alimentado “de oración que da la paz y de testimonio alegre”.

    “Y cuántas veces nosotros mismos, los sacerdotes o los obispos, hacemos tanta burocracia para dar un sacramento, para acoger a la gente, que la gente dice: ‘No, esto no me gusta’, y se va, y no ve en nosotros, muchas veces, la fuerza del Espíritu que regenera, que nos hace nuevos a todos”

Por lo tanto, concluyó su catequesis el Papa, afirmando que “tenemos la gran responsabilidad de anunciar a Cristo crucificado y resucitado, animados por el soplo del Espíritu de amor. Porque sólo este amor tiene el poder de atraer y cambiar el corazón del hombre”.

Al saludar en nuestro idioma a los fieles y peregrinos presentes y a los que seguían su catequesis a través de los medios de comunicación Francisco les dijo:

    “Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a hacer este pequeño ejercicio, relean la lista de los frutos del Espíritu Santo que encontramos en Gálatas 5, 22-23. Vean si se corresponden con la propia existencia, es decir, si nuestra vida se ha dejado configurar con Cristo, al que contemplamos muerto y resucitado, en la imagen de la cruz y en el misterio de la Eucaristía; si se ha dejado trasformar por el Espíritu para ser ella misma eucaristía, don y acción de gracias, para gloria de Dios y salvación de las almas. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias”

Sí a la vida

A los peregrinos polacos el Pontífice les recordó que a petición de la fundación polaca “Sí a la vida”, bendijo hoy las campanas que llevan el nombre: "La voz de los no nacidos". Y tras explicar que están destinadas a Ecuador y Ucrania, el Papa manifestó su deseo:

    “Que para estas naciones y para todos, sean un signo de compromiso en favor de la defensa de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. Que su sonido anuncie al mundo el ‘Evangelio de la vida’, despierte las conciencias de los hombres y el recuerdo de los no nacidos. Encomiendo a sus oraciones cada niño concebido, cuya vida es sagrada e inviolable. Los bendigo con todo mi corazón”

Por último, antes de rezar el Padrenuestro en latín el Santo Padre dio su cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. Saludó a la Fundación San Vito de Mazara del Vallo, a la Asociación Diversa-Mente y a la comunidad esrilanquesa de la ciudad de Nápoles. Por último, como siempre, Francisco dirigió su pensamiento a los ancianos, enfermos, jóvenes y recién casados presentes. A todos ellos los animó a testimoniar el mensaje de salvación evangélica que los Santos Apóstoles Simón y Judas, cuya fiesta celebraremos mañana, testimoniaron con su vida.

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Columnas | SIN LÍMITES

*El Pontífice jesuita podría imponer a un cardenal filipino; Benedicto XVI anuncia su muerte

Fue una broma, pero como dice el viejo refrán, entre broma y broma la verdad asoma. A fines de septiembre, la agencia de noticias italiana ANSA envió la siguiente información, fechada el 4 de octubre:

Como una broma realizada durante un reciente encuentro con el Obispo de Ragusa, Italia, Monseñor Giuseppe La Placa, el Papa Francisco dijo que en 2025 su sucesor será Juan XXIV.

El Obispo La Placa relató que en su reunión del 27 de septiembre con el Santo Padre, invitó al Papa a visitar la ciudad de Ragusa, con motivo del septuagésimo quinto aniversario de la fundación de la Diócesis en 2025.

El Santo Padre sonrió y asintió con la cabeza y con una broma respondió diciendo que en 2025 Juan XXIV hará esa visita.

El encuentro con el Papa, destacó Monseñor La Placa fue una conversación sencilla, cordial y afectuosa que dejó en mí una profunda huella del alma paterna y del espíritu apostólico del Santo Padre.

El Papa Francisco ha expresado en el pasado su afecto por San Juan XXIII, a quien canonizó junto a San Pablo VI el 27 de abril de 2014.

En la homilía de la Misa de canonización, el Santo Padre dijo que Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; fue el Papa de la docilidad al Espíritu.

¿QUIÉN PODRÍA SER JUAN XXIV?

Por su parte, la Cadena 3 Argentina, después de una investigación publicó la siguiente información, a propósito de la broma del Papa Francisco, con el título: Quién es Juan XXIV, el Posible Sucesor de Francisco:

Juan XXIV será el sucesor del papa Francisco dentro de 4 años. Al menos fue la respuesta que el Pontífice le dio en una audiencia privada al obispo de Ragusa, Italia, Monseñor Giuseppe La Placa, cuando éste quiso confirmar su presencia en los actos del 75 aniversario de la creación de su diócesis, en 2025.

Ciertamente se trató de una broma, pero recurrente, que había hecho en anteriores oportunidades.

Y no es porque esté pensando en renunciar: Ni se me pasó por la cabeza, enfatizó en la entrevista que le realizó la COPE, emisora de radio española, en septiembre, cuando la prensa italiana especulaba, luego de la operación de urgencia a la que había sido sometido poco tiempo atrás, a los 85 años, cuando le extirparon unos 30 centímetros de intestino.

Los analistas afirman que el Papa es consciente de que su tiempo al mando de la Iglesia no podrá ser muy prolongado y que busca influir en la elección de su sucesor, por lo que al haber lanzado Juan XXIV reveló su preferencia por un perfil similar al suyo.

CÓMO SERÍA JUAN XXIV

EL candidato papal sería como un gran reformador, ya que su antecesor Juan XXIII se destacó por haber convocado el Concilio Vaticano II que implicó el mayor aggionamiento de la Iglesia en los últimos siglos.

Si finalmente logra imponerlo, significará una continuidad y si no lo hace, habrá una ruptura desde el mismo momento en que ese nombre sea anunciado en la plaza de San Pedro.

Francisco fue el Papa que más cardenales electores lleva nombrados de los 121 menores de 80 años que integran por ahora el cónclave, 70 contra 38 de Benedicto XVI y solo 13 de Juan Pablo II.

Sin embargo, antes de diciembre de 2022, la composición cambiará, pues 11 cumplirán la edad de jubilación, por lo que es probable que Francisco convoque un nuevo consistorio, la ceremonia de creación de cardenales y sume una decena más de electores.

En este contexto cabe esperar que el cónclave que designará a su sucesor sería totalmente francisquista, ya que dispondría de los dos tercios de mayoría necesaria para elegir al nuevo Pontífice, de acuerdo con las normas establecidas por Benedicto XVI.

Que el antecesor, Benedicto XVI, siga todavía vivo, configura una situación extraña en la Iglesia, en la que coexisten dos Papas y no son pocos los detractores de Francisco que siguen otorgando la legitimidad a Ratzinger.

¿Qué hubiera sucedido entonces si hubiese prosperado la presión para hacerlo renunciar al actual emérito? Que habría tres Papas en cuanto se le designara sucesor.

Al elegir Francisco su Juan XXIV, rememora a Angelo Roncalli, Juan XXIII, quien fue ungido a punto de cumplir los 78 años, precedido por una fama de conservador. El propio Bergoglio lo canonizó en 2014. Pero terminó sorprendiendo a la Iglesia y al mundo con la convocatoria del segundo Concilio Vaticano.

Renovó la liturgia y sustituyó el latín por las lenguas vernáculas. Apostó por el ecumenismo, se abrió al papel de los laicos en la Iglesia y se acercó al mundo contemporáneo para establecer un diálogo centrado en lo que nos une y no en lo que nos separa.

¿Se sabe quién sería el Juan XXIV de Francisco? A quien se tiene como uno de los suyos, es el jesuita filipino de 64 años, a quien responsabilizó del manejo de Cáritas Internacional y puso al frente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como Prefecto, además de nombrarlo Presidente de la Federación Bíblica Católica. Es el Obispo de Manila, se llama Luis Antonio Tagle y se lo conoce como Cardenal Chito.

Pero aún con el concilio numéricamente de su lado, no va a ser sencillo para Francisco imponer una línea de sucesión dentro del clima adverso en un sector importante de la Iglesia, termina diciendo el medio de comunicación argentino.

LA PELÍCULA LOS DOS PAPAS

De acuerdo a la BBC de Londres, en el análisis de la película de Netflix Los Dos Papas, desvela algunos entretelones no oficiales sobre la elección del Papa Francisco.

Hubo detalles que salieron a la luz estos años, como los documentos filtrados al diario italiano La Strada que reflejaron que durante el cónclave de 2005, el nombre del argentino quedó en el segundo puesto en la votación que, como se esperaba, ganó Ratzinger después de cuatro fumatas negras.

Oficialmente, Benedicto XVI alegó falta de fuerzas para poder hacer frente a los desafíos de la Iglesia, según dijo en latín en su histórico anuncio de renuncia en febrero de 2013.

La película sugiere otro elemento, la culpa y una presunta crisis de fe tras la débil respuesta que dio a los escándalos de abusos sexuales a menores por parte de los curas católicos y en especial, el mexicano Marcial Maciel.

Sin embargo, no hay información pública que apunte a que Ratzinger se haya arrepentido de cómo manejó la crisis de los abusos o que se hubiese reunido en la Capilla Sixtina para compartir sus planes de renuncia con el cardenal argentino.

Mucho menos que hayan tenido lugar las conversaciones entre ambos sobre la crisis de fe, los problemas para escuchar la voz de Dios, el intercambio sobre la humildad, los zapatos de Bergoglio o el atracón de pizza y Fanta que se dan en la Capilla de las Lágrimas, aunque es conocido que el Papa Emérito es fanático del jugo artificial de naranja.

BENEDICTO ANUNCIA SU MUERTE

Y como si las cosas en el mundo y en la Iglesia Católica estuvieran tranquilas, la agencia ACIPrensa reportó el pasado 19 de octubre que el Papa Emérito Benedicto XVI, de 94 años, expresó que espera unirse pronto a sus amigos en el Cielo, en un mensaje de condolencia por la muerte de un sacerdote de la orden cisterciense.

En una carta con fecha 2 de octubre y publicada por Wilhering Abbey en Austria, Benedicto XVI dijo que la muerte del P. Gerhard Winkler lo conmovió profundamente.

La noticia del fallecimiento del Prof. Dr. Gerhard Winkler O. Cist., que se me ha transmitido, me ha afectado profundamente. Entre todos los colegas y amigos, él era el más cercano a mí. Su alegría y profunda fe siempre me atrajeron, escribió Benedicto XVI, que fue Papa de 2005 a 2013.

Ahora ha llegado al otro mundo, donde estoy seguro de que ya le esperan muchos amigos. Espero poder unirme a ellos pronto, indicó.

Como dicen algunos políticos cuando toman decisiones que afectarán a sus gobernados: Que Dios nos agarre confesados si las informaciones anteriores resultan ciertas en el corto y mediano plazo.

En fin, como escribió Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II (Polonia, 1920-2005), el poema La Capilla Sixtina, en su libro Tríptico Romano, Poemas, escrito en 2003:

La transparencia final y la luz.
La transparencia de los hechos.
La transparencia de las conciencias.
Es preciso que, durante el cónclave,
Miguel Ángel conciencie al pueblo.
No olvidéis: 'Omnia nuda et aperta sunt ante oculos Eius'.
¡Tú que lo penetras todo, indica!
Él indicará...

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“El apóstol Pablo, con su Carta a los Gálatas, poco a poco nos introduce en la gran novedad de la fe”. Así comienza la catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles 20 de octubre celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Ciudad del Vaticano.- En los primeros momentos de la Audiencia, un niño se acercó al Papa para saludarlo, y Francisco refiriéndose a esta situación afirmó sobre la libertad del niño para acercarse y no tener miedo, “como si estuviera en su casa”, y añadió: “agradezco a este niño la lección que nos ha dado a todos. Y que el Señor le ayude en su limitación, en su crecimiento porque ha dado este testimonio que le salió del corazón”.

La gran novedad de la fe

El Papa Francisco en la catequesis de este miércoles 20 de octubre desarrolla el tema de la libertad en la Carta a los Gálatas del apóstol San Pablo.

Por el bautismo hemos recibido “la vida nueva” y el don de ser hijos de Dios, indica Francisco, quien insiste en que “renacidos en Cristo” hemos pasado de una religiosidad hecha de preceptos a una “fe viva, que tiene su centro en la comunión con Dios y con los hermanos (…) Hemos pasado de la esclavitud del miedo y del pecado a la libertad de los hijos de Dios”.

¿Cuál es el corazón de la libertad según el apóstol Pablo?

Francisco puntualiza que el núcleo de la vivencia de la libertad no es “un modo de vivir libertino, según la carne”, sino todo lo contrario, la “libertad en Cristo nos lleva a estar al servicio de los demás”.

La paradoja del Evangelio, señala Francisco consiste en que “Somos libres para servir, y en eso consiste la libertad; nos encontramos plenamente en la medida en que nos entregamos (…) Esto es puro Evangelio”, subraya.

Poseemos la vida si la perdemos

El Papa al referirse al planteamiento del apóstol afirma: “La respuesta del apóstol es tan sencilla como exigente” porque “No hay libertad sin amor”.

La libertad que se centra en hacer lo que yo quiero, indica Francisco “no es libertad, porque se vuelve sobre sí misma, no es fructífera”.

Es a través del amor que hemos sido liberados, y es “el amor el que nos libera de la peor esclavitud, la de nuestro ego; por eso la libertad crece con el amor”.

Francisco nos alerta contra el “amor intimista” porque solo sirve para buscar “lo que nos conviene y nos complace”. Frente al amor intimista, está el amor “verdaderamente libre y liberador. Es el amor que resplandece en el servicio gratuito”, al estilo de Jesús, como cuando Él lavó los pies a los discípulos (Jn 13:15).

También nos llama la atención contra la libertad “sin objetivo, sin referencias” y la califica como una “libertad vacía, una libertad de circo”. La experiencia que produce esta libertad es la del vacío interior y “de que hemos utilizado mal el tesoro de nuestra libertad”. Frente a esta realidad, está la “belleza de poder elegir el verdadero bien para nosotros y para los demás”.

Desenmascarar una libertad egoísta

"’Que nadie busque su propio interés, sino el de los demás’ (1 Cor 10,23-24). Esta es la regla para desenmascarar cualquier libertad egoísta”, afirma Francisco.

El Papa muestra las características de la libertad que libera a los demás y a nosotros mismos: “sabe escuchar sin imponer (…) sabe amar sin forzar (…) construye y no destruye (…) no explota a los demás”.

Francisco resume este planteamiento al afirmar: “si la libertad no está al servicio del bien, corre el riesgo de ser estéril y no dar frutos”. En contraposición, prosigue, “la libertad animada por el amor conduce a los pobres, reconociendo en sus rostros el de Cristo”.

El Papa recuerda una de las concepciones modernas de la libertad: "Mi libertad termina donde empieza la tuya" y resalta que falta el elemento de la “relación”, por ello es una visión individualista.

La libertad “provocada por Jesús”, indica Francisco, no te mantiene alejado de los demás ni convierte a los otros en una molestia; tampoco ve a los seres humanos como encerrados en ellos mismos, sino que los descubre como parte de una comunidad.

“La dimensión social es fundamental para los cristianos, ya que les permite mirar al bien común y no al interés privado” insiste Francisco, quien nos llama a “redescubrir la dimensión comunitaria” de la libertad porque “nuestra libertad nace del amor de Dios y crece en la caridad”.

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El Evangelio de hoy muestra dos lógicas diferentes: la de los discípulos y la de Jesús. Unos quieren “emerger”, mientras que el Maestro se “sumerge”. El Papa pidió reflexionar sobre cuántas veces los cristianos, que deberían ser siempre servidores, tratan de “trepar”, mientras que, a ejemplo de Jesús, deberían “abajarse en el servicio, no tratar de escalar para la propia gloria”. La pregunta que hoy Francisco nos hace es: ¿Tengo compasión por los demás?

Asomado a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano, como cada domingo, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día que hoy narra sobre el pedido de Santiago y Juan al Señor Jesús de sentarse un día con Él en la gloria, como si fueran - observó el Santo Padre - “los primeros ministros” o “algo así”. Los otros discípulos los escuchan y “se indignan”, señaló Francisco, explicando que “con paciencia” el Maestro les ofreció una gran enseñanza, a saber, que “la verdadera gloria no se obtiene elevándose por encima de los demás, sino viviendo el mismo bautismo que Él recibirá poco después en Jerusalén”, es decir, "la cruz".

La gloria de Dios, amor que se convierte en servicio

“¿Qué quiere decir esto?”, planteó Francisco. Y explicó:

La palabra "bautismo" significa "inmersión": con su Pasión, Jesús se sumergió en la muerte, ofreciendo su vida para salvarnos. Su gloria, la gloria de Dios, es, pues, el amor que se convierte en servicio, no el poder que aspira a la dominación. No es un poder que aspira a la dominación: es amor que se hace servicio. Por eso Jesús concluye diciendo a los suyos y también a nosotros: "El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor" (Mc 10,43). Para hacernos grandes tenemos que ir por el camino del servicio, servir a los demás.

Búsqueda de prestigio personal puede ser enfermedad del espíritu

El Santo Padre puso en evidencia las dos “lógicas” diferentes: la de los discípulos, que quieren "emerger" y la de Jesús que "quiere sumergirse”. Se detuvo Francisco en cada uno de los verbos: el primero, “emerger”, que expresa esa “mentalidad mundana a la que siempre somos tentados” de “vivir todas las cosas, incluso las relaciones, para alimentar nuestra ambición, para subir los peldaños del éxito, para alcanzar posiciones importantes”. Se trata de una “búsqueda del prestigio personal” que, advirtió el Santo Padre, “puede convertirse en una enfermedad del espíritu” y que se disfraza “incluso detrás de las buenas intenciones”:

Cuando, por ejemplo, detrás del bien que hacemos y predicamos, en realidad sólo buscamos a nosotros mismos y nuestra propia afirmación, es decir, trepar… Es algo que vemos también en la Iglesia… Cuántas veces, nosotros, los cristianos, que deberíamos ser siempre servidores, tratamos de “trepar”, de escalar…

Verificar las verdaderas intenciones del corazón

De ahí que sea siempre necesario, según la enseñanza del Sumo Pontífice, “verificar las verdaderas intenciones del corazón”, preguntándonos: "¿Por qué llevo a cabo este trabajo, esta responsabilidad? ¿Para ofrecer un servicio o para ser notado, alabado y recibir cumplidos?". Se trata de una “lógica mundana” a la que Jesús “contrapone la suya” que es la del segundo verbo, "sumergir". En lugar de elevarse por encima de los demás, - explicó el Sucesor de Pedro - bajar del pedestal para servirlos; en lugar de emerger por encima, sumergirse en la vida de los demás.

En este punto de su alocución, Francisco se refiere a un programa visto en televisión sobre un servicio realizado por Cáritas para que a nadie le falte comida. Puesto en evidencia, sí, por el Papa, para hacer notar la importancia de “preocuparse por el hambre de los demás, por las necesidades de los demás”, puesto que “hay muchas, muchas personas necesitadas hoy en día y después de la pandemia – lamentó el Santo Padre – aún más”.

Observar y abajarse en el servicio, no tratar de escalar para la propia gloria.

¿Pensamos con compasión en el hambre de tanta gente?

"Sumergirse". Jesús nos pide que nos sumerjamos “con compasión” en la vida de los que encontramos – aseguró el Papa. Volviendo luego sobre el programa visto que trataba el hambre, preguntó a cada uno:

¿Pensamos con compasión en el hambre de tanta gente, cuando estamos frente a la comida - que es una gracia de Dios que podemos comer, hay tanta gente que trabaja y no tiene para comer durante todo el mes…?

“Pensemos en ello”, exhortó entonces el Pontífice, impulsándonos a sumergirnos “con compasión”, a “tener compasión”, porque “no es un dato de la enciclopedia”, sino que “hay tanta gente hambrienta”

    “¡Son personas! ¿Tengo compasión por las personas?”

Si hacemos como Jesús, descubrimos el modo de hacer de Dios

"Con compasión" por la vida de los que encontramos, "sumergirse" como Jesús hizo con cada uno de nosotros es el pedido del Sumo Pontífice, que invita a mirar al Señor Crucificado “sumergido hasta el fondo de nuestra historia herida”, para descubrir “el modo de hacer de Dios”:

Veamos que no se quedó allá arriba en el cielo, mirándonos, sino que se abajó para lavarnos los pies. Dios es amor y el amor es humilde, no se eleva, sino que desciende, como la lluvia que cae sobre la tierra y da vida.

Aún hay otra pregunta que plantea Francisco y es: ¿cómo nos ponemos en la misma dirección que Jesús?, ¿cómo pasamos de emerger a sumergirnos, de la mentalidad del prestigio – aquella mundana - a la del servicio, a la de la cristiandad?”. Se necesita “empeño”, asegura, a la vez que advierte que, sin embargo, “no es suficiente”, pues solos, “es difícil, por no decir imposible”.

La fuerza de nuestro bautismo

Pero la buena noticia que da el Papa es que “tenemos una fuerza dentro que nos ayuda”:

Es la del Bautismo, la de esa inmersión en Jesús que todos nosotros hemos recibido por gracia y que nos orienta, nos impulsa a seguirlo, a no buscar nuestro propio interés sino a ponernos a su servicio. Es una gracia, es un fuego que el Espíritu ha encendido en nosotros y que hay que alimentar. Pidamos hoy al Espíritu Santo que renueve en nosotros la gracia del Bautismo, la inmersión en Jesús, en su forma de ser para ser más servidores, para ser siervos como Él lo fue con nosotros.

A “la más grande”, a quien “no trató de destacar, sino que fue la humilde sierva del Señor” el Santo Padre pide que recemos en este día: para que nos ayude a encontrar a Jesús recemos a nuestra madre, que está “plenamente inmersa a nuestro servicio”.

La violencia es una derrota para todos

Tras el Ángelus, Francisco, recordando que la semana pasada hubieron varios atentados (Noruega, Afganistán e Inglaterra) expresó su cercanía a las familias de las víctimas y pidió abandonar el camino de la violencia, que siempre es "una derrota para todos". "Recordemos - dijo - que la violencia genera violencia”. También se refirió a la iniciativa de Ayuda a la Iglesia Necesitada "Por la unidad y la paz, un millón de niños rezan el Rosario", animando esta campaña de oración, que este año se encomienda de manera especial a la intercesión de San José. No faltó la mención de la beatificación en Córdoba, españa, del sacerdote Juan Elías Medina y 126 compañeros mártires, asesinados por odio a la fe durante la violenta persecución religiosa de los años 30 en España. “Que su fidelidad – animó el Papa – nos dé a todos, especialmente a los cristianos perseguidos en distintas partes del mundo, la fuerza para dar un testimonio valiente del Evangelio”. Por último, en sus saludos a todos los peregrinos, se dirigió en particular a las Hermanas "Medee" que celebran su Capítulo General, a la Confederación de los Caballeros Pobres de San Bernardo de Claraval, a los empresarios africanos reunidos en su encuentro internacional, a los fieles de Este, Cavallino y Ca' Vio (Venecia), y a los jóvenes confirmandos de Galzignano.

El Pontífice, además, impartió su bendición a la "Peregrinación Ecuménica por la Justicia Ecológica", formada por cristianos de diferentes confesiones, que partieron de Polonia hacia Escocia para asistir a la cumbre del clima COP26. Al final, el Papa Francisco se despidió con su acostumbrado saludo, deseando a todos un buen domingo y pidiendo por favor, que no se olviden de rezar por él.

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La liberación obtenida con el bautismo nos permite adquirir la "plena dignidad de hijos de Dios", de forma que, "mientras permanecemos bien arraigados en nuestras raíces culturales, al mismo tiempo nos abrimos al universalismo de la fe que entra en toda cultura, reconoce las semillas de verdad presentes y las desarrolla llevando a plenitud el bien contenido en ellas": lo hizo presente el Papa en la audiencia general del miércoles 13 de octubre, en la que invitó a estar en constante camino

Somos libres porque fuimos liberados gratuitamente: lo recordó el Papa Francisco al reflexionar este 13 de octubre en la Audiencia General, sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas. Para san Pablo – explicó Francisco – el núcleo central de la libertad es el hecho de que “con la muerte y resurrección de Jesucristo, hemos sido liberados de la esclavitud del pecado y de la muerte”. En otros términos, somos libres "porque hemos sido liberados por gracia y amor", y no "por haber pagado".

La novedad Cristo abre a acoger cada pueblo y cada cultura

El Santo Padre precisó que el amor por el que fuimos liberados se convierte así "en la ley suprema y nueva de la vida cristiana”, de modo que esta "novedad" de vida, "abre a acoger a cada pueblo y cultura", y, al mismo, tiempo "abre a cada pueblo y cultura a una libertad más grande”. Recordando luego que San Pablo fue atacado por sus detractores al decir que “para quien se adhiere a Cristo ya no cuenta ser judío o pagano”, sino sólo “la fe que actúa por la caridad”, pues, sostenían que el apóstol había tomado esa posición por “oportunismo pastoral, es decir, para gustar a todos”, señaló que se trata de un discurso que repiten “los fundamentalistas de hoy”. Y, visualizando cómo la historia se repite, puso el Papa en ejemplo el actuar de Pablo que “no permanece en silencio”, sino que responde con coraje:

«Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo» (Gal 1,10).

Abiertos al universalismo de la fe que entra en toda cultura

Pablo, con su libertad, donada por el amor y gracia de Dios, demuestra un pensamiento – observó el Santo Padre- de una “profundidad inspirada”, pues, "acoger la fe conlleva para él renunciar no al corazón de las culturas y de las tradiciones, sino solo a lo que puede obstaculizar la novedad y la pureza del Evangelio".  Esto, tal como explicó seguidamente Francisco, sucede “porque la libertad obtenida de la muerte y resurrección del Señor no entra en conflicto con las culturas, no entra en conflicto con las tradiciones que hemos recibido, sino que más bien introduce en ellas una libertad nueva, una novedad liberadora”, es decir, “la del Evangelio”.

La liberación obtenida con el bautismo, de hecho, nos permite adquirir la plena dignidad de hijos de Dios, de forma que, mientras permanecemos bien arraigados en nuestras raíces culturales, al mismo tiempo nos abrimos al universalismo de la fe que entra en toda cultura, reconoce las semillas de verdad presentes y las desarrolla llevando a plenitud el bien contenido en ellas.

Unidad en la diversidad

De este modo, “en la llamada a la libertad” se descubre – tal como indicó el Papa – “el verdadero sentido de la inculturación del Evangelio”, que “toma la cultura en la que vive la comunidad cristiana y habla de Cristo, pero con esa cultura”, respetando “lo que de bueno y verdadero existe” en ellas. Una tarea sin embargo “no fácil”, pues “son muchas las tentaciones de querer imponer el proprio modelo de vida como si fuera el más evolucionado y el más atractivo”.

¡Cuántos errores se han realizado en la historia de la evangelización queriendo imponer un solo modelo cultural! La uniformidad. Y esto -la uniformidad como norma de vida- no es cristiana. Unidad sí, uniformidad no. A veces, no se ha renunciado ni siquiera a la violencia para que prevalezca el propio punto de vista. Pensemos en las guerras, ¿no? De esta manera, se ha privado a la Iglesia de la riqueza de muchas expresiones locales que llevan consigo la tradición cultural de enteras poblaciones. ¡Pero esto es exactamente lo contrario de la libertad cristiana!

Una libertad dinámica que nos pone en camino

La libertad de la fe cristiana es, en cambio, “dinámica”, pues no indica una visión “estática” de la vida y de la cultura, sino que, iluminada y fecundada por el misterio de Cristo, que en su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre, indica la “variedad”: una variedad “unida”, precisó el Santo Padre.

De aquí deriva el deber de respetar la proveniencia cultural de cada persona, incluyéndola en un espacio de libertad que no sea restringido por alguna imposición dada por una sola cultura predominante. Este es el sentido de llamarnos católicos, de hablar de Iglesia católica: no es una denominación sociológica para distinguirnos de otros cristianos; no. Católico es un adjetivo, un adjetivo que significa universal. La catolicidad, la universalidad. Iglesia universal, es decir, católica, significa que la Iglesia tiene en sí, en su naturaleza misma, la apertura a todos los pueblos y las culturas de todo tiempo, porque Cristo ha nacido, muerto y resucitado por él, por todos.

Por ese motivo la afirmación final del Papa en la catequesis de este día: no pretendemos tener posesión de la libertad, sino que hemos recibido “un don para custodiar”, que nos pide a cada uno estar en un constante camino, orientados hacia a la plenitud que todos estamos llamados a alcanzar. 

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