En las últimas jornadas, las negociaciones para poner fin al conflicto han entrado en un momento decisivo. Washington insiste en que las conversaciones con Kiev y Moscú han permitido acercar posiciones y que el desenlace podría estar más próximo de lo que se percibe públicamente. Funcionarios estadounidenses han subrayado que el plan de paz de 28 puntos elaborado bajo el liderazgo de Trump representa una oportunidad real para cerrar casi cuatro años de enfrentamientos, aunque reconocen que aún quedan aspectos delicados por resolver.

Sin embargo, el optimismo de Estados Unidos contrasta con la postura de Moscú. El Kremlin ha rechazado de plano las modificaciones introducidas por los europeos al borrador original, que buscaban suavizar las concesiones territoriales y limitar las restricciones militares impuestas a Ucrania. Para Rusia, cualquier alteración del texto inicial resulta “poco constructiva” y no se ajusta a sus intereses estratégicos. El presidente Vladímir Putin y sus asesores insisten en que la primera versión del plan, considerada demasiado favorable a Moscú por Kiev y la Unión Europea, es la única que aceptarán.

Europa, por su parte, intenta equilibrar el proceso. Países como Francia, Alemania y Reino Unido han promovido un documento alternativo que rechaza la reducción drástica del ejército ucraniano y plantea condiciones que eviten una nueva invasión. La intención es impedir que el acuerdo se convierta en una victoria política para Rusia y garantizar que Ucrania conserve capacidad de defensa. No obstante, la negativa del Kremlin a aceptar cambios mantiene el proceso en un punto de tensión.

En Kiev, el presidente Volodímir Zelensky ha celebrado que existan avances en las conversaciones, aunque advierte que cualquier pacto que implique renunciar a territorios soberanos será difícil de aceptar. La presión internacional se intensifica, pues Trump ha fijado plazos concretos para alcanzar un acuerdo, lo que añade un componente de urgencia a las negociaciones.

El escenario refleja una paradoja: mientras Estados Unidos transmite confianza en que la paz está más cerca, Rusia se atrinchera en su rechazo a cualquier modificación del plan original. Europa busca un equilibrio que evite concesiones excesivas a Moscú y preserve la soberanía ucraniana. El desenlace de estas negociaciones marcará no solo el futuro inmediato de Ucrania, sino también el rumbo de la seguridad europea en los próximos años.



Publicado en EMBAJADA

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