Columna | P u l s o P o l i t i c o Los aspirantes a ser candidatos “independientes” a la presidencia de la república: Armando Ríos Piter, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón el Bronco, fracasaron en su intento de aparecer en la boleta del primero de julio próximo, para ser votados. Bueno, parece que Margarita Zavala si figurará en la lista de aspirantes, pues tiene suficientes apoyos para eso, pero los demás no. El Instituto Nacional Electoral, encontró muchas inconsistencias en las firmas recabadas por los tres aspirantes. El menor número estuvo en las entregadas por la señora Margarita pero aun así fueron numerosas. Y no es que los aspirantes haya jugado sucio, hayan hecho trampa, sino que esas firmas falsas, fueron consecuencia del sistema empleado para recabarlas. En un país de tramposos como el nuestro, los aspirantes tuvieron que dejar el trabajo de recolectar las firmas necesarias para su postulación y registro, en manos de gente contratada para tal efecto y éstos por diversos medios tuvieron que cumplir su cometido o de lo contrario no percibirían el pago por su trabajo. Los firmantes para ganarse una “lana” consiguieron diversas identificaciones, algunas falsas y otras repetidas,…

Para identificar claramente lo que es la guerra sucia en campañas electorales, considero conveniente citar una parte del texto del libro “La Guerra Sucia en Campañas Electorales” de Andrés Valdez Zepeda: ganar o conservar el poder político implica una buena dosis de astucia, creatividad e inteligencia, no solo para obtener los votos que se requieren para construir mayorías electorales estables, sino, sobre todo, para derrotar a los adversarios. Las campañas negativas, cuyo objetivo central es vencer a los opositores, se han convertido en prácticas privilegiadas de los partidos y candidatos que disputan un cargo de elección popular, a pesar de las restricciones normativas. Este tipo de campañas adquieren el adjetivo de negativas porque se centran en hablar del adversario, generalmente en contra, en lugar de hablar sobre las fortalezas o propuestas propias.Lamentablemente para nuestro país la guerra sucia en la política mexicana, ha sido en los últimos tiempos un instrumento del marketing político que ha tenido un éxito rotundo, pues se usa como estrategia para debilitar, desprestigiar y vulnerar al contrincante político, olvidándose de plantear propuestas coherentes y funcionales para el desarrollo de una sociedad mexicana, con una necesidad imperiosa de ellas.Por ello, es común ver y oír en los…